Guadalcanal año 1937

Continúa la Guerra Civil en España y todavía el gobierno de la República firmará un Decreto del Ministerio de Justicia, donde dispondrá la igualdad de derechos civiles para ambos sexos. El 26 de abril se iba a producir en la población de Guernica el bombardeo por la aviación italiana. El 17 de mayo se efectuará nuevo cambio de gobierno republicano, pasando a desempeñar su presidencia Juan Negrí.

     En Guadalcanal, la Comisión Gestora realiza su primera reunión del año el día 2 de enero. Asisten: Guillermo Alvarado Moreno, alcalde; Antonio Fontán Martínez, Jesús Rivero Arcos, José Arcos Rivero y José Yanes Criado, como Gestores. Secretario Adrián Salinas Carrasco. Se trataron los siguientes temas: Teniendo en cuenta los actos de salvajismo realizados en este pueblo por las hordas marxistas, asesinando vilmente a numerosas personas de orden, la Corporación municipal rinde a los mártires sacrificados un postrer tributo cediéndoles a perpetuidad los nichos donde han sido inhumados los cadáveres, condonando la diferencia entre el precio de coste y el de la tasa, es decir, recaudando solamente los gastos de construcción de los nichos, y eximiéndoles también de los derechos de apertura de aquellos que han ocupado nichos de su propiedad, que igualmente se acuerda reconocer a perpetuidad.

     Desde el primer momento de la Guerra Civil, en cualquier información o decisión que se tomó, tanto a nivel nacional como local, se hizo una clara distinción entre ellos/nosotros. Así hemos podido ver en el Juzgado Municipal de Guadalcanal, que todos los vecinos de derecha que murieron en los primeros días del Golpe de Estado, tienen la siguiente nota en el margen de su acta de defunción: NOTA.- Por virtud de auto dictado en 29 de Marzo de 1937, por el Sr. Juez de 1ª Instancia del partido, se hace constar que la persona a que hace referencia este asiento falleció dando su vida por Dios y por la Patria a consecuencia de heridas inferidas por los asesinos marxistas durante su dominio en este pueblo. Guadalcanal 9 de Junio de 1937. El Juez Municipal: Joaquín Llamazares. El Secretario Intº. José Mª Fernández.

     Esto ocurrió en muchas ocasiones, como iremos viendo a lo largo del libro, ya que la muerte de un vecino en el frente luchando en el ejército de los golpistas, llevaba consigo que el Ayuntamiento le reconociera el derecho al nicho a perpetuidad, sucediendo en algunos casos, que incluso abonaba el importe de la lápida.

     Siguieron las reuniones de la Comisión Gestora, así el 9 de enero de 1937, se trataron los siguientes asuntos: Se acordó proponer para Encargada de la Estación de Telégrafos de esta villa, al pasar a ser municipal, a la señorita Remedios Rojo Yanes, vecina de ésta, con el sueldo anual de 1.500 pesetas. Se nombró Guardia Municipal al Alguacil, José Mª Bernal Álvarez, con los derechos que pueda concederle la legislación del Gobierno Nacional de Burgos, y se designó interinamente para el cargo de Alguacil del Ayuntamiento a Antonio Veloso Romero.

     El 23 de enero se volvió a reunir la Comisión Gestora y se vieron los siguientes asuntos: Se fijó a efectos de quintas, el jornal medio del bracero en 5 pesetas.                

     Vista la comunicación del Jefe de Telégrafos de Sevilla, se acordó contestarle exponiéndole que la única persona recomendable es la señorita Remedios Rojo Yanes, que actualmente efectúa la preparación y dentro de breves días practicará el examen correspondiente.

     También se siguió con el cambio de nombres de las calles, y se acordó restituir los nombres de las siguientes: Galán y García Hernández por Primo de Rivera; 14 de Abril por Santa María, Martínez Barrios por Muñoz Torrado y Castelar por Santa Ana.

     Mientras que en el pueblo la vida seguía, el 27 de enero era fusilado en el Cementerio de San Fernando, Rafael Moreno Rodríguez, su hija Rafaela nos cuenta la repercusión de la Guerra Civil en sus vidas:

“…fue el día 9 de Septiembre del 1929 cuando vi la luz por vez primera en este mundo, así que cuando se inició la guerra no había cumplido los siete años. Éramos muy felices con mi padre, que era muy bueno y trabajador para que no nos faltara de nada ya que nos adoraba igual que a mi madre. Hasta el fatídico año  1936 que  todo cambio cuando vino el golpe militar y la guerra civil. A mi padre por una equivocación lo confundieron con otra persona y lo detuvieron cinco meses en la cárcel. Al saber que era de Guadalcanal pidieron informes y mandaron uno, pero tan falso que decían que mi padre, había estado en todo lo que se había hecho en aquellos días, cosa injusta, ya que mi padre no faltó un solo día de su trabajo, ¿como pudo estar a la vez, trabajando en Sevilla y haciendo algo malo, según ellos, en Guadalcanal?

   En  aquella época en Correos se trabajaba todos los días, domingos y festivos, por lo que solo veníamos al pueblo cuando le daban vacaciones, y siempre las cogía en agosto para pasar la feria que le gustaba mucho.

   Pero como entonces  no los  juzgaban, ni comprobaban nada, el día 27 de Enero del 1937 lo fusilaron  en el cementerio de San Fernando.

   Aún hoy sigo dándole vueltas cuando cierro los ojos al acostarme, y no logro aceptar tanta injusticia ¡Cuánto no sufriría mi madre al ir a la cárcel a  llevarle la comida! (tenía que llevarla todos los días… todos los días) hasta que uno de esos días, le dijeron que ya no estaba. Otro problema que también sufrió mi madre era que la casa que teníamos, el ayuntamiento nos la tenía  intervenida. En ella pusieron las cocinas de los soldados que entonces había en el pueblo cuando lo tomaron las fuerzas nacionales. Luchó mucho para demostrar que la casa era heredada de sus abuelos, igual que un olivar que también tenía mi padre  heredado también  de sus abuelos. Estos bienes no los habían adquirido metidos en política, como también lo calumniaron, eran suyos por ley, pero claro “al perro flaco, ya se sabe, todo se le vuelven pulgas”, y era el momento de hundir a las personas por hundirlas, de ponerles el pie hasta asfixiarlas, ¡que pena, cuánto me gustaría olvidar, pero no puedo! EI primer año que cogimos la aceituna en nuestro olivar, tuvimos que entregar la mitad del dinero al Ayuntamiento, recuerdo valía a quince céntimos, (tres perras chicas de entonces). Solo quince céntimos cobraba mi madre después de cogerla, yo siendo tan chica iba a ayudarle y cogía lo que podía.

    Cuando le dieron la casa toda destrozada por la ocupación que le habían dado, tuvo que trabajar y gastar sin tenerlo para poderla habitar para venirnos del campo e ir al colegio mis hermanos y yo. Los huesos de mi padre, aún hoy, no se donde están, pero lo que él y mi madre nos trasmitieron, no lo hemos olvidado…

     El 30 de enero se reúne la Comisión Gestora en sesión ordinaria, viéndose los siguientes temas: Se aprobó el escrito de la Alcaldía sobre reducción de la plantilla de funcionarios sanitarios, solicitando del Gobierno Civil la autorización precisa para amortizar una plaza de Médico Titular, una de Veterinario, una de Practicante, la de Farmacéutico titular y la de Médico Director de la Casa de Socorro de esta villa.

     El 12 de febrero se celebró una sesión extraordinaria de la Comisión Gestora con los siguientes temas: Dada cuenta de la copia del escrito que el Secretario de esta Corporación eleva al Gobernador Civil de la provincia en súplica de que, por las razones que detalla, se le autorice para desempeñar la Secretaría de Alcalá de Guadaira, vacante en la actualidad, la Corporación adopta el siguiente acuerdo: Que en atención al buen comportamiento observado por el Secretario en el desempeño del cargo desde 1925, de la competencia que ha demostrado en todos los asuntos encomendados por el Ayuntamiento, de sus vastos conocimientos como abogado y de las dotes que posee, no puede la Corporación prescindir de su asesoramiento y buenos servicios y por tanto deniega la referida petición, disponiendo se informe en tal sentido al Gobernador Civil de la provincia. Actuó de secretario accidental Fernando Vargas.

     Curiosamente, en lo único que coincidieron los Consistorios de izquierda y de derecha, fue en la profesionalidad del Secretario, ya que en ninguna de las dos ocasiones que surgió la oportunidad de marcharse, fue autorizado.

     El 20 de febrero, actuando de Alcalde Antonio Fontán Martínez, se reunió la Comisión Gestora en sesión ordinaria, viendo los siguientes asuntos: Restablecer la plaza de Cabo de la Guardia Municipal, nombrando interinamente para desempeñarla a José Mª Bernal Álvarez. Si vienen observando la trayectoria de este funcionario, han podido ver que en poco tiempo, del puesto de Alguacil, ha pasado a Guardia Municipal y ahora se restablece la plaza de Cabo de la Guardia Municipal, y es nombrado interinamente.

     También se aprobó el nombramiento de Juan Antonio Arcos Marín, para vocal de la Junta Municipal de Subsidio a Combatientes, como mayor contribuyente. Y por último fue aprobada la liquidación del presupuesto del ejercicio de 1936.

     El 27 de febrero se reunió la Comisión Gestora presidida por Guillermo Alvarado y se vieron los siguientes asuntos: Se acordó nombrar Guardia Municipal interino a José Delgado Garnica.

     De nuevo la construcción del Grupo Escolar se aleja, ya que en este pleno se acordó arrendar el Huerto Baldíos de la Orden, lugar donde estaba previsto se iba a construir, propiedad del municipio, a Rafael Gordón, en 200 pesetas, a contar desde el próximo año agrícola.

     La Comisión Gestora se reúne el 6, 13, 18 y 24 de marzo, con los siguientes asuntos a tratar: Quedan enterados de haber sido aceptada para la oficina de Telégrafos las dependencias de la planta baja de la Casa Consistorial y de que el próximo miércoles se efectuará la instalación, quedando abierta al público, nombrando interinamente para repartidor de telegramas de la estación municipal, a Leopoldo Tena Cabezas, con la asignación mensual de 15 pesetas. Se acordó remitir las naranjas de la Plaza a Sevilla, para los hospitales de heridos de la guerra. Se acordó prorrogar el presupuesto ordinario para que rija en el segundo semestre del corriente ejercicio.

   Dada cuenta de la carta del Alcalde Presidente del Ayuntamiento de Dos Hermanas y certificación que acompaña del acuerdo tomado por aquella Comisión Gestora, en sesión del día primero de actual, solicitando la concesión de la Gran Cruz de Beneficencia para D. Pedro Parias y González, Gobernador Civil de la provincia, la Comisión Gestora acordó por aclamación, adherirse al acuerdo referido.

     Aprobación del presupuesto ordinario para 1937, por un total de 206.073,64 pesetas de Gastos, y el mismo importe de Ingresos.

      La Comisión quedó enterada de que la recaudación para tabaco de los combatientes, ascendió a 164,25 pesetas, y que esa cantidad se remita a la Junta Provincial de Sevilla.

      El trabajo que está realizando José Mª Bernal Álvarez, no cabe duda que se lo están gratificando. Aparte de los ascensos en pocos meses, en este pleno se acuerda elevar el sueldo del Cabo interino de la Guardia Municipal, en 50 céntimos diarios.

     Se acordó abonar a las Hermanas de la Doctrina Cristiana, la subvención de 400 pesetas, por la enseñanza gratuita que dan a niñas pobres. También 1.500 pesetas al Colegio SADEL de San Luis Gonzaga de esta villa, por el último plazo del curso completo 1935/1936, de las becas de este Ayuntamiento.

     Pocos datos tenemos durante estos años, de las Cofradías de Penitencias y de la Hermandad de Ntra. Sra. de Guaditoca. Es precisamente este año cuando se inicia la recuperación de las imágenes de los Cristos y Vírgenes. 

        El 15 de abril de 1937, celebra Junta General Extraordinaria, la Hermandad de Nuestra Señora de Guaditoca, que se reunieron en la Sacristía de la Iglesia de Santa Maria. Fue presidida la reunión por Manuel Jiménez Sutil como párroco, el Mayordomo Aurelio Rivero y Rivero y Rafael Rivero y Rivero (hijo) como secretario, se procedió a dar cuenta de la suscripción para la nueva imagen que ascendió a la cantidad de 2.119,30 pesetas, se acordó recoger la nueva imagen tallada por Antonio Illanes Rodríguez, celebrar un triduo solemne e invitar al reverendo padre Mariano Ayala, jesuita, para que predicara en el mismo. Trasladar a la Stma. Virgen al Convento del Espíritu Santo el día 23 de Abril de 1937 para que pernoctase allí y regresara el día 24 a la Parroquia y por ultimo que en el mes de Septiembre se celebrara una solemne novena como de costumbre.

      La Virgen de la Soledad, es la primera imagen que se incorpora de nuevo a la Semana Santa de Guadalcanal. Fue tallada por el imaginero José Fernández Andes en este año 1937.

        El día 24 de abril, muere en Sevilla, Antonio Muñoz Torrado, había nacido en Guadalcanal el 11 de abril de 1879. De familia humilde, estudió la carrera sacerdotal en el Seminario Pontificio de Sevilla, en el que cursó Humanidades, Filosofía, Derecho Canónico y Teología en la que se doctoró. Fue ordenado sacerdote en 1902, cuando contaba 23 años. Posteriormente simultaneó la enseñanza de Latín y Gramática en el Seminario, con la dirección del Boletín Oficial del Arzobispado, quedándole tiempo para colaborar en varias revistas y periódicos andaluces, entre otros: Bética, Revista Católica, El Correo de Andalucía. etc. También trabajó como auxiliar en el Archivo del Palacio Arzobispal. Posteriormente ganó por oposición una plaza de beneficiado en la Catedral de Sevilla.

     El 8 de mayo la Comisión Gestora acordó solicitar la oportuna autorización para la implantación de un ticket de cinco céntimos por cada consumición de cincuenta céntimos o fracción en cafés, bares y tabernas; y un sello municipal de cinco céntimos para las cartas expedidas por esta Administración de Correos, con el fin de incrementar los ingresos de la Cocina Económica. Se acordó contribuir con 500 pesetas a la suscripción para construir un nuevo acorazado que sustituya al “España”. Se acordó que los nichos concedidos a perpetuidad para inhumaciones de los cadáveres de las personas asesinadas vilmente por las hordas rojas, tengan la prohibición de aperturas posteriores destinadas a nuevas inhumaciones de familiares, con el fin de honrar la memoria de los mártires, con la constancia de tan bárbaros crímenes.  Igualmente se acordó adjudicar la obra de derribo de la pared del cementerio, al albañil, Manuel Rius, en la cantidad de 1.050 pesetas, con aprovechamiento de materiales por la Corporación Municipal.

     El 5 de junio aprobó el telegrama dirigido a la Mancomunidad Sanitaria Provincial de Sevilla, sobre dificultades en el suministro de pan y otros artículos a la Brigada Mixta Legionaria de Flechas Azules, debido al embargo de la caja municipal.

     Aunque con José Luis Ceballos Muñoz no hemos podido hablar, ya que falleció en el año 2005, sí dejó escrito un pequeño diario al que hemos tenido acceso, gracias a la amabilidad de su viuda e hijas.

     Así recordaba José Luis Ceballos como vivió los años de la Guerra Civil, según sus Memorias inéditas, escritas el año 1996:

     Antes de hablar de la guerra quisiera explicar como se vivía en Guadalcanal en los años treinta: los obreros fueron muy desgraciados y pasaron mucha hambre, ya que los sometían a unas jornadas de sol a sol, con jornales de miseria. Mi padre fue uno de esos trabajadores explotados por gente que se decían cristianos. Cuando se inició la República iban a pedir trabajo y les decían: “comed república”, sólo porque habían votado a los partidos democráticos de izquierdas.

     Durante el bienio negro de la República, que mandó la derecha, cuando iban a la huelga eran encarcelados y maltratados. Lo mismo les ocurría cuando cogían bellotas y aceitunas, para poder comer en el tiempo de paro estacionario.

     En los primeros días del golpe de estado, se quemaron la mayoría de las imágenes de las iglesias, pero fue una venganza contra la derecha, ya que los obreros siempre habían tenido un espíritu cristiano. También murieron en estos días muchas personas de derechas, pero cuando entraron las tropas de los golpistas, mataron al doble de personas que habían muerto de derechas, entre ellas muchos inocentes. A las mujeres de los que habían huido le raparon el pelo y le dieron purgantes de aceite de ricino, incluso mataron a una joven solamente por el hecho de haber bordado una bandera Republicana.

     En fin, muy desgraciado fue mi pueblo en aquellas fechas fatídicas, y sería muy largo el seguir contando maldades. También me contaron que cuando las tropas moras al servicio de Franco entraron en Guadalcanal, hicieron muchos atropellos, saqueando casas de los que estaban ausente y que habían huido ante las terribles represalias que los golpistas empleaban, llevándose muebles y enseres y saqueando algún comercio y estanco que estaban cerrados, como asimismo el Centro de Juventudes Socialistas Republicanas, como la Casa del Pueblo, destruyendo y quemando libros y expedientes.

     A los diez años salí con mi familia hacia Malcocinado el día seis de agosto de 1936, ya que en nuestro pueblo estaban sucediendo unos acontecimientos muy lamentables. Nos fuimos, mis padres, mi hermana mayor que tenía 16 años y mi hermano menor de unos siete años. Allí estuvimos hasta el día 19 de agosto, unas horas antes de que entraran las fuerzas franquistas, ya que según las noticias que llegaban, se estaba produciendo una persecución brutal de las fuerzas rebeldes.

     Salimos de Malcocinado andando, pues una burra que llevábamos iba con ropa y algunos alimentos, y mi hermano Ismael montado en ella. Llegamos hasta una aldea que se llamaba Argallón, que está junto a Fuente Obejuna, en la provincia de Córdoba. Al llegar a Fuente Obejuna nos sorprendió un bombardeo de los aviones de los golpistas en la misma entrada del pueblo. Tuvimos que salir de estampida cada uno por un sitio, dejándole mi padre la burra que llevábamos cargada de alimentos y ropa a un paisano que nos encontramos en la gasolinera, con objeto de buscarnos a nosotros. Cuando volvimos a la gasolinera, el paisano y la burra habían desaparecido, dejándonos sin comida y con lo puesto. Tuvimos que ir al Ayuntamiento para que nos socorrieran, y allí nos dieron unas mantas y algunos bocadillos para que pudiéramos pasar la noche. Al día siguiente fuimos alojados en unos barracones junto a la estación de ferrocarril, teniendo que hacer todo el trayecto –unos doce kilómetros- a pié.

     De nuevo bombardearon en la zona y tuvimos que salir corriendo, volviendo  al barracón cuando se marcharon.

     Estuvimos unos días más en Peñarroya, pero como en este pueblo estaba el frente, nos trasladaron por tren a Pozoblanco, donde pasamos la noche en una iglesia que estaba desocupada de imágenes y santos.

     En Pozoblanco mi padre siguió preguntando si habían visto a un señor con una burra, y le dijeron que lo habían visto pero que no sabían si seguía por allí. Todo fue inútil, la burra no apareció nunca más.

     Después de pasar la noche en Pozoblanco nos montaron en unos vagones descubiertos y por la vía estrecha nos llevaron a Ciudad Real. Mi padre y yo fuimos al Centro del Socorro Rojo donde pedimos albergue. Seguidamente volvimos y recogimos a la familia que se encontraba junto al campo de fútbol, con los pocos bultos que llevábamos y nos presentamos en Socorro Rojo donde cenamos y pudimos dormir aquella noche. Al día siguiente nos montaron en un camión con otras familias de refugiados y nos trasladaron al pueblo de Miguel Turra, a cuatro kilómetros de la capital.

     Volvimos a Ciudad Real donde pasamos unos meses en dicho Centro de Socorro Rojo. Más tarde nos mandaron de nuevo a Miguel Turra y a mi madre y a mí nos alojaron en casa de un hojalatero y lo pasamos bastante mal, ya que la señora de la casa nos daba una comida muy mala y siempre estaba insultándonos y diciéndonos que éramos unos rojos. Sin embargo con mi padre y mi hermano Ismael, los cuales fueron alojados en una casa de familia conservadora de derechas, se portaron maravillosamente con ellos. A mi padre lo querían mucho y como eran agricultores, le dieron faenas del campo, como la recogida de la uva. Creo que al dueño lo encarcelaron, pero a nosotros que íbamos por allí todos los días, no nos guardaron rencor ni odio.

    De nuevo en Ciudad Real fuimos alojados en el convento del Corazón de María que estaba desalojado, es decir, que no había monjas. Allí pasamos varios días y después nos llevaron al pueblo de Valenzuela de Calatrava donde fuimos alojados en un viejo cuartel de la Guardia Civil. Venía todas las semanas un hombre de una cooperativa y nos entregaba a las familias que estábamos allí, aceite, patatas, judías. En este pueblo también se portaron muy bien todos los vecinos y estuvimos unos veinte días.

     Marchamos después al pueblo de Pozuelo de Calatrava, donde pasamos unos días, pero al poco tiempo retornamos a Ciudad Real, donde ya no nos movimos más hasta la terminación de la guerra en 1939. Estuvimos al principio en el centro de Socorro Rojo hasta que nos alojaron en casas particulares, donde se portaron muy bien con nosotros. El tiempo que estuvimos en Ciudad Real íbamos al Hogar Infantil donde estudiábamos, hacíamos teatro y jugábamos al fútbol, mi gran pasión. Más adelante le dieron una cochera a mi padre para vivir, que aunque no tenía las mismas condiciones, ganamos en independencia.

     Uno de los días que estaba en la estación de ferrocarril vi bajarse a uno de los profesores que tenía en Guadalcanal, vestido de uniforme y con dos barras de teniente en la gorra. Estuvo ejerciendo en el colegio SADEL por el año 1934-35 y fue novio de una hija de Isidro el carpintero.

      Poco tiempo después, se casó mi hermana María con un fotógrafo ambulante llamado Julián Cencerrado, que era natural del pueblo de Urda de la provincia  de Toledo. Fue un matrimonio civil.

      Yo iba muchos días a la estación de RENFE y allí vendía bocadillos a los transeúntes. También estuve por los menos dos meses, trillando con una yunta de mulos en una finca que había sido incautada al dueño por el Gobierno Republicano. Después estuvimos trabajando varias semanas en el Cementerio Municipal quitando pasto y limpiando sus jardines.

     Hay un capítulo de mi vida que no quiero obviar, y es que el día 18 de diciembre de 1938, me estalló una bomba de mano de marca italiana, que me encontré como material abandonado dentro de un macuto de soldado, en la puerta de la cochera donde vivíamos y que al manipularla sin saber lo que era, me estalló en la mano derecha y en pleno rostro, destrozándome la mano por el antebrazo y amputándomela, recibiendo graves heridas en la parte derecha del rostro y la pierna del mismo lado, que estuve a punto de perderla. También sufrió heridas graves en el vientre mi hermano Ismael, un amigo de siete años que falleció en el acto y mi madre Rafaela, que tenía en brazos al hijo de mi hermana María con siete meses, que falleció a consecuencia de las heridas siete días después. Todos fuimos ingresados en el Hospital Militar de Ciudad Real y después de transcurridos unos días, pasamos al Hospital Provincial hasta que causamos alta, concretamente yo que era el que estaba más grave  el día 29 de marzo de 1939.  

     Ese mismo día fuimos repatriados para Guadalcanal. El viaje lo hicimos en tren hasta Mérida y de allí en otro tren que se llamaba el Carreta directo hasta Guadalcanal. Mi padre tuvo que presentarse ante el Comandante del Puesto de la Guardia Civil para prestar declaración. Estuvo algún tiempo en libertad vigilada y fue avalado por un tío mío que era funcionario del Ayuntamiento, que demostró su buena conducta.

     Después de más de un mes, se vuelve a reunir el día 10 y el 17 de julio la Comisión Gestora, en este caso presidida por Antonio Fontán Martínez, para tratar los siguientes asuntos: Se admiten las renuncias de los Gestores Jesús Rivero Arcos y José de la Hera Moreno, por haber trasladado su residencia a Sevilla, el primero, y estar prestando servicio militar el segundo. También se acuerda abrir una suscripción para enviar auxilios a Santander, una vez efectuada su liberación, encabezándola la Corporación Municipal con 250 pesetas. Se reconoce la antigüedad al veterinario Manuel Fontán Yanes desde el primero de agosto de 1911 hasta el 29 de diciembre de 1924, interinamente, y desde esa fecha, en que fue nombrado en propiedad Inspector de Higiene Pecuaria, hasta el día de hoy. Se le expida certificación de este acuerdo a los efectos de que pueda justificar estos servicios donde le convenga.

     Dada cuenta de la comunicación del Delegado Gubernativo del Tercer Sector de Falange Española Tradicionalista de las JONS y del telegrama del Gobierno Civil interesando contestación a la misma, se acordó comunicarle que, en atención a existir diversas obras pendientes de realización para las que se considera como ingreso presupuestario el recargo del 10% sobre las contribuciones, se ve esta Comisión Gestora imposibilitada, por ahora, de ceder dicho recurso a la Diputación Provincial, aún teniendo en cuenta las fundadas razones que inspiran el texto del acuerdo, tanto más si se tiene en consideración que hay una Comisión encargada de la administración de la décima referida, por lo que esta Comisión no se considera facultada para hacer tal cesión, que en todo caso debería dimanar de orden superior del Gobierno Nacional; y que no obstante esta resolución se considere provisional, por si un mejor estudio de la cuestión pudiera dar lugar a que se llegara a una completa inteligencia con la Diputación Provincial y con los demás organismos municipales interesados. Seguidamente se acordó conceder a perpetuidad, sin exacción de derechos y con prohibición de posteriores aperturas el nicho nº 7 fila 4ª Sección J, patio 3º del cementerio de esta localidad, donde se ha inhumado el cadáver del falangista Jesús Parrón Guerrero, muerto en Córdoba a consecuencia de heridas de guerra en el frente.

     El 9 de agosto, incorporado de nuevo el alcalde titular Guillermo Alvarado, se reúne la Comisión Gestora para tratar los siguientes asuntos: En virtud de ser el día 19 de agosto la fecha gloriosa de la liberación de este pueblo por el Ejercito Salvador, la Comisión Gestora acuerda declarar que dicho día se considere, a perpetuidad, de fiesta local. Quedan enterados de las nuevas disposiciones sobre “Plato Único” todos los viernes y “Día sin postre” los lunes, cuya recaudación tendrá lugar los días 14 y 28 por la Comisión de señoras del Plato Único.

     El Comandante Militar de Guadalcanal, dirige el siguiente escrito al Alcalde de la Gestora Municipal: Sírvase V. disponer con toda urgencia el pase a la Falange Española y Tradicionalista de las J.O.N.S., de los Comedores de Auxilio Social, en su aspecto de dirección, administración, etc., comunicándome su realización. Dios guarde a V. muchos años. Guadalcanal 21 de agosto de 1937. II Año Triunfal. El Comandante Militar. José Egea.

     De nuevo el 21 de agosto se reúne la Comisión Gestora, con el siguiente orden del día: Se aprueba el programa de festejos del pasado día 19 del actual, fiesta local con motivo del primer aniversario de la liberación de este pueblo por el ejercito salvador de España. En virtud de estar cumplido el contrato del arrendamiento de la casa nº 27 de la calle Minas, de los herederos de Federico Gullón Represa, se acordó comunicarle la terminación de dicho contrato. Por último, se acordó solicitar presupuesto de placas a la casa Rodríguez de Córdoba para las calles que han cambiado de nombre.

     El 16 de septiembre de 1937, según consta en el material que hemos consultado, la Comisión Gestora realiza una “Ficha Personal” de cada vecino de Guadalcanal mayor de 18 años, presente en ese momento. Esta Comisión, estaba presidida por Guillermo Alvarado Moreno y los Gestores: Antonio Fontán Martínez, José Arcos Rivero y José Yanes Criado. Las fichas llevan todas ellas la firma del Alcalde y del Secretario, Adrián Salinas.             

       En total hemos analizado 1835 fichas, comprendidas entre los apellidos con la inicial C hasta la R (en parte). Faltan las de los apellidos que comienzan por la A y la B, y desde la R hasta la Z

     En el cuadro siguiente, pueden ver el número de fichas por varios tramos de edad, separadas por sexo.

RESUMEN FICHAS PERSONALES POR EDAD Y SEXO
Edad      años-2021 a 2526 a 3031 a 3536 a 4041 a 4546 a 5051 a 5556 a 6061 a 6566 a 7071 a 75+ de 75Total
Sexo 
MASC18604953547180707856522210673
FEME501541171301041011209888746547141162
Total6821416618315817220016816613011769241835

     En primer lugar vamos a comentar los datos reales conseguidos de las 1835 fichas consultadas, y posteriormente, haremos una extrapolación de las que faltan, para una mayor comprensión. De las 1835 fichas, 673 corresponden a hombres y 1162 a mujeres. De los 673 hombres fichados, 283 los consideraron con antecedentes políticos de izquierda, 230 de derechas, 124 sin antecedentes, a 22 los consideraron como personas de orden, ocho desconocidos, tres dudosos y otros tres de izquierda radical. De las 1162 mujeres, 492 las consideraron con antecedentes políticos de izquierda, 346 de derechas, 262 sin antecedentes, a 34 los consideraron como personas de orden, 19 desconocidas y 9 dudosas.

     A la hora de valorar su comportamiento en el momento del Golpe de Estado, consideraron que, de los hombres de derecha, 187 apoyaron a la derecha y 65 no actuaron en ningún sentido. En cuanto a las mujeres de derecha, 203 apoyaron a la derecha y 143 no actuaron en ningún sentido. De los hombres de izquierda, consideraron que 201 apoyaron a la izquierda y 85 no actuaron en ningún sentido y de las mujeres, 359 apoyaron a la izquierda y 133 no actuaron en ningún sentido. De las personas que habían considerado sin antecedentes políticos, los hombres una inmensa mayoría, no actuaron en ningún sentido, 111; 12 actuaron con la izquierda y 12 con la derecha. De las mujeres, 219 no actuaron en ningún sentido; 23 apoyaron a la derecha; 17 a la izquierda y tres se desconocen.

     Las fichas tenían un apartado de observaciones, donde aparecían una serie de datos variados, entre los que destacamos: huyeron con los rojos: 204 hijos, 151 esposos; y otros familiares –padres, hermanos, etc., 24.

     De acuerdo con los apellidos que existían en el último Padrón de Habitantes, hemos realizado una extrapolación de los datos reales, ajustándolos a los apellidos que faltan en las fichas, y hemos recalculado los mismos, con el siguiente resultado: Si nuestros cálculos no son erróneos, en el momento de realizar las fichas, pudieron haber las siguientes: Fichas de hombres, 1473 y de mujeres, 2.523, correspondientes a habitantes mayores de 18 años. De los 1473 hombres fichados, el 35% con antecedentes políticos de izquierda, 515. De derechas, el 34%, 500, y sin antecedentes y otros el resto, 458.           De las 2.523 mujeres fichadas, el 43% con antecedentes de izquierda, 1085. De Derecha el 30%, 757. Sin antecedentes y otros, 581.

     En observaciones hemos calculados que los datos efectivos serían: los que huyeron con los rojos: 440 hijos, 320 esposos, y otros familiares –padres, hermanos-, 60. En total, 820 personas.

     Por último, destacamos algunas de las observaciones que aparecen en las fichas:

– a su esposo se le aplicó bando de guerra, en 22 fichas.

– actuó de escopetero o hizo guardia con los rojos, 6

– actuó en huelga de criadas, 14.

– marido o familiar asesinado por los marxistas, 32.

– concejal socialista, 2.

– detenido por los nacionales, 15.

– detenido por los rojos, 15.

– En la ficha del sacerdote Manuel Jiménez Sutil, aparece una amplia explicación, que copiamos textualmente: convocadas al Ayuntamiento las personas de derechas para hacer entrega de armas, fue invitado por los marxistas para despojarse de los hábitos sacerdotales, lo que efectuó, marchándose seguidamente a su casa el día 20 de julio de 1936.

– También en la ficha de Rafael Jiménez Palacios, figura lo siguiente: convocadas las personas de orden para hacer entrega de las armas el día 20 de julio, recibió indicaciones de marcharse a su casa a las dos horas, entre aplausos y vítores de la multitud marxista.

– delegado comisión saqueo, destacado marxista, detenida y pelada, huyó con los rojos y se presentó después, amigo de algunos marxistas, no ha prestado ayuda por egoísmo, votó a la derecha, etc., fueron otras series de observaciones que aparecen en las fichas personales.

              El 18 de septiembre la Comisión Gestora tiene una nueva reunión donde se vieron los siguientes asuntos: Se concedió a perpetuidad el nicho número cinco del Panteón de Sacerdotes del Cementerio, a los familiares del cura párroco Pedro Carballo Corrales, asesinado por los marxistas el día 6 de agosto de 1.936, en el cual fueron inhumados sus restos. También se instaló una lápida en la iglesia de Santa María, donde permanece en la actualidad.

      Se autorizó el pago de factura de la fonda de Misericordia Osuna, por 674,50 pesetas; A Consuelo Osuna, 1.641 pesetas y a José Arcos Bernabé, 1.319 pesetas, por alojamiento de fuerzas de Falange Española Tradicionalista de las JONS, Grupo de Zamacola, durante su estancia en este pueblo y 160 pesetas por comidas facilitadas el día del aniversario de la reconquista del pueblo, a las Autoridades y Jefes Militares que vinieron a conmemorar aquella histórica fecha, en la que habían tomado parte destacadísima. Quedan enterados del telegrama del Delegado General de Beneficencia, dando gracias por el envío de donativos con motivo de su liberación, los que ascendieron a la cantidad de 3.554,25 pesetas. En virtud del mal olor que desprenden los puestos de masa frita instalados en la vía pública, se acordó la desaparición de éstos, para que solamente se permita dentro de los edificios el ejercicio de esta pequeña industria. Se acordó adquirir colgaduras para los balcones de esta Casa Consistorial, y una bandera nacional, visto el mal estado de la que existente, por la acción destructora del tiempo. Se concedió una gratificación de 250 pesetas a los cinco músicos que han amenizado las festividades de este verano. Se acordó solicitar de la Junta Provincial de Beneficencia particular, la ejecución del testamento de Juan Antonio Barragán García, que, según noticias, deja un legado muy importante para atenciones de los pobres de este pueblo de Guadalcanal.

      El 15 y el 30 de octubre se realizó nueva sesión, con los siguientes asuntos: Se acordó conceder a perpetuidad, para la inhumación exclusiva del falangista, José Chaves Trancoso, muerto heroicamente en defensa de la patria en el frente de Peñarroya. El nicho nº 14, fila 4ª, patio 3 Sección J (sur) del cementerio de Guadalcanal. En atención a la falta de condiciones del local Escuela de niños nº 2, se acordó ofrecer un salón de la casa nº 27 de la calle Minas, apropiado para dicho fin. La Corporación se adhiere por aclamación al Ayuntamiento de Osuna, solicitando la concesión del título de Caballero de la Gran Orden Imperial de Flechas Rojas, para Gonzalo Queipo de Llano, General Jefe del Ejército del Sur[1]. Se acordó contribuir con 250 pesetas, a la suscripción para adquirir vestuario con destino a los falangistas de este pueblo, destacados en el frente de Peñarroya, y con 500 pesetas a la iniciativa para erigir un monumento a los caídos de este pueblo en defensa de la Patria y de la Religión.

     Se acepta la instalación de la escuela de niños en el número 27 de la calle Minas, donde también está instalada otra escuela de niños. En virtud de la reciente disposición sobre horario de oficinas y aún cuando desde el día siguiente a la liberación de este pueblo por el ejército salvador, ha habido siete horas diarias, la Comisión a propuesta del Secretario acordó que el nuevo horario de oficinas sea de ocho horas, de nueve a dos y de cuatro a siete.

      Amaro Gordón Blanco, nos cuenta las peripecias que vivió su padre, como consecuencia del golpe de estado:

     Mí padre Amaro Gordón Arcos había nacido en Guadalcanal el 29 de junio de 1907 y fue uno de tantos que huyeron del pueblo en la primera quincena de agosto de 1936, por ser miembro del Sindicato de Transportes, que luego sería la UGT.

     En Guadalcanal estuvo de chofer con Antonio García Rivero durante varios años y con algunos más que poseían camiones en el pueblo.

     Lo primero que le truncó el golpe de estado fue el casamiento con la que sería mi madre Dolores Blanco Burgos, nacida tres años después que él, el 25 de abril de 1910, ya que en esa fecha se habían tomado los dichos y corrían las amonestaciones. No se pudieron casar hasta el año 1943 y yo nacería un año después, el 10 de marzo.

     Algo de culpa en toda esta huida, fue de una familia pudiente de nuestro pueblo, cuyo nombre no viene al caso. La primera parada de la huída la hicieron en Granja de Torrehermosa (Badajoz), ya que en esa población estaban bastantes personas de Guadalcanal. Su madre -mi abuela- era de los Arcos, los de la aceitera de Guaditoca y se desplazó para convencerlo de que volviera a Guadalcanal, donde le habían prometido que no le pasaría nada. Mi padre -que no tenía nada de tonto- no regresó. A otro vecino que huyó con él, lo convencieron y regresó al pueblo y en menos de 24 horas lo fusilaron. Sé que le conocían por el apodo de Gañote. Colaboradores de este salvajismo y de tantos otros fueron tres familias de clase media alta, los entonces ricos de nuestro querido pueblo.

     Pasó a Madrid días después, donde se enroló en la Guardia de Asalto. El frente de Madrid ya se había constituido, pero mi padre pidió irse voluntario a Barcelona, donde pasó casi los tres años de guerra en el cuerpo de la Guardia de Asalto, que fue fiel a la República hasta el último momento. Aguantó todo lo que le echaron y más, pero no pasó hambre.

     Días antes de la toma de Barcelona por las tropas franquistas, se marchó junto con otros compañeros catalanes y cruzaron la frontera con dirección a Hendaya. A partir de ahí comienza el segundo calvario de su vida, que me contaría una y otra vez ya siendo mayor. Cuando observaron lo que se estaba cociendo al otro lado de la frontera, siguieron caminando de noche hasta Irún, donde se enteraron que en Portbou (Gerona), estaban cargando trenes con infelices en dirección a Alemania.

      En Irún fueron hechos prisioneros por la entonces represiva Guardia Civil, que cada día los hartaban de palos acusándolos de rojos, republicanos y más calificativos que se le pueden decir a una persona indefensa. Aquí ya perdió el contacto con los compañeros catalanes, ya que una madrugada los montaron en unos camiones sin saber a dónde iban, temiéndose lo peor. Mi padre y varios vascos fueron a parar a Bilbao. De los catalanes jamás volvió a saber de ellos. Una vez le pregunté qué había sido de aquellos hombres y me contestó: ¡Serían fusilados por ser catalanes! Conociendo a mi padre, estaba convencido de ello.

     Sin saber a dónde iban, se vieron de pronto en la plaza de toros de Bilbao y allí quedaron bajo las inclemencias del tiempo, llenos de piojos, hambre y mucha miseria. En Bilbao estuvo prisionero tres meses y cuatro días.

     Me decía que cada noche repatriaban a decenas de cautivos de todos los campos de prisioneros que había en los alrededores. Muchos fueron a las fábricas y campos de exterminio nazis, seguramente por los acuerdos de la entrevista entre Franco y Hitler en la estación de la localidad francesa de Hendaya.

     De Bilbao pasó a Sanlúcar la Mayor (Sevilla) y ese fue su último peregrinaje. Estuvo prisionero por causa política, por luchar por su ideología contraria al fascismo. En ese campo estuvo dos años, siete meses y veintisiete días, que unidos a los tres meses y cuatro días que estuvo en la Plaza de Toros en Bilbao, no fueron suficientes para poder cobrar la indemnización de un millón de pesetas, por estar tres años como prisionero de guerra. Esta indemnización fue aprobada cuando se instauró la democracia, después de la muerte del dictador. Solicité a un abogado de Clases Pasivas del Estado para que gestionara el cobro, pero mi padre no pudo cobrar nada porque los tres meses y cuatro días que pasó en la Plaza de Toros de Bilbao, figuraba como transeúnte, por lo que no le computó y se quedó sin cobrar nada.

     Años después de haber fallecido -murió el 14 de febrero de 1993 en San Juan Despí (Barcelona)-  estuve buscando fichas de campos de prisioneros españoles sobre todo en el de Sanlúcar la Mayor y no obtuve ningún resultado, ni siquiera su nombre aparecía por ninguna parte. Poco puedo demostrar, pero doy fe de que todo lo que he contado, fue lo que le pasó a mi padre.

     Como decía antes, él volvió a Guadalcanal en abril de 1942, por lo que habían pasado casi seis años desde su marcha en agosto de 1936. Se casó en el 1943 y al año siguiente nací yo y cinco años después mi hermana Dolores. Siguió trabajando de chofer de camiones en el pueblo y en algunos periodos en Sevilla. Pero todo este tiempo vivió sin tranquilidad, con miedo, con hambre, castigado moral y físicamente y con desconfianza de sus vecinos, de los que se quedaron tan tranquilos y libres de culpa de todo lo que ocurrió y sin hacerse responsables de nada, cuando por culpa de muchos de ellos, nos tuvieron sin libertad durante cuarenta años.

     Al final se marchó a Barcelona en junio de 1963,  a donde yo me había ido unos meses antes. Allí siguió trabajando en su oficio de conductor hasta que se jubiló y después continuó residiendo hasta su muerte.

     Espero que sirva de algo lo que he relatado en este testimonio. Yo no lo he vivido, el protagonista fue mi padre, que no estuvo en Auschwitz ni en Mauthausen, pero estuvo en un campo de su país, más o menos igual que los de Polonia y Alemania, campos de prisioneros, campos de exterminio, campos de hambre, campos de holocausto. Amaro Gordón Blanco.

     El 15 de noviembre nueva reunión de la Comisión Gestora con los siguientes temas: Se acordó la adquisición de azulejos para la rotulación de las calles cambiadas de nombre, de la casa González, de Sevilla, al precio de una peseta cada uno más los gastos de envío. Quedan enterados de haber sido autorizada la estación de telégrafos, para el servicio de giros y se acordó designar a Luis Ruiz para que auxilie a la señorita Encargada en vista del exceso de trabajo, durante el tiempo necesario que no exceda de un mes. Aprobar el oficio dirigido al General Jefe del Ejército del Sur, sobre alojamiento de las fuerzas militares de guarnición en este pueblo. Rotular con el nombre de General Moscardó, la calle Pilar, con el de Capitán Cortés, la de Jurado y con el de General Aranda, la de Carretas, rindiendo homenaje a dichos héroes.

     El 23 de Noviembre de 1937 ocurrió un accidente ferroviario en la estación de Alanís, en el que murieron varias decenas de personas. El tren iba repleto de prisioneros vascos y asturianos y se estrelló contra otro tren de mercancías. En Alanís enterraron 56 cadáveres y también en el cementerio de Guadalcanal, un total de nueve, que la mayoría no pudieron ser identificados.

     La Comisión Gestora se reúne el 30 de noviembre, con el siguiente orden del día: En virtud a que el Servicio de Auxilio Social de Falange Española Tradicionalista de las JONS es el que por disposición del gobierno del Generalísimo está encargado oficialmente de Comedores Públicos para huérfanos y desamparados, la Comisión Gestora, de conformidad con la resolución de la Junta encargada de la Cocina Económica que viene funcionando en este pueblo desde poco tiempo después de la entrada del Ejército salvador, acuerda, por unanimidad, que Auxilio Social de Falange se encargue de la dirección y administración de los comedores de esta población. Aprobar la resolución de la Alcaldía nombrando Alguacil con obligación de prestar servicio en el Ayuntamiento y el Juzgado Municipal, con carácter interino desde el día 25 de septiembre último en que viene prestando servicio, a Francisco Olcina Moltó, con la asignación del cap. 6º, art. 2º. Se dio cuenta de la circular ordenando la apertura de una inscripción para aguinaldo del Combatiente, que ya ha quedado abierta y la Comisión Gestora acordó contribuir con 500 pesetas.

     El 15 de diciembre se vuelve a reunir la Comisión Gestora, para ver los asuntos siguientes: Quedan enterados del importe total de la suscripción “Pro Aguinaldo del Combatiente”, cerrada en este día, que asciende a la cantidad de 7.608,25 pesetas. Que se proceda a la construcción de zanjas para refugios antiaéreos en el huerto de Purificación Castelló, por ser el sitio más céntrico de la población, sin perjuicio de construirlas también en otros lugares apropiados, efectuando los trabajos por prestación personal y poniendo a los obreros a las órdenes del Comandante Militar de la Plaza. Quedan enterados del oficio del General Jefe del Ejército del Sur, dando las gracias al vecindario por los auxilios facilitados con motivo del choque ferroviario de Alanís. Contribuir a la suscripción de becas para alumnos seminaristas con 20 pesetas, y para un monumento al capitán Cortés. Hacer un donativo de 100 pesetas a los Flechas de esta localidad con motivo de la festividad de los Reyes Magos.

     Siguen muriendo vecinos de izquierda en Guadalcanal en este año 1937: Manuel Márquez o Vázquez Pérez[2], Fernando Jiménez Riaño[3], José del Río Plasencia[4], Leopoldo Fernández Calderón[5], Juan Antonio Rubio Martínez[6], Antonio Ruiz Guerrero[7], José María Sanz Díaz de Argandoña[8] y Ángel Gordón Rodríguez[9]

     Y en los diferentes frentes, siguen falleciendo vecinos de Guadalcanal: Joaquín Gallego Calderón[10], Narciso Moreno García[11], Cándido Pérez Vázquez[12], Antonio Franco González[13], Melitón Fernández Cabeza[14], Antonio Galván Cortés[15], Jesús Parrón Guerrero[16], Eduardo Rodríguez Gordillo[17], Ángel Pérez Ruiz[18], Manuel Gómez Expósito[19], José Chaves Trancoso[20]. También murieron en el frente: José Pinelo Giles, Rafael García Rivero, Eduardo Gordillo Martínez y Enrique Barrera Puente, de los que no hemos conseguido encontrar las fechas de su muerte.

     También en otras localidades, mueren vecinos de izquierda de Guadalcanal en este año de 1937: Rafael Moreno Rodríguez[21], Francisco Moreno Megias[22], Baltasar Valverde Gómez[23], Rafael Jiménez Núñez[24], Luis Calderón Galindo[25], Manuel Jesús Galindo García[26] y Rafael Cantero Cortés[27],

     Otro vecino que vivió una verdadera odisea fue José Hernández Veloso. Había nacido en Guadalcanal el día 17 de diciembre de 1908. Tuvo cuatro hermanas, aunque la más pequeña murió muy joven, cuando la epidemia de gripe después de la I Guerra Mundial.

     Así contaba sus vivencias, del Golpe de Estado y posterior Guerra Civil, en las memorias que nos ha entregado su sobrino Manuel Barbancho Veloso.

    …el 18 de julio de 1936, todos los trabajadores estábamos en el campo o en las eras recogiendo el cereal. A los que no estábamos en el pueblo, nos iban avisando los demás de lo que estaba sucediendo, porque la noche del 18 de julio desde el Casino de los señoritos habían matado a uno en la puerta del Ayuntamiento.

     Se formó un Comité en el Ayuntamiento y se ordenó que todos los que tuvieran armas fueran a entregarlas allí, siendo detenidos los vecinos de derecha por los incidentes ocurridos la noche del golpe de estado.

     El pueblo se amotinó y hubo enfrentamientos entre los milicianos y personas de derecha. En casa de un tal don Luis, que era capitán del ejército, éste se enfrentó junto con sus hijos, disparando desde una ventana, dándole a una mujer llamada Plácida a la que hicieron varias heridas. Los extremistas de izquierdas deciden rodear la casa del capitán, le prenden fuego y don Luis y el “Rapa” intentan salir por el postigo de atrás, pero un grupo de milicianos les disparan y los matan. Los demás hijos y la mujer se van por los patios de atrás de las casas de los vecinos, quedándose allí hasta que pudieron salir.

     Empiezan a llegar milicianos de otros pueblos de Sevilla que las tropas golpistas iban tomando. Deciden saquear las iglesias y se realizan fusilamientos de vecinos de derecha. Era una pena lo que en aquellos días estaba pasando, tan triste para  el que escribe estas cuatro letras.

     En esos días tan amargos, a los que estábamos trabajando en las casas de los patronos y sabíamos andar con carruajes, el Comité nos puso a requisar el trigo de los cortijos. Lo llevábamos para el pueblo y lo almacenábamos en las iglesias.

     Pasaron unos días y como habíamos terminado de traer el trigo, nos dicen que tenemos que ir al pueblo de Alanís que está a diez kilómetros, que había sido tomado por los fascistas, a ver si lo podemos reconquistar. Algunos llevaban escopetas y otros palos. Íbamos por la carretera y a los pocos minutos llega una avioneta y empieza a bombardearnos y tuvimos que correr para nuestro pueblo, porque era imposible hacer nada con el armamento que llevábamos.

     Llega la hora que se van acercando los “moros” al pueblo y al tener las caballerías con los que habíamos trabajado, cuando nos disponíamos a devolver los animales a sus dueños, nos dijeron los del Comité, que entregáramos las bestias al encargado a quien llamaban el “Rayo”. Así lo hicimos y nos marchamos del pueblo andando, hasta una finca cerca de Azuaga. Allí pasamos la noche y por la mañana fuimos a Azuaga para enterarnos de lo que había pasado en Guadalcanal. Ya había paisanos allí que nos dijeron que la habían tomado los golpistas. Estuvimos un mes en Azuaga  y allí conocimos a una familia que tenía una fragua donde el dueño nos dejaba quedarnos a mi suegro, a mí cuñado “Poli”, a Pepe y a mi.

     Al mes de estar allí, entran los moros en Azuaga. Estábamos comprando en el mercado cuando llega la aviación alemana y mata a cuatro vecinos de nuestro pueblo. Salimos los que pudimos escapar y en una alameda, entre Granja de Torrehermosa y Azuaga, nos estuvimos quedando hasta que los moros tomaron La Granja, teniendo que salir cada uno por su lado.

     Mi amigo Rafael y yo nos fuimos juntos y al primer pueblo que llegamos se llamaba El Terrible, de donde no nos querían dejar salir para que nos incorporáramos con los milicianos. Por la noche nos escapamos por los callejones y llegamos a Fuente Obejuna, donde estuvimos hasta que pasó un tren de refugiados. Al llegar a Cuenca a las doce de la noche, nos dieron un bocadillo en un restaurante que había en la estación y allí estuvimos hasta las nueve de la mañana que llegaron las autoridades y nos fueron repartiendo en camiones por los pueblos de la provincia.

      A mi amigo Rafael, a algunos paisanos más y a mi, nos llevaron a Valverde del Júcar y allí nos tuvieron alojados en las casas de varios vecinos. A mí me asignaron en la de un señor que tenía fincas de siembra, dos o tres pares de caballerías, además de una huerta en el río Júcar. El tiempo que estuve allí  me iba con los hijos a ayudarles.

     Cuando llevábamos unos meses, empezaron a llevarse a los jóvenes del pueblo para la guerra y la gente decía que nosotros también éramos jóvenes y que teníamos la misma obligación de ir que los jóvenes del pueblo. Viendo que todos los jóvenes se marchaban para la guerra, decidimos incorporarnos como los demás.

     De Albacete nos trasladaron a Ciudad Real y a la semana siguiente nos llevaron al frente de Toledo. Nos dieron fusiles rusos y con la misma ropa de paisano nos metimos en las trincheras.

     A las cuatro noches de estar en el frente, el comandante se pasó a los fascistas. A los pocos días nos atacan y nos echan de las trincheras y tuvimos que retroceder. Después, el general Pérez Salas con la artillería, deja caer la mitad del Alcázar y volvimos a las mismas trincheras. A los seis o siete meses  nos trasladan para la parte de Cataluña, en la zona de Lérida, en el pueblo de Ripoll. Posteriormente en Balaguer nos atacaron y nos echaron de nuestras trincheras y, además, volaron un puente, teniendo que pasar el río Segre a nado. A muchos se los llevó la corriente, porque no los pudieron sacar.

     Tras salir del río nos perdimos de nuestro batallón hasta que pudimos dar con él cerca de Ripoll. Estuvimos en el frente cerca de la frontera con Andorra, pero las fuerzas de Franco iban avanzando y nos iban echando hasta los últimos pueblos de Lérida y allí, a pocos kilómetros de la frontera, estuvimos varios días.

     Yo sufría de reuma y a los que estábamos un poco pachuchos nos dejaban quedarnos en  las casas de los payeses. En la que yo estaba, había una señora ya de bastante edad y una joven que se llamaba Encarnita, que tenía una niña de unos dos añitos. Estuve varios días e hice bastante amistad con la chica.

     Llegan las fuerzas de Franco al pueblo de Vilada teniendo que salir para el frente. La vieja y Encarnita lloraban para que no me fuera malo como estaba, que no me pasaría nada. Yo les decía que los “moros” a todos los que éramos contrarios a Franco nos pasaban por las armas sin compasión ninguna. Así que tuve que marchar igual que los demás hacia la frontera francesa.

     Al estar la frontera cerrada, estuvimos sin poder pasar a Francia desde el día 29 de Enero de 1938 hasta el 14 del mes siguiente que la abrieron.

     Al pasar los Pirineos nos encontramos policías y a los senegaleses con los anillos en las orejas y en los labios. Tuvimos que entregarles todo el material de guerra y lo demás que llevábamos.

     En el campo de concentración que estaba cerca de un río, en febrero y a  la intemperie, lo pasamos bastante mal hasta que nos hicieron barracones de madera. La comida era muy mala. Estábamos custodiados por senegaleses y el que se arrimaba a las alambradas lo mataban. No tenían responsabilidad ninguna y los tuvieron que quitar y poner soldados franceses. También tuvimos una huelga de hambre porque nos quisieron sacar por la frontera de Alemania.

     Dentro, en los campos, la policía a caballo quería sacarnos a la fuerza y no pudieron. En el mes de junio abren la frontera para que el que quisiera pasarse a España lo hiciera, si no tenía las manos manchadas de sangre. Así lo hicimos y llegamos a Figueras. Nos llevaron al castillo y allí nos estaba esperando la Guardia Civil y los falangistas. A los pocos días nos tambaleábamos de los golpes que recibíamos. De comida más bien poca y todos los días teníamos que ir a declarar según nos iban llamando, en donde había un capitán de la Guardia Civil y dos o tres guardias, uno de ellos escribiendo lo que declarábamos.

     El capitán me decía -Usted tiene aquí malos informes-. Había al lado suyo un guardia con una verdasca que cuando salías de allí, ibas arrastrándote. Me vuelve a preguntar que si me mantengo en la declaración que había hecho y le dije que sí.

     Pasan unos días y nos llevan a una fábrica de conservas muy vieja. Allí estábamos como los cerdos, amontonados. Tuvimos piojos, sarna y de todo lo malo que se pueda tener; menos comida, que era  lo que nos hacía falta. Por la madrugada nos llevaban al río a quitarnos los piojos.

     Estando en la fábrica, a dos o tres prisioneros los ponen en libertad y a mí me llevan a la cárcel de Lérida, un Seminario viejo que habilitaron para los presos. Cuando llego a la cárcel me encuentro con uno que yo conocía, que estaba casado con una del pueblo. Nos damos a conocer con otro de Málaga que era compañero suyo y estaba de encargado de un pabellón. Allí me hicieron un lado junto a ellos y, los tres, nos dedicamos a coser estuches de seda y de papel. Al de Málaga se lo llevan para Málaga y el del pueblo se queda de encargado y yo de ayudante, hasta que llega la hora de trasladarnos.

     Los dos salimos juntos de Lérida a Zaragoza. Estuvimos en Zaragoza  varios días y desde allí nos llevan a Madrid a la prisión de Yeserías, que era de mujeres, en donde me encontré con algunos paisanos con pena de muerte, que se los llevaban para el penal de Santoña. De Madrid pasamos a la prisión de Linares. Fue la última vez que nos pasearon por las calles para que los niños y los malvados nos tocaran las palmas alegrándose porque perdimos la guerra.

     De Linares pasamos a Sevilla y allí nos juntamos con otros conocidos y de la familia. En Sevilla también lo pasábamos malamente, aunque nuestras familias nos mandaban lo poco que entonces había y así pudimos algunos ir tirando, porque otros murieron antes de que pasaran por juicio.

     A mí me tocó el juicio en los juzgados de la Plaza de España. Empezaron a preguntarme y hago la misma declaración que hice cuando pasé de Francia y me dice el juez -Parece que usted tiene buena memoria- y le contesté -Señor juez, lo que hice aquellos días  no se me puede olvidar en la vida jamás.

     En la cárcel, junto con mi cuñado Félix, nos pusimos a hacer alpargatas. Yo me encargaba de  desbaratar sacos  de yute para hacer las plantillas y así pasábamos el tiempo.

     El 20 de abril de 1943, me llegó la sentencia del Sumario 60918, que al parecer era el mío. Me echaron 14 años.

     Un tiempo después me llama el juez  y me dice -Pues mire usted, vengo a ver todas las declaraciones que hizo desde que pasó de los campos de concentración de Francia y por las cárceles que ha desfilado hasta este momento, así que ponga usted atención, porque se lo voy a leer todo desde el principio hasta el final y si en alguna cosa usted no ha hecho esa declaración, me lo dice y ya me informaré con todo detalle, para averiguar la verdad. También quiero que me facilite el nombre de dos personas conocidas que pueda avalarle, por si algún día alcanza la libertad provisional-. Nombré a Juan Antonio Arcos y a Francisco “Realista”.

     Cuando ya terminó, se levanta el juez y me dice -Somos casi paisano, soy de Cazalla de la Sierra y usted de Guadalcanal. Tengo que ir a su pueblo a hablar con los testigos, así que si en el plazo de un mes o mes y medio no recibimos ninguna notificación, es buena señal, pues puede usted conseguir la libertad provisional-. El juez se llamaba don Benito Ponce de León.

     Después de lo dicho por el juez, no me queda más esperanza que esperar un día y otro día, un mes y otro mes. En aquellas fechas, los meses eran años, sobre todo por las noches, pues no sabíamos a quienes íbamos a ver al día siguiente, pues además de las “sacas”, nos encontrábamos a muchos compañeros muertos por el hambre. Algunos podemos contarlo porque nuestras familias se quitaban la comida de sus bocas para mandárnosla a nosotros y es por eso que pudimos sobrevivir.

     Llegó la hora en que me llamaron, antes de cumplir los tres meses. Eran las seis de la tarde del día 11 de noviembre de 1943 cuando me dice el juez que si me quiero marchar con libertad provisional. Mi contestación fue que sí, aunque fuera por unas horas. Entonces me dijo -coja usted lo que tenga, que le espero en la puerta de vigilancia  con los papeles, para que salga en libertad.

     Salimos otro chico y yo y el juez nos despidió y nos dio para que nos convidáramos en la Cruz del Campo que estaba enfrente. Ya los dos en libertad entramos a tomarnos unas cañas en la cafetería y los camareros enseguida se figuraron que acabábamos de salir de la cárcel, así que imaginándose que teníamos poco dinero, nos estuvieron convidando. Aquel día estaba lloviendo bastante y mi compañero que tenía familia en Sevilla se fue y yo que tenía las señas de mi prima Dolores, conseguí llegar a su casa.

     Al día siguiente, mi prima me dice que su hermano Ramón tenía una peluquería en la calle Alfalfa y que me fuera allí para que me pelara y me afeitara. Allá que me voy y pregunto por mi primo y al rato se presenta. Estuvimos saludándonos, me arregló un poco y después me convidó a tomar café. Allí mismo me encontré con  otro primo que era zapatero, familia de mi madre.

     Le pedí a mi primo Ramón dinero prestado y éste me dijo que lo que hiciera falta. Yo lo necesitaba para el tren que entonces valía unas doce o trece pesetas. Me dio cincuenta pesetas. Le dije que ya se las mandaría cuando pudiera y él me contestó que no lo intentara, que era poco dinero y que no merecía la pena. Allí nos despedimos y se vino el otro primo conmigo para la estación. Como le gustaba tanto el vino, íbamos entrando en todos los bares, hasta que gastamos las cincuenta pesetas y lo que él llevaba. Cogimos una pea que me tuve que quedar una noche más en su casa.

     Ya en el tren, llegando a la estación de Alanís me encuentro con mi hermana Josefa después de tres años de guerra. Mis padres no me esperaban y mi hermana se fue delante de mí para decirle que llegaba de la cárcel, para que no se asustaran. En el pueblo los primeros meses tengo que estar sin salir, por el motivo de ser rojo y haber estado en la cárcel…

     José Hernández Veloso empezó a trabajar normalmente al poco tiempo. Primero con Juan Mirón, que era capitán del ejército, estuvo unos diez años. Después con la madre de Pepe Yanes, ocho años y con José de la Hera, doce años. Más tarde trabajó en una finca de Córdoba, después en la construcción en Brenes, en la vendimia en Francia y en Argelia recolectando maíz. De nuevo en el pueblo, le propusieron irse de conserje a una portería a Madrid, donde marchó en marzo de 1966 permaneciendo en este trabajo hasta su jubilación a los 70 años. José Hernández Veloso falleció el día 12 de septiembre del año 2005.

     Finaliza el año con la última reunión de la Comisión Gestora, con la sesión celebrada el 31 de diciembre y presidida por Antonio Fontán Martínez. Los asuntos tratados fueron: Dirigir escrito al Inspector Provincial de Sanidad, preguntando si tiene concedido nuevo permiso para ausentarse a Eusebio Mirón Villagrán, médico de asistencia pública domiciliaria de esta villa, por no haberse reintegrado todavía a su destino, a pesar de haber transcurrido el plazo de un mes, a que se refiere su oficio.

     Durante el año 1937, sólo hemos encontrado documentación correspondiente a once juicios de faltas. De ellos, diez corresponden a las denuncias por apacentar ganado en fincas ajenas y uno por caza ilegal.


[1] La Falange para realizar un homenaje  a Queipo de Llano, emitió una “chapa” conmemorativa. En realidad lo que enviaron a los diferentes pueblos fueron unas insignias en papel, que posteriormente luego se cambiarían por las de metal, de lo que no hay constancia que sucediera. Las insignias eran de tres y cinco pesetas, y a Guadalcanal le asignaron 600. LA FALANGE EN LA SIERRA NORTE DE SEVILLA (1934 – 1956) José Antonio Parejo Fernández. Edición de la Universidad y Ateneo de Sevilla, año 2004.

[2] Manuel Márquez ó Vázquez Pérez, 19 años, soltero, herrero. Muerto el 17 de febrero 1937.

[3] Fernando Jiménez Riaño, 39 años, soltero, obrero del campo. Murió en Osuna (Sevilla) el 22 de febrero.

[4] José del Río Plasencia, maestro, afiliado a FETE y fusilado el 14 de abril de 1937 en Sevilla. Había sido maestro en Guadalcanal y destacado socialista que junto a  Ángel Sevilla González, maestro de la FETE en Sevilla, también oficial republicano y muerto en octubre de 1936 en el frente de Málaga, fue uno de los fundadores de la Agrupación Socialista de Guadalcanal en 1931. Lo detuvieron en Villaverde del Río y fue llevado a Sevilla, donde le instruyeron un procedimiento sumarísimo y lo ejecutaron cuando se cumplía el aniversario de la proclamación de la República, el 14 de abril de 1937, formando parte de un grupo de veinte, que fue la forma que buscaron los sublevados para conmemorar dicho día. En la Revista de Guadalcanal del año 2003, José Luis Ceballos, decía de él lo siguiente: voy a rendir mi más íntimo recuerdo a todo un gran maestro de escuela: Don José del Río, que durante muchos años ejerció su profesión de maestro público en esta localidad y que desapareció de este pueblo durante la Guerra Civil 1936-1939. No sé las razones por las que Don José, al que estimaban y querían todos sus alumnos, desapareció de Guadalcanal, quizás sus ideales republicanos. Solo el recuerdo merecido de este joven maestro, me ha movido a escribir estas líneas, pasados ya muchos años de la contienda civil que ensangrentó a España por aquellas fechas. Todos los alumnos de Don José -y éramos muchos en este pueblo-, lo llevamos en el recuerdo, y los que aún tenemos la dicha de sobrevivir, cuando nos encontramos en la calle, casi siempre comentamos su sabiduría, su buen enseñar, y el respeto -que no miedo- nos imponía. Durante los años que estuvimos en su escuela, aprendimos muchas cosas, tanto a nivel cultural como profesional. Unos por motivos de la contienda y algunos más, como el que escribe, porque fuimos a otra escuela de secundaria como la SADEL en la calle de López de Ayala, donde aprendimos el bachillerato elemental, o mejor dicho, aquellos que pudieron hacerlo, los demás la secundaria. La escuela estaba situada en la hoy calle 28 de Febrero, en los altos de Pepe Pinto. Teníamos dos clases, una en el salón grande donde sentados en bancos dábamos la lectura y otras asignaturas, y otra más pequeña, dedicada a la enseñanza de la aritmética y la gramática. Después había una pequeña azotea, donde salíamos algunos minutos al recreo. Todavía recuerdo a mis compañeros de escuela ante el mapa de España con un puntero señalando sus límites, o en la sala pequeña haciendo cuentas de sumar y multiplicar los más pequeños, y los mayores, los problemas y divisiones ante una gran pizarra. También manipulábamos las figuras geométricas y dábamos de carrerilla la geografía con los ríos y montañas más principales de España. También salíamos al campo y nos llevábamos la merienda y disfrutábamos de lo lindo y nos hacíamos fotos. Todavía en las paredes de sus casas están colgadas muchas de ellas. La cantidad de anécdotas que podríamos recordar, sus enseñanzas y explicaciones tan claras y objetivas, que cualquier niño podía asimilar sin alegorías, y con un lenguaje -como digo- a la altura de todos. Era un maestro como la copa de un pino, y no dejamos de recordarlo sus alumnos, a pesar de los años transcurridos, que son muchos.

[5] Leopoldo Fernández Calderón, 46 años, casado, agente comercial, muerto el 1 de julio de 1937.

[6] Juan Antonio Rubio Martínez, 27 años, casado, obrero del campo. Murió el 1 de julio de 1937.

[7] Antonio Ruiz Guerrero, 25 años, soltero, obrero del campo. Murió el 1 de julio de 1937

[8] José Mª Sanz Díaz de Argandoña, 53 años, casado, obrero del campo. Murió el 1 de julio de 1937.

[9] Ángel Gordón Rodríguez, 26 años, jornalero. Murió el 25 de agosto de 1037.

[10] Joaquín Gallego Calderón, 23 años, soltero. Muerto en Sierra Granada el 14 de febrero de 1937.

[11] Narciso Moreno García. Sin datos familiares. Muerto en Madrid. Ciudad Universitaria el 18 de marzo de 1937.

[12] Cándido Pérez Vázquez, 39 años, casado con Amadora Criado Trancoso, tres hijos, Amadora, Cándido y José. El fallecimiento fue registrado el 10 de noviembre de 1952. Causa: Choque con las Fuerzas Nacionales. Muerto en el Frente de Madrid el 22 de abril de 1937.

[13] Antonio Franco González, 22 años, soltero. Muerto en Huesca el 16 de junio de 1937.

[14] Melitón Fernández Cabeza, 27 años, casado con Javiela García García, sin hijos. Obrero del campo. Su fallecimiento fue registrado en el Juzgado el 26 de marzo de 1943. Muerto en Brunete el 6 de julio de 1937.

[15] Antonio Galván Cortés, 29 años, casado con Ana Martínez Cortés, una hija, Antonia, obrero agrícola. Fallecimiento registrado el 28 de diciembre de 1945. Muerto en Brunete el 21 de julio de 1937.

[16] Jesús Parrón Guerrero. No tenemos datos personales y familiares. Muerto en el Frente de Córdoba en el mes de julio de 1937.

[17] Eduardo Rodríguez Gordillo, 21 años, soltero. Murió en Sierra Tejonera (Peñón Bajo) el 2 de septiembre de 1937. Registrado el fallecimiento el 26 octubre de 1942.

[18] Ángel Pérez Ruiz, 39 años, casado con Francisca Díaz Rosa, dos hijos, Manuel y Ángel. Registrado el fallecimiento en el Juzgado el 21 de julio de 1947. Murió en el Frente de Madrid el 2 de septiembre de 1937.

[19] Manuel Gómez Expósito, 25 años, casado con Trinidad Blanco Nieto, una hija, Manuela. Fallecimiento registrado en el Juzgado el 2 de noviembre de 1947. Muerto en el Frente de Peñarroya el 7 de septiembre de 1937.

[20] José Chaves Trancoso. No tenemos datos personales y familiares. Muerto en el Frente de Peñarroya en el mes de octubre de 1937.

[21] Rafael Moreno Rodríguez, 34 años, casado, tres hijos, Subalterno de Correos. Muerto en Sevilla el 26 de enero de 1937, por aplicación de Bando de Guerra.

[22] Francisco Moreno Mejias, 21 años, soltero. Ejecutado en Málaga el 27 de febrero de 1937.

[23] Baltasar Valverde Gómez, 28 años, casado, un hijo, panadero. Muerto en Sierra de Rena (Badajoz) en extrañas circunstancias el 4 de abril de 1937.

[24] Rafael Jiménez Núñez, 40 años, casado, cinco hijos, albañil. Ejecutado en Sevilla el 29 de mayo de 1937.

[25] Luis Calderón Galindo, 30 años, soltero, comerciante. Muerto en la Casa de Campo (Madrid) en la ocupación del ejército golpista el día 1 de junio de 1937.

[26] Manuel Jesús Galindo García, 39 años, casado, albañil. Muerto ejecutado en Sevilla el 28 de septiembre de 1937.

[27] Rafael Cantero Cortés, 19 años, soltero. Muerto en Teruel el 18 de diciembre de 1937.

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