Ignacio Castilla Sounet (1807?-¿?)

José Mª Álvarez Blanco

Parece ser el primer guadalcanalense que obtuvo acta de Diputado en el Congreso.

Su segundo apellido delata a las claras la ascendencia francesa de su madre Teresa Sounet y Arboré, hija a su vez de José M.ª Sounet y Josefa Arboré y Obrieu.

Nada he podido saber de los Sounet, en cambio, los Arboré están documentados que pertenecía a la nobleza francesa, siendo la citada Josefa Arboré, abuela materna de nuestro personaje, hermana del Conde de Arboré, que emigró a España como consecuencia de la Revolución Francesa.

Fue su padre José de Castilla y Castilla, oficial de Artillería, hijo a su vez de Luis de Castilla y Juana de Castilla, naturales de nuestra villa.

Vivió en Sevilla, pasando posteriormente a Madrid donde estudió en las Escuelas Pías de San Antón en la calle Hortaleza. Aun muy joven pasó al Colegio de Artillería de Segovia, que por la invasión francesa de 1823 (los Cien Mil Hijos de San Luis al mando del Duque de Angulema), fue trasladado a Badajoz.

Posteriormente pasó a Sevilla con su madre y después regresó a Guadalcanal hasta 1828, fecha en la que Fernando VII le otorga la gracia de volver al servicio lo que aprovecha para concluir sus estudios en la Academia de Artillería, que por entonces se encontraba en Madrid. Ascendió a Teniente en 1836 y fue destinado a Molina de Aragón, en calidad de comandante de artillería.

En 1838 es destinado a Cádiz, donde permanece hasta el año siguiente, en que es ascendido a Capitán. Le destinan a Puente la Reina (Navarra), formando parte del cuerpo expedicionario que pasó al País Vasco. Concluida a finales de 1840 la primera guerra Carlista es destinado a Sevilla. En 1841 durante la regencia de Espartero fue nombrado profesor del Colegio de Cadetes, establecido en Segovia. Este destino no fue de su agrado, por lo que hizo gestiones ante el Conde de Almodóvar que era Director General de Artillería, para que le relevase de su nuevo destino. No lo consiguió y tuvo que estar hasta junio de 1843, que es nombrado Secretario de la Junta Suprema de la Provincia de Segovia. En esta ciudad lo promovieron para Diputado a Cortes, cosa que consiguió por mayoría aplastante de votos. Parece ser que fue Diputado cuatro veces, concretamente en 1848 por el Distrito de Cuéllar.

Tuvo aficiones literarias y participó en la fundación del periódico “El Tiempo”.

La obra literaria de Ignacio de Castilla Saunet (Guadalcanal, hacia 1807 – Madrid, 1850), primer guadalcanalense diputado en el Congreso

  1. Textos en prosa
  2.  Poesías

     III         Introducción y notas de Quimiófilo

En la Revista de Feria de 1993, publiqué una breve reseña biográfica de Ignacio de Castilla, militar y político -(dualidad tan frecuente como nociva en nuestro convulso siglo XIX)- guadalcanalense del S. XIX, que llegó a ser diputado por Cuéllar (Segovia) ocupando un escaño en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo de Madrid entre 1843 y 1850. La fuente documental era un breve texto de 11 páginas, titulado “Biografía de D. Ignacio Castilla” de Manuel Ovilo y Otero (1826-1885) que se conserva en la Biblioteca Nacional. Desde entonces ocasionalmente he tratado de averiguar más datos sobre las andanzas de este guadalcanalense, pero mis indagaciones, tanto en Segovia como en Cuéllar, no han dado resultado.

Sin embargo, la digitalización de una gran parte de los numerosos periódicos del S. XIX me ha permitido encontrar textos de este diputado, tanto en prosa como en verso, cuya reproducción íntegra inserto en estas páginas. No me ha sorprendido que dada su condición de militar del arma de ingenieros, sea el autor de la obra titulada: “Código y manual de construcción, conservación, mejora, administración y policía de los caminos vecinales”, volumen de 226 páginas, editado en 1848, y que puede encontrarse además de en la B.N. en librerías de viejo, una de los cuales oferta el libro por 138 euros. Aunque no he ojeado dicho texto, supongo que tendrá interés para los historiadores de la construcción de vías de comunicación en nuestro país, y como tal, entiendo que será obra de consulta para ingenieros de caminos y similares interesados en la historia de las de las infraestructuras viarias en nuestra vieja y cainita piel de toro.

Además, de la obra citada, y también en prosa, el diputado del que hoy nos

ocupamos, es autor de dos textos titulados “El Ministro” y “El Patriota” (cuyos textos íntegros reproducimos en estas páginas) contenidos en la obra colectiva titulada: “Los españoles pintados por sí mismo”, de cuya portada se adjunta una reproducción facsímil. El texto publicado en 1851, contiene en total 100 artículos sobre diversos oficios y cargos, firmados por otros tantos autores, entre los cuales cabe citar plumas tan conocidas como Bretón de los Herreros, autor de La Nodriza, La Lavandera y El Avisador; José Zorrilla a quien se debe El Poeta; Antonio García Gutiérrez que escribió El Escribiente y El Cazador; y así hasta el centenar debidos a las plumas de otros escritores hoy desconocidos, pero que disfrutaron de su cuota de fama en el Siglo XIX.

Como se podrá apreciar, en las páginas que siguen, tanto El Ministro como El Poeta, son hijos de su tiempo histórico, por lo que muchos aspectos a los que se refieren desprenden ese inherente y característico tufillo decimonónico, sin embargo, por otra parte están plagados de ironía y de auténticos puyazos en relación con la perso,nalidad de ese cargo tan ansiado por todos los políticos, y la a veces patética figura del patriota. Saque el curioso y probable lector sus propias conclusiones, por mi parte no ha habido otra intención que la de recuperar estos textos por el único motivo de estar escritos por el primer guadalcanalense que alcanzó la condición de Diputado en Cortes, que, aunque murió joven, le dio tiempo a desengañarse de los sinsabores del ejercicio de la cosa pública.

Lamentablemente, algunos de los juicios vertidos en dichos textos siguen teniendo vigencia hoy día, cuando los políticos profesionales gozan de todo menos de prestigio como nos confirman una y otra vez las encuestas del CIS.

Poco tengo que decir de la labor poética de Castilla, que me parece artificiosa, sentimentaloide, decimonónica, esclava de la rima, y, sobre todo, cursi. Parece difícil comprender como los dos trabajos en prosa y las seis poesías que he recuperado, fueran escritas por el mismo autor. Mi juicio lo completo diciendo que la poesía de Ignacio de Castilla es de menor entidad formal y conceptual que la de Adelardo López de Ayala, que teniendo mejor factura, tampoco era muy del agrado de mi inolvidable amigo Andrés Mirón, siempre muy severo en el juicio de la obra sus colegas. En cualquier caso, esta crítica desfavorable es solo la opinión personal de un químico que divulga la obra de sus paisanos, desde su mera condición de lector curioso. Digamos además, en descargo de Castilla, que escribió versos solo en contadas ocasiones, como lo avala el hecho de que no publicó libros, sino colaboraciones esporádicas en la prensa.

1 comentario en “Ignacio Castilla Sounet (1807?-¿?)”

  1. buenas tardes, yo también estoy interesada en la familia Castilla. De hecho, quizá y sólo quizá, Ignacio castilla sounet, pudo ser mi tatatatarabuelo, por las coincidencias que encuentro con la historia de mis antepasados. mi tatarabuela nació en Guadalcanal, sé que su nombre es Rosario Castilla, pero ignoro su segundo apellido. Sé también que vivió en Madrid, en la calle del Alcalá, al igual Ignacio Castilla, que vivió en el número 72 de la misma calle, pero….necesito saber con quién casó este Señor, para saber ciertamente si es su hija.

    agradecida por su aportación, reciba un cordial saludo

    Responder

Deja un comentario