Fotografías casa antigua

Casas bajas con ventana

Normalmente, cuando se visita una localidad, siempre vamos a ver los monumentos importantes, iglesias y casas señoriales.

Pero queremos que conozcan estas casas con ventanas que vemos en las fotografías, que representan el estilo de vivienda que Guadalcanal tenía hasta hace sesenta años. Sí, había y hay casas señoriales, principalmente las que se hicieron los Indianos cuando volvían de América. Pero estas casas con ventanas, como hemos quedado en llamarlas, era la vivienda habitual de la mayoría de los vecinos.

Normalmente se vivía en la planta baja y la parte superior, se usaba como granero para guardar todo lo cosechado comestible para consumirlo durante el año.

Ahí podíamos ver en alguna zona -la peor acondicionada-, la paja que tenía el dueño de la casa para darle de comer a los mulos o burros, que eran los animales que normalmente poseían para trabajar la tierra. También había sacos con avena o cebada, para ampliar el menú de los jumentos. Igualmente, cerca de estos, estaban los sacos de trigo, que periódicamente se entregaba al panadero para canjearlos por los vales para el pan de cada día.

Por otra parte del granero, veíamos las patatas en el suelo, los membrillos, castañas, nueces y cualquier otra cosa alimenticia, así como garbanzos, frijones y lentejas, que también se habían cosechado en la última sementera.

Y para completar el uso de estos graneros, a lo largo del techo se podían ver las ristras de ajo y pimiento, y sí habían podido engordar algún cerdo, los chorizos, morcillas, tocinos, huesos curados para el cocido, y con un poco de suerte, los jamones.

Todavía en algún rincón nos encontrábamos las tinajas que contenían el aceite, junto con otras para conservar el vino, que las viñas de nuestras tierras producían, hasta que vino la filoxera y hubo que cambiar las cepas, por los olivos, que ahora producen uno de los mejores aceites de la provincia de Sevilla.

 Todo eso cabía, en estas pequeñas casas de las fotografías y con esos productos, comían las familias, la mayoría numerosas, que vivían en ellas.

Cuántos años tienen que pasar, para que todos estos edificios desaparezcan, no lo sabemos, pero seguro, que nuestros bisnietos no los verán.