García de la Plata y su reposo en el Valle de la Jara

Biblioteca Virtual Extremeña – Paseo por Extremadura

Paseando por las calles de Cáceres encontramos una serie de nombres de personajes, de los cuales, a la mayoría de los habitantes de esta ciudad del siglo XXI no nos quedan, en el mejor de los casos, más que unos pálidos reflejos de su paso por la vida. Incluso, solamente lo que indica la inscripción colocada en una esquina de la calle o plaza, que en su momento, el Ayuntamiento dedicara a su memoria. Es posible que para muchas personas sea éste el caso de García-Plata de Osma.Y sin embargo, en una época no tan lejana, formó parte integrante del ambiente cultural y social de Cáceres.


A comienzos del pasado siglo existía un intenso foco cultural impulsado por un grupo de personas que desarrollaron una labor meritoria respecto a la geografía, la historia, las ciencias, las artes y la literatura de la provincia de Cáceres, aunque, por supuesto, también tenían sus intereses puestos en todo lo extremeño. La mayoría de sus trabajos fueron publicados en una revista que en su tiempo tuvo una calidad extraordinaria, y, aunque no numerosa, sí una selecta difusión, incluso por tierras europeas y americanas. Nos referimos a la Revista de Extremadura, concebida y fundada por un reducido número de personas del ambiente cacereño que se reunían en la tertulia literaria de la rebotica de Joaquín Castel, sita en la Plaza Mayor de Cáceres. De ella, dice Mercedes Pulido en su Memoria de licenciatura Catálogo de publicaciones periódicas extremeñas, que es una revista magnífica por sus colaboradores y colaboraciones y elemento bibliográfico para el estudio de la historia de Extremadura, siendo elogiada por José Ortega y Gasset, que la calificó como “el más serio y valioso esfuerzo que en provincias se ha hecho de aportación a la cultura”.


Se publicó entre los años 1899 y 1912. Sus fundadores fueron:
Publio Hurtado, Juan Sanguino Michel, Joaquín Castel, el marqués de Castrofuerte, Vicente Paredes Guillén, José Luis Gómez Santana, Gabriel Llabrés, Daniel Berjano y Manuel Castillo. La revista se subtitulaba “órgano de las Comisiones de Monumentos de las dos provincias”. Y también anunciaba en su portada las materias que eran objeto de su interés: Historia-Ciencias-Artes-Literatura. Hubo una larga lista de colaboradores, de entre los que destacamos a Carolina Coronado, Diego María Crehuet, el marqués de Monsalud, Eduardo Hernández Pacheco, Emilio Hübner, José Ramón Mélida, Mario Roso de Luna…


Rafael García-Plata de Osma fue un entusiasta de la “Revista de Extremadura”, hasta el punto de denominarla cariñosamente  “nuestrarevista”.En ella escribió, como el resto de sus amigos de la época, muchas de sus producciones: artículos de folklore, costumbres, críticas literarias, algunos de sus versos, etc., aparecían regularmente en las páginas de la revista.


Rafael era andaluz de nacimiento, pero una vez instalado en nuestra región fue un extremeño más que siempre dedico sus esfuerzos en pro de Extremadura. Investigó sus secretos para sacarlos a la luz; gastó su fortuna en esta tarea y hasta intentó crear una sociedad, llamada “La oveja y la espiga” en la que trataba de eliminar los antagonismos tradicionales entre los ganaderos y los agricultores. 

Los Estatutos de esta sociedad fueron publicados, bajo el título genérico “Pro regionalismo extremeño”, en la “Revista de Morón y Bético-Extremeña”, en varios números consecutivos del año 1918, y en ellos se detalla artículo por artículo los cometidos de todos los implicados, desde el presidente hasta el guarda, reflejo de la meticulosidad que Rafael se imponía en todos sus trabajos.


Nacido en 1870 en Guadalcanal, provincia de Sevilla, paso allí sus primeros años. Su padre era sevillano y su madre extremeña.


Rafael, hijo único, pretendió seguir la tradición familiar y empezó la carrera de farmacia en Sevilla (su padre era farmacéutico en Guadalcanal), pero la abandonó, tras dos años de estudio, trasladándose a Madrid. Allí comienza los estudios de Leyes, carrera que también ha de dejar inconclusa debido a una serie de pulmonías que ponen en peligro su vida. Trasladado al pueblo cacereño de Alcuéscar por motivos de salud, conoce a su prima Aurelia con la que contrae matrimonio, afincándose de una manera definitiva en la localidad, en la que posee el rico “Valle de la Jara”, finca que produce, entre otras cosas, unas afamadas naranjas.


En Alcuéscar nacen sus cuatro hijos y allí dedica la mayor parte de su tiempo al estudio del habla y costumbres populares, sin olvidar otro tipo de investigaciones históricas que le conecten con el pasado.


Al mismo tiempo desempeña el cargo de Juez de Paz de la localidad.
Y entre Cáceres y Alcuéscar transcurre su vida, fomentando la amistad de un abundante número de personas de todo el arco social y político. Aunque pertenezca al Partido Liberal, tiene buenas relaciones con el resto de las opciones políticas, prueba de ello es que también publica en la prensa de otros partidos.


Dedicado cada vez más a su oficio de escritor abandona sus propiedades en Alcuéscar, y su clima, tan beneficioso, para sus agredidos pulmones, y decide instalarse en la capital. Y cuando lleva muy poco tiempo en Cáceres, en noviembre de 1918, a sus cuarenta y ocho años, en los momentos de su vida en que parece sonreírle la fortuna en sus actividades literarias, cae víctima de la epidemia de gripe que asoló Europa, tras la finalización de la Primera Guerra Mundial y que extiende sus tentáculos hasta Cáceres. Sus resentidos pulmones no pueden aguantar el desarrollo de la enfermedad y contrae una nueva pulmonía que esta vez se lleva la vida de Rafael. El 21 de noviembre de 1918, ante el asombro y el dolor de sus numerosos amigos, muere García-Plata de Osma. Todos los periódicos de la época publican sentidos artículos necrológicos. Y también, en una ironía del destino, publican la resolución por la que la Diputación Provincial de Cáceres le concede la dirección de una vasta empresa: la elaboración de una Historia de Cáceres por un equipo que estaría bajo sus indicaciones.


Sus necesidades espirituales –escribir– y materiales “había gastado en sus aficiones literarias y etnológicas casi todo su patrimonio” quedaban cubiertas. El encargo de esta magna obra sería trasladado al escritor cacereño Juan Luis Cordero. La viuda de Rafael, que quedaba en precaria situación, fue pensionada con 500 pesetas anuales por la fundación “San Gaspar”.


Aunque ya desde sus más jóvenes años mostró aficiones literarias y folklóricas, desarrollando una incipiente actividad con su amigo y paisano Micrófilo en su pueblo natal, fue desde su instalación en Alcuéscar cuando cristalizó esta dedicación. Coincidían dos cosas: el entusiasmo del joven Rafael y el terreno virgen en el que hundía su afán colector. Así pudo recoger y clasificar una ingente cantidad de romances, refranes, canciones, costumbres y cualquier otro tipo de manifestación popular. Todo era rápidamente trasladado a papel por el ávido Rafael, para lo cual, como él mismo confesaba, siempre iba provisto de los utensilios necesarios a fin de no perder ninguna ocasión que se presentara.


En su biografía, publicada bajo el patrocinio de la Excma. Diputación de Badajoz, nos deteníamos en sus investigaciones históricas a partir de una serie de cartas que publico en el periódico “El Norte de Extremadura”, y en las que denunciaba los descubrimientos arqueológicos cerca de Alcuéscar, así como exponía algunas opiniones respecto a éste y otros temas: el origen de Alcuéscar, las Sorores, etc.

Para ofrecer al lector las obras de Rafael García-Plata de Osma hemos seguido el criterio que el propio autor observó. Rafael escribía artículos sueltos, a veces publicados a lo largo de varios días, versos (fue llamado «rey» de las décimas por Jaime Oliver y Castañer en la crítica que hizo de su libro Coplero de lilas blancas) en los que solía comentar la actualidad, o que dedicaba a sus amigos… y colecciones de aspectos folklóricos. Sin embargo, él no gustaba de esta palabra, habiendo propuesto en un artículo de prensa al escritor Mariano de Cavia que fuera sustituido el término“folklore” por el de “demosofía”, y así denominaba él mismo sus obras, aunque no fuera atendido en su petición por Cavia. Estos artículos sueltos los agrupaba en unos libros que publicaba a sus expensas.

Así ocurrió con Demosofía extremeña. La musa religiosa popular. Cáceres. Imprenta La Minerva. 1917. Demosofía extremeña. La musa de los cantares. Cáceres. El Noticiero. 1918. Coplero de lilas blancas (Prosa rimada). Cáceres. El Noticiero.1918.


En Barcelona, y por la Editorial Salvat, iba a lanzarse otra colección bajo el título genérico Guijos y Rebollos. La muerte de Rafael impidió que el libro saliera a la luz. Recuperado este manuscrito por su familia, lo ofrecemos ahora a los lectores que podrán saborear el espíritu fresco que corre por sus líneas, aunque sin las “fotografías e ilustraciones que Apeles Mestres, Valera, Carlos Vázquez y otros renombrados dibujantes”, como se anunciaba en su próxima publicación.


No ha tenido la misma suerte otra obra que también se anunciaba, Fotógrafo y burlador, juguete cómico en dos actos y escrito en prosa, que ha desaparecido. Cuando Rafael García-Plata de Osma murió tenía en preparación, como así se publicaba en la contraportada del último libro suyo, una serie de obras:
Plato de crónicas. Demosofía extremeña. La musa picaresca. Demosofía extremeña. El Refranero y vocabulario. Geografía Popular de Extremadura. Demosofía extremeña. Rimas infantiles y canciones.


Sus artículos y publicaciones eran seguidos por muchos lectores amantes de lo popular. Estaba relacionado con investigadores de talla nacional, resaltando entre todas, su amistad con Ramón Menéndez Pidal, a quien comunicaba sus hallazgos y veneraba como persona erudita. Fue precisamente Menéndez Pidal una de las personas que propusieron a Rafael para el nombramiento de Académico Correspondiente de la Lengua, título honroso con el que, una vez concedido, firmaba muchas de sus obras.


Deseando hacer nuestra aportación a la labor encomiable que sus nietos pretenden divulgando la obra de Rafael García-Plata de Osma, presentamos algunas manifestaciones de su trabajo, que pueden ilustrar, a modo de flashes algunos aspectos de su personalidad y que no van incluidas en los libros que él mismo publicó, pero que forman parte de la enorme actividad de periodista y articulista que desarrolló en diversos medios de comunicación.


Rafael, ya lo hemos dicho, militaba en el Partido Liberal. Publicaba asiduamente en los periódicos de esa tendencia. En uno de ellos, El Noticiero, y a lo largo de varios días, según costumbre de la época, mantuvo una polémica sobre los niños expósitos que estaban a cargo de la Diputación Provincial de Cáceres.


Era el 5 de noviembre de 1908, cuando salió a la luz la primera parte del artículo ”!!!Piedad para los niños!!!”.

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