
Autora: Lola Franco
Si un día se detiene la esquiva primavera
un poco más allá del tiempo prometido,
volverán a mojarse las alas y la vida
en el cauce del río seco, tumultuosos
ejércitos infames de pájaros cantores…
Una espiga de trigo
maduro. Una flor que,
cualquier tarde de mayo,
expiraba al albor
de junio y de la noche,
renacerá al calor
de todos los veranos.