Guadalcanal año 1936

En este año que ahora iniciamos, se van a producir en España los hechos más trágicos del Siglo XX. El 7 de enero, el presidente de la II República, Niceto Alcalá Zamora, decretaría la disolución de las Cortes y convocaría elecciones para el 16 de febrero, que serían ganadas por la coalición de partidos de izquierdas, denominada Frente Popular.

     El 19 de febrero, será nombrado Manuel Azaña para presidir el Gobierno de la Nación y el 21 de febrero, la Diputación Permanente de las Cortes Españolas aprobará el proyecto de amnistía redactado por el Gobierno, que afectaría a todos los presos políticos. Se produce el cese del general Franco como jefe del Estado Mayor Central del Ejército, tras lo cual es trasladado a Canarias. El 22 de febrero, se producirían unas graves inundaciones en Sevilla. El 1 de marzo, Lluís Companys regresará a la ciudad de Barcelona, para hacerse cargo del Gobierno de la Generalidad de Cataluña. El 14 de marzoFalange Española será declarada partido ilegal, siendo encarcelado José Antonio Primo de Rivera, al día siguiente. El día 7 de abril, las Cortes Generales destituirán al presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, al que sustituye Manuel Azaña. El día 17 de julio se producirán los primeros sucesos, por el golpe de estado de Franco. El 18 de julio, Diego Martínez Barrio será nombrado Presidente del Gobierno. El 11 de agosto, los golpistas van a fusilar sin juicio a Blas Infante y el 19 de agosto, en la localidad de Víznar (Granada), al poeta Federico García Lorca. El 4 de septiembre, dimitirá José Giral y se hará cargo del Gobierno, Francisco Largo Caballero. El 25 de septiembre, se prohibirá por decreto cualquier actividad política y sindical, en la zona franquista. El 1 de octubreFrancisco Franco será nombrado Jefe del Estado Español en la zona golpista. El día 6 de noviembre, se producirá el traslado del Gobierno español de la República, de Madrid a Valencia. El 20 de noviembreJosé Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española, será fusilado en la prisión de Alicante.

RESULTADOS ELECCIONES GENERALES ESPAÑA 16 DE FEBRERO DE 1936
PartidoEscaños%
Partido Socialista Obrero Español9920,9
Conf. Española Derechas Autón. (CEDA)8818,6
Izquierda Republicana8718,4
Unión Republicana377,8
Esquerra Republicana de Catalunya214,4
Partido Comunista de España173,5
Partido del Centro Democrático173,5
Renovación Española122,5
Lliga Catalana122,5
Partido Agrario Español102,1
Comunión Tradicionalista91,9
Partido Nacionalista Vasco91,9
Partido Republicano Progresista61,2
Partido Republicano Radical51,1
Acció Catalana Republicana51,1
Unió Socialista de Catalunya30,8
Partido Republicano Conservador30,6
Partido Galeguista30,6
Partido Rep. Democrático Federal20,4
Partido Republicano Liberal Demócrata20,4
Partit Nac. Republicà d’Esquerra20,4
Unió de Rabassaires20,4
Partido Obrero de Unificación Marxista10,2
Partido Sindicalista10,2
Partido Nacionalista Español10,2
Partit Català Propetari10,2
Esquerra Valenciana10,2
Partido Regionalista de Mallorca10,2
Partido Mesócrata10,2
Independientes de Derechas71,5
Republicanos de Centro Independientes40,8
Independientes de Izquierdas30,6
TOTAL473100

SITUACIÓN EN ESPAÑA

     El 16 de febrero de 1936 se había producido en España las que iban a ser las últimas elecciones democráticas dentro del marco de la II República. En el momento de estas elecciones, España se encontraba dividida políticamente, en muchos partidos (32 de ellos consiguieron diputados en las Cortes Generales), pero principalmente en dos bandos: izquierdas y derechas.

    Esta división se había producido desde el principio de la proclamación de la República, motivada por el cambio que representó, ya que por primera vez existía un régimen democrático con una Constitución de carácter laica, que garantizaba la separación de la Iglesia y el Estado, libertad de culto, matrimonio civil, etc. También las leyes sociales llevadas a cabo por Largo Caballero y la Reforma Agraria, pusieron en contra de la República a los grandes capitalistas urbanos y a los terratenientes agrarios. Muchas de estas reformas fueron paralizadas tras las elecciones de 1933, con la entrada en el Gobierno de los partidos de derecha, produciéndose una escalada de conflictividad social y una radicalización de los partidos, tanto de izquierda como de derecha. Estas posturas extremas tienen como consecuencia una serie de hechos lamentables. El más notable fue la sublevación de Asturias, que fue brutalmente aplastada por las tropas procedentes de África, produciéndose la encarcelación y represión de gran número de presos políticos.

  En este clima, como decimos, se celebraron las elecciones del 16 de febrero, donde los partidos de izquierdas acudieron aglutinados en el llamado Frente Popular, incluyendo en su programa el retorno de las iniciativas llevadas a cabo durante los primeros meses de la República y la amnistía de los presos políticos y represaliados.

     Los partidos de derechas se unieron en torno a la CEDA, sin un programa muy definido y presentándose como una fuerza capaz de garantizar el orden y defensores de la fe y la unidad de España. Como hemos visto en páginas anteriores, el Frente Popular logró un mayor número de votos (257 escaños), sobre todo en las zonas industrializadas y toda la costa mediterránea, mientras la derecha (139 y 57 escaños de centristas y nacionalistas moderados) se impuso en zonas del interior.

     Desde el primer momento la derecha no aceptó los resultados de las elecciones, declarándolas irregulares y, por lo tanto, considerando ilegal el Gobierno del Frente Popular. Aunque se produjo la liberación de los presos políticos y se retomó de nuevo la reforma agraria, el clima de conflictividad social apenas disminuyó.

     El nuevo gobierno surgido de estas elecciones fue estrictamente republicano, sin participación de los socialistas, ni mucho menos, los revolucionarios, por lo que el bloque del Frente Popular ya no fue capaz de seguir agrupando a todos los partidos, recibiendo el Gobierno el calificativo de burgués, por los sectores más radicales.

      Los sindicatos UGT y CNT dejaban a un lado sus diferencias y actuaban cada vez más unidos, consiguiendo importantes movilizaciones en todos los sectores de la economía de España. Se produjeron ocupaciones de fincas por campesinos hambrientos y los sindicatos quisieron realizar procesos de colectivización, que hizo que el gobierno de Azaña se viera desbordado por el radicalismo proletario.

     Con el Golpe de Estado que se produciría el 18 de julio, se inició el principio del fin a la II República Española, que había existido desde el 28 de junio de 1931. La República estuvo gobernada por partidos de derechas un total de 819 días y, 920 días por partidos republicanos o de izquierdas; por lo que, los aciertos o desaciertos, deberán repartírselos entre ambas formaciones políticas.

SITUACIÓN EN GUADALCANAL

     En Guadalcanal se inicia el año 1936 con una sesión ordinaria el día 15 de enero, con la asistencia del alcalde Antonio Limones Vaca y los concejales: Emilio Crespo López, José Arcos Rivero, Jesús Rivero Arcos, Manuel Rivero Sanz, Ignacio Rivero Arcos, Alfredo Rivero Pérez, Guillermo Alvarado Moreno, Adelardo López de Ayala Gardoqui, Amador Mallén Vélez y Juan Mirón Villagrán. Actuó de interventor accidental Fernando Vargas Soriano y Secretario Adrián Salinas Carrasco. Se trataron los siguientes asuntos: La Corporación es informada de haber quedado desierta por segunda vez, la construcción del Grupo Escolar, acordando adjudicar a Joaquín Hemetich, la citada obra.

     Quedan enterado del escrito de Sebastián Jiménez Hernández y cinco más, solicitando su reposición en los cargos de concejales, dejándolo sin solución, por incompetencia del Ayuntamiento. Aprobar el pago de 10.000 pesetas al contratista de la Casa Cuartel de la Guardia Civil.

     Y de nuevo nacen dos gemelos y el Ayuntamiento le concede una ayuda de una peseta diaria durante seis meses a José Nogales Gordillo, padre de los niños nacidos el 22 de diciembre anterior.

     El día 25 de enero, Antonio Limones Vaca, denuncia que estando su hijo Antonio Limones de la Hera hablando con su novia Amalia Mirón en la ventana de su casa, se acercó Edmundo Torres Pauly, que sin mediar palabra le asestó un golpe sin poder precisar el objeto, produciéndole una herida en la cabeza. Antonio Limones (hijo) precisó más tarde en contestación a la Guardia Civil, que al llegar a la calle Milagros fue cuando le golpeó y lo hizo con una llave inglesa. Sin embargo Edmundo Torres explicó más tarde que él sólo quería que le diera explicaciones de unos comentarios que había hecho de su novia y que Limones le dio un golpe con la mano en la cara y que él entonces cogió una piedra del suelo y le asestó un golpe en la cabeza. Fue condenado Edmundo Torres a dos días de arresto menor más el pago de las costas.

     De nuevo se va a producir cambios en el Consistorio. El día 10 febrero, presidida por el alcalde Antonio Limones Vaca, se realiza sesión extraordinaria, donde se trataron los temas siguientes: El objeto de la sesión es reintegrar en sus cargos a los concejales procedentes de la última elección popular a cuyo fin habían sido citados por cédulas los vecinos de este pueblo, no habiendo podido serlo Ángel Sevilla González por haber trasladado su residencia a Sevilla, desde hace más de dos años, como maestro nacional.

     Los nuevos concejales que toman posesión de su cargo: Sebastián Jiménez Hernández, Andrés Calderón Blandez, Cándido Barrera Gusano, José Vázquez Arenal, Federico Valverde Gómez, José Aguión Chaves y Cándido Ortega Barrera. No concurrieron a tomar posesión: Luis Corral Expósito, Leopoldo Fernández Calderón, Casto Calderón Calderón, José del Río Plasencia, Manuel Gago Rodríguez y Rafael Coloma Lloret.

     El nuevo concejal Cándido Barrera Gusano hace constar que desea aparezcan separadas las actuaciones del Ayuntamiento saliente y las del entrante, con objeto de no hacerse este último, solidario de cualquier responsabilidad en que el primero pudiera haber incurrido.

     Seguidamente se retira el alcalde saliente Antonio Limones Vaca, ocupando la presidencia el concejal de mayor edad Sebastián Jiménez Hernández, dándose por terminada esta primera parte de la sesión a las once de la noche.

     Al día siguiente se procede a la elección del cargo de Alcalde con carácter provisional, siendo designado Andrés Calderón Blandez, por seis votos y una papeleta en blanco, tomando posesión a continuación.

     Son elegidos 1º teniente alcalde Cándido Barrera Gusano, 2º Teniente alcalde, Cándido Ortega Barrera y 3er. Teniente alcalde, José Antonio Aguión Chaves. Se nombra Síndico a Federico Valverde Gómez.

     El teniente alcalde Cándido Barrera, propone que se admitan en sus cargos a todos los represaliados desde el seis de octubre de 1934 y así se acuerda por unanimidad, para que se habilitaran los correspondientes créditos en aquellas plazas que aparezcan.

     Se acuerda por unanimidad reponer a Juan Antonio López Márquez en su cargo de Alarife municipal. Destituir con carácter de interino a Manuel Escote Sánchez, en el cargo de director de la Banda de Música y que se proceda a la reorganización de la misma.

     Que se instalen con toda urgencia las Cantinas escolares, procediéndose a la constitución de la Comisión Protectora, de conformidad con lo que dispone la legislación vigente.

     Existiendo una aguda crisis de trabajo, se acuerda prestar a este asunto la mayor atención, con objeto de resolverlo en la medida de la posible a cuyo fin se procederá a reparar el camino de la Jayona.

     El 12 de febrero el alcalde dirige un escrito al Gobernador Civil de Sevilla, en los siguientes términos: Como los ánimos continúan excitados con la efervescencia electoral y existen en este pueblo varios individuos de significación extremista que pudieran provocar un conflicto de orden público, ruégole disponga la concentración de tres parejas de la Guardia Civil y otras tres de Seguridad (Asalto), para que presten servicio en esta villa el próximo día 16, toda vez que la fuerza que compone este puesto, es a todas luces insuficiente. Le saluda atentamente, El Alcalde.

     En Guadalcanal, las elecciones  se celebraron en los siguientes lugares:

  • Distrito 1º. Sección 1ª: Edificio San Vicente
  • Distrito 1º. Sección 2ª: Edificio Los Milagros
  • Distrito 1º. Sección 3ª: Calle Granillos
  • Distrito 1º. Sección 4ª: Edificio Pósito
  • Distrito 1º. Sección 5ª: Calle Minas, 27
  • Distrito 2º. Sección 1ª: Calle Concepción
  • Distrito 2º. Sección 2ª: Calle Diezmo, 5
  • Distrito 2º. Sección 3ª: Calle Corneja
  • Distrito 3º. Sección única: Coso

     Nueva sesión ordinaria celebrada por el Consistorio el día 22 y 29 de febrero, donde se trataron los asuntos siguientes: El Ayuntamiento quedó enterado que en la tarde de hoy, el Delegado Gubernativo Emilio de Santiago dio posesión provisionalmente como concejales, a Manuel Gálvez Murillo, Manuel Pérez Gusano y Rafael Infante García. No pudiendo posesionarse de su cargo por no haber asistido, Luis del Corral, Leopoldo Fernández Calderón, Casto Calderón y Manuel Gago. Se ha aceptado la incompatibilidad expuesta por el maestro nacional José del Río Plasencia, por lo que ha quedado constituido el Ayuntamiento con los siete concejales de elección popular y los tres designados por el Delegado Gubernativo.

     Se pasó luego a la votación para elegir los cargos comenzando por el de Alcalde-Presidente. El sufragio arrojó el resultado que sigue: Alcalde: Andrés Calderón Blandez, por ocho votos y una papeleta en blanco, 1er. Teniente Alcalde: Cándido Barragán Gusano, 2º Teniente Alcalde: Cándido Ortega Barrera, 3er. Teniente Alcalde: José Antonio Aguión Chaves y Síndico: Federico Valverde Gómez.

     Comisiones: Hacienda: Andrés Calderón Blandez, Cándido Barrera Gusano y Manuel Gálvez Murillo, Policía Urbana: Andrés Calderón, José Vázquez Arenal y Manuel Pérez Gusano; Abastos: José Antonio Aguión Chaves, Manuel Gálvez Murillo y Cándido Ortega Barrera; Festejos: Cándido Barrera Gusano, Rafael Infante García y José Vázquez Arenal.

     El nuevo Consistorio retoma el proyecto de la Plaza de Abastos, por lo que decide continuar el expediente de expropiación forzosa del huerto de los Herederos de Josefa Parra Sánchez, en virtud a que la situación económica del Ayuntamiento ha mejorado y que se requiera al Perito para que dictamine el precio del solar en que se proyecta construir la Plaza de Abastos. También acuerda que desaparezca la subvención al Colegio SADEL de San Luis Gonzaga, de esta villa.

     Quedan enterados del telegrama del Gobernador Civil sobre funcionarios municipales.

     En virtud de la reclamación presentada por Francisco Parrón, Eugenio Barrera, Gerardo Cantero y Manuel Nogales, dejar sin efecto el expediente de suplemento de crédito que se tramitaba en esta Alcaldía, para que al confeccionar el presupuesto ordinario del actual ejercicio, puedan en él incluir los créditos precisos y obligatorios que estimen necesarios.

     El Consistorio celebra sesión extraordinaria el 4 de marzo, para tratar lo siguiente: Moción: Al constituirse el actual Gobierno de la República, para cumplir el programa del Bloque Popular, que sirvió de base a la triunfante coalición electoral de izquierdas, ha iniciado una activa labor reparadora de las injusticias sociales cometidas en el último bienio durante el mandato dictatorial de las fuerzas públicas reaccionarias que siguieron la gobernación del país en este periodo y ha sido uno de sus primeros actos, la adopción de medidas que reparen el agravio inferido a los funcionarios públicos, perseguidos políticamente por sus diferencias ideológicas con aquellas personas que ostentaban la dirección de los centros donde eran prestados los servicios. Esta medida ha sido ampliada en su mayor extensión y por virtud de ellas en todas las dependencias oficiales y empresas industriales y comerciales, se está procediendo gubernamentalmente a la readmisión de los despidos por tales motivos, quienes ingresan con los derechos que les corresponden al igual que si hubieren continuado en activo desempeñando la función y concediéndoles las indemnizaciones legales. El empleado municipal que realiza una función pública de extraordinaria importancia para el desarrollo y desenvolvimiento de las poblaciones y cuya permanencia en sus puestos, ajena a las luchas de partidos dentro del ejercicio del cargo al que están subordinados, es absolutamente necesaria, fue también objeto de represalias en tal sentido, llevándose a efecto separaciones arbitrarias que lanzaron al modesto trabajador a situaciones precarias, grandemente difíciles y que al faltarle el único medio de vida, destrozaron económicamente sus hogares. Las Corporaciones de elección popular, reintegradas a la gestión de la que gubernamentalmente fueron separadas, tienen el deber ineludible de cooperar a la magna obra emprendiendo el Gobierno, y en cuanto les afecte, procedan en analogía con las resoluciones del poder central, porque lo contrario sería traicionar los principios programáticos invocados.

     A este fin, pues, conduce la presente moción, que el Alcalde tiene el honor de someter a sus compañeros, toda vez que la Comisión Gestora que precedió en el mandato acometió separaciones injustas, basadas únicamente en el deseo de perjudicar a quienes se afiliaban a fracciones contrarias a su política destructora.

     Estos casos son, según los antecedentes que obran en las dependencias municipales, los que se relacionan: Juan Antonio López Márquez, que ostentaba el cargo de Maestro Alarife con el sueldo anual de 2.190 pesetas, separado por acuerdo de 26 de septiembre 1934, sin la instrucción de expediente y sin cumplir los requisitos establecidos por el Reglamento de 23 de agosto de 1924 y el Estatuto Municipal vigente a la sazón, sin que pueda concederle eficacia a lo posteriormente actuado, puesto que ello obedeció al convencimiento íntimo de aquella gestora municipal, haberse cometido un atropello, de que con toda dignidad y fundamento legal incontrovertible se defendía el interesado.

     También fue perjudicado el auxiliar de Secretaría y encargado de la oficina de Colocación Obrera Norberto Barrera Gusano, que ejercía mediante concurso tramitado con las formalidades de rigor, al que la Comisión Gestora cesó voluntariamente sin garantías procesales.

     Estos procesados se vieron obligados a interponer recurso ante el Contencioso-Administrativo, solicitando la reposición y el abono de sueldo dejados de percibir en el periodo de la separación indebida, todo ello al amparo del Estatuto Municipal y Reglamento de Aplicación.

     Está en el ánimo de todos los concejales que las separaciones citadas obedecieron exclusivamente al premeditado deseo de unos gestores que carecían de una personalidad edilicia, destruir lo realizado en su etapa de mandato, por la corporación actual, representativa de la voluntad popular y por ello, en uso de sus facultades, debe ofrecer legítimas satisfacciones a los perjudicados, a cuyo fin el suscribiente se permite proponer:

– Primero: Que se revoque totalmente, declarándolos nulos y sin ningún valor ni efecto los acuerdos de 26 de septiembre y 3 de noviembre de 1934 y el 16 de marzo de 1935, por los que fueron separados Juan Antonio López Márquez y Norberto Barrera Gusano, de sus cargos de Maestro Alarife Municipal y Auxiliar de Secretaría, encargado de la oficina de colocación obrera, respectivamente, reponiéndose en dichos cargos seguidamente con los derechos inherentes a los mismos y antigüedad a partir de sus primitivos nombramientos y en consecuencia sirviéndoles de abono como prestados a todos los efectos el tiempo de la injusta separación.

– Segundo: Que el Ayuntamiento se aparte de los recursos entablados en el Tribunal Provincial de lo contencioso-administrativo, si en los mismos se personó y para unir a los autos se remita al Ilmo. Sr. Presidente de aquel, certificado de esta moción y sus diligencia si sobre ella recayera acuerdo favorable, así como facilitando igualmente testimonio a los interesados.

– Tercero: Declarar que el cargo que ostentaba Norberto Barrera Gusano, es el de Auxiliar de Secretaría, como se observa con la convocatoria publicada para la oposición de la que se fijaron temas municipalistas y que anejo a dicho cargo tiene el de encargado de la oficina de colocación obrera, por lo que se reconoce iguales garantías y derecho que al resto de los funcionarios municipales, hallándose sujeto a iguales procedimientos que estos, toda vez que pertenece al mismo cuerpo.

– Cuarto: Declarar también el derecho de Juan Antonio López Márquez y Norberto Barrera Gusano, para percibir sus dotaciones íntegras desde que tuvo lugar la separación hasta aquel en que queden reintegrados al cargo, cantidad que se abonarán de la Caja Municipal, sin perjuicio de estudiar la posibilidad de responsabilidad consiguiente a quienes acordaron las destituciones, sin perjuicio al derecho que asista a los interesados de no desistir de su acción, cuyo fin se consignarán las partidas correspondientes en el presupuesto ordinario o extraordinario que se acuerde, por informe de la Comisión de Hacienda.

– Quinto: Que se incluyan a estos funcionarios repuestos en sus respectivos escalafones y lugares, atendiéndose para ello a los acuerdos que preceden y se participe al Centro Oficial, donde estos escalafones se encuentra en la actualidad.

     Es cuanto tiene el honor de someter a sus compañeros de Corporación, en Guadalcanal a cuatro de marzo de mil novecientos treinta y seis.- El Alcalde-Presidente, Andrés Calderón.- Rubricado.

      Los señores concurrentes en breve y razonada discusión, por unanimidad tomaron el siguiente acuerdo: Aprobar íntegramente la anterior moción del Sr. Alcalde, Andrés Calderón.

     Por el siguiente Juicio de Faltas, nos enteramos que Antonio Guerrero Albarrán denuncia el 2 de mayo ante la Guardia Civil, que con motivo de una gotera que caía de la planta alta donde vive el vecino Manuel Rivero Romero, le pidió que bajara para verla y éste le dijo que subiera él. Cuando subía la escalera a obscura, sintió que bajaba el vecino y al poco lo vio con un estoque en la mano, con intención de agredirlo. Que se lo pudo quitar y en el forcejeo se partió y se hizo una pequeña herida en el dedo. Que el citado Manuel Rivero ya había tenido otros encontronazos, porque la mayor parte del tiempo está beodo. El juez decreta reprensión privada para el denunciado y el denunciante.

     También el día 7 de mayo, Adelardo López de Ayala Gardoqui denunció que hace unos días le ha faltado de la esquina de su panadería en la calle Santa Clara, un guardacanto o marmolillo, cuyo valor estima en 50 pesetas. Según él había averiguado, el  marmolillo se lo llevaron José Vázquez Arenal, Francisco Mejias y Antonio López, y que el albañil lo había puesto en la casa de Leopoldo Fernández. No se pudo probar en el juicio la propiedad del marmolillo, ya que Leopoldo Fernández Calderón dijo que él se lo había encontrado abandonado en la vía pública, por lo que fue absuelto por el juez.

     Los periódicos se hicieron eco el 27 de mayo de un intento de suicidio: el joven de veintiún años Rafael Blanco Guerrero, que hizo el domingo una escapada de su domicilio para asistir al mitin sindicalista celebrado en la plaza de toros de Sevilla, fue reprendido por su madre al regresar al pueblo. El mozo enfadado a tal extremo, que después de golpearse la cabeza con una piedra se produjo un corte en el cuello con una navaja y frustrado nuevamente su propósito suicida, lo intentó por tercera vez, yendo a ponerse delante de la máquina de un tren, no consiguiéndolo tampoco por haberlo impedido la Guardia civil que lo ha puesto a disposición del juez.

      Tras las reincorporaciones de funcionarios realizadas por el nuevo Equipo de Gobierno, relacionamos los que componían la plantilla del Ayuntamiento al día 10 de junio de 1936:

  • Secretario: Adrián Salinas Carrasco
  • Interventor interino: Fernando Vargas Soriano (oficial 1º)
  • Depositario-recaudador: José Antonio Cordobés Pinelo
  • Oficial 1º: Juan Blandez Chaves
  • Oficial 2º: Miguel Chaves Galván
  • Oficial 3º: Rafael Ibáñez Espínola
  • Aux. de Secretaría: Jesús Rivero Fontán
  • Aux. Secretª. y Encargado oficina colocación: Norberto Barrera Gusano
  • Director Casa Socorro: José Llinares Llinares        
  • Matarifes: Jesús Vázquez Díaz y Antonio Tomé Vázquez
  • Tablajeros[1]: Francisco E. Tomé Gil y Carlos Vázquez Rodríguez
  • Fiel del Matadero: Fructuoso Yanes Sanz
  • Guardas paseos: Juan J. Díaz Parrón y Bernardo Jiménez Hernández
  • Barrendero: Narciso Paniagua Prieto
  • Conserje Cementerio: Francisco García Sánchez
  • Alarife Municipal: Juan Antonio López Márquez
  • Alguacil del Ayuntamiento: José Mª Bernal Álvarez
  • Guardias Municipales: Andrés Valle Corchado, Jacobo García Pinelo, Rafael Trancoso Gálvez, Manuel Cordero Gálvez, Ramón Espínola Sanz, Rafael García Parra, José Mª Moyano Hernández y Lucas Díaz Núñez.

     No aparecen en esta relación los sanitarios, por regirse por disposiciones especiales.

     El 14 de junio el diario ABC informaba: El cura párroco de Guadalcanal ha presentado una denuncia al Gobernador Civil, contra el Alcalde de dicha localidad, que le prohíbe los entierros católicos y los toques de campanas. El Gobernador ha prometido corregir este abuso del Alcalde.

     Adolfo Rivero Nogales denuncia el 26 de junio, a Enrique Montenegro Díaz, que cuando iba por la calle Milagros se acercó a él y cogiéndolo por la solapa de la blusa y la otra mano metida en el bolsillo del pantalón, le dijo: Eres un ladrón y un canalla y voy a beber de tu sangre. Que él forcejeó y pudo escaparse y meterse en el zaguán de su casa, pero el otro seguía amenazándole, diciéndole:  de ésta te escapas, pero que a otra no te escaparás. Según declaración de Montenegro, la discusión fue por una diferencia de salario que tenía pendiente de abonar y que en ningún caso estuvo a menos de catorce metros de la casa de Adolfo. Fue condenado a un día de arresto menor más costas.           

EL GOLPE DE ESTADO EN GUADALCANAL

     Después de estudiar toda la documentación encontrada durante nuestra investigación, hemos llegado a unas conclusiones que quisiéramos exponer a nuestros lectores, antes de entrar directamente en los hechos ocurridos.

     Cuando el 18 de julio se produce el golpe de estado por Franco, el alcalde democrático de Guadalcanal, Andrés Calderón, se encontraba en Sevilla gestionando unos asuntos del Ayuntamiento. Es detenido y a los pocos días fusilado en esta capital.

     Al día siguiente, la Guardia Civil abandona el pueblo y se traslada al cuartel de Cazalla de la Sierra, que había apoyado el golpe militar.

     Desde el Casino disparan a los concentrados en la Plaza, matando a una persona y desde la casa de Luis Castelló también disparan, hiriendo gravemente a otro vecino de izquierda.

     La pregunta que nos hacemos es, si el Sr. Calderón, de gran carisma y ascendencia sobre las personas de izquierda, ya que había estado de Alcalde o Teniente Alcalde en casi todos los Consistorios gobernados por la izquierda durante la República, hubiera vuelto ese mismo día a Guadalcanal. Si la Guardia Civil no hubiera abandonado el pueblo al día siguiente dejándolo indefenso en unos momentos tan críticos. Si desde el Casino no hubieran disparado y matado a una persona que estaba en la Plaza, y posteriormente no hubiera disparado Antonio Castelló -hijo de Luis Castelló- desde su casa (actual Casa de la Cultura), hiriendo gravemente a otra persona… ¿se hubieran producido los sucesos que con posterioridad ocurrieron?.

     Quizás lo más importante, y que influyó en los hechos que sucedieron durante el primer mes del golpe de estado en Guadalcanal, fueran las muertes que se produjeron en los pueblos donde fueron entrando las fuerzas golpistas de Franco. En Cazalla de la Sierra hubo un primer intento de toma el 5 de agosto, donde asesinaron a muchas personas de izquierda, al día siguiente se produce en Guadalcanal el asesinato de la mayor parte de las personas de derecha. El 12 de agosto, Cazalla de la Sierra es tomada definitivamente muriendo muchísimas personas de izquierda y, al día siguiente, mueren en Guadalcanal los últimos vecinos de derecha.

     Vamos a tratar de explicar  cómo se desarrollaron en Guadalcanal los primeros días tras el golpe de estado y lo ocurrido a partir del 19 de agosto, día de la toma del pueblo por los golpistas. Poca documentación hemos conseguido encontrar en los archivos de Guadalcanal ni durante los primeros días del golpe militar, ni los posteriores al 19 de agosto. Gracias a lo contado verbalmente por algunos vecinos jóvenes en aquellas fechas y por datos que hemos ido sacando de sumarios, vamos a relatar lo que al parecer ocurrió.

     En cuanto se tiene noticias del golpe de estado, los vecinos se echan a la calle y se concentran en la Plaza de la República (actual Plaza de España). En la misma plaza, en el Casino Nuevo Círculo, están reunidas muchas personas de derecha, que gracias a un aparato de radio, oyen las noticias que continuamente están ofreciendo desde Sevilla. Así lo declaraba Eusebio Mirón Villagrán, en un sumario al que hemos tenido acceso y que podrán leer en páginas posteriores: …la noche que estalló el Movimiento, al oír en mi aparato de radio Sevilla al general Queipo de Llano, lo comuniqué inmediatamente por teléfono a algunos amigos; a continuación mi hermano Marciano me avisa por el mismo conducto: no salgas, pues he visto pasar por mi casa a la turba armada; a continuación es el gerente de la fábrica de harinas Santa Clara el que me telefonea y me dice: vea el medio de advertir a los que están en el Casino de la Plaza, que hay grupos armados en ella y están incomunicados. El médico Antonio Márquez también dice: yo vengo de allí, el Casino sigue abierto y concurrido, me he encontrado algunos grupos en la Plaza, conmigo no se han metido. Alfredo Muñoz Arcos también nos confirmó que según le decía posteriormente su padre: en el Casino estaban muchas personas de derecha y que a la hora de marchar para sus casas aquella noche, cada uno lo hizo de una forma. En el caso de su padre y otros dos amigos, salieron por la puerta de atrás con unas garrafas de vino vacías, por si eran parados, explicar que ellos venían del campo.

     El periódico La Unión, en su edición del 13 de agosto, informaba de esta forma, de los primeros hechos ocurridos en Guadalcanal, aunque a ninguna de las personas con las que hemos hablado le consta que ocurriera así: … el mismo 18 de julio por la tarde, un pequeño grupo de asaltantes irrumpió a la fuerza en el casino “Nuevo Círculo”, establecimiento en el que solía reunirse la derecha local. Cuando llegaron, los socios del círculo cultural ya estaban preparados y los recibieron con una descarga de disparos, obligándolos a la retirada. Pero, al poco de haberse marchado y una vez que hubieron preparado un nuevo asalto, volvieron a intentarlo; otro fracaso era poco probable; de ahí que los asociados del “Nuevo Círculo” no tuvieron más remedio que rendirse.

     A última hora de esta noche del 18 de julio, se producirían los primeros muertos y heridos en Guadalcanal. El hijo de Luis Castelló, desde la azotea de su casa en la actual calle de Costaleros, disparó contra varios trabajadores que pasaban por la calle, hiriendo gravemente a Juan Llano Espino, que fue atendido por el médico Eusebio Antonio Márquez, que dio parte al juez Ramón Calderón. Horas después acudió el médico José Llinares Llinares a decirle que a la una y media de la madrugada, había ingresado en la Casa de Socorro otro hombre herido por arma de fuego, al que habían disparado en la Plaza de la República, desde el edificio del Casino, que falleció a los diez minutos de ingresar. Se trataba de Juan Antonio García García[2], que sería el primer vecino de Guadalcanal de izquierda, que murió como consecuencia de la Guerra Civil.

     Al tener noticias al día siguiente de estos hechos, muchos vecinos se volvieron a reunir en la Plaza y algunos de ellos fueron al cuartel de la Guardia Civil y exigieron la entrega de las armas que había en el recinto, lo que así hicieron. También tuvieron noticias de que el alcalde Andrés Calderón Blandez que había ido a Sevilla el día anterior, no había vuelto y hablaban de que lo habían fusilado los golpistas. Ese mismo día, la Guardia Civil es avisada para que se concentren todos en Cazalla de la Sierra, por lo que Guadalcanal se quedó sin Alcalde y sin Guardia Civil.

     Al haberse marchado la Guardia Civil y no haber regresado el Alcalde, la localidad queda controlada por una Comisión que organiza una serie de grupos de vecinos armados, que empezaron a funcionar aquella misma noche en la que se producen los incidentes provocados por los vecinos de derecha. Estas acciones reventaron la posibilidad de que los sucesos se desarrollaran de forma pacífica.

     Otra versión de los hechos, nos la da el periódico el Correo de Andalucía que en la página 9 de la edición del día 27 de agosto insertaba una crónica donde transcribía lo declarado por el vecino Adelardo López de Ayala y Cortés:

     En unión de varios elementos de derecha del pueblo se encontraba en el Casino cuando empezaron los sucesos, y fue uno de los que con sus pistolas contuvieron a los grupos que quería asaltarlo, hasta que al amanecer se vieron obligados a retirarse ante la cantidad de marxistas que se habían congregados en la Plaza.

     El alcalde <José> Núñez <García>, publicó un bando ordenando la entrega de las armas y la dinamita que tuvieran los fascistas, y mandó un emisario a la casa donde estaban refugiados para que se entregasen. La contestación fue la natural. Ellos no se entregaban y se defenderían como pudiesen. Más como los medios de defensa escaseasen, ante la palabra del alcalde de que nada les pasaría, se entregaron.

     Han estado detenidos algunos hasta 32 días, pasando toda clase de privaciones, especialmente al principio, hasta el punto de que durante los ocho primeros días no les permitieron ni lavarse, y si tenían precisión de hacer alguna necesidad, los acompañaban encañonándoles con las escopetas.   

     El día 20 fueron convocados todos los vecinos que poseían armas de fuego, para que hicieran entrega de ellas en el Ayuntamiento, cosa que realizaron la mayoría, aunque no todos. Esto provocó una excitación enorme en el pueblo, de hecho, gran cantidad de personas se dirigieron a la casa de Luis Castelló Rodríguez y la asaltaron, produciéndose un tiroteo donde murió Luis Castelló[3] y su criado Manuel García Romero[4]. Se produjeron algunos tiroteos en la población realizados por vecinos de derecha, que enardecieron más los ánimos. En las detenciones de vecinos de derecha hubo también incidentes, hasta el punto de que en uno de ellos, fue perseguido y muerto el falangista Ramón Crespo Ramos[5].

     A medida que los vecinos de derecha se presentaban a entregar las armas que poseían, fueron encerrados en el Ayuntamiento. No hemos conseguido concretar la cifra total de las personas que pudo haber retenidas en la Casa Consistorial, pero sí tenemos los siguientes datos extraídos de otro sumario. Eusebio Mirón decía:…avisado para ver a uno de los detenidos en el Ayuntamiento, mi cliente don Julio Herce y al entrar en la sala observé el hacinamiento y enorme temperatura que sufrían: protesté ante los guardias de aquella desconsideración alegando el peligro de asfixia de más de cien personas encerradas en aquel recinto.

     Antonio Limones, también en el mismo sumario dice: que conoce a don Eusebio Mirón y que respecto a su actuación durante aquella fecha puede decir que con ocasión de estar unas sesenta o setenta personas detenidas en una dependencia del Ayuntamiento… Por lo que debemos pensar, que al menos alrededor de noventa personas sufrieron esta detención ilegal, que les llevaría a la mitad de ellos, a la muerte.

     Empezaron[6] de esta manera las detenciones de los vecinos con filiación o ideas derechistas. Una vez presos muchos de los elementos de orden, empezó la búsqueda del arsenal que les suponían oculto en la iglesia parroquial. Las sospechas y recelos contra el párroco venían de lejos, concretamente desde que éste a inicios de la República establece con la derecha local una relación muy estrecha. Y todo porque, instaurado el nuevo régimen, el sacerdote permitió a su madre en una mañana del Corpus enganchar en los balcones de la Casa Rectoral varias colgaduras con la bandera y el escudo de la Casa Real. Los pendones y banderolas provocaron tales protestas que éstas impidieron el discurrir del Corpus y originaron la prohibición de otra procesión que solía celebrarse por la tarde.

     Manuel Jiménez Sutil en escrito enviado al Arzobispado explicaba sobre este tema: …así pues, suficiente motivo a ojos de los buscadores, para sospechar que el cura había consentido un depósito de bombas en aquel lugar y por ello “los veinte escopeteros” no dudaron un instante en exigir al clérigo que les mostrase el escondite. De poco sirvió tal acción, ya que tras el minucioso registro se marcharon sin haber encontrado proyectil alguno. Pero no desesperaron y, como en la villa había más recintos religiosos, pensaron que tal vez serían las monjas las depositarias del citado almacén, aunque tampoco encontraron nada[7].

      Hemos tenido la suerte de poder contar con una serie de personas que vivieron los hechos que ahora les contamos y que les vamos a ir ofreciendo a lo largo del libro.

     Así lo recuerda Antonio Cabeza Grillo, de 93 años, que nos contó sus recuerdos de aquéllos días.

     En aquellas fechas tenía 17 años y estaba afiliado a las Juventudes Socialistas, que tenía la Casa del Pueblo en la calle Antonio Machado (frente al actual Cebollino). El 18 de julio me cogió a mí trabajando en el Hornillo en la era. Recuerdo que en la Plaza, los de Falange se liaron a pegar tiros y le dieron a uno que le llamaban El Largo. Este hombre        –que era mayor- se paseaba por la Plaza les diría alguna cosa y le pegaron un tiro y lo mataron. 

    De los que mataron de derechas los días posteriores, los únicos que vi fue cuando mataron a don Pedro el cura, ya que varios chavalotes fuimos a ver a los que habían fusilados la noche anterior.

     La gente que mató a los de derecha era del pueblo, yo no te puedo decir… no puedo contar mucho, porque esos días estábamos todos asustados, sin movernos de casa. Creo que en la cárcel no los tenían, sino que iban a buscarlos de madrugada a sus casas.

     Yo vi arder los santos, pero no recuerdo que día fue, lo hicieron unos 15 o 20, que fueron los que estaban siempre de aquí para allá con las escopetas.

     En el pueblo se vivió más o menos normal durante el primer mes, la gente trabajando en el campo o donde estuviera, las tiendas abiertas con mercancía.

     Sólo se veían los 15 o 20 con las escopetas, dando vuelta. A partir del día 15 de agosto la gente ya dejó de trabajar, esperando la llegada de un momento a otro de los militares de Franco. En el Ayuntamiento no había nadie.

      También Manuel Cabeza Grillo, hermano del anterior y que en esta fecha tenía quince años, recuerda estos días:

     El 18 de julio me pilló en el campo guardando guarros. Por la noche mataron de un tiro a Juan “El Largo”. Al parecer el disparo lo hizo Adelardo López de Ayala desde el Casino. También desde la casa de Castelló hicieron disparos en la misma noche del 18, según decían, fue Ismael Castelló, el hijo de Luis Castelló. Después el día 20 mataron a Luis Castelló y al “Rapa”.

     Aparte de las muertes que se fueron produciendo, el pueblo siguió igual. Los que teníamos trabajo íbamos a la era o a guardar el ganado, las tiendas y los bares estaban abiertos.

     No llegué a ver a ninguno de los que fusilaron, ni de derechas –porque estaba en el campo- ni de izquierdas, porque ya me había ido. Sí me dijeron que al cura lo fusilaron y al día siguiente lo encontraron sentado en una de las tumbas. Lo mataron definitivamente, pero no sé la forma en que lo hicieron.

           Igualmente Joaquín Galván Baños, recuerda estos primeros días:

     Del 18 de julio no tengo muchos recuerdos porque estaba en el campo. Recuerdo la quema de las imágenes de la iglesia de Santa María, que la hicieron en medio de la plaza, a un lado y otro de la estatua. Ese día había en el pueblo gente de Villanueva del Río y Minas. La cabeza de la estatua de López de Ayala, la estuvieron arrastrando por varias calles, atada con una cuerda.

     Recuerdo que el seis de agosto cuando fueron a fusilar a varios vecinos de derechas, uno de los que llevaba armas se pegó un tiro accidental y se lo trajeron a prisas para el pueblo, pero al final murió. Se le conocía por Rompeencinas. En el barullo que se lió, a tres de los que iban a fusilar lo dejaron con vida y se escaparon.

Y Benjamín Lara Abril también nos contó sus vivencias:

El 18 de julio no salí de mi casa, yo tenía quince años, pero a mí me daba miedo todo aquél jaleo. Yo si sé que en el Casino estaban los señoritos y que se acercó uno “El Largo” y le dispararon y lo mataron. También me acuerdo de Ramón Crespo que quisieron detenerlo <esto fue dos días después> y él salió corriendo por la Almona y fue a parar a la calle La Sánchez, se metió en un pajar y allí lo mataron. También me acuerdo cuando mataron a Tena que se dedicaba a afeitar por las casas a los ricos, y por eso lo mataron precisamente en la misma fuente de la Plaza.

A los de derechas los mataron en tres días diferentes, pero no sé por qué fue así. Uno de los días que fueron al Cementerio a fusilar a los de derecha, uno se hirió él mismo y lo llevaron para que lo curara Llinares, pero al final murió. Eso permitió a tres o cuatro salvarse <en realidad fueron cinco> y escapar, unos por Fuente del Arco y otros por la Puebla del Maestre.

Lo de la quema de las imágenes yo no lo vi porque no me dejaban salir a la calle. Fue en la Plaza y allí las quemaron el día 20 de Julio. La cabeza de López de Ayala también estuvo rodando por la mitad de las calles del pueblo  y a la musa del monumento le rompieron la cabeza.

Al párroco lo vi cuando lo llevaban junto con otros presos, que los trasladaron del Ayuntamiento a los Milagros. Aunque dicen que no murió la primera vez que lo fusilaron, me consta que sí falleció el día de su fusilamiento.

Me acuerdo de un hecho que sucedió en la misma puerta de nuestra casa, ya que se formó un jaleo con una hermana del médico Eusebio Mirón y unos escopeteros. Mi hermana era de las juventudes socialistas y mi madre intervino para amparar a esta mujer, hasta que vino un hombre y se la llevó. Nosotros nos pudimos meter en un lío.

Otro hecho que conmocionó a muchos vecinos, fue la destrucción de todas las imágenes de las iglesias y ermitas de Guadalcanal. No ha sido fácil fechar el día exacto, pero creemos que por lo menos las imágenes de la iglesia de Santa María fueron quemadas en la noche del día 20 de julio. En uno de los sumarios al que hemos accedido, podemos leer las declaraciones de Joaquín Llamazares Llano, que decía: aquella noche <20 de julio> presencié desde mi domicilio la quema de las imágenes de la Iglesia contigua… <vivía en la calle Caridad>. 

     Por lo tanto, damos como correcta esta fecha, aunque en declaraciones de Adelardo López de Ayala y Cortés al periódico El Correo de Andalucía decía lo siguiente: Entre los días 22 y 23 de julio, quemaron todas las iglesias del pueblo. A las imágenes de los santos las paseaban por el pueblo con unos carteles diciendo que ya se habían entregado y después las destrozaban y quemaban.  A varias caballerías las llevaron por las calles con los vestidos de las Vírgenes y los vestuarios de la iglesia, entre grandes blasfemias.     

     De una forma u otra, creemos que las restantes iglesias fueron destruidas entre el 21 y 22 de julio, ya que Antonio Rodríguez Aguilar nos relata:

…mi madre me había mandado a comprar a casa de mi tía Elena, que tenía la tienda en los Cantillos, en la  calle Guaditoca, esquina Concepción. Entonces he visto como quemaban las imágenes de la iglesia de la Concepción. El maestro José del Río al que yo conocía por ser su alumno en la escuela que había en el Pósito (actual Hogar del Jubilado en la calle Cervantes), estaba presente y tratando de salvar los santos les decía: “Tened en cuenta una cosa, que lo que se destruye después no se recupera, guardarlo en una habitación y después se verá si vale, vale, y si no, luego se destruye”.

         También José Arcos Cabeza, entonces muy niño nos decía:

 …yo iba con mi padre que tenía que presentarse en el Ayuntamiento y cuando pasamos por la iglesia de San Sebastián había varias personas destruyendo los santos, uno de ellos, pegándole golpes con un palo a Ntro. Padre Jesús, decía… “Toma agachaito para que no te levantes”…      

       El incendio y quema de  las imágenes, retablos y enseres de la Iglesia de Santa María de la Asunción, se realizó poniéndolas a ambos lados del monumento erigido a Adelardo López de Ayala, según nos han informado personas que lo vieron, aunque otras ponen el incendio en la puerta de la iglesia donde procedieron a continuación a prenderle fuego. Igual ocurrió con las de San Sebastián, Santa Ana, San Vicente, Espíritu Santo, la Concepción y las ermitas de Nuestra Señora de Guaditoca, del Cristo del Humilladero y de San Benito. Algunos de los edificios fueron utilizados para alojamiento de los numerosos huidos que llegaban a la población y otros como depósito de alimentos.

RELACIÓN DE DESTROZOS DE IMÁGENES Y ENSERES DE LAS IGLESIAS

     Para ofrecerles esta información, hemos seguido el informe que realizaron los profesores José Hernández Díaz y Antonio Sancho Corbacho[8], ya que no hemos podido acceder al Archivo Parroquial.

Iglesia Parroquial de Santa María

     Retablo mayor cuya parte central estaba constituido por una gran caja que contenía en relieve la historia de la Asunción, delimitada por dos parejas de columnas corintias que apeaban un entablamento y frontón, remataba esta zona del retablo en una caja con figura del Crucificado. El plano del lado de la Epístola estaba distribuido en cuatro hornacinas y un remate, figuraban las imágenes de San Pedro, un Santo Obispo, San Pablo y otra escultura sin identificar. Un lienzo se situaba en el ático, constituyendo el remate de esta zona. Columnas jónicas en el primer cuerpo y corintias en el segundo, constituían los elementos separativos de las referidas hornacinas. En el lado del Evangelio había una hornacina con interesante y devota imagen de vestir y las cajas de San Cristóbal y un Santo Obispo, con columnas corintias entre ellas. Remataba un ático con pintura. La obra, que puede fecharse hacia 1600 y contenía motivos que la relacionaban con los retablos de Juan de Oviedo el Joven y Miguel Adán, fue completamente destrozada. La nave del Evangelio (actual de la Milagrosa) con dos notabilísimas rejas constituidas por dos tramos de balaustre y barrotes entorchados, con remates del Renacimiento. La que da acceso a la capilla mayor estaba fechada en 1541. Durante los sucesos fue completamente destrozado su retablo y mutiladas parcialmente las rejas. En tres arcos de esta nave y en la capilla bautismal se hallaban sencillos altares con las imágenes de la Virgen de las Angustias, San Juan Nepomuceno y San Antonio de Padua. Todos fueron destruidos. En la nave de la Epístola, el testero colateral lo ocupaba la capilla del Cristo atado a la Columna, con un retablo de la escuela sevillana, del primer cuarto del siglo XVII. En otros retablos se daba culto a la Virgen de la Soledad y un Cristo Yacente. Todo fue destrozado. En la capilla del Cristo de las Aguas (actual Sagrario), se hallaban los retablos del Cristo titular, Milagrosa, y Virgen del Rosario. Todo destruido. En la capilla de la Virgen de Guaditoca, había un retablo de cerámica. Fue destrozada la imagen. En dicha capilla había una pintura en tabla de la Cena Sacramental y otra con dos figuras, al parecer, de Apóstoles, que escaparon al saqueo.

            En la capilla de ánimas, figuraba un lienzo de dicho asunto, que fue destrozado. También se veneraba en este templo una interesantísima imagen de San Francisco de Asís, talla de escuela sevillana del primer cuarto del siglo XVII, destrozada también. La cruz parroquial de plata dorada, repujada y cincelada, cuya manzana en forma de templete tenía las figuras de los cuatro evangelistas, así como en la unión de los brazos de la cruz y en los extremos de los mismos, presentaba bellísimos relieve representando la Asunción y algunos Apóstoles. Esta obra del siglo XVI fue destrozada en varios fragmentos.

Convento del Espíritu Santo

     En este Convento ocupado en aquellas fechas por las Hermanas de la Doctrina Cristiana, destrozaron varios retablos y profanaron el cadáver de una Venerable que allí se encontraba sepultada. Sin embargo alguien corrió a avisar a las monjas para que nada temieran, cuando “entrara la turba en la iglesia”[9]. Gracias a la advertencia pudieron salvar la Sagrada Eucaristía, los vasos rituales y parte de los ornamentos. Sin embargo, ni ellas ni los fieles pudieron evitar el saqueo, el destrozo del templo, ni tampoco que los asaltantes portasen hasta la plaza las imágenes y retablos para que, una vez amontonados, fuesen pastos de las llamas[10]. Otros ornatos que las religiosas no pudieron esconder, aparecerían luego, una vez ocupada la villa, en la “Casa del Pueblo” y en viviendas particulares.

Iglesia de San Vicente

     Se destrozaron los retablos y se perdió la interesantísima imagen de San José, obra del círculo del escultor Juan de Mesa.

Iglesia de Santa Ana

     Se destrozaron todos los retablos e imágenes que había, convirtiéndose el edificio en granero. Entre los restos conservados del retablo mayor, figura una tabla apaisada con dos figuras de Padres de la Iglesia, de hacia 1580, con varios impactos de bala. También destrozaron el bellísimo Crucifijo de marfil, del siglo XVII, verdadera joya de este templo. La iglesia poseía una buena colección de objetos de orfebrería e interesantes ornamentos, que sufrieron más destrozos que en las otras dos iglesias. Entre los primeros figuraba una Custodia procesional de plata repujada, de la primera mitad del siglo XVIII. Fue destrozada en múltiples fragmentos. También fueron destruidas, la Cruz parroquial de plata dorada con bellos relieves, una lámpara y un limosnero. Sobresalían entre los ornamentos una magnifica casulla y dos dalmáticas de terciopelo rojo bordado en oro del último tercio del siglo XVI. Una casulla verde bordada en sedas de colores, también de la misma época. Todas estas piezas fueron destruidas por el fuego.

Iglesia de San Sebastián

     El retablo del altar mayor, obra de comienzos del siglo XVII, fue destrozado y se conservan algunos lienzos de pintura siguientes: La Huidas a Egipto y el Arcángel San Rafael, en el segundo cuerpo, lado del Evangelio, la Imposición de la casulla a San Ildefonso, en el ático central, y dos figuras de ángeles en áticos laterales. Fue destrozada la parte del retablo del lado de la Epístola y el primer cuerpo del tramo del Evangelio.

     El retablo de la capilla del Sagrario, de las postrimerías del siglo XVIII también fue mutilado. La pila para el agua bendita, un bellísimo capitel romano, fue destrozado en parte, conservándose ahora en la iglesia de Santa María. La custodia procesional de plata repujada de del siglo XVIII, que estaba dividida en tres cuerpos sostenidos por elegantes columnillas decoradas, fue destrozada en múltiples pedazos.

              También las imágenes de todas las Cofradías de Penitencia fueron destruidas y quemadas. A continuación algunas de las esculturas que se perdieron.

             En relación con la única imagen que no fue destruida totalmente, Alfredo Muñoz Arcos nos relató lo siguiente:

      A primeros de septiembre visité la ermita de San Benito con unos amigos y sólo encontramos la cara del Cristo de la Humildad, las manos de la Virgen de los Dolores y las caras de Santa Justa y Rufina. En el pozo que hay en la entrada, a dos metros de profundidad, estaban los restos del Cristo de la Humildad. Le faltaba la cabeza, el pecho, el vientre, la espalda, tres dedos de la mano derecha y dos del pie derecho, los brazos sueltos, y el derecho en dos trozos. Por estas circunstancias, sería el primer trabajo que realicé para Guadalcanal, restaurar al Cristo de la Humildad. Empecé por encolar todas las piezas y seguidamente acoplar los trozos de madera que faltaban, para empezar a tallar. Una vez restaurado, inicié el proceso de estucar, lijar y policromar  y finalizado el trabajo lo entregué al cura párroco de Santa María de la Asunción, Manuel Jiménez Sutil, que me felicitó..                                                 

     La Patrona de Guadalcanal, Ntra. Sra. de Guaditoca, también fue pasto de las llamas en la iglesia parroquial de Santa María de la Asunción

    También en estos días fue decapitada la musa del monumento de Adelardo López de Ayala, que existe en la Plaza de España.

      Siguiendo con lo publicado por el diario El Correo de Andalucía, en su edición del 29 de agosto, podemos saber que:

        El día 28 de julio se constituyó un tribunal, presidido por el juez Ramón Calderón <Galindo>, < Manuel> Gálvez <Murillo>[11] por la CNT, Correillo por los socialistas, el secretario del Juzgado <Bernal> y un escribiente del mismo.

     Todo el afán era el mismo: saber dónde estaban las armas escondidas y esa fantástica dinamita que ellos creían que la tenían los elementos de derecha, cuando sólo ellos eran sus poseedores.

     Ante el tribunal fueron compareciendo todos los detenidos, y la misma negativa se oía de todos los hombres: nadie, como era verdad, tenía armas.

     De madrugada salió de la prisión <edificio del Ayuntamiento> el primer grupo de diez individuos, para trasladarlos a Cazalla, según dijo el Presidente del Comité. Pero Cazalla fueron las tapias del cementerio [según nuestra investigación, realmente fue en el paraje denominado La Serenita en la carretera de Cazalla de la Sierra], donde unas descargas segaron las vidas de hombres que sólo bien habían hecho por Guadalcanal.

     Efectivamente, el 29 de julio murieron los siguientes vecinos de derecha: Luis Almeida Cabezas[12]; José Castelló Castro[13]; Emilio Crespo Ramos[14]; Emilio Crespo López[15]; Julio Herce Perelló[16]; Adelardo López de Ayala Gardoqui[17]; Juan del Puerto Criado[18]; Antonio Mª Rivero Sanz[19]; Edmundo de Torres Pauly[20]; Antonio Urbano Perea[21]. Los fallecimientos no fueron registrados en el Juzgado de Guadalcanal, hasta el día 23 de enero de 1937.

     De nuevo el día 6 de agosto, coincidiendo con el intento de ocupación de Cazalla, fueron fusilados en Guadalcanal, veintidós presos de derechas, entre la una y las cinco de la mañana, la mayor parte de ellos en el Cementerio Municipal de San Francisco, y algunos en el paraje de la Serenita, Estos son los nombres: Antonio Yanes Chaves [22]; Antonio Almeida González[23]; Cándido Alvarado Moreno[24]; Juan Antonio Barragán García[25]; Pedro Carballo Corrales[26]; Antonio Castelló Rodrigo de la Peña[27]; Ismael Castelló Rodrigo de la Peña[28]; Plácido de la Hera Rivero[29]; Juan Llamazares Llano[30]; Mariano Martín de Arriva Cabeza[31]; Isidro Muñoz Pérez[32]; Joaquín Rivero Paz[33]; Ignacio Rivero Arcos[34]; José Rivero Sanz[35]; Jesús Rivero Sanz[36]; Adelardo Rivero Espino[37];  Joaquín Rodrigo de la Peña Alvarado[38]; Manuel Sanz Cordo[39]; Luis Tena Cabeza[40]; José Tena Fernández[41]; Joaquín Yanes Criado[42] y Antonio Yanes Criado[43].

     Algunos de estos cuerpos serían los que encontró José Yanes Criado cuando lo llevaron al cementerio para fusilarlo. Esto fue lo que contó al periódico La Unión y que este diario publicó el día 13 de agosto:

     Llegado el momento, los condenados, conscientes de la muerte que les esperaba, marchaban escoltados hacia las tapias del cementerio “aquel era el camino del dejar de existir, fue un desfile de sombras espectrales, una escena tenebrosa y escalofriante” pues cuando se acercaron a las puertas del cementerio hallaron dispersos sobre el suelo unos dieciocho hombres asesinados. Los verdugos fueron fusilando hombres de dos en dos, cuando quedaban cuatro de los diez que llevaron, dispusieron terminar con ellos al mismo tiempo. Los pusieron en fila, junto a la tapia, dentro del cementerio, y dispararon varias veces sobre ellos. Cayeron al suelo los cuatro. Uno de ellos era don José Yanes Criado. Cayó debajo de los otros. Se hizo el muerto. A las dos horas levantó la cabeza, y viendo que los asesinos estaban al otro lado de la tapia del cementerio, rastreando, se metió en un nicho medio abierto en el que estuvo metido aproximadamente diez minutos (…)[44]

     Este día 6 de agosto, ocurrieron otros hechos que incidieron no solamente en José Yanes, sino en otros vecinos de derecha. Uno de los milicianos resultó herido por arma de fuego, por sus propios compañeros, por lo que tuvieron que cogerlo y llevarlo para el pueblo.

     Manuel Rodríguez Caballero[45], nos cuenta como sucedieron estos hechos: Como consecuencia de este alboroto, tres personas a las que habían llevado para fusilar, aunque heridos, pudieron eludir la vigilancia y meterse en unos nichos que había vacíos. Al marcharse los milicianos pudieron salir los tres: Antonio Limones de la Hera, José Yanes Criado y Antonio Fontán Martínez. En la forma que pudieron dos de ellos -según el articulista- marcharon campo a través y se dirigieron a la Puebla del Maestre. Allí el alcalde socialista Sinforiano Faustino Pelicano Caballero, les acogió en su propia casa y avisó a su primo joven médico, Juan Álvarez Macedo, que les curó las heridas recibidas. Fueron alojados en la posada Cañamares y al día siguiente fueron conducidos por el alguacil Antonio Machío Algaba al puerto de Monesterio, hacia zona nacional segura. No acabó aquí la historia, ya que al día siguiente llegaron cuatro milicianos a caballo, procedentes de Guadalcanal. En plena busca llevaron a cabo represalias contra Sinforiano Pelicano, robando en su casa, después de romper con la culata de los fusiles la puerta. Al médico Juan Álvarez le dieron tal paliza e insultos, que enfermó y murió poco después. Para Sinforiano aun siguió la historia, ya que al ser tomado el pueblo por guardias civiles y falangistas, provinentes de Llerena en dos camiones, le buscaron para fusilarlo. Él había marchado a Guadalcanal –que ya estaba en manos de los sublevados de Franco- buscando a las personas que había auxiliado el seis de agosto, dándole éstos un salvoconducto para que no fuera molestado. Pero en el tiempo que estuvo fuera, los falangistas habían cogido a su esposa, Loreto Barragán, le habían cortado el pelo al cero, dejándole únicamente a modo de burla, un pequeño manojo de cabellos sujetos con una cinta de color rojo, y posteriormente la habían paseado por el pueblo, habiéndola obligado antes, a tomar más de medio litro de aceite de ricino.

     En el caso de Antonio Limones, según leemos en la declaración que realizó Eusebio Mirón Villagrán, se refugió en Fuente del Arco, en la casa de un hermano del Sr. Mirón.

     El periódico el Correo de Andalucía, en su edición del 27 de agosto de 1936, página 9, nos ofrece noticias de estas personas que escaparon tras ser fusilados, que amplía el número de evadidos. Así por declaraciones que hace Adelardo López de Ayala y Cortés, ésta es otra versión de los hechos ocurridos:

     El día 5 de agosto volvieron a por otro grupo [al Ayuntamiento], esta vez de 26, que fueron conducidos por las calles del pueblo esposados, entre las amenazas y los insultos de la canalla, que se reían al verlos pasar. Así fueron conducidos hasta la escuela de los Milagros, y por la noche el trágico viaje hacia las tapias del cementerio. Primero un grupo de seis y luego dos de a diez, vieron con horror como cerca de doscientos hombres entre gritos a la revolución y vítores al comunismo, los acribillaban a balazos, ofreciendo sus vidas por la salvación de España.

      Milagrosamente, cinco individuos pudieron escapar con vida de esta tragedia, por haber sufrido solamente heridas más o menos graves. López de Ayala nos cuenta cómo oyó la voz de mando y como una descarga los hizo caer a tierra. Él cayó pesadamente, en unión del compañero con quien estaba unido a su muñeca por una cuerda. Sintió un dolor fuerte, agudo, en un brazo y pudo sentir cómo sus verdugos se acercaban hacia ellos y volvían a disparar sobre los que aún se movían. A su compañero lo remataron de dos tiros, y él tuvo la serenidad suficiente para soportar que le metiesen los dedos en los ojos, que le levantasen las piernas y los brazos, que él después dejaba caer pesadamente, y aún que le pusiesen la mano sobre el corazón para ver si aun latía.

     Un hecho providencial ocurría momentos después. Manejando los criminales las armas se disparó una escopeta, que vino a dar en tierra con uno de los canallas que había segado tantas vidas. Se produjo el natural revuelo y decidieron llevarse al camarada al pueblo, dejando abandonados a los muertos.

     Cuando se dio cuenta que se habían marchado, intentó separarse de su desgraciado compañero, y tras grandes esfuerzos pudo romper la cuerda que a él le unía. Se levantó y vio con gran alegría que otros cuatro compañeros estaban también salvados. Eran éstos, Juan Antonio Rivero Arcos, José Yanes Criado, Antonio Fontán Martínez y Antonio Limones de la Hera.

     Pudieron esconderse entre unas piedras y así esperar a la noche, para, amparándose en su oscuridad seguir su camino hacia la vida.

     Tres días sin poder comer, hasta llegar a un cortijo en el término de Cazalla donde pudieron ampararse. Pero Cazalla aun estaba en poder de los rebeldes y hasta ellos llegó la noticia de que Llerena había sido conquistada por el glorioso ejército, y hacia esta ciudad se encaminaron y desde allí a Sevilla.

         Aunque leyendo el reportaje que realiza este periodista de las declaraciones de López de Ayala, se puede llegar a pensar que todos fueron juntos en su huida, la realidad tal como hemos narrado, no fue así, ya que Juan Antonio Rivero Arcos y José Yanes Criado, lo hicieron por la Puebla del Maestre. Antonio Limones de la Hera -según veremos a continuación- lo hizo por Casas de Reina, por lo que Adelardo López de Ayala y Cortés y Antonio Fontán Martínez, debieron de hacer el camino que indica el periodista.

     Queremos completar esta parte de la historia, con unas cuartillas que han llegado a nuestro poder y que fueron dictadas a su hija por Antonio Limones de la Hera, poco antes de su fallecimiento, para que sus hijos conocieran los momentos trágicos que le tocó vivir.

… el día 20 de julio nos avisan del Ayuntamiento para que entreguemos las armas y cuando lo hicimos, ya no nos dejan salir.

    Pasaron varios días y tenemos rumores de que sacaron a algunos y no nos dijeron que había sido de ellos, por lo que temimos lo peor.

    Uno de los del Comité se acercó a nosotros y nos dijo: “pedirle a Dios,       -que yo no creo en eso- que no avancen las fuerzas”.

    Se encontraba con nosotros el sacerdote coadjutor del pueblo, D. Manuel Jiménez Sutil, con quien compartimos muchos ratos, y le dijeron que si se quitaba la sotana lo dejarían salir. Él no quería, pero yo le insistí en que se la quitara que ya volvería a ponérsela y le dejé mi chaqueta para que pudiera salir. Su madre más tarde me la devolvió, y así salvó su vida y más tarde pudo seguir ejerciendo su ministerio.

    El 4 de agosto nos trasladaron del Ayuntamiento a la escuela de Los Milagros, frente a la Casa Rectoral, para llevarnos a fusilar, ya que las fuerzas avanzaban para tomar los pueblos cercanos, y aquella noche, por circunstancias que desconozco, se llevaron a unos cuantos, que no volvimos a ver. Algunos que volvieron desde la puerta, lo hicieron llorando, pues vieron al resto llevados amarrados de dos en dos. A los que volvían, le dijeron que a ellos no los fusilarían.

    La noche del 5 al 6 de agosto, iban sacando grupos, yo iba amarrado a Jesús Rivero y nos llevaron por la piedra Santiago, quizás para no hacernos coincidir con los que llevaban por la calle San Francisco.

    Delante de nosotros, iba un tal Damián en un mulo hasta que llegamos a la tapia del cementerio. Recuerdo a Antonio Yanes diciendo ¿pero qué vais a hacer? ¿qué será de mi mujer y de mis hijas?.

    A continuación nos fusilaron. Quisieron comprobar si alguno estaba vivo, pero de entre ellos, uno se hirió. Oí decir ¡cuidado, que habéis herido a un compañero! Todos se fueron hacia el pueblo para curarlo.

    Yo recuerdo que estaba tranquilo y rezaba. Luego supe que mi novia se pasó toda la noche de rodillas rezando. También más tarde se comentaba en el pueblo, que el herido era el que arrojó al fuego a la Virgen de Guaditoca, hecho que nadie se atrevía. Por todos estos hechos, yo como cristiano, siempre he creído milagroso sobrevivir al fusilamiento, con cuatro heridas de bala y todas las circunstancias que me llevaron a seguir con vida.

    Cuando no he oído ruido, como he podido, me he soltado de mi compañero que tenía un tiro en el pecho y a mí me llenó toda la mano de sangre.

    Salí sin rumbo y al cabo de un rato me di cuenta que iba por la Sierra del Viento, la atravesé y llegué a la alberca de Luque, donde me lavé las manos y bebí mucha agua. Llegué a la Zarza esperando encontrar alguna bestia para seguir huyendo. No encontré nada y seguí caminando hacia la parte por debajo de la estación de Fuente del Arco y allí un grupo de gente, me auxiliaron con algo de comer, creo que con una jícara de chocolate. Dijeron que la gente de Valverde estaba abandonando el pueblo. Me sentaron en un burro y me dirigí a las Casas de Reina. Entonces vi venir hacia mí a dos escopeteros que me preguntaron ¿de dónde vienes? y yo, con voz bronca, les contesté que de Valverde, que de allí se está saliendo todo el mundo, que era lo que yo había oído contar. Entonces me dijeron que continuara mi camino.

    Estuve todo el día metido en un pajar. Algunos volvieron y me dieron de comer y un pipote con agua.

    Al atardecer, cogí por la vía en el burro y llegué a la estación de las Casas y allí pregunté por D. Luis Mirón que era tío de mi novia y médico del pueblo…

     Aquí termina lo que relató a su hija, ya que la enfermedad que padecía se agravó y no pudo finalizar la narración, falleciendo pocos días después.

     Rafael Espínola Rodríguez nos dice lo siguiente sobre este mismo tema, que su abuelo Pedro Rodríguez Gálvez, le contó en numerosas ocasiones:

Por la madrugada <noche del 5 al 6 de agosto> vino una criada a mi casa llorando <cuenta Pedro Rodríguez> -yo por aquella época era manigero en la casa de Limones- me dijo  que habían matado al señorito Antonio. Llamé al yuntero Juan el de Reposo y nos fuimos con un carro lleno de paja a las paredes del cementerio, allí había cinco muertos y mucha sangre. Cogimos el cuerpo de Antonio Limones y lo echamos en el carro. Por el camino nos pararon varias veces, pero nos dejaron seguir. El cuerpo lo llevábamos enterrado en la paja, al principio pensábamos que estaba muerto, había mucha sangre a su alrededor, cuando llegamos al cortijo Amarillo, lo curaron lo mejor que pudieron y lo tendieron en una cama. Yo fui varias veces a verlo de madrugada para que su familia supiera como estaba, una vez que estaba casi curado huyó a un pueblo de Extremadura.

     Esta última versión difiere un poco de la contada por Antonio Limones a su hija, en el sentido de que fue él solo el que hizo el camino hasta Fuente del Arco. Pensamos que a pesar del tiempo transcurrido, por agradecimiento a Pedro Rodríguez Gálvez, quiso mantener esta explicación para que nadie le echara en cara la ayuda que le había prestado y que seguramente le salvó la vida. De hecho, durante toda su vida, Pedro Rodríguez disfrutó de un huerto existente en la carretera de la Estación, que le fue cedido en usufructo por Antonio Limones.

      El día 12 de agosto fue tomada Cazalla de la Sierra por las fuerzas golpista y el día 13 otros siete vecinos de derecha encontraron la muerte en Guadalcanal. Varios grupos se encargaron de llevar a los detenidos al Cementerio Municipal y allí los mataron entre la una y las tres de la madrugada: José Fontán Yanes[46]; Julio Herce Nogales[47]; Antonio Limones Vaca[48]; Joaquín del Puerto Criado[49]; Francisco del Puerto Criado[50]; Juan del Puerto Criado[51] y Antonio Rodrigo Alvarado[52].

     Seis días después, Guadalcanal fue ocupada por las fuerzas golpistas a las tres y media de la tarde del 19 de agosto de 1936 por el Tabor de Mercenarios Regulares número 2 de Melilla, al mando del comandante Rodrigo. Según nos han informado varios vecinos que eran niños cuando se produjo la entrada, el recuerdo que tienen de ese día era que los soldados iban abriendo todas las casas que se encontraban cerradas y sacaban ropas y enseres a la calle.

      Una de las que abrieron era la de Leonardo Vidarte Franco-Romero, en la calle Huertas, 17 –donde no vivía hacía dos años. En ella como en las demás, sacaron todo lo que creían de valor y se lo llevaron. Poco después pasó con un carromato que tenía un tal Parrón, que a su vez recogía lo que habían dejado los soldados. Leonardo Vidarte y su esposa habían venido de Llerena y habían regentado la fábrica situada a la salida del pueblo por la carretera de Alanís. En su casa de Llerena tenían un oratorio y en él un Crucificado del siglo XVI, que fue encontrado por Parrón y entregado a la iglesia. Curiosamente, hoy preside el altar mayor de la iglesia de Santa María de la Asunción, este crucifijo propiedad de una persona republicana.

  Antonio Cabeza nos sigue contando:  …los moros entraron por el puerto de Cazalla y cuando se liaron  a pegar tiros nos vinimos para el pueblo. Por donde iban pasando los moros y encontraban una casa cerrada, la abrían y sacaban la ropa y el  resto de enseres a la calle. Nosotros nos marchamos -mi hermano Antonio y yo- sobre las cuatro de la tarde y fuimos primero a Santa Marina y después a dormir a Valverde.

      La mayoría de las personas que se fueron lo hicieron ese día, muy pocas se fueron antes. Unos se fueron para Llerena, otros para Fuente del Arco, para Azuaga… porque todos esos pueblos estaban todavía en poder de la República. Nosotros nos fuimos corriendo hasta Cabeza del Buey. En Octubre me cogieron ya para la guerra, estaba de Comisario Político en ese Batallón, el padre de Rafael Rodríguez “Electrovira”. Estuvimos poco tiempo, porque nos quedamos cortados y estábamos rodeados por las tropas de Franco por todas partes. Otros dos soldados y yo nos pusimos los fusiles en bandolera y con las manos en alto nos entregamos a los militares de Franco, que casi nos matan por llevar los fusiles. Nos llevaron a Campanario, después a Trujillo y al final a Cáceres, donde estuvimos una semana en la plaza de toros. Allí me tomaron declaración dos militares y me preguntaron que de dónde era y si había alguien que pudiera dar razón de mí. Le dije que yo trabajaba con Guillermo Alvarado, a lo que uno ellos dijo que lo conocía <en ese momento era alcalde de Guadalcanal> Me llevaron para la caja recluta y de allí al cuartel. A la semana me enviaron al frente de Teruel. Después me fui moviendo según iba el frente: Tarragona, después Barcelona, Gerona, Lérida y llegamos hasta la frontera con Francia. Después volvimos para el Centro y cuando estábamos llegando a Madrid  cerca de Mora un pueblo de Toledo, se acabó la guerra. Nos dijeron que ya se podía entrar tranquilamente en Madrid. En Madrid y Torrejón nos tuvieron desenterrando y enterrando muertos del frente. Allí vi a un Oliveros que era cabo de oficina (vivía en la calle San Sebastián, tres o cuatro casas de la farmacia para la Concepción, era barbero), así que éste me quitó de ir a desenterrar los muertos. Después estuve en Santander (tres meses), Bilbao (18 días), donde le dieron una medalla militar a mi División y nos la pusieron en el campo de fútbol de Bilbao. En Burgos, dos días; en Toledo unos 20 días. Después de la guerra estuve 25 meses en Melilla; 18 meses en La Línea, junto al Peñón de Gibraltar. No me licencié hasta abril de 1944, así que estuve casi ocho años fuera de Guadalcanal, aunque más o menos cada año me daban unos días de permiso…

     Su hermano Manuel Cabeza Grillo nos explica como vivió él la guerra a partir de su marcha de Guadalcanal.

     Mi hermano Antonio y yo antes de entrar las tropas del Comandante Rodrigo nos fuimos, por la Utrera hasta el mirador que hizo después el hijo del “Mojino” <Manuel Fernández Chaves>. Fuimos a salir por Buenavista, después por el Charco la Sal, hasta Azuaga, por el camino antiguo (verea de la Plata). Después nos fuimos a la Granja de Torrehermosa, Peñarroya, Hinojosa del Duque, Cabeza del Buey y al final llegamos al pueblo de Peñalsordo, donde pasé los tres años de la guerra, trabajando en la huerta de un vecino.

     El día 8 de julio de 1939, volví a Guadalcanal. Los primero que nos hicieron hacer fue cantar el “Cara al Sol”. Después tuve que presentarme a la Gestora en el Ayuntamiento. Me acuerdo que estaba Juan Antonio Arcos, Guillermo Alvarado, Antonio Fontán, Manuel Rivero Sanz y algún otro que no recuerdo.

     Gracias a que Manuel Rivero Sanz me conocía al haber estado trabajando con su familia guardando guarros, no tuve ningún problema y no llegué a entrar en la cárcel.

     En Guadalcanal hubo soldados durante bastante tiempo. Unos estaban descansando del frente, y otros vigilando a los prisioneros que estaban haciendo la estación de Hamapega. Salían por la mañana temprano andando para la estación. Estaban en el edificio del actual Cebollino y frente a este edificio, en lo que fue la Casa del Pueblo.

     Recuerdo que por aquellas fechas encontraron a un niño recién nacido muerto en el postigo del molino de aceite que había en la Aserradora que era de Esteban Blandez o en el otro que había a continuación de Pepe de la Hera. Se habló de que era consecuencia de la relación con uno de los militares.

     También se habló que denunciaron a uno de los que estuvo presente cuando fusilaron a los de derecha, que se lo encontraron en Córdoba. Este hombre era latero y vivía en la calle Sevilla, frente a la casa que yo habitaba. A este hombre después lo mataron.

     Hasta el año 1944 no me llamaron para la mili, porque al estar mi hermano mayor en el servicio militar, yo tenía que quedarme para ayudar a mi madre. Me tocó a la Marina, donde estuve desde 1944 hasta el 1946. Estuve diecisiete meses en Madrid y diez meses en San Fernando.

     Excepto el tiempo que estuve en la mili, no volví a salir del pueblo. Empecé a trabajar con Jesús Mirón Villagrán en 1941 y después seguí con su viuda Carmen Yanes, cuando él murió en 1956. Ganaba cuatro pesetas al día, más las “cabañas” (que eran los avíos del puchero), valorado en otras dos pesetas. Es decir, unas dos mil pesetas al año.

      Benjamín Lara Abril, también recuerda este día de la entrada de las tropas golpistas:

Cuando entraron las fuerzas del Comandante Rodrigo, tampoco nos movimos de casa, ya que nos enteramos que venían saqueando todas las casas por donde pasaban. Sacaban las sábanas, los cobertores y los muebles y se llevaban lo que les parecía. Nosotros nos quedamos en la nuestra –vivíamos en la calle Muñoz Torrado- y mi madre se puso en la puerta de la casa con mi hermano pequeño en el cuadrí y allí estuvo hasta que pasaron y no llegaron a entrar. Al otro día me acuerdo de haber visto bastantes cosas de éstas, ya que en la Plaza solo estábamos la madre de Leopoldo Tena -a la que le habían matado los rojos al marido y a un hijo- y yo. Después estas cosas las llevaron a la iglesia de la Concepción.

Venían bastantes moros, pero el mando era de los españoles. Había tres moros y un español en cada escuadra. Me acuerdo que con los soldados venía uno del pueblo, pero no recuerdo el nombre.

Antes de entrar pasó una avioneta volando varias veces y echó dos bombas, una en el Coso y otra en el Paseo de la Cruz. La gente empezó a correr para arriba y mi padre y nosotros nos metimos en el cine.

Me acuerdo de los primeros que mataron de izquierda que lo hicieron en El Palacio, entre ellos estaba uno que le llamaban Papocha, en total fueron diez. También mataron a mujeres, por el simple hecho de ser de izquierdas, ya que ellas no intervinieron en los fusilamientos de la gente de derechas.

Yo llegué a participar en la guerra, aunque cuando se inició yo tenía dieciséis años, me llamaron en 1938 y estuve hasta el final. Estuve en el frente de Peñarroya (Córdoba), pero había poca actividad, incluso nos intercambiábamos tabaco y el papelillo para liarlos y nos abrazábamos. También estaban por allí Joaquín Rivero Cerrato, Juan Antonio Fernández, Pepe Rivero y algunos más. Después estuve cuatro años más en el Servicio Militar.

     Ana Quintero Bernabé (Guadalcanal, 16 de junio 1930), cuando se inició el golpe de estado tenía poco más de seis años. Estos son los pocos recuerdos que conserva y que nos contó en mayo de 2015, que pasó un fin de semana en la finca La Florida, con su hija Paola.

no se me olvida la voz de mi padre llamando a mi madre;  ¡Anita!,           -gritaba desde su taller donde arreglaba las escopetas- no dejes que la niña vea estas cosas, métela en casa y cierra la puerta. Mamá corría hacia la entrada, me cogía en brazos y rápidamente me metía en casa.

     Yo era pequeña pero muy curiosa, cada vez que oía carros por la calle, que justo pasaban delante de nuestra casa, [vivía junto al pilar de la Cava] me asomaba. No consigo que se me borre de la mente una imagen que, ahora que soy adulta, cuando hablo de ello, me recorre un escalofrío por el cuerpo. Recuerdo de ver pasar los carros que se dirigían al cementerio, con los cuerpos sin vida amontonados unos encima de otros. Se veía perfectamente como las cabezas se balanceaban con el vaivén del suelo empedrado. Estas cabezas colgaban en la parte de atrás.

     Desde casa se oían disparos, los cuales provenían de la plaza del pueblo y de vez en cuando oía a mi madre  decir: ¿A quién le habrá tocado hoy?

     La vida transcurría con una aparente normalidad y mi padre marchaba temprano a La Florida, donde trabajaba cada día, con la única intención de sacar adelante a la familia.

     Los trabajadores de la finca llegaron a trasladar a sus familias allí, ya que se sentían a salvo y con más seguridad. La abuela Andrea hacía mucho pan en el horno… había muchas bocas que alimentar.

     Recuerdo que a los chicos le cortaban los pantalones por las rodillas, así parecían más pequeños y no se los llevaban.

   Sé que mataron al padre de Pepe Luis en la plaza del pueblo. Alguna vez vi gente que huía por los tejados e incluso llegaron a comentar que para salvar sus vidas algunos incluso se llegaron a esconder en los nichos vacíos del cementerio.

     En casa, detrás de la puerta principal había una tinaja embutida en el suelo. No me acuerdo muy bien para qué era y qué función desempeñaba, pero sí recuerdo que mis padres escondieron al cura del pueblo, porque corría el riesgo de ser fusilado, así que allí estuvo un tiempo. No se me olvidará jamás, la imagen de mi madre agachada acercándole café y comida.

     Un día mi padre se cayó del caballo, estuvo muy malito en la cama e incluso le habían puesto sanguijuelas para los hematomas.

     Una mañana vinieron dos hombres con escopetas para llevárselo, le levantaron de la cama y a empujones se lo llevaban escaleras abajo. Mi padre apenas podía mantenerse en pie y mi madre lloraba suplicándoles que no se lo llevaran. Yo rodeaba con mis brazos las piernas de mi padre, lloraba y suplicaba con todas mis fuerzas: ¡Mi papa no, por favor, a mi papa no se lo lleven!

     Yo era pequeña, pero un niño sabe cuando algo no va bien. De alguna manera, se veía claramente que aquellos hombres no venían con buenas intenciones. Mamá consiguió convencerles y papá se quedó en casa.

           También Joaquín Galván Baños nos cuenta:

     Miguel Fernández fue un republicano convencido y como tal se comportó cuando el golpe de estado de Franco. Intentó ayudar a personas de derechas y al final cuando entraron los moros iban a matarlo, pero antes se murió. La gente del pueblo decía que a su hijo que era médico le pidió un “purgante”, para que no tuviera que pasar por la afrenta del fusilamiento.

     Cuando entraron los de Franco el día 19 de agosto, yo estaba trabajando en el campo y no me enteré de lo que pasó. Lo que no se me olvida días después, fueron los fusilamientos de gente de izquierda: Un día sobre las seis de la mañana iba camino de una huerta que tenía en las Erillas y sentí jaleo cuando iba llegando al paseo de El Palacio. Por allí aparecieron soldados que llevaban a seis mujeres presas y en la parte de abajo, donde ahora está el transformador de la luz, allí mismo las fusilaron. Una de ellas era una joven de 16 años y había otra mujer que estaba embarazada.

     También otro día sacaron a varios presos de izquierdas que tenían en el Ayuntamiento y donde ahora está el quiosco del Palacio, los fusilaron. Uno era el secretario del Juzgado, otro le conocían por “el ratón” y otro que conocí era un hijo de Maximino el zapatero. Curiosamente éste último se había escapado por Azuaga y hasta allí fue la madre para decirle que le habían prometido que no le pasaría nada si volvía. Pero ya ves que sí le pasó.

     De la guerra me salvé porque sólo tenía 16 años. Terminada la guerra me llamaron y me echaron para atrás por falta de estatura, aunque después me volvieron llamar y estuve en la mili desde el año 1941 hasta el 1944. Empecé en el cuartel de San Bernardo en Sevilla. Después me enviaron a Lora del Río y por último al coto de Doñana, donde ya me licenciaron.

     El golpe de estado realizado por Franco el 18 de julio, supuso para nuestro paisano Luis Castelló Pantoja[53], una verdadera odisea. El 18 de julio se mantuvo leal a la República estando al mando de la Comandancia Militar de Badajoz. En la madrugada del 18 al 19 recibe una llamada del Ministro de la Guerra, para que se presente en Madrid para hacerse cargo del mando de la Capitanía General de Madrid. Luis Castelló marcha a Madrid dejando a su familia en Badajoz. Cuando llega a su destino y hace acto de presencia, queda sorprendido ya que todos los presentes a la vez, le hacen el saludo reglamentario. Había sido nombrado Ministro de la Guerra[54], puesto que sólo ocuparía hasta el 7 de agosto de 1936, ya que una serie de acontecimientos hacen que caiga en una depresión, que le impide seguir al mando del Ministerio.                                           

     Primero las tropas de Franco al mando del Teniente Coronel Yagüe y del Comandante Antonio Castejón, toman Badajoz. Castejón que había sido Ayudante del General Castelló, busco a su esposa y sus dos hijas para protegerlas. Son trasladadas a Sevilla, pero no consigue que Queipo de Llano las deje en libertad y son encarceladas en la Cárcel Provincial durante tres meses. Después le llega la noticia de la muerte de su hermano José Castelló el 29 de julio, asesinado por las milicias republicanas y las de su primo Luis Castelló, su hijo y su yerno, muertos también en Guadalcanal. Debido a la depresión a finales de octubre es ingresado en un sanatorio de Leganés, donde permanecerá unos días, trasladándose después a la Embajada de Francia (su esposa era francesa), desde donde será evacuado poco después a Francia. Su antiguo Ayudante Castejón siguió insistiendo a Queipo de Llano y consiguió que autorizara la salida de la esposa e hijas de Castelló de la cárcel y su envío a  Francia, donde se junta toda la familia. La alegría no durará mucho tiempo, ya que la esposa tiene que ser operada de un tumor el año 1937, muriendo dos años después. Tras la ocupación alemana de Francia en 1942, Luis Castelló es detenido y conducido a España, quedando internado en Prisiones Militares.                     

     Sus hijas que habían quedado en Francia, son repatriadas a España gracias de nuevo a la gestión de Castejón, y alojadas en una pensión en Madrid. El 16 de marzo de 1943, tiene lugar el Consejo de Guerra. El resultado es, pena de muerte.         En el Consejo de Ministros de diciembre de 1944, es indultado. Vivió en Madrid hasta su muerte en 1962.[55]

ENTRADA EN GUADALCANAL DE LAS TROPAS GOLPISTAS.

     Inmediatamente que las tropas al mando del comandante Rodrigo hicieron su entrada en Guadalcanal, el citado comandante nombró una Comisión Gestora que ese mismo día 19 agosto de 1936 a las 18:00 horas se reunió en sesión extraordinaria en el Ayuntamiento. Fue designado alcalde, Guillermo Alvarado Moreno y gestores Jesús Rivero Arcos, José Arcos Rivero, José Yanes Criado y José de la Hera Moreno. El día 26 de agosto se incorporaría a la misma, Antonio Fontán Martínez. Actuó de secretario el que existía en el Ayuntamiento, Adrián Salinas Carrasco. 

     En este primer acta, los señores Gestores hicieron constar …su inmensa satisfacción, que comparte toda la población honrada, por la entrada del Ejército salvador en este pueblo, en la tarde de hoy, habiendo vivido desde el 18 de julio días luctuosos sin precedentes en la historia, culminando con el asesinato de muchas personas de orden y con la implantación del comunismo libertario… Finalizó el acto a las 19:00 horas.

    El día 21 de agosto, el sacerdote Manuel Jiménez Sutil, dirige una breve carta al Cardenal de Sevilla explicando lo sucedido en Guadalcanal durante los primeros días del Golpe de Estado. En ella decía:

Mi queridísimo Prelado: Aprovecho la primera ocasión que se me presenta para comunicarle los luctuosos sucesos ocurridos en ésta durante el mes de incomunicación absoluta que he padecido. En primer lugar le participo la muerte del Sr. Cura (q.e.p.d.) vilmente asesinado el día 6 del corriente en el cementerio. Las iglesias han sido todas saqueadas, las imágenes y retablos quemados en la plaza pública.

     Estuve detenido unas cuantas horas y he permanecido recluido en casa hasta que llegaron las fuerzas.

     Beso humildemente su anillo pastoral affmo. Manuel Jiménez Sutil[56]

     El 26 agosto 1936 en sesión extraordinaria designaron el orden de sustitución del Alcalde, de la siguiente forma: Antonio Fontán Martínez, Jesús Rivero Arcos, José Arcos Rivero, José Yanes Criado y José de la Hera Moreno. Es nombrado Gestor Delegado de Abastos, José Arcos Rivero.

     Dio cuenta el Alcalde de que por el Comandante Militar de la Plaza se había dado orden de descerrajar la caja municipal por ausencia del Depositario, habiendo una existencia en metálico de 525 pesetas.

     Inmediatamente se produjeron las primeras depuraciones, ya que quedó aprobada la siguiente propuesta: Teniendo en cuenta la actuación más o menos directa observada por los empleados municipales que a continuación se expresan, en los sucesos revolucionarios, así como su conducta anterior, se acuerda proponer el cese en sus respectivos cargos de: José Antonio Cordobés Pinelo, depositario; Jesús Rivero Fontán[57], Auxiliar de Secretaría, Norberto Barrera Gusano[58], auxiliar de Secretaría, encargado de la oficina de colocación obrera, Andrés Valle Corchado, Ramón Espínola Sanz, Rafael Trancoso Gálvez, Rafael García Parra, José Mª Moyano Hernández, Lucas Díaz Núñez, Jacobo García Pinelo y Manuel Cordero Gálvez, Guardias Municipales; Bernardo Jiménez Hernández, guarda del Coso, Francisco Sánchez García, Conserje del Cementerio y Narciso Paniagua Prieto, barrendero…” También aprobaron esta otra propuesta: “…A fin de atender las más apremiantes necesidades de muchas familias desamparadas, se acordó organizar rápidamente una cocina económica.

     A partir de la toma de Guadalcanal, se empezaron a producir una serie de asesinatos indiscriminados por los nuevos gobernantes de vecinos de izquierda. Al finalizar  el mes de agosto ascendían a un total de veinte, entre ellos cinco mujeres, una de ellas con dieciséis años. La mayoría de ellos como consecuencia de denuncias sin ningún fundamento, o por el único motivo de que algún familiar había huido antes de la entrada de las tropas golpistas.

     Relacionamos a continuación los fallecidos en este mes: José Chaves Guardado[59], José Rivero López[60], José Nicolás García Díaz[61], Andrés Maldonado Montero[62], Benjamín Sánchez Albarrán[63], José García Díaz[64], Máximo González Mariscal[65], Sinforiano Moyano Calado[66], Juan Bernabé Álvarez[67], Guaditoca García Moyano[68], Dolores Moyano García[69], Manuela Rodríguez[70], Dolores Rodríguez de la Rosa[71], Manuel García Heredia[72], Sebastián Jiménez Hernández[73], Gerardo Cantero Merchán[74], Salvador López Gallardo[75], Antonio González Balthazar[76], Manuel Sinforiano Rivero Blanco[77] y Plácida Expósito Ramos[78].

     Sobre esta última mujer asesinada, nos cuenta Manuela Veloso Guerrero (Guadalcanal 30-06-1932) uno de los episodios de la guerra que no olvida.

      Recuerdo como después de haber llegado las tropas del ejército golpista al pueblo y tras ejecutar a  mucha gente, mi tía Plácida Expósito Ramos se presentó en la casa de mis padres con su hija pequeña de diez años. Dijo que por favor se quedaran con su hija Plácida ya que la estaban buscando y se temía que la iban a matar[79]. Mi padre nos dijo que mi prima Plácida se quedaba  a vivir con nosotros, ya que tanto el padre como su hijo Rafael, habían huidos por ser militantes de partidos de izquierdas.

     Según me contaba mi madre, mi tía Plácida de niña estuvo en una casa-cuna de Llerena. Había nacido en la finca Cantalgallo del término municipal de esa ciudad y en ella fue amamantada por la esposa de un militar, que no recuerdo su nombre. A esta señora Plácida le llamaba mamá y se fue con el matrimonio a vivir a Sevilla. Este militar y su familia veraneaban todos los años en Guadalcanal y se supone que uno de los años conoció a mi tío Rafael con el que se casó el año 1917. En el pueblo se dedicaba a vender hortalizas del huerto que tenían.

     No se me olvida el día que vino a casa a traer a su hija y le dijo a mi madre: Pepa sé que me van a matar, y  me he puesto la mortaja, refiriéndose al vestido que traía que era el hábito de la Virgen del Carmen, pues al parecer aunque de izquierdas, era muy cristiana. Tanto es así, que algunos camaradas le pidieron que retirase una imagen de Cristo que tenía en la cómoda y ella se negó en redondo haciéndoles ver que aquel hombre era tan comunista como ella. Placida fue acusada de estar presente en el incendio de la casa de Luis Castelló y además se encontró en su casa escondida en un montón de trigo, una camisa roja y una falda azul, al parecer una especie de uniforme.

     Al cabo de unos días fue requerido mi padre por la autoridad militar para que entregara a la niña, que ingresaría en un orfanato. Mi padre se negó radicalmente a entregarla, manteniendo una tensa discusión con el comandante Rodrigo que se hospedaba en la casa de los Alvarado. Y ante doña Natividad Alvarado y su hermano Guillermo, mi padre, Juan Veloso Guerrero le espetó al comandante airadamente: “Esa niña es como si fuera mi hija y a mi mujer, que ya tuvo cuatro hijos,  no le va a importar tener una más, así que la niña se queda conmigo”. Dicho esto salió precipitadamente de la estancia en la que se encontraban dando un fuerte portazo en la puerta de cristales que allí había.

     Cuando el comandante Rodrigo preguntó por la identidad de aquel hombre que tan impetuosamente le había contestado, el dueño de la casa le dijo que se trataba del mayoral de su primo Paco Urbano. “Hombre, haberlo dicho antes –contestó el comandante Rodrigo- dígale que suba de nuevo”.

     No había llegado mi padre a la puerta de López de Ayala, cuando desde el balcón de los Alvarado alguien le llamó para que regresara de nuevo a la casa.

     Naturalmente a mi padre se le puso el corazón en un puño, pues pensó que correría la misma suerte que muchos de los que estaban cayendo fusilados en el Palacio, pero no fue así. El comandante Rodrigo ante la insistencia de su anfitrión accedió a que la pequeña hija de Plácida Expósito, que también se llamaba como su madre, se quedara a vivir con Juan José Veloso y Josefa Guerrero -mis padres.

     Varios años más tarde a su padre Rafael Guerrero y a su hermano les dieron la libertad, después de haber sido condenados a 6 y 12 años de cárcel por un Tribunal Militar y Plácida se fue a vivir con ellos. Al principio se tuvieron que quedar en una casa pequeña que mi padre había pedido al Ayuntamiento para meter los muebles que tenían cuando se fueron, ya que la suya se la habían confiscado las Autoridades cuando se marcharon y que le devolvieron tiempo después.

     La pequeña Plácida Guerrero Expósito que había nacido el 6 de junio de 1926, se casó con Rafael Barragán Merchán y murió en el año 2012 en Guadalcanal, en donde vivió toda su vida en su casa de la calle Ortega Valencia.

     Al contrario que los vecinos de derecha que el Ayuntamiento cedió a perpetuidad los nichos donde fueron inhumados, los asesinados por los sublevados fueron enterrados en fosas comunes y no permitieron a las familias el uso de nichos. En Guadalcanal existe localizada en la actualidad una de estas fosas, que pertenece a la familia González Olivera y que aún se conserva[80]. Esta familia solicitó este terreno, porque están enterrados todos los que asesinaron de izquierdas el mismo día que a su hijo, que también fue muerto por los golpistas, por lo que esta sepultura se convirtió en una pequeña fosa común recordatoria de los vecinos de izquierdas muertos durante los primeros días del golpe de estado. Se encuentra en el cementerio municipal de San Francisco entre los panteones de la familia de la Hera y la familia Rojo Yanes.

     Mª Concepción García Pinelo, hija póstuma (23-11-1936) de José Nicolás García Díaz, cuando la entrevistamos nos dijo que precisamente en esta tumba le dijeron que está enterrado su padre. Nos contó como ocurrió su muerte:

… según me comentó mi madre, Concepción Pinelo López, en numerosas ocasiones, mi padre no se marchó cuando entraron las fuerzas de ocupación, porque él no había intervenido en nada. En principio a él no lo detuvieron, era zapatero con su padre y por lo tanto, hermano de la Hermandad de San Crispín. Vivían en la calle Santa Clara, 12, donde tenían montada la zapatería. Según me comentaba mi madre, detuvieron a varios vecinos de izquierda y al parecer iban a  fusilarlos en el paseo de El Palacio. Resulta que uno de los detenidos, Julio Barragán -el padre de Encarna la del estanco- tenía un amigo y consiguió que lo soltaran. Como tenían previsto fusilar a diez, para que no se enteraran los militares, fueron a buscar a mi padre y lo pusieron en su lugar, así que donde ahora está el kiosco de El Palacio, lo mataron. Está enterrado en una fosa común que existe bajo la tumba de la familia González Olivera…

     Varias personas mayores nos han informado que existe por lo menos otra fosa común en el cementerio, en la zona donde se encuentra el panteón de Emilio Costillo y una tumba con las iniciales GRG, pero no hemos encontrado en el Ayuntamiento ningún documento que lo confirme, ni hemos podido contactar con posibles familiares.

      Como parte del programa establecido, se acordó el cambio de nombre de una serie de calles de Guadalcanal, algunas de ellas con el nombre de los militares involucrados en el golpe de estado.

Nombre anteriorNuevo nombre
Plaza de la RepúblicaPlaza de España
CervantesCalvo Sotelo
Blasco IbáñezGeneral Franco
San BartoloméGeneral Mola
Sanchís BanúsComandante Rodrigo, [81]
Manuel AzañaQueipo de Llano
Joaquín CostaSanjurjo
Marcelino DomingoCervantes
Largo CaballeroLópez de Ayala
NakensSan Francisco
Calleja de NakensCalleja de San Francisco
Pablo IglesiasSan Sebastián
Calleja Pablo IglesiasCalleja de San Sebastián
Martínez BarrioMuñoz Torrado
Menéndez PelayoConcepción
FeriaMenéndez Pelayo
González PeñaGuaditoca
Pi y MargallSantiago
Juan Antonio TorreSanta Clara

      Se inician los nombramientos de nuevos funcionarios en sustitución de los depurados. Se acordó proponer al Sr. Administrador de correos de esta villa, para que pueda suplir al cartero fugado José Núñez García, por Luis Blanco Nogales.

     Por último se acordó que accidentalmente ejerza las funciones de Depositario Recaudador de Arbitrios, el oficial 3º de la Secretaría municipal, Rafael Ibáñez Espínola, y que el oficial 1º Fernando Vargas Soriano, continúe interinamente desempeñando la Intervención Municipal.

     El día 31 de agosto, el sacerdote Manuel Jiménez Sutil, dirige una nueva carta al Cardenal en contestación de una carta-circular del Arzobispado. A continuación incluimos el contenido donde decía[82]:

     Mi queridísimo Prelado: Recibida con algún retraso su carta circular y ajustándome a lo que en la misma se me ordena, con profundo dolor por tantos sacrilegios, profanaciones y crímenes perpetrados, con ésta cumplo el deber de contestar aunque someramente, a la suya del 24 del corriente.

     1º. El archivo parroquial se conserva íntegramente. Solamente faltan por asentar las partidas de bautismo del mes de julio, cuyos membretes estaban en las distintas iglesias y han desaparecido en la noche del saqueo.

     2º. De ornamentos van apareciendo algunos, aunque deteriorados, gracias a los registros que están realizando la Guardia Civil y demás fuerzas concentradas; según la voz pública muchos fueron quemados en la plaza pública.

     Los vasos sagrados se han salvado en su mayor parte, estaban depositados en la Casa del Pueblo y en algunas casas particulares.

     Las imágenes, según opinión pública, fueron todas quemadas; de hecho debe ser así, porque hasta ahora no ha aparecido ninguna.

     3º. La Sagrada Eucaristía logré salvarla el día anterior al saqueo. Con motivo de hacer un registro en la parroquia por sospechas de que hubiera en la misma depósito de bombas, fui requerido por el Comité rojo y acompañado de unos veinte escopeteros se hizo el registro. Al abrir el sagrario me encontré con unas ochenta formas consagradas y después de un breve razonamiento, ante ellos mismos sin ser molestado, las recogí todas y hasta purifiqué el copón, consumiendo después todas las sagradas formas en casa.

     4º. Las religiosas han sido bien tratadas, durante el mes que actuó el comité rojo. Únicamente las molestaron para hacer también un registro, en vista de que el de la parroquia fue infructuoso. Las Hermanas lograron también salvar la Sagrada Eucaristía, pues tuvieron la ¡atención! de comunicarles los del comité, que no se asustaran aquella noche  cuando entrara la turba en la iglesia. Gracias a ello salvaron también los vasos sagrados y parte de los ornamentos.

     Los cultos los estoy celebrando en el convento, en la tribuna que comunica con la iglesia, por una ventana amplia.

     Para el arreglo de las iglesias, obra ya en mi poder un donativo de quinientas pesetas, hecho por un feligrés y espero ha de ir aumentando cuando se normalice la situación en ésta.

     Esta es, amadísimo Prelado en síntesis la situación de esta parroquia. Quiera Dios y la Santísima V. de Guaditoca, nuestra Patrona, nos otorgue la paz y tranquilidad, y al mismo tiempo conceda a V. E. fuerzas y acierto para dirigir la Iglesia en tan tristísimas circunstancias.

     Humildemente besa su pastoral anillo el último de sus sacerdotes. affmo. Manuel Jiménez Sutil.

     El día dos de septiembre era asesinado en Sevilla por los golpistas, Andrés Calderón Blandez, 48 años, casado, Alcalde socialista de Guadalcanal. Había sido detenido en Sevilla, donde se encontraba realizando unas gestiones el 18 de julio de 1936. Llevado a la comisaría de Jesús del Gran Poder y posteriormente a Jáuregui, desapareció para siempre en los primeros días de agosto de 1936. Es difícil, muy difícil imaginar qué tipo de cargos se le pudieron hacer para ser asesinado[83]. Había sido Concejal en junio de 1931, Alcalde del Ayuntamiento de Guadalcanal desde la misma fecha, y de nuevo en mayo de 1933 y febrero de 1936. Como le ocurriría a muchísimos más vecinos de Guadalcanal, un día fueron a verlo y ya no estaba.

     La primera Hermandad en reunirse después del inicio de la guerra fue la Cofradía de la Soledad y Santo Entierro que lo hizo en el domicilio del Mayordomo Juan Antonio Yanes Calderón, el 20 de septiembre de 1936. En la reunión expresaron su sentimiento por la destrucción de las imágenes y enseres, durante los primeros días del golpe de estado. Acordaron solicitar al párroco restos de otros altares destruidos, para colocarlo en el mismo sitio donde estaba en la parroquia. Se acordó proceder lo antes posible a la adquisición de una nueva imagen de la Soledad.

     Mientras la guerra seguía por diferentes partes de España, el periódico ABC del domingo 27 de septiembre, se hacía eco de la presentación de un nuevo libro de nuestro paisano Antonio Muñoz Torrado. “San Isidoro de Sevilla”. Los talentos esclarecidos y fecundos del ilustre académico preeminente de la sevillana Buenas Letras y beneficiado de la Santa Iglesia Catedral D. Antonio Muñoz Torrado, han enriquecido el abundante depósito de las letras castellanas con una obra digna de todos los encomios. Titúlase este nuevo fruto literario “San Isidoro de Sevilla” y comprende un acabado estudio de aquel genio de la sabiduría, que entre las tinieblas del siglo VII, hizo brillar el sol esplendoroso de la ciencia, disipando la obscura ignorancia y extendiendo el caudal del saber humano por todos los dominios del Occidente, siendo no sólo compilador de los conocimientos que no había llegado a perderse, sino sabio aportador de otros nuevos, nacidos de su portentosa inteligencia y avalados por su ejemplar virtud. Ha tenido el inmortal hijo y arzobispo de Sevilla en el Sr, Muñoz Torrado uno de sus más solícitos, inteligentes y expertos apologistas, al estudiar la ingente figura del santo y del sabio, en todos sus variados aspectos, de un modo tan cumplido y como amoroso y entusiástico[84].                   

     El 30 de septiembre de 1936, se celebra Junta General Extraordinaria de la Hermandad de Ntra. Sra. de Guaditoca, presididos por Manuel Jiménez Sutil como párroco, Mayordomo Aurelio Rivero y Rivero y como Secretario Rafael Rivero y Rivero (hijo), en ausencia de Ángel Rius. Vista la desaparición de la Imagen de Ntra. Sra., se propuso unánimemente por los asistentes, abrir una suscripción para hacer una nueva Imagen, abriéndola el Alcalde Guillermo Alvarado y Moreno, Manuel Jiménez Sutil, párroco y el Mayordomo.

     De nuevo se reúne la Comisión Gestora el 30 septiembre 1936, en sesión extraordinaria. Se acordó solicitar el ascenso a cabo del Benemérito Instituto de la Guardia Civil, a Manuel Rodríguez Rodríguez, guardia de este puesto por su constante actuación en defensa de la Patria, habiendo sido objeto de fusilamiento por los rojos en la cárcel de Cazalla de la Sierra, el día 5 de agosto, del que logró salvarse milagrosamente.

     Se acordó conceder la subvención anual de 400 pesetas al Colegio de Hermanas de la Doctrina Cristiana de esta villa, por la enseñanza gratuita que prestan a buen número de niñas pobres.

     En el mes de septiembre murieron asesinadas seis personas más de izquierda: Carmen Jiménez Espínola[85], Jacobo Pinelo García[86], Trinidad Fernández Jesús[87], José Hidalgo Calle[88], Gonzalo Arencón Acedo[89] y Antonio José Barrera Espínola[90].

      Guadalcanal estuvo en las proximidades de la línea del frente durante cierto tiempo y se produjeron algunas incursiones de milicias izquierdistas por el entorno. En una de éstas, el 22 de septiembre, en la finca “El Postigo”, intervino un grupo de caballistas de Malcocinado que tomaron algunos prisioneros de dicha finca, donde murió un obrero en circunstancias no conocidas, ya que en las fincas próximas los obreros estaban armados o acompañados de defensores con armas. En cualquier caso, el obrero muerto Miguel Rincón López[91], fue incluido en la relación de victimas como asesinado por los rojos. La Comisión Gestora que se hizo cargo del Ayuntamiento a la entrada de las fuerzas golpistas, cedió a todos los muertos de la derecha, los nichos a perpetuidad.

     El 15 de octubre de 1936 en sesión extraordinaria se reunió la Gestora. Se acordó satisfacer los haberes de los funcionarios sanitarios correspondientes al pasado mes de septiembre, ingresándolos en la Mancomunidad Sanitaria Provincial. Igualmente se acordó satisfacer los haberes a los demás funcionarios municipales, del mismo mes de septiembre último.

     De nuevo el 24 de octubre de 1936, en sesión ordinaria, se reunió la repetida Gestora, tomando los siguientes acuerdos: Se expuso por el Alcalde que prorrogado tácitamente el presupuesto ordinario del anterior ejercicio, por no haber obtenido aprobación el confeccionado para el actual, se estaba en el caso de prorrogar igualmente el Repartimiento General de Utilidades, si bien deberá exponerse al público por el término legal para reclamaciones.

     En la sesión ordinaria de la Comisión Gestora del 31 de Octubre de 1936, se vieron los siguientes asuntos: Visto el escrito de Pilar López de Ayala, solicitando la devolución de cuatrocientas arrobas de aceite, que manifiesta le fueron robadas por los marxistas de su finca “La Jayona” de este término municipal, se acordó practicar averiguaciones sobre esos hechos y una vez comprobados, distribuir proporcionalmente el aceite existente entre los propietarios afectados.

     Se declaró la vacante del farmacéutico titular que desempeñaba José Hidalgo Calle, marxista fusilado, acordándose la amortización de dicha plaza.

     Y en octubre siguieron produciéndose muertes en Guadalcanal, donde fueron asesinados otros ocho vecinos de izquierda: Feliciano Hernández Vizuete[92], José Mª Martín Rey[93], José Espino Cabezas[94], José Pinelo Bernabé[95], Eduardo Ruiz Gordillo[96], Salcedo Ruiz Salmerón[97], José Mª Vázquez García[98] y Miguel Burgos Blandez[99].

          Siguieron las reuniones de la Comisión Gestora, el 7 de noviembre de 1936 en sesión ordinaria, se vieron los siguientes temas: La Rectora quedó enterada de la sentencia dictada por el Tribunal Provincial Contencioso-Administrativo, reponiendo a José Llinares Llinares, en el cargo de Médico Director de la Casa de Socorro.

     No solo las personas mayores sufrieron las consecuencias de la guerra, niñas pequeñas -ahora ya mayores- recuerdan las peripecias que sobrellevaron, Antonia y Mª Jesús Galván Martínez nos cuentan sus recuerdos de la Guerra Civil:

Antonia. …en la escuela estuvimos poco tiempo ya que estalló la guerra y como mi padre estaba ingresado en el hospital en Sevilla y mi madre le acompañaba, mi hermana Jesusa y yo estábamos con mi hermana Manuela que era la mayor.  No pasaron muchos días del inicio de la guerra cuando la familia del novio y mi hermana Manuela  decidieron marcharse del pueblo huyendo y tiraron de nosotras dos.

Jesusa. …me acuerdo que estábamos en la finca Las Viñuelas, junto con la familia de Andrés el novio de mi hermana Manuela  terminando de hacer el gazpacho, cuando llegó uno del pueblo corriendo y nos dijo que estaban entrando los “moros” por el Coso. Al poco tiempo oímos una explosión en el túnel del tren en el Puerto. Así que desde allí mismo nos fuimos para Valverde. De allí a Azuaga y a la Granja de Torrehermosa…

Antonia. …acuérdate hermana de la familia de aquel cortijo de La Granja que quería que me dejarais con ellos hasta que volvierais, pero nuestra hermana Manuela no quiso. El viaje fue un desastre, pues cada dos por tres nos teníamos que esconder por el campo y en los cortijos. Al principio íbamos andando, aunque después ya fuimos en tren hasta Cuenca. Cuando llegamos a Gabaldón, nos dieron una casa para toda la familia, los mayores se pusieron a trabajar y los más pequeños a la escuela. Recuerdo la calle, la plaza, la casa como si lo estuviera viendo. Nuestra estancia allí fue buena, estuvimos casi tres años.

Jesusa. …nuestros padres seguían en el hospital y no sabían nada, hasta que no le dieron el alta a mi padre y llegaron al pueblo. Fue entonces cuando se enteraron que la casa estaba vacía. La enfermedad de mi padre iba progresando, se murió con la pena de no vernos el año 1937.

Antonia. …En Gabaldón también vivía otro del pueblo que le llamaban Pajita. Este hombre tocaba el acordeón y nosotras cantábamos:

Debajo de la escalera

del pueblo de Gabaldón

estaba Pepe Pajita

tocando el acordeón

Jesusa. …también estuvimos en Albacete y Tarancón y al final nos fuimos con el novio de mi hermana Manuela que estaba en Murcia y vivimos en unas huertas durante un tiempo.

Antonia …después volvimos de nuevo a Gabaldón hasta que terminó la guerra y de allí volvimos en tren. Nos encontramos con  mi madre que nos contó la muerte de nuestro padre. Tenía por aquel entonces siete años…

Jesusa …cuando llegamos nos enteramos que los “moros” nos quisieron robar en la casa y sacaron la ropa a la calle. Gracias a mi tía Luisa que les explicó que mi madre estaba en Sevilla con mi padre enfermo, consiguió que lo dejaran todo. Mi tía se estuvo quedando en nuestra casa mucho tiempo, hasta que se tranquilizó todo…

Antonia …nuestra madre se tuvo que poner a servir porque al morir nuestro padre se acabaron los ingresos. Estuvo mucho tiempo en la casa de Paco Urbano.

     Siguieron modificando el nombre de las calles y así el 14 noviembre de 1936, se acordó el cambio de las siguientes: 

Nombre anteriorNuevo nombre
Giner de los RíosGeneral Varela
Fernando de los RíosGran Maestre
PasionariaBerrocal Chico
Plaza de la DemocraciaPlaza de Santa Ana
Rafael de RiegoTres Cruces
16 de febrero19 de agosto
Pedro VallinaDoctor Albiñana
Luis de SirvalPemán
AsturiasMoro
Julián BesteiroMillán Astray
Mariana de PinedaPérez Galdós
Margarita NelkenOviedo
Pérez GaldósSevilla
Juan ZacaríasAvda. de Portugal
Paseo de la LibertadVictimas del Marxismo

      Se acordó dar órdenes para colocación de la Cruz que existía a la entrada de la calle Guaditoca, que fue derribada por los marxistas.

     El 28 noviembre de 1936 nueva reunión de la Comisión Gestora. Continuaron las incorporaciones de nuevos empleados del Ayuntamiento: fue nombrado vigilante del peso de reses de cerda a José Arcos Blandez, en la forma que lo venía desempeñando con anterioridad a la destitución de que fue objeto por el Ayuntamiento del llamado Frente Popular, y que esta Comisión Gestora desde luego considera indebida. Dicho empleado tendrá la misma remuneración por sus servicios. Fue designado Conserje interino del Cementerio Ignacio Abril Delgado.

     Se acordó seguidamente proceder a la rectificación del Padrón Municipal designando agentes para efectuar los trabajos a Francisco Rincón Pérez y Jesús Calderón Chaves.

     Fue nombrada una Comisión encargada de la administración de la Cocina Económica de esta población, compuesta por Guillermo Alvarado Moreno, Alcalde Presidente y como vocales: José Arcos Rivero, Gestor Municipal; Rogelio Vázquez Rivero, Ignacio Vázquez Rodríguez, Joaquín Llamazares Llano, Enrique Castelló Fernández Cañete, Remedios Rojo Yanes, Jefe Local de Falange Femenina, María Fontán Martínez, viuda de Rodrigo y Susana Gullón Pérez, actuando de secretario Adrián Salinas Carrasco.

     El día 30 de noviembre, el sacerdote Manuel Jiménez Sutil, dirige una carta a la Secretaría de Cámara del Arzobispado a la atención del canónigo Manuel Carrera Sanabria, sobre las Colectas de Culto y Clero, que decía lo siguiente:

     Estimado D. Manuel: Con esta fecha he puesto a su cuenta corriente del B. Hispano, la cantidad de 250 ptas. recaudadas de Culto y Clero, correspondiente al tercer trimestre.

     No tenía puesto al cobro dicho trimestre porque la lista del presente año no estaba en mi poder la que después de buscar entre los documentos y papeles de D. Pedro (q.e.p.d.) que tienen en su poder la familia, pude encontrarla e inmediatamente se ha cobrado la cantidad que le envío, con algunas disminución debido a las sensibles bajas de los asesinados por las hordas marxistas y que eran subscriptores.

     Queda suyo aftmo. s. s. Manuel Jiménez Sutil[100].

     Continuó la Comisión Gestora con sus reuniones y así vemos que el 5 de diciembre de 1936 en sesión ordinaria, acuerdan: Se dio cuenta de haberse constituido en el día de ayer, la Comisión de la Cocina Económica, quedando enterado los asistentes. También quedo enterada esta Comisión Gestora de haberse constituido la Comisión del Plato Único, compuesta por Susana Gullón Pérez, María Fontán Martínez y Remedios Rojo Yanes, con el gestor José Arcos Rivero, obteniendo la aprobación de esta Comisión Municipal.

     En esta reunión de la Comisión Gestora se realizó el siguiente nombramiento: Hijo Adoptivo de la Villa al Jefe del Estado, Excmo. Sr. D. Francisco Franco Bahamonde, secundando la iniciativa del Ayuntamiento de Teruel y en unión de los demás pueblos de las regiones liberadas, nombrar al glorioso general, Hijo Predilecto de España.

     Esto se completaría años después, con el siguiente acuerdo: 22 de mayo 1946. Sesión extraordinaria. En la villa de Guadalcanal, siendo las veintidós horas del día veintidós de mayo de mil novecientos cuarenta y seis, se reunió la Comisión Gestora de esta Villa bajo la Presidencia de su señor Alcalde Don Francisco Gómez del Valle, con asistencia de los señores Gestores, Don Manuel López Blandez, Don Miguel Chaves Álvarez, y Don Pedro Rivero Rivero, primero, segundo y tercero Tenientes de Alcalde respectivamente y de los señores Gestores Don Joaquín González Chaves, Don José Mª Rivero Yanes, Don Juan Campos Navarro, Don Ignacio Núñez Muñoz, Don Antonio Crespo Ramos, Don Jesús Guerrero Romero y Don Francisco Rincón Pérez, el señor Interventor Don José Manchón Acedo y el Secretario actuante Don Ambrosio Yarza Badiola, con objeto de tratar del contenido de la convocatoria, cursada en forma legal. Siendo los asistentes la totalidad de los componentes de esta Comisión Gestora, el señor Alcalde declara abierta y pública la sesión pasándose a tratar del único punto existente en la convocatoria. Abierta la sesión, el señor Alcalde Presidente manifiesta que con motivo de la llegada de S. E. el Generalísimo, Caudillo de España, a Sevilla, le había sido sugerido por varios alcaldes, la idea de rendirle un homenaje consistente en el nombramiento de Alcalde de Honor de los Ayuntamientos de la provincia. Hecha presente esta sugerencia a la Corporación Municipal, por unanimidad y pleno entusiasmo de todos los asistentes a esta sesión, manifiestan su absoluta conformidad y adhesión a la propuesta del señor Alcalde y en su virtud se acuerda:

1º.- Nombrar Alcalde de Honor de este Ayuntamiento a S. E. Don Francisco Franco Bahamonde, Generalísimo de los Ejércitos y Caudillo de España, y

2º.- Facultar al señor Alcalde para todas las providencias que se hayan de tomar en la tramitación a S. E. del referido homenaje. No habiendo más asuntos de que tratar, por ser lo acordado el exclusivo objeto de la reunión, se levanta la sesión siendo las veintidós horas y cuarenta y cinco minutos, firmando los asistentes al acto de todo lo cual doy fe.”

     Continuó la depuración de empleados municipales y así, a la vista del oficio del Gobernador Civil de la provincia, fecha 17 de noviembre, sobre destitución de empleados municipales, la Comisión Gestora acordó por unanimidad: Destituir al Depositario Recaudador José A. Cordobés Pinelo, por haber colaborado con los elementos en lucha con el Ejército Nacional y asimismo, y por el mismo fundamento a los Guardias Municipales, Manuel Cordero Gálvez y Jacobo García Pinelo. Igualmente se acordó destituir a Jesús Rivero Fontán, auxiliar de Secretaría y a José Mª Moyano Hernández, Rafael García Parra, Andrés Valle Corchado y Ramón Espínola Sanz, Guardias Municipales, que habiendo colaborado con los rojos se fugaron de este pueblo antes de la entrada de las tropas salvadoras, como asimismo a Narciso Paniagua Prieto, barrendero municipal y Francisco Sánchez García, conserje interino del Cementerio. Se acordó dar de baja en el escalafón, con pérdida de todos los derechos, a Rafael Trancoso Gálvez, guardia municipal fusilado por el Ejército y a Lucas Díaz Núñez, guardia municipal que ha desaparecido.

     Según las averiguaciones realizadas, lo único que hicieron estos empleados fue cumplir con las obligaciones de sus puestos, a las órdenes de las autoridades legales existentes, elegidas democráticamente.

     El 12 diciembre de 1936, nueva sesión ordinaria de la Comisión Gestora, donde se trataron los siguientes asuntos: Se acordó contribuir con 500 pesetas a la suscripción Aguinaldo del Combatiente. Se acuerda que el día 15 se cierre la suscripción y se comunique al Gobernador Civil el resultado de la misma.

     A mediados de diciembre de 1936, se realizaron las autopsias a los vecinos de derecha, fallecidos del 18 de julio al 13 de agosto. Antonio Fontán Martínez y José Yanes Criado, estuvieron presente en la reconstrucción de los hechos, al salvarse el día 6 de agosto del intento de fusilamiento. A continuación realizamos un extracto de las mismas:

      Los que suscriben, Teniente Médico Dr. D, Juan Delgado Roig, Profesor Auxiliar de Medicina Legal de la Facultad de Medicina y el Alférez Médico, Dr. D. Carlos J. Derqui, personados en la villa de Guadalcanal en unión del Practicante D. Alfredo Rodríguez y personal auxiliar correspondiente para realizar la exhumación de los cadáveres de las personas de ese pueblo, vícti­mas de las hordas marxistas, emitimos el siguiente dictamen: En el interior del Cementerio y en el ala derecha del mismo, nos encon­tramos una zona de terreno de diez metros de largo por cuatro de ancho con señales de haber sido removido recientemente, donde siguiendo los cuidados necesarios se hizo la excavación de tierra suficiente para poner al descubierto los cadáveres que se buscaban. A una profundidad de sesenta centímetros y en una zanja de seis metros de largo por dos y medio metros de ancho, aparecieron revueltos en un montón irregular los cadáveres de doce personas. Todos se encontraban calzados y vestidos, unos con pijama y otros llevaban solamente el pantalón y camisa. Los cadáveres presentaban la actitud de haber sido enterrados desor­denadamente, pues los miembros de unos descansaban sobre el tronco de otros y algunos de ellos estaban colocados en posición casi vertical, con los pies hacia arriba, lo que demuestra que la inhumación fue hecha arrojando los cadáveres en masa, sin los cuidados ordinarios en esta clase de operacio­nes y sin existir capas de tierra intermedias, de unos en otros. Todos los ca­dáveres estaban cubiertos por una alfombra de color rojo, y algunos, además, por una estera que según manifestaron diversos testigos asistentes a la exhu­mación, procedían respectivamente de la Iglesia del pueblo y del camión en que fueron trasladadas las víctimas al Cementerio. A pesar de que los cadáveres se encontraban en estado de putrefacción bastante avanzado, y algunos en vías de esqueletización, no hubo dificultad para identificarlos dadas unas normas establecidas previamente, ni tampoco fue difícil establecer el diagnóstico de algunas lesiones que presentaban. A continuación sigue la descripción de la autopsia de cada uno de los cadáveres examinados[101].

     También reconocimos a D. Antonio Fontán, quien nos manifestó que, colocado a una distancia aproximada de cinco metros para ser fusilado, al sentir los disparos contra él dirigidos, giró instintivamente de derecha a izquierda, cayendo boca abajo entre las cadáveres de sus compañeros, hasta que aban­donado el Cementerio por los agresores pudo huir, recibiendo una herida en sedal por bala que penetró en cara externa del muslo derecho y tuvo el orificio de salida a cinco centímetros del mismo sitio y otro también ensedal,en lado superior de la región lumbar, más varias de munición de perdigón, de cuyas heridas sanó a los quince días, pudiendo nosotros comprobar la certeza de esas heridas y que necesariamente fueron producidas al agacharse dicho Sr. Fontán, en el momento de recibir los disparos.

                  Y en prueba de lo que afirmamos y en testimonio exacto de la verdad, firmamos y rubricamos el presente dictamen en Sevilla a 17 de Diciembre de 1936…”

     El 19 diciembre de 1936, la Junta Gestora tiene una nueva sesión ordinaria y se tomaron los siguientes acuerdos: Se dio cuenta del resultado de la inscripción abierta para Aguinaldo del soldado, que asciende hasta ahora a la cantidad de 8.551,60 pesetas.

     Ofrecer a la Delegación provincial de Telégrafos para oficina de la Estación, una habitación en la plata baja de la Casa Consistorial, y una vez efectuado el traslado, rescindir el contrato de arrendamiento de la casa nº 1 de la calle Calvo Sotelo (antes Tentudía), propiedad de los herederos de Antonio Porras Barrero.

     Reorganizar la Junta de Beneficencia de esta villa, por vacante de la mayoría de los cargos nombrando para constituirla a los vocales natos, Inspector de Sanidad más antiguo, Eusebio Mirón Villagrán. Cura párroco en ejercicio en la actualidad, Manuel Jiménez Sutil y vocales que libremente designa esta Comisión Gestora en uso de sus facultades, José Yanes Criado, Jefe Local de Falange Española de las J.O.N.S., José Arcos Rivero, Gestor Municipal, Adriano Atalaya Rivero, María Fontán Martínez, Susana Gullón Pérez y Remedio Rojo Yanes.

     De nuevo retomamos los recuerdos de vecinos que vivieron aquellos hechos. Federico Valverde Gordón, nos contaba sus vivencias de los primeros días del golpe de estado:

     Cuando se inició la guerra yo tenía sólo siete años, por lo que de los sucesos que ocurrieron los primeros días no me enteré de nada, ya que mis padres nos tenían en casa sin salir. Vivíamos en la calleja Miera.

     Quizás los recuerdos más nítidos que tengo de la guerra de 1936, fue el día que explotó un polvorín que había cerca de la Cruz del Puerto, que fue el 19 de agosto. Creo que lo hicieron explotar los de izquierda antes de marcharse. También recuerdo el avión de los golpistas un día antes de que entraran las tropas en Guadalcanal, tiraron varias bombas. Recuerdo que alguna cayó por las traseras de la actual Avda. de la Constitución, cerca de donde están ahora los colegios. También me dijeron que había caído otra en El Coso junto a la gasolinera que había al lado de la fuente, que la llevaba José Rivero Atalaya, al que conocían por Pepe el de la gasolina, que después también tuvo un puesto de leche en la Plaza de Abastos y una tienda de comestibles en la calle Concepción.

     Cuando entraron los “moros” estaba toda mi familia en casa de mi tío Rafael Gordón, en la calleja San Sebastián, 8. Los soldados una vez se hicieron dueños del pueblo, iban casa por casa haciendo salir a los vecinos que estaban en ellas. Si alguna estaba cerrada la forzaban y registraban y si encontraban armas se la llevaban. Pasados unos días volvieron por las casas que habían forzado y sacaron toda clase de cosas, que las llevaban a la iglesia de la Concepción.

      Sucedió un hecho que pudo ser muy trágico. Resulta que en la misma calle en el número cuatro, vivía la familia de Ito <Rafael Escalera López> que era un poco retrasado. Este hombre que se dedicaba a traer agua de la fuente o tierra para las macetas, estaba dentro de la casa y no quería salir, sólo decía con su media lengua ¡Viva aña!, ¡Viva aña!. Los soldados moros quisieron matarlo porque pensaban que decía ¡Viva Azaña!. Intervino mi tío Rafael y les explicó que Ito era un poco retrasado y lo que quería decir era ¡Viva España!. Así salvó de morir a Ito.

         Mi tío Baltasar Valverde se marchó cuando todo los demás vecinos antes de que llegaran los soldados del Comandante Rodrigo. Estuvo varios años en la cárcel, primero en un hospital de Mérida porque estaba herido cuando lo apresaron, después lo trasladaron a Badajoz, y por último, en el Puerto de Santa María.

     También recuerdo haber ido con mis hermanos a un comedor social que pusieron los falangistas en la calle Minas, 27. Allí recuerdo haber visto con sus uniformes de falangista a Pepe Arcos “Romanero” y a Manolo Muñoz “Guarrito”. Estuve sólo tres o cuatro meses. Después el comedor lo cambiaron al edificio de lo que hoy es el local del Cebollino. Durante el tiempo de la República existió un Economato para los necesitados, en la actual calle Dr. Antonio Porras, en el número 22.

     Mi padre José Valverde, era panadero de la Cooperativa La Aurora y también en el tiempo de la aceituna trabajaba en el molino de Daniel Herce. Esta Cooperativa estaba compuesta por trece panaderos, pero si venía algún socio que no tenía trabajo, se le dejaba participar. Las ganancias, se repartían entre todos los que habían trabajado ese día.

     El cuartel de la Falange lo pusieron en la casa de Paco Urbano, que está en la actual calle Mesones, que se la habían confiscado a los Castelló. En la misma calle, donde después estuvo el bar del Botero, estaba el cuartel de las mujeres falangistas. A los niños nos llevaban los falangistas a hacer instrucción al Paseo de El Palacio.

     A los prisioneros de guerra los tenían en lo que fue la Casa del Pueblo, en el número 3 de la actual calle Antonio Machado y también enfrente, en el edifico de El Cebollino. Allí por la mañana los formaban e iban andando hasta la estación del tren y montaban en los vagones para ir a trabajar todo el día a la cantera de Hamapega.

     De los oficiales que estaban con los soldados, recuerdo a Francisco Oliva, Alfonso González y Víctor Jaurrieta, porque precisamente los tres después se quedaron en Guadalcanal. El primero estuvo de maestro y también fue alcalde, el segundo fue maestro e industrial, que llevó el molino de aceite de su suegro y Víctor Jaurrieta un empresario múltiple, ya que montó una droguería, un cine, depósito de bebidas y también promotor de la Cooperativa Olivarera San Sebastián.

      El antiguo cine que había en la calle Luenga (frente al Ambulatorio) también lo usaban de prisión después de finalizar la guerra, para los vecinos que se iban presentando

     Durante la guerra había soldados en el pueblo descansando, del frente que estaba por Azuaga y Peñarroya. Se quedaban en la calle Ortega Valencia, precisamente en la casa que dicen nació este descubridor de la isla de Guadalcanal; en la calle Guaditoca en todo el edificio que ahora es propiedad de Emilio Aranda y frente a éste, en unas naves y huerto que había en lo que después construyeron las casas que ahora existen. También estaban en la fábrica de harina y panadería que tenía López de Ayala en la calle Santa Clara. Recuerdo que las cocinas las tenían en el edificio que ahora está en ruina y estaban por la parte de la actual Avda. de la Constitución. Allí me presenté un día con mis ocho años y le pedí algo de comer a los soldados. Uno de ellos cogió y metió tres panes en una bolsa y me los dio. 

                 Finaliza el año con otra sesión ordinaria el mismo día 31 diciembre de 1936, con los siguientes asuntos: Dada cuenta del Bando del Excmo. Sr. General Jefe de la 2ª División y del Ejército del Sur, fecha 23 del actual, que establece la tasa del aceite de oliva, gravando con diez céntimos el litro por reconocimiento sanitario que se abonará obligatoriamente por todo el aceite que se consuma en la población o se introduzca de fuera del término con el mismo objeto, a partir del día primero de enero próximo.

     La ocupación, como en otras localidades, vino acompañada de una huida masiva de gran parte de la población. Un escrito a los mandos de Sevilla del Comandante Militar que guarnecía el pueblo con un centenar de hombres, comunicaba su desazón porque la gente era reacia a alistarse en las milicias que trataba de organizar porque, el factor moral de los ciudadanos es completamente nulo y más de la mitad de los habitantes andan huidos[102]

     Aunque algunas fuentes hablan de que a la entrada de las tropas de los sublevados huyeron de Guadalcanal 1400 vecinos, nosotros hemos comprobado los Padrones Municipales y a finales de 1935, había 7.629 vecinos. El realizado al 31 de diciembre de 1936, arroja un total de 5.148 habitantes, lo que representa que en ese momento faltaban 2.481 personas, es decir, que se perdió momentáneamente el 32,5% de la población.

     Muchas historias nos contó en varias entrevistas Rafael Torrado Aguión, fallecido el 26 de febrero de 2013 a los 94 años. Ésta que aparece nos la narró el verano del año 2009 y hemos querido que la conocieran, como una parte menos triste de la guerra.

     Estando en el frente recibí una herida en la pierna bastante importante. No pude ser evacuado en un primer momento, por el fragor de la batalla y cuando lo intentaron hacer, tuvieron que abandonarme para evitar los múltiples disparos que recibían de la aviación. Cuando por fin pudieron rescatarme, observaron que la herida era muy importante y propusieron su traslado para que fuera operado.

     Después de múltiples peripecias en el traslado, que obligaron a retrasar la llegada a su destino, por fin llegamos a un hospital donde el médico cirujano me explicó que debido al retraso y a las condiciones en que se encontraba la herida, no había más solución que amputarme la pierna. Cualquiera puede  figurarse lo que pude sentir en ese momento, en un lugar desconocido, sin nadie que me ayudara y a punto de perder una pierna. En ese momento, entró un capitán médico, que saludó efusivamente al cirujano que me estaba comunicando la decisión. Este militar supongo que por tratar de animarme me preguntó que de dónde era, yo muy desanimado le dije que de Guadalcanal. En ese momento el capitán sonrió y dirigiéndose a mí me dijo: ¿No me digas que eres de Guadalcanal?, tengo un gran recuerdo de ella porque un amigo me regaló una caja de botellas de anís “Flor de la Sierra” y nunca había probado un anís como ese.

     El militar, que también era cirujano, se apartó un poco con su amigo, y yo muy atento a lo que hablaban, le oí decir: Si me lo permites, me gustaría intentar salvarle la pierna a ese soldado.

     El amigo, saturado de trabajo, no puso ningún impedimento en esta ayuda, autorizando la intervención. La pierna me ha seguido acompañando toda mi vida, (que ahora sabemos ha sido hasta los 94 años). Cuando al cabo de unos días volvió el militar, yo muy agradecido le dije: ¿Qué puedo hacer para agradecerle lo que ha hecho por mí? Nada, nada… bueno sí… cuando llegue a su pueblo, mándeme unas botellas del “Flor de la Sierra”.                      

                 Rafael Torrado volvió a Guadalcanal, pero la fábrica por motivos de la guerra, estaba cerrada. Hasta dos años después que de nuevo se inició la producción de aguardiente, Rafael no pudo enviarle dos cajas de nuestro famoso anís.

      En este trágico año de 1936, sólo aparecen datos parciales de los juicios de faltas, ya que durante algunos meses no funcionó el Juzgado Municipal por motivo de la Guerra Civil. La cantidad más importante de los juicios de faltas celebrados, corresponde como en años anteriores al pastoreo de ganado en fincas ajenas, que fueron un total de 30 casos. Le siguió en importancia los de agresiones e insultos que fueron  siete, y dos por embriaguez. Hubo también tres casos de hurto de leña, dos de aceituna y uno por robo de gallinas. En total el año se cerró con 46 juicios de faltas.


[1] Vendedor de carne

[2] Apodado El Largo, Juan Antonio García García, fue herido el día 18 de julio por arma de fuego. Murió en la Casa de Socorro a la 01:40 horas de la madrugada del 19 de julio. Tenía 54 años, era soltero y su ocupación, obrero en el campo. Registrado su fallecimiento en el Juzgado el 19 de julio 1936.

[3] Luis Castelló Rodríguez, de 59 años, estaba casado con Dolores Rodrigo de la Peña y tenía seis hijos: Purificación, Pilar, María, Antonio, Ismael y Dolores. Era militar retirado y murió en su casa en la calle Ferrer, 12 (actual Casa de la Cultura) por herida de arma de fuego, sobre las 16:00 horas. Fue el impulsor de la construcción de las casas baratas del barrio de las Erillas, con la aportación de 1.000 pesetas.

[4] Manuel García Romero, de 68 años, soltero y jornalero. Murió  junto con Luis Castelló, con el que trabajaba.

[5] Ramón Crespo Ramos, de 20 años, soltero y estudiante. Murió por arma de fuego en la calle Blasco Ibáñez, 8 (actual Juan Carlos I)

[6] González Rodríguez, J.A. – “Las relaciones Iglesia-Estado en Sevilla al comienzo de la Segunda República”, en Actas del 3er Congreso de Historia de Andalucía, abril 2001.

[7] A.G.A.S., Gobierno, Asuntos Despachados, leg. 591, testimonio de Manuel Jiménez Sutil, presbítero de Guadalcanal, 31 agosto 1936. LA FALANGE EN LA SIERRA NORTE DE SEVILLA (1934 – 1956) José Antonio Parejo Fernández. Edición de la Universidad y Ateneo de Sevilla, año 2004

[8] Hernández Díaz, José y Sancho Corbacho, A, “Edificios Religiosos y objetos de cultos saqueados y destruidos por los marxistas en los pueblos de la provincia de Sevilla”. Sevilla. 1937. Pág. 118-145

[9] A.G.A.S., Gobierno, Asuntos Despachados, Leg. 591, carta de Manuel Jiménez Sutil, 31 agosto de 1936.

[10] A.G.A.S., carta de Manuel Jiménez Sutil, 21-8-1936; y relación de “Templos y Conventos arrasados y saqueados a partir del 18 de julio de 1936” en la Diócesis de Sevilla.

[11] Manuel Gálvez Murillo, murió fusilado en la cárcel de Sevilla, el día 16 de abril de 1942. Tenía 37 años, estaba casado y tenía dos hijos.

[12] Luis Almeida Cabezas, de 26 años, casado con Carmen Rivero Rivero y con una hija Mª Carmen, siendo su ocupación Agricultor. Murió en La Serenita a las 03:00 horas.

[13] José Castelló Castro, 61 años, casado con Dolores Perea Sánchez, sin hijos, Agricultor. Murió en La Serenita.

[14] Emilio Crespo Ramos, 17 años, soltero, estudiante. Murió en La Serenita.

[15] Emilio Crespo López, 57 años, casado con Magdalena Ramos Calero, dos hijos, Carolina y Antonio, padre del anterior. Murió también en La Serenita a las 04:00 horas.

[16] Julio Herce Perelló, 23 años, soltero, estudiante. Murió en La Serenita a las 01:00 horas.

[17] Adelardo López de Ayala Gardoqui, 65 años, viudo de Magdalena López de Ayala y Ferraje, tenía dos hijos reconocidos, Baltasar y Manuela, abogado, murió en La Serenita a las 02:00 horas.

[18] Juan del Puerto Criado, 24 años, soltero, comerciante. Murió en La Serenita a las 02:00 horas.

[19] Antonio María Rivero Sanz, 53 años, casado con Elvira Ortega Pérez, sin hijos, agricultor. Murió en La Serenita a las 02:00 horas. Elegido concejal del Ayuntamiento el 24 de septiembre de 1934.

[20] Edmundo de Torres Pauly, 24 años, soltero, estudiante. Ciudadano francés, sobrino del escritor Juan Antonio de Torres Salvador (Micrófilo). Estaba de vacaciones en Guadalcanal con su abuela Carmen Caballero Iglesias. Murió en La Serenita a las 02:00 horas.

[21] Antonio Urbano Perea, 32 años, casado con Purificación Castelló Rodrigo de la Peña, un hijo José Luis, agricultor. Murió en La Serenita a las 03:00 horas.

[22] Antonio Yanes Chaves, 68 años, casado con Josefa Criado Márquez, con seis hijos, Purificación, José, Carmen, Luisa, Cándida y María. Murió en la cárcel de Cazalla de la Sierra. Fue concejal del Ayuntamiento de Guadalcanal el año 1931.

[23] Antonio Almeida González, 55 años, casado con Ana Cabeza Espino, una hija Rosario, agricultor. Murió en el Cementerio a las 03:00 horas.

[24] Cándido Alvarado Moreno, 33 años, soltero, agricultor. Murió en el Cementerio a las 04:00 horas.

[25] Juan Antonio Barragán García, 70 años, soltero, abogado. Murió en el Cementerio a las 03:00 horas.

[26] Pedro Carballo Corrales, 50 años, soltero, presbítero. Murió en el Cementerio a las 04:00 horas. Había nacido en Ubrique (Cádiz) el año 1886. Realizaba su labor pastoral en Guadalcanal desde el año 1919.

[27] Antonio Castelló Rodrigo de la Peña, 24 años, soltero, agricultor. Murió en La Serenita a la 01:30 horas.

[28] Ismael Castelló Rodrigo de la Peña, 22 años, soltero, estudiante. Murió en La Serenita a las 01:30 horas.

[29] Plácido de la Hera Rivero, 30 años, casado con Trinidad Rivero Álvarez, sin hijos, agricultor. Murió en el Cementerio a las 02:00 horas.

[30] Juan Llamazares Llano, 57 años, viudo de Isabel Caravaca Cervantes, seis hijos, Joaquín, Dolores, Ángeles, Ramón, Lucrecia e Irene, industrial. Murió en el Cementerio a las 05:00 horas. Concejal del Ayuntamiento de Guadalcanal en enero de 1931.

[31] Mariano Martín de Arriva, 69 años, soltero, abogado. Murió en el Cementerio a las 03:00 horas.

[32] Isidro Muñoz Pérez, 55 años, casado con Carmen Tristancho Castilla, cuatro hijos Carmen, Amalia, Isabel y Dolores, industrial. Murió en el Cementerio a las 04:00 horas.

[33] Joaquín Rivero Paz, 48 años, viudo de Carmen Cerrato López, cuatro hijos Joaquín, Josefa, Mª Jesús y Juan, agricultor. Muerto en el Cementerio a las 02:00 horas.

[34] Ignacio Rivero Arcos, 34 años, soltero, agricultor. Murió en el Cementerio a las 02:00 horas. Concejal del Ayuntamiento de Guadalcanal en septiembre de 1934.

[35] José Rivero Sanz, 32 años, casado con Carmen Rivero Nogales, cuatro hijos Jesús, Adolfo, José Mario y Mª Carmen, agricultor. Murió en La Serenita a la 01:30 horas.

[36] Jesús Rivero Sanz, 30 años, soltero, agricultor. Murió en el Cementerio a las 03:00 horas.

[37] Adelardo Rivero Espino, 55 años, casado con Concepción Fontán Martínez, tres hijos María, José Luis y Adela, agricultor. Murió en el Cementerio a las 03:00 horas.

[38] Joaquín Rodrigo de la Peña Alvarado, 62 años, casado con María Fontán Martínez, una hija María, agricultor. Murió en el Cementerio a las 03:00 horas.

[39] Manuel Sanz Cordo, 44 años, soltero, agricultor. Murió en La Serenita a las 01:30 horas.

[40] Luis Tena Cabezas, 18 años, soltero, barbero. Murió en el Cementerio a las 02:00 horas.

[41] José Tena Fernández, 43 años, casado con Aquilina Cabezas Vázquez, cinco hijos, Irene, José Antonio, Ana, Leopoldo y José, industrial. Murió en la calle Muñoz Torrado 06:00 horas.

[42] Joaquín Yanes Criado, 35 años, casado con Amalia Rivero Álvarez, dos hijos Joaquín y Amalia, agricultor. Murió en el Cementerio a las 02:00 horas. Concejal del Ayuntamiento de Guadalcanal en septiembre de 1934.

[43] Antonio Yanes Criado, 32 años, casado con Mª Jesús Vázquez Rojo, tres hijos Mª Josefa, Juana y Antonio que nació el 5-11-1936, agricultor. Murió en el Cementerio a las 02:00 horas.

[44] Periódico La Unión, 13-agosto-1936

[45] Artículo publicado en la Revista de Puebla del Maestre del año 2009, página 49, escrito por Manuel Rodríguez Caballero.

[46] José Fontán Yanes, 40 años, soltero, militar. Murió en el Cementerio a la 01:00 horas.

[47] Julio Herce Nogales, 52 años, viudo de Isabel Perelló Nogales, tres hijos, Carmen, Daniel e Isabel, agricultor. Murió en el Cementerio a las 04:00 horas.

[48] Antonio Limones Vaca, 46 años, viudo de Consuelo de la Hera Arcos, dos hijos, Pilar y Antonio, industrial. Murió en el Cementerio a las 04:00 horas. Concejal del Ayuntamiento de Guadalcanal en septiembre de 1934. Alcalde a primeros de enero de 1936.

[49] Joaquín del Puerto Criado, 20 años, soltero, estudiante. Murió en el Cementerio a las 01:00 horas.

[50] Francisco del Puerto Criado, 23 años, soltero, industrial. Murió en el Cementerio a las 01:00 horas.

[51] Juan del Puerto Rodríguez, 48 años, casado con Carmen Criado Cárdenas, una hija, Rosa, industrial. Murió en el Cementerio a las 06:00 horas.

[52] Antonio Rodrigo Alvarado, 38 años, soltero, agricultor. Murió en el Cementerio a las 05:00 horas.

[53] (Guadalcanal 26 marzo 1881/Madrid 27 septiembre 1962)

[54] Puede sorprender esta designación de un General en esos momentos destinado en provincias, pero el General Castelló había sido subsecretario del Ministerio de la Guerra en las siguientes fechas: Desde febrero de 1932 al día 12 de septiembre de 1933 siendo Ministro de la Guerra Manuel Azaña Díaz y también Presidente del Gobierno. Desde el 12 de septiembre de 1933 al 8 de octubre de 1933 con el Ministro de la Guerra Juan José Rocha García siendo Presidente de Gobierno Alejandro Lerroux-García. Desde el 8 de octubre de 1933 al 16 de diciembre de 1933 con el Ministro de la Guerra Vicente Iranzo Enguita siendo Presidente de Gobierno Diego Martínez Barrios. Desde el 16 de diciembre de 1933 al 23 de enero de 1934 con el Ministro de la Guerra Diego Martínez Barrios siendo Presidente de Gobierno Alejandro Lerroux-García. Desde el 23 de enero de 1934 al 16 de noviembre de 1934 con el Ministro de la Guerra Diego Hidalgo Durán siendo Presidente de Gobierno Alejandro Lerroux-García. Desde el 16 de noviembre de 1934 al 3 de abril de 1935 siendo Ministro de la Guerra Alejandro Lerroux-García y también Presidente de Gobierno y desde el 3 de abril de 1935 al 6 de mayo de 1935 con el Ministro de la Guerra el General Carlos Masquelet Lacaci siendo Presidente de Gobierno Alejandro Lerroux-García.   

[55] Interesados en ampliar los datos del General Castelló, pueden consultar el libro “Retazos de la Vida del General Castelló, escrito por su hija Dolores Castelló Gauthier y el artículo en la Revista de Guadalcanal del año 2009 “Luis Castelló Pantoja”, escrito por Rafael Ángel Rivero del Castillo.

[56] A.G.A.S., Gobierno, Asuntos Despachados, Leg. 5096, carta de Manuel Jiménez Sutil,           21 agosto 1936.

[57] En el Pleno Municipal del 15 de septiembre de 1978, se vio escrito de Mª Dolores Cárdenas Ordoñez, solicitando la aplicación de la amnistía a su difunto esposo Jesús Rivero Fontán, funcionario del Ayuntamiento. El Pleno Municipal en aplicación del Real Decreto-Ley de 30 de julio de 1976, acordó lo siguiente: Aplicar la amnistía determinada en el Real Decreto 10/1976 y reconocer a los efectos correspondientes los servicios prestados, desde la toma de posesión de su cargo y hasta su destitución el 5 de diciembre de 1.936.

[58] En el Pleno Municipal del 15 de septiembre de 1978, se vio escrito de Norberto Barrera Gusano, solicitando la aplicación de la amnistía a efectos de restitución y reincorporación como funcionario del Ayuntamiento. El Pleno Municipal en aplicación del Real Decreto-Ley de 30 de julio de 1976, acordó lo siguiente: Que en aplicación de la citada Ley de amnistía, se acuerda el reingreso del citado funcionario, reconociéndole como tiempo de servicios prestados, el comprendido desde el 8 de julio de 1933 al 5 de diciembre de 1936. Que no existiendo en la actualidad ninguna plaza libre de igual categoría, se crea una plaza de Auxiliar, con el carácter de a extinguir, que será ocupada por Norberto Barrera Gusano.

[59] José Chaves Guardado, 45 años, casado, fallecido el 19 de agosto 1936. Registrado el fallecimiento en el Juzgado el 9 de marzo de 1982. Causa: aplicación bando de guerra.

[60] José Rivero López. 55 años, casado con Asunción Sánchez Cabrera, cuatro hijos, José, Rafael, Carmen y Antonia, obrero del campo, fallecido el 19 de agosto 1936. Fue muerto en el callejón del cementerio. Registrado su fallecimiento el 1 de marzo de 1940. La causa de su muerte fue por huida a la entrada de la guerra Nacional.

[61] José Nicolás García Díaz, 30 años, casado, dos hijos, muerto el 22 de agosto 1936.

[62] Andrés Maldonado Montero, 28 años, casado con Dolores Chaves Álvarez, un hijo, Francisco, obrero del campo, falleció el 22 de agosto 1936. Fallecimiento registrado el 27 de agosto de 1940 y posteriormente el 22 de noviembre de 1982. Causa: aplicación bando de guerra.

[63] Benjamín Sánchez Albarrán, 38 años, casado con Rafaela Jiménez Carrasco, cuatro hijos, Dolores, Rafaela, Benjamín y José Antonio, obrero del campo, falleció el 22 de agosto 1936. Su fallecimiento fue registrado en el Juzgado el 12 de marzo de 1944. Causa: Choque con la Fuerza Pública.

[64] José García Díaz, 28 años, casado con Concepción Pinelo López, tres hijos, Genoveva, Antonio y Concepción, zapatero, muerto el 22 de agosto 1936. Registrado el fallecimiento el 31 de marzo de 1955. Causa: Choque con las fuerzas nacionales.

[65] Máximo González Mariscal, muerto el 22 de agosto 1936 (sin datos familiares)

[66] Sinforiano Moyano Calado, 37 años, casado, muerto el 25 de agosto 1936. Registrado el fallecimiento en el Juzgado el 23 de junio de 1981. Causa: Fusilado.

[67] Juan Bernabé Álvarez, 47 años, casado Ana Ruiz Gómez, cuatro hijos, Marcelino, Ana, Dolores y Rafael, obrero del campo, muerto 27 de agosto 1936. El fallecimiento fue registrado el 3 octubre de 1940. Causa: Lucha contra las fuerzas nacionales.

[68] Guaditoca García Moyano, 16 años, soltera. Fue fusilada al final del Paseo de El Palacio el 27 de agosto 1936.

[69] Dolores Moyano García, 41 años, hija de Miguel y Florenciana, casada con Antonio Uceda Rodríguez, dos hijos, Manuel y Antonia. Fue fusilada al final del Paseo de El Palacio el 27 de agosto de 1936. Registrado el fallecimiento el 25 de marzo de 1941.

[70] Manuela Rodríguez, casada, su casa, muerta el 27 de agosto 1936.

[71] Dolores Rodríguez de la Rosa, casada, su casa. En el momento de su asesinato, estaba embarazada de su primer hijo. Murió el 27 de agosto 1936.

[72] Manuel García Heredia, 54 años, casado con Jacoba Heredia Torrado, tres hijos, Isidoro, Manuel y Manuel (sic), obrero del campo, asesinado el 28 de agosto 1936. Su fallecimiento fue registrado el 31 de mayo de 1940 y las causas: Su oposición al G. M. Nacional.

[73] Sebastián Jiménez Hernández, 71 años, casado, fallecido el 28 de agosto 1936. Registrado el fallecimiento el 10 de septiembre de 1980. Causa: Fusilamiento fuerzas rebelde. Concejal del Ayuntamiento de Guadalcanal el 17 abril de 1931.

[74]Gerardo Cantero Merchán, 36 años, casado con Ana Martínez Osuna, tres hijos, Dolores, Ana y José María, obrero del campo. Murió en Azuaga (Badajoz) el 29 de agosto 1936. Registrado el fallecimiento en el Juzgado de Guadalcanal el 26 marzo de 1943.

[75] Salvador López Gallardo, 54 años, casado con Mª Jesús Muñoz Nieto, tres hijos, Juan, Manuel y Carmen, labrador muerto el 29 de agosto 1936. Registrado el fallecimiento en el Juzgado de Guadalcanal en el año 1955. Causa: choque con la fuerza pública.

[76] Antonio González Balthazar, casado. Sin más datos familiares y día exacto del fallecimiento, que se produjo en el mes de agosto 1936. Fue registrado en el Juzgado el 9 de enero de 1982.

[77] Manuel Sinforiano Rivero Blanco, 36 años, casado. Sin día exacto del fallecimiento que se produjo en el mes de agosto 1936. Se registró en el Juzgado el 23 de febrero de 1981.

[78] Plácida Expósito Ramos, casada con Rafael Guerrero Chaves, dos hijos, Rafael y Plácida. Murió el 27 de agosto 1936.

[79] Según nuestras averiguaciones, efectivamente la detuvieron y después de pelarle toda la cabeza, le dieron aceite de ricino y le dijeron que tenía que pagar 25 pesetas. Una señora de nombre Edelmira se las prestó y fue a entregar el dinero. Nunca más volvieron a verla.

[80] En reunión de la Comisión Gestora de 21 de marzo de 1940, concedió a Maximino González Olivera 1,75 metros cuadrados en el Cementerio Católico (1,90×0,90) previo pago de los derechos correspondientes para un panteón con la inscripción “González Olivera y familia”.

[81] En recuerdo a ser el primer Jefe Militar que entró en este pueblo el día 19 de agosto.

[82] A.G.A.S., Gobierno, Asuntos Despachados, Leg. 5096, carta de Manuel Jiménez Sutil,           31 agosto de 1936.

[83] Datos extraídos del libro LA UGT DE SEVILLA. Golpe militar, resistencia y represión  (1936-1950) José Mª García Márquez. Fundación para el desarrollo de los pueblos de Andalucía. Córdoba 2009, e investigación propia.

[84] En el citado libro aparecen las obras que hasta esa fecha había escrito Muñoz Torrado, que relacionamos a continuación: 1.- Elogio fúnebre del R.P. Tejero, Prepósito del Oratorio. Sevilla, Izquierdo y Compª, 1910. 2.- Biografía del Emmo. Y Rvmo. Sr. Dr. D. Enrique, Cardenal Almaraz y Santos, Arzobispo de Sevilla. Sevilla, Izquierdo y Compañía, 1911. 3.- La iglesia de Sevilla en el Siglo XIII.- Estudio histórico, Sevilla, Izquierdo y Compañía, 1991. 4.- Novena a Nuestra Señora de Guaditoca, Sevilla, Sobrinos de Izquierdo, 1916. 5.- El Santuario de Nuestra Señora de Guaditoca, Notas históricas. Sevilla, Sobrinos de Izquierdo, 1918. 6.- Discurso de recepción leído ante la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras. Sevilla, Sobrinos de Izquierdo, 1918. 7.- Don Diego de Anaya, Arzobispo de Sevilla. Sevilla, Sobrinos de Izquierdo, 1920. 8.- Discurso necrológico del académico M. I. Sr. D. Juan F. Muñoz Pavón. Sevilla, Sobrinos de Izquierdo, 1921. 9.- Discurso leído ante la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, contestando al de recepción del Sr. D. Miguel Lasso de la Vega y López de Tejada, Marqués del Saltillo. Sevilla, Sobrinos de Izquierdo, 1922. 10.- Últimos días de la Feria de Guaditoca, Sevilla, Sobrinos de Izquierdo, 1922. 11.- Exposición Valdés Leal y de Arte retrospectivo, Catálogo (en colaboración con los señores D. Cayetano Sánchez Pineda y D. Luis Jiménez Placer) Sevilla, Gironés, 1923.- 12.- Discurso leído ante la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, contestando al de recepción del señor D. Manuel Portillo y Jochmann, Sevilla, Eulogio de las Heras, 1927. 13.- Documentos para la Historia de Sevilla en el Siglo XV. Luchas entre el Duque de Medina Sidonia y el Marqués de Cádiz, 1470-1474. Sevilla, Sobrinos de Izquierdo, 1929. 14.- El poeta López de Ayala. 1829-1880. Sevilla, Imprenta de San Antonio, 1930. 15.- Catálogo de los Obispos de Marruecos. Sevilla, Padura, 1930. 16.- Catálogo de los Arzobispos de Sevilla en los Siglos XIII, XIV y XV. Sevilla, Padura, 1930. 17.- San Isidoro de Sevilla, Sevilla, Álvarez y Zambrano, 1936. 18.- Últimos días del Arrianismo, San Hermenegildo.

[85] Carmen Jiménez Espínola, 37 años, casada con Rafael Blanco Romero, dos hijos, Josefa y María. Murió en el Cementerio el 1 de septiembre 1936. Registrado el fallecimiento en el Juzgado el 3 de febrero de 1945. Causa: Por habérsele aplicado el Bando de Guerra.

[86] Jacobo Pinelo García, 39 años, casado con Manuela Vázquez Cantero, cuatro hijos, Antonio, Josefa, Jacobo y José María, obrero del campo. Murió el 2 de septiembre 1936. Registrado su fallecimiento en el Juzgado el 6 de julio de 1944. Causa: choque con la Fuerza Pública.

[87] Trinidad Fernández Jesús, 58 años, casada con Cipriano Burgos Alcuezcar, una hija, Victoriana. Asesinada el 14 de septiembre 1936. Registrado el fallecimiento el 27 de septiembre de 1958. Causa: choque con la fuerza pública.

[88] José Hidalgo Calle, 29 años, casado con Matilde Cañada Pérez, una hija, Carmen, Farmacéutico titular de Guadalcanal desde el 10 de febrero de 1934. Asesinado el 14 de septiembre 1936. El fallecimiento fue registrado el 31 de octubre de 1953. Causa: choque con la fuerza pública. Según la información recogida, tras la muerte de Luis Castelló, se llevó a su casa a dos de las hijas, para evitarles problemas con las milicias extremistas. El 2 de febrero de 1939, el Juzgado número 4 de Sevilla, actuando como Delegado por la Comisión Provincial de Incautación de Bienes, realizó un exhorto al Juzgado de Cazalla de la Sierra, para que realizara el embargo de todos los bienes de José Hidalgo Calle “…dimanantes del expediente de responsabilidad civil que contra el mismo se sigue, por aplicación del Decreto Ley del 10 de enero de 1937…”. El Juzgado cumpliendo lo solicitado, procedió al embargo del mobiliario perteneciente a la casa-habitación; mobiliario correspondiente al laboratorio y productos químicos y farmacéuticos, que se encontraban depositados en poder de Rogelio Vázquez Rivero.

[89] Gonzalo Arencón Acedo, 66 años, casado con Magdalena Caracedo Rubia, cuatro hijos, Francisco, Casimiro, Carmen y Encarnación, ferroviario. Muerto el 17 de septiembre 1936. Su fallecimiento fue registrado en el Juzgado Municipal de Guadalcanal el 9 de febrero de 1940. Las causas que figuran de su muerte fueron: Su oposición al G. M. Nacional.

[90] Antonio José Barrera Espínola, 47 años, viudo de Josefa Gordón, un hijo, Rafael, obrero del campo. Asesinado el 17 de septiembre 1936. El fallecimiento está registrado en el Juzgado de Guadalcanal el 12 de junio de 1940. Las causas que aparecen son: Su oposición al G. M. Nacional.

[91] Miguel Rincón López, 31 años, casado con Josefa Cantero Parrón, tres hijos, Rafael, Jacobo y Miguel, jornalero. Murió a las 13:00 horas en la Dehesa de El Postigo, el 22 de septiembre de 1936, victima de las milicias extremistas de Malcocinado. El fallecimiento está registrado en el Juzgado Municipal de Guadalcanal, el 23 de enero de 1937.

[92] Feliciano Hernández Vizuete, 32 años, soltero. Sin más datos familiares y fecha exacta de su muerte, que fue en algún día del mes de octubre 1936 y fue registrada en el Juzgado el 10 de marzo de 1981.

[93] José Mª Martín Rey, 32 años. Sin más datos familiares y fecha exacta de su muerte, que se produjo en algún día del mes de octubre 1936 y que fue registrada el 18 de abril de 1981.

[94] José Espino Cabezas, 44 años, casado con Agustina Maldonado Gato, cinco hijos, Antonio, Fermina, Eugenia, Juan y Salvador, obrero del campo y muerto el 4 de octubre 1936. Su fallecimiento fue registrado el 31 de mayo de 1940 y las causas de su muerte: Su oposición al G.M. Nacional.

[95] José Pinelo Bernabé, casado, muerto el 14 de octubre 1936. Registrado su fallecimiento el 18 de marzo de 1983. Causa: Consecuencia de la guerra civil.

[96] Eduardo Ruiz Gordillo, 36 años, casado con Magdalena Moyano Gusano, cuatro hijos, Rafael, Antonio, Olvido y Ana y muerto el 13 de octubre 1936. Registrado el fallecimiento el 11 de abril de 1955. Causa: Choque con las fuerzas nacionales.

[97] Salcedo Ruiz Salmerón, 32 años, muerto el 14 de octubre 1936.

[98] José Mª Vázquez García, 64 años, casado con Josefa Cantero Riaño, una hija, Manuela Vázquez Cantero, obrero del campo, muerto el 14 de octubre 1936. Registrado el fallecimiento en el Juzgado el 12 de abril de 1946. Causa: Choque con la Fuerza Pública.

[99] Miguel Burgos Blandez, 60 años, casado con Mª Jesús Muñoz Nieto, dos hijos, Agustina y Carmen, muerto el 18 de octubre 1936. Registrado el fallecimiento el 5 de junio de 1956. Causa: choque con la fuerza pública.

[100] A.G.A.S., Gobierno, Asuntos Despachados, Leg. 5096, carta de Manuel Jiménez Sutil,          30-11-1936.

[101] Interesados en ampliar estos datos, pueden verlo en: “Tercer Avance del Informe Oficial sobre los asesinatos algunos pueblos del centro y mediodía de España por las hordas marxistas al servicio del llamado gobierno de Madrid. Otoño MCMXXXVI”

[102] AGMM, Documentación Nacional, leg. 6, carp.2, doc. 154

2 comentarios en “Guadalcanal año 1936”

  1. Impresionado y emocionado con la lectura de este relato. Soy el nieto del fusilado numero 97, Salcedo Ruiz Salmeron, que era de Malcocinado. Se habia casado y vivia en Fuentes de Leon. De allí vino a ver a su madre que estaba muy mal y a la vuelta fué detenido y fusilado el 14 de Octubre dejando un hijo, mi padre Jaime, de cinco meses y una hija Manolita, de unos dos años.. Sigue en una de las fosas comunes del cementerio y esperamos que un dia podamos encontrar sus huesos y darle digna sepultura. Mis condolencias a los familiares de todas las personas asesinadas, de un lado y de otro.

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