13.AGO.1977.- ABC – EL PRESIDENTE DEL SENADO RECIBIÓ EN GUADALCANAL EL TÍTULO DE HIJO ADOPTIVO.

Guadalcanal. A las nueve y treinta de la noche entró en la parroquia de Guadalcanal el presidente del Senado, Antonio Fontán Pérez, quien después de rezar una salve con los feligreses que llenaban casi en su totalidad el recinto sagrado, se trasladó a la plaza de España, donde fue recibido por el pueblo y autoridades. El alcalde, Antonio Nogales Delgado, dio la bienvenida al ilustre visitante, y seguidamente Adriano Atalaya tomó la palabra para exponer algunos problemas de Guadalcanal y pueblos de la sierra. Dijo que los que allí estaban reunidos no representaban a ningún partido ni servían a ningún interés, sino que eran un grupo de personas tratando de representar a la zona. En orden a la problemática local resaltó la necesidad del acercamiento de esta zona a la capital, a través de unos medios de comunicación de acuerdo con el actual desarrollo del país; la promoción de industrias, que justamente con la agricultura se complementan para que ésta no esté ahogada; la necesidad de promover urbanizaciones para aprovechar la situación geográfica y climática, etcétera.
Volvió a intervenir el alcalde, quien comunicó que, a petición de un grupo de vecinos, se había reunido el Ayuntamiento, en sesión plenaria, con carácter extraordinario, acordando nombrar hijo adoptivo de Guadalcanal al señor Fontán Pérez. A continuación le hizo entrega de una medalla de la Virgen de Guaditoca, Patrona de la localidad.

El P. Leonardo Castilla, el popular “Padre Leonardo”, hizo uso de la palabra, comunicando que en esta ocasión no venía a pedir, sino a ofrecer al presidente del Senado los frutos de esa escuela profesional que fundó y por la que han pasado gran cantidad de jóvenes de la comarca. Espero, confío y casi le obligo a que se tome un poco de interés por nuestra escuela, dijo.
Para cerrar el acto intervino el señor Fontán Pérez, quien recordó con nostalgia los años de su juventud vividos en Guadalcanal, sus raíces y sus antepasados maternos y paternos. Dijo que se sentía agradecido y orgulloso de poder decir legalmente después del nombramiento, que era de Guadalcanal. Vuestros votos me obligan a ser portavoz de vuestros problemas, porque un parlamentario lo es con todas sus consecuencias. Me siento orgulloso de estar en esta plaza con vosotros, y delante de la estatua de Adelardo López de Ayala. El Estado, continuó diciendo, tiene la obligación de dotar a los pueblos y ciudades de la infraestructura suficiente para mantener un equilibrio entre las regiones, y para que la solidaridad de España no sea una cosa rutinaria vamos a establecer, dijo, una organización regional del Estado. Destacó como uno de los peores males de la sociedad, las negligencias generadas por la corrupción. Agradeciendo el homenaje se despidió con palabras emotivas para todos. En realidad podemos decir que este acto ha revestido un verdadero carácter popular.—RAFAEL DIÉGUEZ.

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