01.NOV.1978.- ABC – GUADALCANAL SUFRE UN GRAVE PROBLEMA SANITARIO.

Tan sólo un médico y un practicante para atender a todos los asegurados. · Numerosas personas han de esperar fuera del consultorio, haga el tiempo que haga. Guadalcanal está sufriendo un grave problema en lo que respecta a infraestructura sanitaria. Un solo médico y un solo practicante han de multiplicarse en el intento de atender en lo posible a los enfermos que llegan a sus consultas. Claro está que no pueden conseguirlo.

DESHUMANIZACIÓN.- Desde muy temprano, gran cantidad de personas aguardan horas y horas de pie en la puerta del consultorio, porque no caben en el pequeño vestíbulo interior. Aguantan las inclemencias del tiempo hasta que llega el médico, para poder coger un número en la consulta y pasar al salón de espera. Es evidente la deshumanización que todo esto supone, si se tiene en cuenta que las personas que allí acuden se encuentran enfermas y que muchas mujeres van acompañadas de hijos pequeños o bien acompañan a sus ancianos, que también han de soportar una larga espera. Empezada la consulta, basta con saber el número de personas que han llegado y el tiempo que ésta dura para calcular los pocos minutos que el doctor puede dedicar a cada paciente, por lo que muchos prefieren volver por la tarde a la consulta privada, haciendo un esfuerzo económico en aras a conseguir una mayor seguridad en el diagnóstico. Cada día existe mayor disconformidad entre lo beneficiarios de la Seguridad Social, que protestan por los servicios sanitarios, sin que nadie los tenga en cuenta.

Se dice que los nuevos licenciados no quieren estar en pueblos tan alejados de la capital y que pueden llegar a crearse problemas muy serios en algunos pueblos de la zona, al quedarse éstos sin médicos. De momento, mientras en Guadalcanal las autoridades se preocupan de resolver esta situación anormal desde cualquier punto de vista, deberían siquiera dejar abierto desde temprano el salón del consultorio para que los pacientes no tengan que aguardar tan larga espera en condiciones infrahumanas.– Rafael DIÉGUEZ CARRANCO.

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