Guadalcanal año 1956
MEMORIA AGRADECIDA. Mi primera maestra, Doña Paquita. Ella tuvo mucha “culpa”. No lo dudo. Tuvo mucho que ver en que yo sea cura. En una ocasión -¿varias?- hizo, de una hoja de papel blanco, una imitación de la forma grande, como la de las misas, y estando junto a ella, yo la alzaba ante toda la clase.
Ella, muy amante de la Eucaristía, asistió al Congreso Eucarístico de Barcelona del año 1952; volvió muy contenta; yo tenía siete años. Aquel Congreso nos dejó el himno “De rodillas, Señor, ante el sagrario…”.
Impulsó “los Niños Reparadores”; cantábamos al ir a la Parroquia el himno: “…vamos niños al Sagrario que Jesús llorando está, pero viendo tantos niños muy contento se pondrá…” También alentó la devoción a la Virgen; una imagen de la Virgen Niña estaba en el aula.
Ella me enseño a leer muy bien, a escribir y los primeros números; y,
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