Guadalcanal año 1952

EL CAMPO DE AYER

Memorias de un observador

La lectura hace al hombre completo.

La conversación lo hace ágil.

El escribir lo hace preciso.

                                                                          Francis Bacón                                                          

Cuando me comentaron que podría escribir algo sobre la historia reciente de Guadalcanal observé que poco se había escrito sobre la vida agrícola de un pueblo que lo fue y removiendo los escombros de mi memoria procuraré cumplir con el reto, intentaré encontrar capítulos de interés por lo que a su pérdida se refiere, sin adjetivos. Aunque sí hubo una cierta relevancia industrial, sirva como ejemplo que de las siete primeras extractoras de aceite de orujo de la provincia, dos estaban en Guadalcanal, donde además existían fábricas de jabones, de harinas (que recuerde tres), contando con la presencia de empresarios emprendedores que por la década de los 20-30 se les denominaban los 12 apóstoles. Sin embargo, la vida agrícola constituyó la principal economía del pueblo, entonces igual que ahora, aunque los tiempos han cambiado. Los datos que expongo son fruto de observaciones, de mi memoria y de algunos datos recopilados en libretas, en las que suelo escribir, por no extender el escrito con recopilaciones de entrevistas o consultas de archivos, por lo que pocas cosas narraré de antes de los 50. A lo largo del texto, hasta el final, observarán los lectores cierto pluralismo metodológico, no se preocupen, todo juega el mismo papel, el de realizar una apertura histórica hacia la vida agrícola, sin ánimo de realizar un esfuerzo analítico por parte, tanto del autor, como del lector, aunque sí, tal vez, el de su relectura.

Recordemos que un tiempo, sin memoria y sin historia, conduce a una pesadilla y de alguna manera nuestro comportamiento, olvidándolas, nos aleja de la naturaleza, ya lo leeremos. Desde una óptica determinista podríamos decir que el futuro está dado, pero ello es solo una visión concreta de las cosas; las personas adultas y libres tienen la capacidad de elegir libremente entre varios caminos de acción, y su elección se alimenta del conocimiento de la historia, que no debe ser un mero museo arqueológico del pasado, sino, insisto, una guía para elegir un determinado camino, por tanto, no necesariamente el presente es fruto del pasado. Hoy se vislumbra el hecho de que el presente está guiado por los medios de información -lo que no sale por la tele no existe- y la historia que se nos divulga está “vigilada”, forma parte de la <<obsolescencia programada>>. La historia, como la medición, tal es mi caso, guarda un papel atribuible al observador, de esta manera, cierto grado de irresponsabilidad y subjetividad nos aleja de la formulación (y conocimiento) de las leyes de la naturaleza, lo que nos acerca a una sensación, la de que olvidamos el comportamiento natural, ampliando las variables no predecibles de la presencia de nuevos fenómenos naturales, y alejándonos consecuentemente de la naturaleza, lo cual es especialmente delicado para el mundo rural y , cómo no, para el medioambiente.

Para una vuelta atrás reflexiva nos referiremos a una retrovisión, o recordatorio concretado en las faenas agrícolas perdidas con el paso de los tiempos. En Guadalcanal existía una agricultura de montaña de acuerdo con su geografía e influenciada, como en todos lados, desarrollada por el paso del tiempo, de forma que aquella agricultura de posguerra evolucionó poco a poco hasta desembocar a otra más de acuerdo con los tiempos, esta llamada modernización trajo consigo el abandono de hábitos y faenas largamente empleadas, el cambio fue implacable e imparable en todo el mundo rural, estando acompañada de una fuerte emigración a las regiones industrializadas, a los servicios, e incluso al extranjero. Las formas de producción cambiaron, pero dudo que la presencia de nuevos tiempos fuera certeramente encauzada; fueron tiempos en los que se inició la mecanización, aunque lenta, la presencia masiva del automóvil fue por delante. En Agricultura a finales de los 50 y en la crucial década de los 60 las recomendaciones del Banco Mundial y la acelerada industrialización de España, con los Planes de Desarrollo, llevaron al mundo rural a un vacío, calando ideas como las del cercado de fincas y una necesaria y drástica disminución del empleo de mano de obra, solicitada en otros sectores productivos que el primario, lo que llevó a un rápido abandono de explotaciones, que cayeron en una desaparición de ideas sustitutivas por la falta externa de orientación proveniente de la Administración. Muchas fincas se plagaron de monte bajo y maleza, sin otra alternativa que la caza como panacea y solución y la recomendación de introducir ganado vacuno, por su menor empleo de mano de obra, en una agricultura de montaña con pocos recursos naturales para ello. Estas recomendaciones están hoy en entredicho, con una duda más que razonable sobre su viabilidad económica. En Guadalcanal una tabla de salvación fue el no abandono total de su olivar, como ocurrió en pueblos próximos como Cazalla, sirviendo hoy de importante, o casi única, fuente de ingreso, quedando, eso sí, a merced de los altibajos de los precios del producto. Otras fuentes locales de ingresos en otro tiempo como la siembra de cereal están hoy muy decaídas, de forma, que tanto sus costumbres, vocablos y aperos han caído en desuso. Pasaremos a una descripción por labores concretas y en algunos casos de sus vocablos olvidados.

EL CEREAL. Se resumen sus simientes más empleadas fueron en cereales: trigo, cebada, centeno, avena y en leguminosas: veza, habas, yeros, altramuces y garbanzos. Las faenas comenzaban con la preparación de la tierra, seguida de la siembra y finalizaba con la recolección. La preparación comprendía varias faenas: el alzado o barbechado, lo más profundo posible, de la tierra virgen para aflojarla y oxigenarla el año anterior a la siembra, se efectuaba generalmente en enero o febrero, cuando la tierra tendría tempero para un menor esfuerzo de las bestias, generalmente mulos y en menor medida bueyes y asnos. Posteriormente vendría la siguiente labor o bina, ya en primavera eliminando las hierbas y posteriormente la siembra ya en el otoño, comenzando inmediatamente después de la feria de septiembre por la lentitud de los medios y una vez finalizados los contratos de temporada para el personal a los que se les llamaría “acomodados”. El arado se efectuaba generalmente con vertedera reversible que se conoció en el primer tercio del siglo XX, y al que había que reparar frecuentemente en las fraguas de la localidad, más frecuente los escoplos a los que había que “aguzar” y añadirle material. Para estas labores a las bestias se las vestía de herraduras y se rebajaban cascos después del descanso del estío, para ello existían dos “bancos” en la localidad. Si el tiempo era lluvioso los hombres usaban aquellos capotes de hule con el sombrero forrado del mismo hule. Después de la siembra se solía pasar la grada de pinchos o un tablón con una fila de pinchos denominada “máquina”, por lo que a esta operación se le denominaba maquinar; se podía efectuar una labor previa a la siembra denominada cohecho, para dejar la tierra bien suelta (hacer buena cama) de ahí el refrán “hazme buena cama y me entierras con una retama”; previa a la siembra se preparaban las amelgas, separadas de 7 a 9 m, para orientar la siembra a mano con la collera al hombro y con un ritmo acompasado de paso y puñado, enterrándose casi siempre con gradas para que el grano quedase somero. Posteriormente si el tiempo venia yerboso se procedía a la labra en primavera. Por último ocurría la siega, la era, y el almacenaje del grano por un lado y la paja por otro; se preparaba y separaba el mejor grano que se cribaba para la siembra siguiente a veces regado con un fungicida, se guardaba grano y paja para los animales de trabajo y el resto se llevaba al Pósito, hoy Hogar del Pensionista. La siega era una labor fatigosa, para ello se utilizada la hoz, tal vez la herramienta más simbólica del trabajo en el campo, se realizaba a final de primavera ya en tiempo cálido, llevada a cabo en cuadrillas, con el zurdo, si lo hubiese, a un extremo para evitar problemas de corte con la hoz. Los artilugios utilizados en la siega eran: el mandil o antepecho corto hasta la entrepierna de lona de costal; el protector del antebrazo de la hoz generalmente el derecho, que protegía incluido el dedo índice con un dedil; la burra protector del antebrazo izquierdo que aguanta lo segado; la manija articulada entre la burra y la zoqueta; las zoquetas generalmente de madera o madera y cuero, que protegían los tres dedos, corazón anular y meñique de ambas manos; los dediles que protegían los índices de ambas manos. El segador iba llaveando el corte efectuado por la hoz para acumularlo en el brazo izquierdo hasta formar las gavillas y el haz Se preparaban los vencejos para el amarre de los haces, las gavillas formaban los haces que se colocaban en fila o en cuadrados, en general apilados, para facilitar la carga y el traslado a la era con los carros, zorrillas (carros de lanza más anchos y bajos, con ruedas de menor diámetro) ambos de lanza, con las estacas correspondiente para incrementar la carga, asegurada la misma con el cintero y para las bestias se usaban grandes angarillas propias para ello. Generalmente las cuadrillas que comían en común, disponían del ranchero que preparaba la comida. La era se situaba generalmente en alto, en algún otero, para facilitar el viento y en lugar despejado. En la era se preparaba la parva, circular, rodeada de haces a los que no se les quitaban en principio los vencejos, pero si a los de dentro y colocados a favor del paso y recorrido de las bestias para evitar daños en las patas, estas se colocaban en una o más filas dependiendo de su número, las más jóvenes y ligeras y las yeguas en el extremo, o punta, donde el recorrido era mayor; El trillador, en el centro de la parva, disponía de un látigo que a menudo restallaba en el aire por detrás y sin tocar a las bestias; era necesario cantarles para distraerlas en las horas de más calor, las mejores para la rotura y trituración del bálago, siempre se evitaba para esta faena de la trilla la blanda matinal.

Yo tengo algunas anécdotas personales de esta labor, cuando trillaba, me recomendaban el cantarle a las bestias, ¡cantales, cantales¡ me decían y yo tenía para eso una chuleta con algunos cantos, pero del que me acuerdo dice lo siguiente a esa yegua de punta le gusta el grano, adelanta y no comas que viene el amo, es cierto que cuando le cantabas orientaban las orejas hacia ti para escucharte y a veces, citaba el nombre de alguna que reconociéndolo volvía las orejas hacia mí y eso me gustaba. También se solía utilizar el trillo de filas de ruedas dentadas como cuchillas, con su asiento y el gancho trasero que removía la paja, con cuidado que el trillo no llegase a dar en las patas de las bestias al salirse de la parva, los trillos más modernos disponían de una palanca para frenarlo o remover la paja. Se le daba la vuelta a la parva para la rotura por la parte baja de los haces y al final se amontonaba el bálago para la limpia del grano que se hacía a mano con los bieldos si había marea o a máquina -aquellas Ajuria, disponían de diferentes cribas según el grano a limpiar, el cajón de las granzas, las había con distinto tamaño según la numeración- se venteaba en ellas a mano con la manivela o con motor, no me gustaba mucho darle a la manivela, porque me decían ¡más rápido, más aire quiero¡ Como yo era el más joven, un oficio que hecho con largueza es el de aguador, repartiendo latas de agua y a veces de vino, sobre todo en el descorche, en este ultimo llevaba el agua en un burro con aguaderas de madera, de cuatro cántaros, pero de vez en cuando tenía que reponer el agua, que por cierto, nunca estaba cercana, usaba indistintamente cántaros lebrijanos blancos de cuello alto, de los del pueblo rojos y zaleas más oscuras y de cuello corto. Limpio el grano, se llenaban los costales largos para el traslado en bestias, o sacos y costales cortos si se hacía en carro; el grano se medía con la cuartilla enrasada con el rasero o rodillo que se pasaba por la parte superior, cuatro cuartillas una fanega de diferente peso según el grano. La paja se trasladaba a los pajares en barcinas, si era con bestias, o en carros provistos de red; en casi todas las casas se recogía paja para los animales de trabajo. En Guadalcanal eran espectaculares las carretas de Joropo por la cantidad de paja que porteaban. Toda era se acompañaba del sombrajo, con su cántaro de agua colgado en alto y el fuego del guiso cercano, rodeado de un círculo de piedras para evitar la propagación de fuegos, en general dormía una persona para la vigilancia, el aperador controlaba los avíos para el rancho y era portador de las aliaras o par de cuernos terminados con sus tapones, enlazados con una cadena, a modo de vasija para el aceite y vinagre (para el gazpacho) y otro más pequeño cortado por ambos lados del cuerno para la sal, este con tapadera. Una pesadilla en la era consistía en el tamo, ese polvo que se pegaba al cuerpo con el calor y que picaba, algunos, como mi padre, se colocaban un pañuelo alrededor del cuello para evitar su introducción con el sudor bajo la camisa. En la era se utilizaban herramientas tales como los rastrillos de dientes de madera, de menor o mayor tamaño, bielgos, menores que las bielgas usadas para la paja, las cuartillas, palas de madera, rodos de madera, escobas de era, horquillas (más fuertes, que se usaban para el manejo de los haces). En Guadalcanal existían tres grupos de eras comunales: en el Coso, Las Erillas y las cuatro del camino de las eras, destinadas a las senaras de los huertos que rodeaban al pueblo. En verano veíamos pasar por el Coso al único tractor existente en el pueblo el International de la Torrecilla alimentado con petróleo, que traía el grano al pósito.

Anteriormente a la siega del cereal se efectuaba la del heno con guadaña, sembrado en las heneras o en los huertos, o era segado como forraje para alimentos de ganado, tanto vacuno de leche, como caballerías. En principio de empacaban con máquinas manuales de madera manejadas a mano, hasta la llegada del tractor y la arrastrada empacadora mecánica. Los carros que existían eran: los volquetes de varas, los carros y zorrillas de lanza y los carros de vara.

GANADO. Los más frecuentes eran el ovino y de cerda y en menor grado el cabrío y vacuno. Yo conocí las piaras de cerdos del Concejo, no así las de ovino y caprino, pasaban por la cava de recogida como una exhalación, conducidas por el látigo del porquero y los perros careas, era el porquero un hombre alto y enjuto que vivía en la faldriquera de la calle Sevilla. Guadalcanal en esas fechas carecía de dehesas concejiles lo único que quedaban como terrenos públicos para los piareros, que yo conociese, eran los descansaderos de El Cristo, otro el más amplio desde detrás del cementerio hasta cerca del arroyo San Pedro, donde pastaban algunas de las piaras de ovejas que se pelaban en el pueblo y que se comunicaba con las Erillas por el camino de la Serenita, donde radica la fuente Juan Blanco y en El Coso. En la Cava mi abuelo Paco “el practicante” se sentaba en el poyo que tenía la casa para subirse a las bestias, regaba la tierra próxima para evitar el polvo del verano y charlaba con la gente que en gran medida pasaba por la Cava donde además muchos descargaban el zumaque en el cuartón de Parrón, desde donde iba por tren a Cataluña para emplearse en el curtido de pieles; a veces, mi abuelo, colgaba los terreros de los perdigones a la sombra, frente. El poyo fue desgraciadamente destruido en la última remodelación de la Cava en el 2009, 25 años después del primer cementado dirigido por José Palacios en 1984.

Existían por entonces criaderos de cerdos en diversas fincas, recuerdo algunos como los del Cotillo, la Torrecilla, la Jayona, Cerrato-López, la Plata y otras más; los cerdos aprovechaban el “hueso” en los olivares, las rastrojeras y esencialmente la bellota que al principio de temporada se vareaba con el zongue, una vara larga a la que se le unía otra más corta con un cuerda o tira de cuero sin curtir.

A mediados de los 60 apareció la epidemia de peste porcina africana que tanto daño causó a la cabaña de cerdos; en la década siguiente aparecieron los primeros cerdos precoces, como el Duroc-Jersey y posteriormente las granjas de “blancos” como los Landrace o Largewhite. El ganado más abundante era el ovino, de larga tradición en Guadalcanal, desde donde se efectuaron los últimos transportes de trashumancia por ferrocarril hasta las tierras del norte, existía en Guadalcanal buena tradición de pastores y en verano llevaban, en algunos casos, el hato y piaras a la campiña andaluza o extremeña para el agostadero. Adolfo Rivero me contaba que él las llevaba por Lora del Río hasta Carmona por una cañada Real paralela a la carreta que transcurre entre los dos pueblos. En la época a la que nos referimos existían lobos que hostigaban al ganado cuando se careaban las piaras de ganado, yo los vi en cierta ocasión en Dos Hermanas, San Antonio, y viniendo de la Parrilla las bestias los olfatearon por el camino de Toribía y claramente se intranquilizaron, por lo que mi padre comento la presencia cercana de lobos; en cierta ocasión mordieron a un asno del capataz de la carretera, que tenía junto a una yegua; en otra ocasión vi una muerta junto a la fuente de la plaza, otro en un burro de una persona en mi calle, que pedía una ayuda económica por las casas, y en otra ocasión al inicio de la cuesta de la Legua, desde Alanís, de noche en las Umbrías porque se averió el coche de Remujo que nos traía del Pinto, los oíamos aullar desde la ventana poco abierta del coche, con bastante miedo, por cierto.

Las ovejas se guardan en la red, en mi casa las preparaba mi padre en la Cava, la red se empleaba para majadear las fincas por su traslado frecuente, de las estacas con sus puntas, que se clavaban con ayuda de la aguja y la porra de madera de ellas colgaba la red a la altura aproximada de 1 m, al traslado de la red acompañaba el de los chozos cobijo de pastores y los catres para dormir en el jergón y para sentarse, fabricados con el entramado de madera cubierto de paja de centeno y a veces una red para proteger la cubierta del aire, por la mañana al careo, hoy por aquí y mañana por allá acompañado de los careas y los mastines. El mayor trabajo con este ganado, es el ahijar los borregos y apoyar a los más endebles o a los que se le moría la madre los borregos se criaban en el campo, sobre todo en primavera y apenas se utilizaba pienso y paja. Recuerdo la primera epidemia de lengua azul en la década de los 50, con el único remedio era que se bañaba el ganado en un bidón con zotal. Del mismo modo que en el ganado de cerda, también aparecieron ya casi en los 80 el ganado ovino precoz para mejora de las canales de los corderos, como el merino precoz, los fleichsaf, lanchachf, romanof, charmoise, berrinchon du cher

El ganado vacuno, o mayor, no fue abundante en el término hasta la aparición de las cercas, siendo las retintas el vacuno más abundante, casi únicas, otras razas autóctonas españolas como las moruchas, avileñas, rubia andaluza, cacereñas, etc. no eran conocidas, posteriormente vino la llegada de razas precoces de origen foráneo como las razas charolais, de color blanco, las limousin, de color rojo pálido o canela o la pardo alpina de color marrón.

Como complemento y en paralelo a la producción de los huertos y huertas existían abundantes vaquerías, promocionadas y mejoradas con la aparición de las terneras frisonas procedentes del norte de España. Otras producciones aparecidas a partir de los años 60 fueron derivadas de la llegada de gallinas ponedoras como las blancas leghorn. Los pollos de engorde, los broilers, los conejos gigantes, estas producciones venían paralelas a la llegada de los piensos compuestos denominados genéricamente CATYD, con piensos específicos para cada ganado y edad –cerda, vacuno, gallinas, …crecimiento, engorde,…- y aunque siendo una marca concreta era la más conocida, con unos precios orientativos de la época de los 60, de una media de alrededor de 7 pts./kg; muy conocida era la casa “La Cabaña” pionera en la introducción de estos productos, radicada en la Plaza del Duque, nº 8 de Sevilla. También a finales de los 50 apareció el insecticida DDT para la lucha contra los parásitos: pulgas piojos, garrapatas y la lagarta de las encinas a las que se espolvoreaba de noche con ayuda de máquinas-ventiladores porteadas a mano.

Del ganado cabrío existía una cabaña no muy extendida, eran cabras de monte, no aparecieron por aquí las de raza florida o campiñera, más lecheras, que se ven en gran número por Cantillana pero sí hubo dos explotaciones de negras granaínas o murcianas, no lo recuerdo bien, tanto en la dehesa Boyal de J.L. Fontán como en la explotación de Cerrato-López estas eran más bien de explotaciones estabuladas. Existían piaras mayores de cabras en las fincas los Castrejones y en la Sierra del Viento, y otras de menor cuantía; la cabras de monte no pueden ser de grandes ubres por el daño ejercido en ellas por el monte bajo. Actividades asociadas a la ganadería son las matanzas, la esquila y la producción de quesos.

Las matanzas, en este caso, nos referimos a las de ambiente familiar; se efectuaba generalmente al final de la cogida de la aceituna. El día anterior se pelaban los ajos; desangrado el cerdo y chamuscado con aulagas se preparaba la muestra para su análisis de triquina por el veterinario, una vez que era colocado el cerdo en la mesa para descuartizarlo: tocino, cabeza, magro, jamones, paletas, lomos, costillas; se picaba la carne para los embutidos –salchichón, salchicha, chorizo, morcilla,…que se aliñaba en cada caso de forma específica y posteriormente a las probadillas se llenaban las tripas, las del cerdo se lavaban en el matadero situado en la actual biblioteca, -en Guadalcanal hubo siempre matadero hasta el anterior consistorio del actual, que le dio de baja para pasar de ser un bien productivo a otro inflacionista como almacén de material y herramientas del PER, perdiéndose la opción de utilizarlo para una posible quesería aprovechando sus cámaras frigoríficas-. Una vez llenada la longaniza se colgaba en varas para su curación y los jamones y tocino se enterraban en sal, con lo que finalizaba la tarea.

La esquila, habitualmente de ovejas merinas las existentes en Guadalcanal, se llevaba a cabo en primavera, y era necesaria para proteger al ganado de los calores del cercano verano, se llevaba a cabo con tijera por las cuadrillas de peladores (la de Guitilla entre otras) generalmente se pelaba en el pueblo por la carencia de medios de transporte a las fincas lejanas, excepto a las que tenían tribunas para pernoctar. Las ovejas empioladas se las acercaban los ayudantes atadores a los peladores, que también recogían los vellones que pesaban alrededor de tres Kg. de media; en el mejor de los casos un pelador esquilaba 50 ovejas al día; en 1963 ganaban 8 Pts. por cabeza; la lana bajó de precio desde 1000 pts la @ en 1960 a 600 en 1963.

La pela de los “mansos” –auténticos ayudantes de los pastores, junto a los careas que generalmente eran los perros de agua- requería cierto arte dejándoles penachos de lana en la cruz y adornos en los lados, portaban en la cabeza una especie de jáquima cuyo nombre no recuerdo y un cencerro de sonido particular. Importante era la labor de los zagales aplicando el “moreno” en los cortes. Recogida la lana y terminada la faena los peladores marchaban con prisas a otra piara y al ganado se le marcaba con pintura negra, alquitranada, era el repego con el hierro característico de cada ganadería. Las borregas/os del recrío se pelaban al mismo tiempo y al igual que los carneros se distribuían por igual entre los peladores porque requerían diferente esfuerzo.

Los quesos, el aprovechamiento principal de las cabras eran los quesos; después del parto se ordeñaban las cabras, se efectuaba el preparado de la leche en el recipiente a emplear añadiéndole el cuajo natural o el vegetal de la flor de cardo, que se mezclaba con la leche con ayuda de una agitador hecho con un palo y un corcho circular con estrías al final del mismo, se desarrollaba el proceso de fermentación a una cierta temperatura para acelerarlo. Al cabo de pocas horas se agitaba para separar el cuajo del suero, separando a continuación la mayor cantidad de suero posible; con un cazo de orificios se separaba la cuajada y utilizando los cinchos, tanto de esparto como los metálicos se prensaba la cuajada con las manos en el interior de los mismos, que acabados, se iban colocando en el inclinado entremijo (tabla alargada con estrechamiento y guía de líquidos su parte final) para que escurriesen a medida que se iban completando en una cuba colocada bajo el entremijo; para finalizar, se colocaban en una tabla y se salaban, dándoles la vuelta a diario hasta que se endurecían ya fuera del cincho.

Si se requerían curados deberían dejarse en las tablas al menos un mes, dándoles las vueltas correspondientes. Al cabo, se produce una fermentación generalmente de acuerdo con las características de la bodega, al cabo de 2 a 3 meses una vez endurecidos se untaban con manteca, aceite, pimentón o parafina. Para esta elaboración se evitaban los calostros o primera leche posparto por el exceso de grasa o leche más gruesa que incluso no se utilizaba para la venta, sino para el alimento del recién nacido.

CARBONES Y CISCOS. Después de la tala de encinas y olivos se recogía la leña transportándola con los garabatos sobre las bestias, utilizando la menuda para el cisco y la gruesa para carbón elaborado en los boliches, si eran troncas gruesas se fraccionaban con las cuñas y se cortaban con serruchos manejados entre dos personas, pues entonces no se conocían las motosierras; para el carbón se ordenaba la leña bien apilada con las toberas y troneras ordenadas para la combustión incompleta, se cubría con el enchascado y jarasca para impedir que la tierra bajase entre los troncos dificultando la combustión y luego la tierra encima. Era un oficio que requería destreza ya que debía ser vigilado para evitar la combustión completa o el apagado prematuro, dándole más o menos espiche, y sobre todo, evitando la aparición de grietas en la cubierta por las que podrían originarse procesos no deseados, al final se hacía bajar la bóveda de tierra pisando para ir acabando la operación, era la operación más delicada para no hundirse si había algún vacío provocado por una combustión completa de la madera hasta cenizas. Acabada la faena, se separaba por calidad y el material fino del grueso y algún que otro elemento sin quemar, se dejaba enfriar esparciéndolo y se cargaba para el transporte en seras de esparto. Estaba listo para el uso en infernillos, planchas, fraguas y otros menesteres. El cisco se elaboraba con la menudencia y ramas quemándolas parcialmente en candelas controladas esparciéndoles agua; una vez frío y con la precaución de que estuviese bien apagado se cargaba en sacos, un punto no apagado reiniciaba la combustión y la consiguiente pérdida; se utilizaba como calefacción casera en camillas, con la precaución de que no tuviera tizos que podrían provocar la presencia del venenoso monóxido de carbono, que tantas desgracias personales ha provocado. Otros combustibles, aparecidos desde finales de los 50, son el petróleo que lo vendía Carbajo en su tienda, los infernillos de petróleo y los quinqués para iluminación, disminuyendo el uso del carbón en los hogares, posteriormente apareció el butano y también multiplicándose el uso de las gasolinas y gasóleos paras automoción.

LAS HUERTAS. El gran número de ellas hacían honor al nombre árabe de la población, Guadalcanal (nacimiento de río) sus productos hortofrutícolas se empleaban para autoconsumo o para exportarlas a las poblaciones de la vecina cuenca minera extremeña; el transporte a esos centros de consumo lo llevaban a cabo los valverdeños que tradicionalmente se dedicaban a esos menesteres de compra-venta. Los frutales eran simplemente: peros, bruños, membrillos, guindas para el aguardiente –para Cazalla o las fábricas locales de los Fernández o los Porras, nueces, almendras, melocotones. Las hortalizas eran: tomates, pimientos, berenjenas, batatas, coliflores, coles y sobre todo patatas. Como complemento a las huertas existían gran número de vaquerías fomentadas en la década de los 60 con la llegada de las terneras del norte de España, tanto frisonas como de otras razas lecheras pródigas en producción de leche. La presencia de huertas iba acompañada de la correspondiente alberca –para deleite del baño de menores en verano-, se llenaban generalmente con las norias y manantiales, hasta la llegada de las motobombas, PIVA, CAMPEÓN y los DITER, se aumentaron las siembras de alfalfa para el ganado con la consecuente presencia del riego por aspersión, de las motosegadoras y abonados ahora más generalizados, ya que en los 60 se montó la fábrica de Abonos Sevilla en la zona portuaria, de la empresa Explosivos Riotinto, que junto con la fábrica de SA Cros de S. Jerónimo aumentaron la oferta de fertilizantes.

MAQUINARIA. Al hablar de maquinaria en la década de los 50 diremos en primer lugar que en Guadalcanal era muy escasa, la más abundante era la empleada en los molinos de aceite; eran escasos los medios de transporte, tan sólo el camión de Quintero, y el de los García, por la fecha aparecieron los primeros LAND ROVER SANTANA de la casa METALÚRGICA de SANTA ANA (Linares, Jaén, que inició su cadena de montaje en 1957) y los tractores EBRO (Ford Motor Co. Barcelona), SACA (Bellavista, Sevilla) y HANOMAC-BARREIROS (Villaverde, Madrid) Lanz Ibérica SA; de fabricación nacional bajo licencia. En Guadalcanal aparecieron tractores-goma de dichas marcas en los años sesenta, aunque pocos y algunos tractores-cadena. Un recordatorio aparte merece la fabricación de maquinaria agrícola cuyos productos eran casi desconocidos en la Sierra Norte. En la posguerra existía en España un “cupo de material siderúrgico” condicionante para la fabricación del material mecánico necesario para una deseada modernización agraria e industrial y que dio lugar a una discriminación importante en la futura industrialización general de Andalucía y la consiguiente mecanización agraria, como se observa en la tabla siguiente; en la parte alta de la tabla se muestran las mayores industrias agromecánicas nacionales, y en la parte inferior los porcentajes totales de material siderúrgico (hierros y aceros), para todo uso, asignados a las seis regiones de mayor cupo en España en 1957[1]. El sector de maquinaria agrícola entró en España en una profunda crisis a comienzos de los años sesenta, coincidiendo con el fin de la agricultura tradicional, sustituyéndose el trabajo humano y la tracción animal por la mecanización.

  EmpresaLugar que ocupa por empleadosNº trabaja-doresCupo en Tm% del cupo nacional
Ajuria SA; Vitoria1.0481.4008,74
Metalúrcica de Santa Ana (Linares, Jaén)6212501,56
SACA (Sevilla)5092001,25
José Trepal (Tárrega, Lérida)3672,29
Hijos de Ángel Moreno, (Egea de los Caballeros , Zaragoza)3302,06
AGROMETAL (Miranda de Ebro, Burgos)3031,89
  Cupo por regiones  Cupo en Tm% del cupo nacional
Total Andalucía7985,0
Total Castilla-León2.25814,8
Total Aragón1.87411,5
Total Cataluña1.59710,0
Total País Vasco5.94137,1
Total España16.012100
Fabricación de SACA Sevilla (1947-1956) (unidades)19471956
Arados de tracción animal3.288475
Arados de tracción mecánica152573
Gradas de tracción animal6900
Gradas de tracción mecánica0432
Cultivadores de tracción animal8481
Sembradoras de tracción animal240

                       Fuente: Anuario Estadístico de la Provincia de Sevilla (1957), p. 401.

De acuerdo con los datos deducimos la dificultad de la industrialización, no sólo del campo andaluz, sino en general, de la industrialización total de Andalucía, lo que daría para un análisis más exhaustivo. SACA, en Bellavista (Sevilla) es la excepción, montó sus primeros tractores en 1960 gracias a un acuerdo de colaboración con la filial británica de Internacional Harvester Co. de los Estados Unidos, pero siete años después se encontraba en proceso de liquidación.

MADERAS Y CONSTRUCCIÓN. Existía abundancia de madera de chopo, nogales y castaños en huertas, arroyos y umbrías, se utilizaban preparadas en las aserradoras –en una de ellas se fabricaban sillas con madera de castaño-, suministradoras de madera para la fabricación, en las correspondientes y abundantes carpinterías, de muebles, puertas, ventanas, carretillas, panelones para el ganado y para lavar a mano, paneras para lavar (su nombre deriva del tejido de pana por sus ondas), cancillas para cercado y corrales, pipas para transportar agua, reparación de carros, zorrillas y carretas, etc. Otros oficios y talleres existentes en el pueblo y relacionados con los productos del campo o sus infraestructuras eran: esparterías para elaboración de las cubiertas de los aparejos, serones, aguaderas (después aparecieron materiales de goma), seras, capachos para la aceituna, capachetas o quincanas para portar la merienda, esteras para limpiar la suela del calzado cuando la lluvia, etc. Talabarterías, o talleres donde se trabajaba el cuero para la preparación de colleras, cabezadas, barrigueras, jáquimas, cinchas, aparejos, trastes para la arada y los carros, reparación de costales, protectores para los segadores, ya citados; curiosamente una familia de talabarteros tenían el sobrenombre de baldés, diminutivo o andalucismo de baldeses que era como se llamaban las bolsas de cuero usadas para el transporte del mercurio (líquido) desde Almadén a Nueva España (¡significativo!). Fraguas, eran varias las que se dedicaban a la fabricación y reparación de las herramientas agrícolas como clavos, hachas, azadas, picos, rastrillos, arados, gradas, etc., además de otros utensilios del mundo rural, soldaban con calor y a golpe de maza en las bigornias y su habilidad se puede observar en las rejas por ellos construidas y según se cuenta, no recuerdo donde lo he leído, López de Ayala donó a la catedral de Badajoz unas grandes y artísticas lámparas, algunas de las cuales fueron elaboradas en Guadalcanal, otro detalle de ello es la cerrajería existente en las capillas de la parroquia, mas artísticas que les existentes en los pueblos vecinos; téngase en cuenta que en Guadalcanal existió desde siglos atrás una vasta y avanzada explotación minera con la necesaria infraestructura de fraguas, fuelladores, ademadores,… que dejarían, sin duda, su huella en la población, aunque Guadalcanal en el presente haya olvidado la presencia de tan importante acontecimiento histórico-minero, sobre el que parece que la resguarda una pesada losa. También apareció la primera industria metálica SERNA para la fabricación de utensilios para el ganado como son los comederos y bebederos. Tenerías, las pieles de animales se curtían en la tenería, cuyo dueño, Pepe Baños, estuvo, como contaba, en la guerra de Cuba, situada por debajo del matadero, ambos regados con el rebose de la fuente de la plaza. Zapaterías, los productos relacionados con la agricultura de estos artesanos eran las botas y polainas u otros artículos de cuero, en los años 60 aparecieron las botas Segarra, y los botines, desapareciendo casi por completo las alpargatas con suelo de goma y de esparto. Construcción, los materiales empleados en la construcción en la España de posguerra provenían de los recursos naturales, preparados en serradoras, hornos de cal, tejares y alfarerías. En Guadalcanal existía una calera fija en las Erillas donde a alta temperatura se transformaba la piedra caliza o carbonato cálcico (CaCO3) en óxido de calcio (CaO) empleado para el blanqueo una vez apagado con agua (y convertido en Ca(OH)2), o para la construcción y unos tejares para la producción con arcilla de baldosas, tejas y ladrillos, que eran dirigidos por familias conocidas como Llano, “Capellanes”, existiendo también dos alfarerías para la construcción de instrumentos de barro cocido para guisar o vasijas para agua: pucheros, cantaros, pipotes, macetas, cantimploras etc.; el combustible empleado para el cocido del barro, derivaba corrientemente del desmonte o eliminación del monte bajo: jaras y retamas, arrancados con los temidos y pesados “azadones de rayo” labor que generalmente se efectuaba en las tierras que se sembrarían el año siguiente por los colonos o yunteros que sembraban parcelas cedidas en fincas, por un tanto del grano, o simplemente por el desmonte, los materiales eran transportados por los arrieros, oficio este último asociado a familias habituales, al menos dos arrias he conocido y que también alimentaban de combustible a las panaderías. Por la época a la que nos referimos los materiales para la construcción eran esencialmente la piedra para cimientos y bajos y la tapia para zonas más separadas del suelo –de tierra húmeda apisonada entre tablones-, las piedras se recogían del campo o de canteras y se transportaban con las pedreras de madera por las bestias. Los techos se construían con maderas casi siempre de castaño, alfajías de madera y ladrillos finos entre alfajías sobre los que colocar las tejas árabes, solía ponerse un suelo muerto de barro entre el ladrillo y la teja para aislar del calor.

OLIVAR. En los años 60 apareció la fiebre del “oro verde”, el verdeo, se acercaban al productor corredores agentes de compradores con apellidos ilustres como Medina-Garvey o el marqués de Marchelina, supuso un boom el incremento del uso de la aceituna de verdeo por la divulgación de la biotecnología del entamado, desarrollada por el departamento de “aceitunas verdes y negras” del Instituto de la Grasa dependiente del CSIC, creado y dirigido por el Dr. D. Juan Martínez Moreno allá por mediados de los 50, el departamento de las “verdes” fue dirigido por el Dr. D. José Mª Rodríguez de la Borbolla Alcalá. Sin embargo, el más extendido de los productos del campo en Guadalcanal era la aceituna de molino, producto reina desde la desaparición de las viñas por efecto de la filoxera en el siglo XIX. Las aceitunas se recogían por el modo llamado “avareo y cogida”, a jornal o por cuenta, esta última modalidad se pagaba por fanega cogida por la collera -dos personas- a la que el manigero le indicaba una fila a coger, a veces dando lugar a protestas-, siendo el “avareo” efectuado por personal dedicado al mismo; las cuadrillas de aceituneros en olivares lejanos pernoctaban en el campo en las denominadas tribunas, en fincas alejadas de la población por el impedimento del transporte diario, eran conocidas las existentes en “lo cazalla” donde se juntaban las cuadrillas y se daban fiestas y bailes los sábados en los cortijos grandes como el “Inquisidor” o “Llano Moreno”, bajo la música de “Tocatarpa”; en los caminos cercanos al pueblo era típico ver restos de los flecos negros trabados de las zarzas, provenientes de los mantones de lana de las mujeres usados como ropa de abrigo ellas portaban el delantal para la recogida auxiliadas por dediles de bellotas vaciadas y por cestas de mimbres, ya que no se conocía el plástico. La aceituna se limpiaba en el campo por el empleo de cribas adecuadas, se transportaba al molino generalmente en bestias y una vez allí y pesada la aceituna se depositaba en las tolvas y patios de recepción, donde la más de las veces quedaba depositada largo tiempo para deterioro del aceite; de allí, conducida por los sinfines, pasaba a los empiedros consistentes en la solera y los rulos cónicos de granito y donde se efectuaba la operación de molido y dislacerado, se formaba de este modo la “pasta”. Los molinos que conocí en Guadalcanal eran ya de prensada hidráulica y movidos por motores eléctricos, excepto los situados en el campo; la pasta se batía en las termo-batidoras (de fundiciones Alba (Córdoba), Chico (Sevilla), Palacín, y Fuentes Cardona (Úbeda, Jaén),…) para aumentar el tamaño de las gotas de aceite que solían sobrenadar en las batidoras, en algunos casos se utilizaban “extractores parciales” como el de la marca Palacín del que se obtenía el mejor aceite; la pasta batida pasaba a la formación del cargo o torre de capachos –con un peso de entre 700-900 Kg. según la prensa- formados a mano o con formadores mecánicos –de la marca Palacín o Fuentes-Cardona- sobre las vagonetas y de ahí a las prensas hidráulicas (yo no conocí funcionando las prensas de viga) a las que, con el empleo de las cajas de bombas se les sometía a distinta velocidad de prensado de mayor a menor; separado el líquido (aceite más alpechín) del sólido (orujo) el líquido pasaba a los pocillos de decantación (vulgarmente llamados aclaradores), donde por gravedad debido a su diferente densidad se separaba el aceite, de menor densidad, del alpechín, el aceite pasaba a bodega, con depósitos subterráneos denominados trujales y otros aéreos metálicos, el alpechín pasaba a las alpechineras donde se castraba el posible aceite que llevara, llamadas borras y empleadas para la fabricación de jabones y en algunos casos el alpechín se empleaba para fertilizar huertas. Posteriormente aparecieron a mediados de los 70 las cajas de bombas automáticas, las centrífugas ALFA LAVAL, las descapachadoras, lavadoras de capachos, sacadoras de agujas y otros adelantos para simplificar el trabajo de los molineros. El orujo o residuo sólido pasaba a las extractoras, o para alimentación del ganado de cerda, donde la extracción con disolvente (sulfuro de carbono en la autarquía y hexano con posterioridad) se empleaba para separarle el aceite que llevara, dando lugar al aceite de orujo y un subproducto sólido para combustible. En algún tiempo, yo no lo conocí, los molinos efectuaban la maquila que consistía en que los olivareros empleaban unas tolvas cedidas por el molinero para depositar su aceituna que era molida aparte, recogiendo cada uno su aceite y quedando los subproductos generalmente para el dueño del molino. Las tareas del olivar consistían una vez terminada la cogida, en la poda, aquí denominada tala, la quema y retirada de leña, a continuación la arada, el chuponeo a partir generalmente de la Virgen de agosto, quitar las matas de monte y gatuñas, el gradeo para la preparación de la nueva cogida; por aquellos años no se solía abonar, ni tratar contra la mosca, al olivar.

LA FERIA. Se llevaba a cabo a principios de septiembre, guardando relación con el año agrícola, además de ser la fiesta grande del pueblo, se efectuaban durante su fecha los contratos para el año venidero de los porqueros, pastores, gañanes, siendo también entretenimiento de menores por la llegada de los “güitomas” y de mayores con bailes y celebraciones en las casetas. En Guadalcanal se celebraba una importante feria de ganado, situada más allá de los campos deportivos y piscina, y denominada “el rodeo”, sobre todo ganado mayor de caballerías -equino, asnos,…- pero también ganado menor de cerda, ovino y caprino; por esas fechas se completaban las posadas y fondas de la localidad; las infraestructuras de la feria de ganado eran sencillas los pilares para beber el ganado: el “chico” –desaparecido- para el ganado menor y el “grande” –todavía existente- para el mayor, además de unos sombrajos techados con ramas de castaño, algunas eran cantinas y uno de ellos para la ubicación del veterinario que formalizaba las guías.

LOS CAMINOS Y VÍAS PECUARIAS. Guadalcanal, situado en una encrucijada entre Extremadura y Andalucía estaba atravesado en su término por múltiples caminos, vecinales y rurales, y vías pecuarias. En los planos específicos del sur de Extremadura se observa que donde más vías pecuarias salen de la región es, hacia Guadalcanal, exactamente hacia Guaditoca, como puede verse en el Inventario Extremeño de Vías Pecuarias. Los caminos vecinales eran: el camino desde Llerena a Constantina por Alanís o camino real, el camino a Malcocinado por los Barrancos; a Cazalla por el Hornillo; hacia la Puebla del Maestre por la Florida; hacia Valverde por Santamarina; a Berlanga por el Charco de la Sal; a Alanís por la “molaera” y el Postigo a salir al Camino de los carros en el término de Alanís; a Azuaga por Rabanales y el Encinar (denominado el Camino de las carretas); el camino desde Cazalla a Fuente del Arco por las Lapas y el Rincón; la Senda de los Sayales, que transcurre por los llanos y que comunica Almería y Granada con Badajoz y Lisboa, tal vez el más importante de ellos -que fue la inspiración para la construcción de la carretera N432 Badajoz-Granada, aunque fue desviada de la ruta de Sayales para pasar por el valle del Guadiato, debido a la importancia de la Sociedad Sidero Metalúrgica de Peñarroya y la minería del carbón, en apogeo en tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera, período en las que se construyeron las actuales carreteras nacionales con el Plan de Firmes Especiales-. Las vías pecuarias eran y son abundantes en el término, las más importantes son las cañadas reales (CR) de Sayales o la Senda, CR de las Merinas, y la prolongación de la Cañada Real Segoviana que llega desde Monterrubio de la Serena, Peraleda del Saucejo y Granja de Torrehermosa hasta Guaditoca donde conecta con la CR de la Merinas, nombre con que a veces también se la denomina a la CR Segoviana, que arranca desde la Rioja en la comarca de las Cinco Villas y muere en Granja (o en Guaditoca, rodeada de dehesas concejiles y de terrenos de propios y comunes, hasta donde era bastante transitada en tiempos de la feria de Pentecostés), es la CR también denominada del centro de la Península Ibérica, por su paso por Madrid. Los cordeles eran numerosos y hoy la mayor parte de ellos son casi desconocidos, incluido los descansaderos y abrevaderos, en los cuales, en gran parte de ellos fueron plantados eucaliptos –en Guaditoca, La Torrecilla, Los Tomillares, la Senda, el Coso…-, desconociendo la fecha en que se hizo, apenas quedan pilares camineros excepto el Pilarejo, otro en el camino de los tomillares y el gran pilar mestero de los tomillares, también con eucaliptus. Un dato casi desconocido es que el término de Guadalcanal linda con el de Reina por la colada de la CR de las Merinas, donde la unión del arroyo de las Velillas al río Sotillo, en el extremo de la Torrecilla. La mayor parte de caminos y vías pecuarias de Guadalcanal han sufrido “intrusión” en gran parte de ellos/as, cerradas o anexadas a propiedades particulares debido al poco interés de las administraciones en su defensa. Su posible uso para fines ganaderos o recreativos se ha visto, pues, mermado o hipotecado.

EL CAMPO DE HOY. Sabemos que hoy todo ha cambiado respecto del ayer, para hacernos una idea de la evolución revelaremos algunos acontecimientos significativos. Mostraremos en el presente apartado organismos y planes que nacieron por la época y con reflejos en la agricultura. En 1959 se establece el Plan de Estabilización, cerrando así el período autárquico; le siguió el período de los tres Planes de Desarrollo entre 1963-1973, éste ultimo instrumento representó una gran impacto en el mundo rural, siendo la causa del gran éxodo o salida del mismo de una gran parte de su población, probablemente la más activa y dispuesta, debido a la demanda de trabajo en los servicios y la naciente industrialización. En 1963, aproximadamente, el Estado ponía a disposición de los ganaderos el Servicio Nacional de Productos Agrarios (SENPA) que en Guadalcanal era dirigido por D. Miguel Camacho y como empleado el “Nene”; en la década de los 60 aparecieron el Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA) y el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA). En 1968 se crea el Fondo de Ordenación y Regulación de Productos y Precios Agrarios (FORPPA) como su nombre indica para regular los mercados y los precios agrarios; en 1979 España adoptó el sistema de la Comunidad Económica Europea (CEE) sobre subvenciones directas a los agricultores olivareros; el 12 de junio de 1985 España firma el Tratado de Adhesión a la CEE y el panorama agrícola cambiará radicalmente.

Ya que Guadalcanal forma parte de la comarca denominada Sierra Norte, señalaremos algunos acontecimientos relacionados con esta circunstancia. Ya habían acaecido grandes transformaciones en el mundo rural, como el cambio de técnicas milenarias de producción y de aperos que pasarían a formar parte de los museos de costumbres, cuyo uso habría de ser explicado a los visitantes, sobre todo para los más jóvenes, si es que les interesa. Respecto de este cambio, se publicaron documentos relevantes para las transformaciones experimentadas en las décadas de 1960 y 1970. Uno de ellos es el informe presentado por el Ministerio de Agricultura, Delegación Provincial de Sevilla, Sección Agronómica, de título Notas sobre la comarca de la Sierra Norte de la Provincia de Sevilla del 10 de Marzo de 1972[2], que representa ser un desarrollo de un trabajo anterior sobre Regiones Agrarias Naturales de la Provincia de Sevilla, llevado a cabo en los años 1964 y 1965, donde nace la demarcación y denominación de Sierra Norte de Sevilla; para ello, como muestra para el trabajo de campo, se realizaron estudios agronómicos de los términos municipales de Alanís y Castillo de las Guardas, ahí comienzan los estudios sobre la comarca y la manifiesta discriminación de Guadalcanal, que apenas se cita ni se tiene en cuenta en estos estudios y otros posteriores, ignorando sus peculiaridades como indicaremos. En dichos estudios se subrayan como claras “las vocaciones cinegéticas y ganaderas” de la Sierra Norte, base de la orientación del citado trabajo de 9 páginas Notas sobre la comarca de la SN…y consideradas el eje principal de la futura ordenación productiva de la comarca y de los Planes Comarcales redactados en 1967, basados en el estudio de los factores productivos de los pueblos analizados, esencialmente las dehesas, para ultimar las fases de actuación para la comarca. Una conclusión interesante que aparece en el estudio es el establecimiento de fincas-piloto que, como se indica textualmente “…servirían, planificadas y dirigidas técnica e integralmente, para implantar y difundir las técnicas de mejora necesarias dentro del ámbito comarcal…. Estas fincas gozarían de los máximos asesoramientos técnicos subvenciones y préstamos correspondientes en la mayor cuantía, así como beneficios fiscales especiales… a estas fincas se les facilitarían los proyectos de transformación… respecto a la financiación se propugna que ésta debe ser adecuada al tipo de mejoras teniendo en cuenta: plazo de gracia, bajo interés y amplio período de amortización”.

Al olivar -explotaciones fuertes en Guadalcanal- lo definieron “con vocación para aprovechamiento ganadero…” (olvidándose completamente del minifundio olivarero), con esto está suficientemente aclarado para comprender la situación de Guadalcanal en el contexto del informe e historia posterior. Desconozco si hubo y cuáles fueron, aunque lo imagino, las fincas-piloto existentes en Guadalcanal, desde luego el aprovechamiento de tales escenarios no se han dejado ver, o muy poco, en el progreso local y en general de toda la Sierra Norte. De las 402.018 ha de la comarca se mejoraron y transformaron 20.233 ha de 114 fincas de las cuales se destacan 24 consideradas fincas-piloto. Termina la “nota” (en pág. 9) indicando. “…En el año 1971 la Sierra Norte recibió aproximadamente la mitad de la subvención del total de la provincia de Sevilla”. No sé por qué, me recuerda a lo ocurrido recientemente respecto a las subvenciones recibidas en la Sierra Norte. Los resultados de tales ayudas económicas, de entonces y de ahora, son el alto índice de paro existente en la comarca, asociado para el futuro al fracaso de dichos planes, pasados y presentes. Otra publicación de gran interés es la titulada Supervivencia de la Sierra Norte de Sevilla, editado conjuntamente por el MAPA, la Junta de Andalucía y la Casa de Velázquez, en Madrid 1986, realizado por el Equipo Multidisciplinar de la Casa de Velázquez, una obra de 376 páginas en las que no aparece para nada el pueblo de Guadalcanal, siendo los pueblos donde se desarrolla el estudio: Almadén de la Plata; Castilblanco de los Arroyos; Cazalla de la Sierra; El Pedroso; El Real de la Jara, citando en algunos casos a Constantina; la obra se refiere esencialmente a la dehesa y su explotación, tan sólo en la página 216 habla del olivar, exclusivamente del de Cazalla. En un capítulo se cita que el IRYDA puso en práctica en los municipios de la Sierra Norte (no se cita a Guadalcanal) desde los años 1974 hasta el 1981 un Plan de Ordenación de Explotaciones, por el que se subvencionaban “obras permanentes” en las fincas de hasta el 20 %, y con préstamos con pagos aplazados y también subvencionados. Otros estudios y actuaciones en la comarca fue sobre la caza, que constituye un capítulo en la obra citada (Supervivencia…) y de los que destacamos el desarrollado por el ICONA; fue la creación del Coto Social de la Sierra Norte, único en la provincia con una extensión de 21.670 ha, creado inicialmente en 1972 y renovado en 1982 que comprendía parte de los términos de: Alanís, Constantina, Cazalla, Las Navas, y S. Nicolás, acompañados de actuaciones y ayudas para cercamiento de fincas, pequeños embalses, creación y mejora de caminos, de las que por estar fuera de la actuación no se benefició Guadalcanal. Como se indica en el libro, la superficie acotada recibía una compensación económica para las fincas incluidas de 600 pts por ha y año, lo que hace un montante anual de 13.002.000 de pts., sin contar los otros beneficios no especificados como las ayudas para cercas y construcción y mejora de caminos. El problema de estas actuaciones y subvenciones, como en otros casos, es que no estuvieron acompañadas de una información pública concreta. Esto trae un problema añadido al desarrollo en la comarca y es que no se distinguen las explotaciones reiteradamente subvencionadas, y algunas veces puestas de ejemplo del buen hacer cotidiano en sus faenas agrícola-ganaderas, de otras con una correcta e individual cuenta de resultados y superando por sí solas (sin ayudas) las dificultades propias del sector.

Mostramos aquí una opinión sobre unos casos significativos del alejamiento de Guadalcanal del estado de cosas citado sobre años pasados; se puede constatar cómo de las nuevas almazaras que se instalaron en la Sierra Norte, de nueva creación y con el mismo formato, edificio y maquinaria nuevos y de actualidad en su día, constituyeron un proyecto estándar de principios de los años 70, graciosamente subvencionados, Guadalcanal recibió dicha ayuda con la construcción de la nueva almazara del “Grupo” trasladándose de otra antigua almazara del centro de la población, bajo la asesoría de los expertos del Instituto de la Grasa (Martínez Suárez, Alba, Aranda). Sin embargo, la cooperativa mayoritaria tuvo que conformarse con unas antiguas instalaciones construidas muchos años antes por la familia Alvarado. Durante muchos años elaboró el aceite en unas condiciones, yo calificaría de lastimosas, resultado de estar apartado de la necesaria y moderna relación con los expertos científico-técnicos. Lo pongo como ejemplo del alejamiento o separación que, en gran parte, Guadalcanal tuvo en aquellos años cruciales para el cambio de las corrientes que se movían en la Sierra Norte. A pesar de ello, se ha intentado superar aquellos inicios, aunque todavía se carezca de la necesaria y actualizada asesoría.

Una opinión de tipo técnico sobre un problema que presumiblemente se presentará en sus olivares es la progresiva lixiviación de las tierras, provocada por la paulatina pérdida de materia orgánica debido a la excesiva utilización de herbicidas, lo que tendrá como consecuencia que los nutrientes inorgánicos propios de la tierra y los añadidos (abonos) necesarios para la planta no encuentren el sustrato idóneo donde retenerse, que son: arcilla, materia orgánica y el pH idóneo para el intercambio, bases de los necesarios procesos de intercambio iónico suelo-planta, tanto aniónico (NO3, SO42- , PO43-,…) como catiónico (K+ , Ca2+, Fe2+ , Mg2+,…) para su crecimiento y desarrollo. Otro aspecto preocupante del campo actual de nuestra población, es la pérdida de la otrora gran cabaña de ovino que llegó a aproximarse a las 50.000 cabezas y, consecuentemente, de pastores, de comercialización, de servicios, esencialmente por la desviación de grandes extensiones de terreno dedicadas antes a dicha producción ganadera. Como no es el caso relacionado con el tema del texto, no hablaremos del decaimiento industrial de la población.

Otro asunto de la actualidad, de influencia en el campo, se refiere a la entrada de España en la CEE, acontecida en 1985 una vez establecido el cambio de régimen político en España. Jaime Lamo de Espinosa en su obra La Década Perdida, 1986-1996, La Agricultura Española en Europa, Ediciones Mundi-Prensa. 1997, hace un exhaustivo estudio de las consecuencias de la entrada en la anteayer CEE, ayer CE y hoy UE. Las relaciones agrícolas dentro de la UE son reguladas y controladas por la Política Agraria Común (PAC), que regula las compensaciones económicas a los agricultores y el Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrarios (FEOGA), entre otros organismos. Opino que un hecho con repercusiones en la firma del Tratado de Adhesión fue el siguiente. Desde 1976 no existía interlocutor entre la Administración y los agricultores y ganaderos, que carecían de representación una vez desaparecidas las Cámaras Agrarias (nacidas a principios del siglo XX hasta su muerte en 1976) y su organismo superior la Hermandad Nacional, ello dejó sin representación al campo español; llegado el momento de la libertad sindical, el campo quedó huérfano de representación, pasando esta a las nuevas Asociaciones Agrarias, con estructuras muy distintas a las de las Cámaras locales, que estaban más próximas a los agro-ganaderos, con representaciones locales; las nuevas asociaciones en la mayor parte de los casos estaban relacionadas con partidos políticos concretos a los que seguían en su política agraria, eran sus “correas de transmisión”; es cierta la utilización política que de las Cámaras hizo la dictadura, pero su desaparición sin un claro reemplazo, creó un vacío que dejó a la negociación con la CEE hipotecada para el futuro, por el desconocimiento y la carencia de la realidad y necesidades que portaron los políticos que llevaron a cabo la apresurada negociación y firma de la entrada en la organización europea (era fundamental la foto de la firma, más que otra cosa). Llegamos de pardillo, con prisas, sin suficientes estudios del estado del arte, y los avezados interlocutores, como eran esencialmente los franceses, y de otros países, nos la dieron, como se suele decir, “en to er bebe”.

MISCELANEA. Las medidas agrarias utilizadas en épocas anteriores, ya apenas usadas, las dividiremos para su recordatorio en: de longitud, de superficie, de volumen, de capacidad y de peso. De longitud: legua equivalente a 5573 m, vara = 0,8359 m. De superficie tiene como base el área o 100 m2(símbolo a), con múltiplos, la hectárea (ha) = 10.000 m2 = 100 áreas, la centiárea (ca) = 0.01 área; la fanega de marco real desde 6.460 a 6493 m2 (según región) equivalente a 2 almudes, a 12 celemines, a 48 cuartillos; huebra o superficie que ara una yunta al día aproximadamente = 2.240 m2  = 0,224 ha; aranzada = 2 huebras = 0,4472 hectáreas. De volumen: para líquidos: arroba 16,13 L, cuartillo 0,5042 L. De capacidad para granos, fanega = 55,5 litros (L) = 4 cuartillas =12 celemines; celemín o almud = 4 cuartillos = 4,63 L; cuartillo = 1,16 L. De peso: arroba = 11,5 kg= 25 libras; libra = 16 onzas; quintal castellano = 4 arrobas = 46 kg; fanega de trigo aproximadamente = 44 kg, de centeno 41 kg, de cebada 32 kg.

Algunos datos económicos relacionados con los empleados agrícolas y precios de los productores son: en 1945 un segador ganaba 6 pts /día, a partir de mediados de los 50 hasta 36 y 38 pts/día; a partir de 1958 ganaban de 42 a 48 pts/día según comarcas; en el año 1953 el salario para oficios varios oscilaba entre 29 y 35 pts/día; el pastor ganaba alrededor de 23 pts/día. En 1958 el esquilador ganaba 35 pts/día. En 1963 el pastor ganaba 90 pts/día, y el porquero eventual 75 pts/día. El esquilador 8 pts /cabeza esquilada; la lana valía 600 pts/@. El cerdo de montanera valía 340 pts/@; el cordero de 30 kg (2,6 @ ó 65 libras) valía un total de aproximadamente 8400 pts (50,5 €). En la actualidad y comparación con el año 1963, el pastor gana 43 €/dia (7200 pts/dia), 80 veces más que en el 1963 y el cordero vale hoy alrededor de 12600 pts o 76 €, 1,5 veces más que en 1963. La lana de merino valía 0,32 €/kg, hoy alrededor de 1 €/kg, tres veces más. Han pasado 55 años. Respecto a la seguridad social, los trabajadores pagaban el “sello” para la Mutualidad Nacional de Previsión Social Agraria, que en 1964 y 1965 era de 40 pts mensuales para los eventuales y de 50 pts para los fijos. En 1952 todavía estaban activas las cartillas de racionamiento.

A la agricultura se la califica como el sector productivo “primario” –la industria es el “secundario” y los servicios el “terciario”- ¿de dónde viene el término? Lo aclararemos. Nació con los fisiócratas, –determinada teoría económica del siglo XVIII- se basaban sus seguidores en lo siguiente: dividían las actividades económicas en «productivas» (las actividades agrícolas) y «estériles» (actividades artesanales y otras). ¿Por qué sólo la actividad agrícola era productiva? Porque, a su juicio, era la única actividad donde el producto obtenido es muy superior al equivalente del trabajo humano invertido, y esto gracias al aporte y concurso de las fuerzas naturales. Opinaban, existe un «productor neto» en la agricultura además del “trabajo humano”, porque existe un elemento asociado no remunerado y fundamental, la naturaleza. Simplificando, La energía del sol es la que más trabaja en la agricultura, junto a la lluvia provocada por dicha energía, y esa energía es de la que se sirven las plantas (y de ellas los animales); de hecho, en la clasificación de los seres vivos a las plantas en biología se les llama autótrofos, o productores, que realizan la fotosíntesis.

Veamos una evolución de la agricultura (del campo) de la que apenas nos damos cuenta. En la actualidad vemos como las máquinas –transformadoras de energía- cobran mayor importancia en la agricultura y estas se mueven con la energía y materia arrancada del subsuelo –acero, abonos, petróleo y sus derivados esencialmente los productos químicos- jugando un papel importante en la agricultura el transporte, con lo cual, no sólo la agricultura moderna explota el suelo, sino que en la producción agrícola juega cada vez más importancia la explotación del subsuelo a la que está cada vez más ligada y de la que cada vez depende más; ahora el “campo” depende no solamente del suelo y el sol, de la naturaleza viviente, sino también de una energía adicional a la del sol procedente de los recursos naturales del subsuelo, de la explotación del subsuelo. ¿Cuáles son las consecuencias? Mientras la agricultura de ayer estaba ligada estrechamente al medioambiente, como conocíamos, hoy los medios auxiliares utilizados para la producción agrícola (explotadores del subsuelo) no lo tienen en cuenta, la agricultura de ayer era rigurosa con el respeto al medioambiente del que dependía totalmente. Sin embargo, hoy, a la transformación de los recursos del subsuelo transformados industrialmente, al que está ligado el campo, no le ocurre lo mismo, no depende del medioambiente, al que no tiene en cuenta, y como en toda transformación industrial se producen residuos y estos van al medioambiente, con lo cual la agricultura moderna, con su máxima –del mundo moderno- de aumentar la producción (“ideología del crecimiento”) se hace cómplice del deterioro medioambiental y de los ecosistemas. La pregunta del millón es ¿dónde está el límite?

    Cayetano Yanes Durán                                                           

En estas memorias de un observador, Cayetano Yanes nos da una idea del montón de días, meses y años que ha echado en el campo, observando o trabajando, viendo a los segadores o contemplando a los esquiladores, explicando hasta el detalle los repartos que se hacían, para que todos tuvieran el mismo trabajo. Los caminos que ha recorrido, las matanzas que ha presenciado o el grano o la paja que ha visto llegar a su casa, por el callejón de La Cava. Qué suerte hemos tenido, de contar con este observador. Gracias.

También de temas eclesiásticos hablamos en este inicio del año 1952, ya que la Hoja Parroquial informa que el domingo 20 de enero, llegaron los P.P. Misioneros, que fueron recibidos a las doce y media del mediodía en la calle Santa Clara, por el Párroco, Autoridades, Maestros y niños de todos los colegios. Así terminaba la noticia del Párroco en la Hojita Parroquial:

A Misión os llama

errantes ovejas

vuestra tierna Madre

la Pastora excelsa.

En la Hoja Parroquial del 20 de abril, podemos leer que el día 25 será bendecida la nueva imagen de San Marcos, adquirida para la iglesia de Santa Ana, por una familia devota. Después de la solemne función se sacará en procesión (como podemos ver en la fotografía), con lo que se reanudará la interrumpida tradición que todos los años se celebraba en honor de San Marcos.

En el Pleno Extraordinario del día 3 de febrero, tomó posesión el nuevo Consistorio tras las últimas elecciones, con la incorporación de los nuevos concejales, quedando compuesto según podemos ver en el cuadro siguiente:

AlcaldeFrancisco Gómez del Valle
Representación Cabezas de FamiliaManuel Rivero Sanz
 José Arcos Rivero
 José de la Hera Moreno
Representación SindicalJesús Guerrero Romero
 Juan Gordón Galván
 Juan José López Gómez
Representación de EntidadesFrancisco Rincón Pérez
 Antonio Palacios Nogales
 Ignacio García García

Los tres nuevos concejales juraron sus cargos con el siguiente texto: Juro ser fiel a España y guardar lealtad al Jefe del Estado, defender y fomentar los intereses del municipio, mantener su competencia y ajustar mi conducta a la dignidad del cargo. El Alcalde respondió: Si así lo hacéis, Dios y España os lo premiará y si no, os lo demande.

Por el acta de la Hermandad de la Veracruz, tenemos noticias de los siguientes acuerdos: En la villa de Guadalcanal, a tres de mayo de mil novecientos cincuenta y uno y reunidos bajo la presidencia del Señor Cura Párroco y previa citación de los hermanos que se citan al respaldo, se procedió a la aprobación de cuentas y del acta del año anterior, a la que se dio lectura, siendo firmada por los asistentes, tratándose, a continuación, del nombramiento de la nueva Junta, una vez extinguido el periodo de tres años de vigencia de la anterior, de conformidad con las Reglas del Estatuto, acordándose, por unanimidad, designar los siguientes hermanos para los cargos que la componen: Hermano Mayor: Don José Rivero Yanes. Mayordomo: Don Rafael Rius Palacios. Secretario: Don José Quintero Bernabé. Vocal lº: Don Ignacio Romero Arcos. Vocal 2º: Don Jesús Rivero Yanes. Asimismo se acuerda por los asistentes conceder un voto de gracia a los componentes de la Junta saliente por su labor y celo durante el desempeño de su cargo. En el turno de ” Ruegos y Preguntas ” se dio lectura a una comunicación recibida en esta Hermandad, firmada por distintos componentes de la misma y encabezada por el Señor Cura Párroco y el hermano Don Joaquín Isern Fabra, en la que se ruega a la Hermandad  tome acuerdo para que por el procedimiento de recaudación voluntaria, rifas u otros medios, se proceda a la reconstrucción de la cruz enclavada en el paraje denominado Paseo de la Cruz. Iniciativa que fue aceptada con simpatía por los asistentes, finalizado lo cual se dio por terminada la sesión.

Se atiende a escrito del Ayuntamiento de Carmona de 14 de mayo de 1952, en el que solicita certificación de los años trabajados como secretario del Ayuntamiento, por Adrián Salinas Carrasco. Se informa que el total de años fueron de 26, un mes y siete días, más la acumulación de ocho años, por ser licenciado en Derecho. Se comunica al Ayuntamiento de Carmona, que el de Guadalcanal, sólo abonará el 60% de los haberes pasivo.

En la reunión del 20 de mayo, fue leído informe de la Delegación de Hacienda sobre reclamaciones al Presupuesto Municipal para 1952, por el que deja sin efecto las reclamaciones presentadas y confirma y aprueba el citado presupuesto por un total de 729.780 pesetas.

En el pleno del 24 junio, de acuerdo con los resultados del Tribunal Examinador reunido para el nombramiento en propiedad de dos puestos de Auxiliar Administrativo, se aprueba por unanimidad asignar las plazas ofertadas a Rafael Ibáñez Rincón, que ya venía realizando desde primero de agosto de 1939 y a José Mª Rivero Sanz, que también con carácter interino lo hacía desde el año 1944, sin ninguna nota desfavorable y a satisfacción de sus jefes.

En el ABC del 6  de julio, apareció la siguiente noticia: Captura y muerte de tres dañinos lobeznos. En la finca “La Dehesilla”, del término municipal de Guadalcanal, el vecino de este pueblo don Ramón Camero Velasco capturó y dio muerte a tres lobeznos, los cuales habían causado daños en aquellos alrededores. El cazador dio cuenta del hecho a las autoridades municipales de Guadalcanal, y éstas, a su vez, lo han puesto en conocimiento del Gobernador Civil de la provincia y del Sindicato Provincial de Ganadería, para que le sea concedida la recompensa correspondiente.

En el acta del 4 de agosto, se da lectura al escrito del Perito Aparejador, Rafael Herrera del Campo, director de las obras de pavimentación en las calles Concepción y Menéndez Pelayo, en el que informa de un incremento del costo de las obras de 49.042 pesetas. Se aprueba este incremento. Para la celebración de las Fiestas y festejos tradicionales, de autoriza un gasto máximo de 30.000 pesetas.

Tras varios años de restauración y acondicionado, el día 19 de agosto, se inauguró por las autoridades de Guadalcanal, el Mercado de Abastos, que se había construido en la antigua iglesia de San Sebastián.

El Consistorio en su sesión del 28 de octubre, concede autorización a Francisco Durán Lianes, de siete metros cuadrados en el Cementerio de San Francisco, para construir un panteón familiar.

Se da lectura a las partes esenciales del expediente de derribo de la antigua Plaza de Abastos. Tomó la palabra el concejal Francisco Rincón Pérez y expuso lo siguiente: Que no ha dado su voto en la enajenación de los materiales de la antigua Plaza de Abastos, quedando así excluida su responsabilidad en las ulteriores averiguaciones que pudieran realizarse. Qué como tampoco sabe que en ningún Pleno de este Ayuntamiento se haya acordado la pérdida de la propiedad del antiguo solar que ocupaba la antigua Plaza de Abastos, ya que del antiguo edificio ha quedado una parte en pie y de la otra quiere hacerse cesión de derechos al vecino de la antigua Plaza, sin que se haya llevado a ninguna sesión el informe técnico de la Comisión de Gobierno, requisito indispensable para poder efectuar el derribo del edificio. Como ambos hechos pueden en un futuro próximo salpicar mi honradez en el cargo de Delegado Sindical a la par que de Teniente Alcalde de este Ayuntamiento, de ahí que para salvaguardarla, quiero que conste en acta la inhibición de los hechos ocurridos y recaiga sobre los Concejales que hayan tomado esos acuerdos, a mi entender, ilegales. El Alcalde ruega al Primer Teniente de Alcalde que explique y aclare cuales son los hechos que pueden salpicar su honradez, ya que esta Presidencia ha ordenado la ejecución del derribo como consecuencia de que en múltiples sesiones se ha hablado de la finalidad que se iba a dar a la Plaza vieja, siendo opinión general de los señores Concejales, la de derribarla para formar una plazoleta para mayor anchura del tráfico y por razones ornamentales de la nueva. La opinión del vecindario en general coincide en aprobar el derribo llevado a cabo. Estima que la forma en que se ha hecho el derribo no ha perjudicado al Erario público, sino beneficioso para la Hacienda local, ya que los materiales carecen de todo valor por estar impregnados de salitre y por tanto inservibles para ser utilizados en cualquier otra construcción, a cuyo efectos propone se habla la información pertinente. Que en cuanto a las manifestaciones del Primer Teniente de Alcalde, sobre enajenación o concesión de derechos al vecino de la plaza, Joaquín Yanes Sanz, hasta la fecha no ha habido concesión alguna y la prueba de ello es que en el orden del día de la presente sesión, se somete a la consideración de este Pleno. El concejal José Arcos Rivero dice que… la cédula de citación dice Propuesta de derribo y realmente ya se ha derribado. El concejal Jesús Guerrero Romero dice que… que además de los tres puestos que se han dejado para la venta de masa frita, había que haber dejado los que estaban al fondo de la Plaza, pues no estorbaban a la circulación. El Alcalde dice que acepta cualquier responsabilidad que pueda sobrevenir por el derribo de la antigua Plaza de Abastos. Se aprobó por mayoría el derribo con el voto en contra del Primer Teniente de Alcalde, Francisco Rincón Pérez.

A continuación se dio lectura a la instancia de Joaquín Yanes Sanz, solicitando apertura de huecos en la fachada lateral de la finca urbana de su propiedad, sita en la calle San Sebastián, 8. El Alcalde abandona el Salón de Plenos, por ser incompatible con el asunto a tratar (su esposa era hermana del solicitante), delegando la Presidencia en el Primer Teniente de Alcalde, Francisco Rincón Pérez. Fueron leídas las partes esenciales del expediente y principalmente el informe de la Comisión de Gobierno, que es defendido por el concejal José de la Hera Moreno. Los concejales José Arcos Rivero y Antonio Palacios Nogales, manifiestan que la aprobación de la concesión solicitada, pueden surgir pérdidas de derecho a favor del solicitante, que pueden ser un obstáculo para las construcciones que en el futuro pueda acordar la Corporación. Francisco Rincón Pérez manifiesta que el solar de la antigua Plaza de Abastos, debería destinarse para la construcción de un edificio de Correos y Telégrafos. Discutido ampliamente el asunto, se acordó: Conceder al solicitante autorización para la apertura de huecos en la fachada lateral de la finca urbana en la calle San Sebastián, 8. Que la presente concesión es provisional y condicionada de tal forma, que si esta Corporación acuerda en cualquier tiempo la construcción de cualquier edificio y para la finalidad que estime pertinente, los derechos derivados de la presenta autorización, quedan extinguidos…

Debido a las fuertes lluvias caídas sobre Guadalcanal, en la sesión del 3 de diciembre, vecinos de las calles Pemán, Sevilla, Miera, Millán Astray y Menéndez Pelayo acuden solicitando el apoyo de la Corporación, para resolver el problema de las inundaciones. El Alcalde expone que una vez que se realicen las obras que tiene aprobada la Diputación de Sevilla para arreglar la carretera de Guadalcanal a Malcocinado, proyectándose la construcción de alcantarillados amplios que evitarán en gran parte la inundación de las calles afectadas. Expone también la conveniencia de otra alcantarilla al final de la calle Sevilla con el fin de recoger las aguas que penetran en dicha calle. El concejal Rincón Pérez dice que el problema requiere un dictamen urgente y una visita personal al Gobernador Civil para ponerle al tanto del gran problema que existe. Se acuerda nombrar una comisión presidida por el Alcalde y pedir cita con el Gobernador Civil, urgentemente. El Alcalde dice que delega la Presidencia de la Comisión en el concejal Francisco Rincón Pérez.

Se lee escrito del Alcalde de Azuaga, sobre proyecto de construcción de ferrocarril de Villanueva de la Serena a Guadalcanal, solicitando el apoyo de esta Corporación. Se acuerda la visita del Alcalde al Gobernador Civil de Sevilla, para apoyar este proyecto.

En el Pleno del 11 de diciembre, Francisco Rincón Pérez informa de la visita realizada al Gobernador Civil para exponerle personalmente el problema que existe en varias calles de la localidad, por las inundaciones sufridas en las últimas lluvias. El Gobernador Civil indicó que pediría urgentemente al Ingeniero Jefe de la Diputación Provincial se personara en Guadalcanal a la mayor brevedad para ver sobre el terreno los problemas expuesto. A la vez preguntó si teníamos algún dato técnico para saber el costo necesario para las obras. Explicó que hasta 60.000 pesetas, fácilmente se podría realizar urgentemente, pero que si el importe necesario fuera mayor, habría que solicitarlo al Ministro y esto llevaría más tiempo. El Concejal Palacios dijo que creía que sería suficiente y el Gobernador se comprometió a enviar la subvención, en cuanto tuviera el informe técnico del Ingeniero Jefe de la Diputación.

Por último se aprueba el Presupuesto Municipal para 1953, que asciende a 1.000.719 pesetas.


[1] La fabricación de maquinaria agraria en la España de posguerra. José Ignacio Martínez Ruiz. Publicaciones de la Universidad de Sevilla, capítulo cuarto.

[2] Firmado por el director de la Sección Agronómica D. Juan Pomares Cano, Ingeniero Jefe de la Sección Agronómica y visitante en Guadalcanal para participar en cacerías.

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