19.JUN.1979.- ABC – “EL CAMIONERO QUE VIO LA BOA NO ESTABA LOCO NI BORRACHO”.

Alanís. (De nuestro corresponsal). Como nadie puede afirmar ni negar la existencia de la famosa serpiente gigante, y quien así lo hace, opinamos que hasta de forma gratuita, mientras no se demuestre una cosa u otra, queremos recoger en esta crónica las declaraciones del guardabarreras del paso a nivel de Fuente del Arco, Fernando Naranjo Bordella, natural de Llerena (Badajoz), que fue quien recibió el aviso del camionero que dijo haberla visto, de advertir a la Guardia Civil de Guadalcanal sobre el suceso. El señor Naranjo nos recibe en la casilla que tiene junto a la vía ferroviaria.
ESTABA MUY ASUSTADO.- Fernando, ¿veía nervioso o acelerado al camionero?
— Bastante acelerado. Llegó al paso a nivel y pegó la cabina del camión junto a la casilla para contarme lo que había visto. Yo le dije que lo quitara porque ese no era sitio de aparcar, y además había una cola de vehículos detrás que no podían pasar. Él me dijo que no, que era un bicho muy grande y que había que denunciarlo. Yo llamé entonces a la estación de ferrocarril para que avisaran a la Guardia Civil de Guadalcanal.


— ¿Creyó usted la versión del camionero?


— Sí, porque vi al hombre muy asustado y pensé que no estaba loco ni borracho. Además, estoy seguro de que si en vez de llevar un camión cisterna de cuarenta mil kilos lleva un vehículo más pequeño, este hombre da la vuelta y avisa él personalmente. Lo que ocurre es que con ese camión, en una carretera como ésta, es imposible cambiar de dirección, o sea, que yo creo que decía la verdad.
— ¿No ha visto usted nada de la serpiente desde entonces?

— Yo, no. Además, por aquí empezaron a decir que eso no era posible, que sería una mentira, y lo que hice fue callarme para que no dijeran que eran cosas mías.


NO FUE INTENCIÓN DE UNOS GUASONES.- En la estación de ferrocarril de Guadalcanal nos han confirmado que, efectivamente, se recibió la llamada del guardabarreras. Sin embargo, no se avisó a la Benemérita, según nos manifestó un funcionario de esa estación, aparte de otros motivos que pudiera tener el jefe suplente de aquél, señor Pérez Cárdenas, porque no hay comunicación telefónica con la población y no podía abandonarse el servicio en aquellos momentos. El camionero, se trata de Rafael Quesada Pimentel, y aunque a la hora de redactar esta información no ha sido posible contactar con él por encontrarse viajando, sus compañeros de trabajo nos han manifestado que, efectivamente, en cuanto llegó aquel día contó a todos muy impresionado el sucedo. No puede decirse, por tanto, como se ha rumoreado últimamente, que esta historia fuera invención de unos guasones de Alanís, porque cuando ellos dijeron a este corresponsal que habían visto una serpiente gigantesca, ya hacía un día que teníamos datos concretos sobre el suceso y algunos más que eran el comentario general por varios pueblos de la zona. De todas formas, cada cual ofrece su propia versión al respecto.—Rafael DIÉGUEZ CARRANCO.

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