Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Obra de Daniel Rodríguez Blanco La Orden de Santiago en Extremadura en la Baja Edad Media (siglos XIV y XV), en la que se hace la siguiente referencia a la industria de curtidos en Guadalcanal:

Los curtidos son una actividad de la que encontramos referencias sobre todo en Guadalcanal, aunque el zumaque se cultivaba también en otros lugares, como Los Santos de Maimona, como lo refieren sus Ordenanzas.

Guadalcanal es el caso único de artesanía, de cuero en este caso, a la que podemos asignar una proyección industrial: e que dello se seguía mucha onrra a la villa por concurrir como concurren a ella muchos mercaderes que compraban las dichas coranbres, las quales facían alcaualas de que se acresçentaban las rentas de su Alteza. El ámbito de este comercio no es conocido, aunque probablemente Andalucía y, más expresamente, Sevilla fuera el lugar donde terminara gran parte de la producción. En las breves catas efectuadas en el Archivo de Protocolos de Sevilla, no hemos encontrado datos.

Las curtidurías de la villa se localizan junto al castillo, porque su suministro de agua estaba allí asegurado por una fuente que alimentaba tanto la cava como las necesidades de consumo y riesgo del comendador, cuya huerta se encontraba próxima. Las noticias de los curtidos proceden principalmente de un pleito entablado entre comendador y curtidores porque aquél mandaba retirar las tenerías de ese lugar alegando el daño y las enfermedades que a su huerta y a su casa les causaría el agua infestada por las materias empleadas en el proceso de preparación del cuero: cal, zumaque y adobo.

La respuesta del Concejo es la que anteriormente se anotaba, proponiendo los muchos beneficios que la villa y la Orden recibían de su producción. Cuando el tema se plantea a los visitadores, éstos actúan salomónicamente:

1) Dividiendo el uso de agua por días, tres cada parte.

2) Obligando a los curtidores a hacer un desvío del cauce de forma que pasara por sus tenerías y saliera no a la cava, sino a lugar donde pudiera correr sin provocar más daños.

3) También los artesanos son apremiados a no hacer pozas en la cava y a retirar los montones de pelambre y zumaque, que habían allí acumulado, en plazo de seis días y a buscar un nuevo lugar donde depositar los desechos.

En posteriores visitas no se menciona el asunto, por lo que parece haberse hallado solución adecuada. La decisión de los visitadores parece la mejor, porque salvaguardaba los derechos de ambas partes sin perjudicar la floresciente industria ni, consiguientemente, los ingresos que ésta proporcionaba al fisco maestral y al mismo arrendador.

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