Don Alonso Enríquez

Edificio de la Almona

Bibliografía: Enciclopedia Universal Ilustrada, Espasa., Marina Española de la Edad Media, Diputación Provincial de Palencia, Historia y Leyendas (Caballeros Andantes)

Información facilitada por Rafael Espínola Rodríguez

Alonso Enríquez y Angulo de Córdoba, *Guadalcanal (Sevilla)

1354 +Guadalupe (Cáceres) 1429 y enterrado en el monasterio de Santa Clara de Palencia.


Es sin duda el personaje con más realeza y linaje nacido en Guadalcanal, en el edificio conocido en la actualidad como la Almona, era hijo bastardo de Fadrique Alfonso de Castilla, ya que D. Fadrique fue el 24º Gran Maestre de la Orden de Santiago y por esa condición era soltero, este, a su vez infante bastardo de la corana de Castilla, uno de los diez hijos extramatrimoniales del Rey Alfonso XI el Justiciero y de Leonor Núñez de Guzmán; Su madre, aun cuando algunas biografías dejan vislumbrar que podría ser la consorte Doña Constanza de Angulo de Córdoba (de la que llevaba su apellido), que provenía de familia de judíos cordobeses, estructurados desde el siglo XIII en la nobleza del Concejo Municipal de Caballeros de Córdoba, los Angulo de Córdoba, no obstante parece ser y así lo relatan la mayoría de las biografías que era hijo de Paloma, una joven y hermosísima judía conversa de Guadalcanal, esposa de uno de los mayordomos de D. Fadrique, de lo que no hay duda es que por su sangre corría sangre real y judía.


Se casó con Juana de Hurtado de Mendoza y tuvo numerosa descendencia, se cuenta que allá por el año 1387 se hizo pasar por un criado suyo y visitó a Juana de Hurtado de Mendoza y de Orozco, hermana de Diego Hurtado de Mendoza y Orozco (Almirante Mayor de Castilla), una treintañera que enviudó dos años antes cuando su marido falleció en la batalla de Aljubarrota, que poseía abundante prestigio, dinero y propiedades, para pedirle la mano en nombre de su señor D. Alonso, recibió la negativa por respuesta, ella le argumentó que no era digno de ella, ya que era hijo de “marrana” (nombre despectivo por el que eran conocidos los hijos de las familias de judíos conversos), él la abofeteó, posteriormente y aclarado el engaño solicitó un sacerdote para que los casara alegado que “pues no se dijese que hombre alguno había puesto la mano en ella no siendo su marido”, se dice igualmente que la noche anterior, tuvo que dormir con todo su séquito en el campo para recibir la contestación al día siguiente, de la altiva Mendoza, ya que “una castellana digna no abre las puertas de su castillo a nadie en la noche”.


Juana de Mendoza aportó al matrimonio un hijo de su anterior matrimonio, Pedro Manrique de Lara y de Mendoza y tuvo doce hijos en el matrimonio con Alonso: Fadrique Enríquez y de Mendoza de igual nombre que su abuelo paterno, Enrique, Pedro, Beatriz, Leonor, Aldonza, Isabel, Inés, Blanca, Constancia, María, y Mencía; Igualmente a Alonso se le conocieron varios hijos bastardos, reconociendo a uno de ellos y dándole sus apellidos, Juan Enríquez que se casó con Leonor de Mendoza y curiosamente, la hija de estos, María Enríquez y de Mendoza tenía los mismos apellidos que sus tíos, que fue dada en matrimonio al hijo bastardo del poderoso Aragonés Álvaro de Luna. Hay al menos otro hijo llamado Rodrigo del que los biógrafos no tienen claro si era legítimo y fruto de su matrimonio o igualmente bastardo.


Pertenecía a la Casa Real de la Familia Enríquez, entre sus títulos que le aportaron un sólido patrimonio personal y poder en varias cortes, recibe en 1389 del rey Juan I, la Villa de Aguilar de Campos (Valladolid), en 1402 desempeña los cargos de alcaldía del Castillo de Medina Rioseco y Adelantado Mayor del Reino de León, tres años después, el rey Enrique III le otorgó el título de Almirante Mayor de Castilla, sustituyendo en el cargo a su cuñado recientemente fallecido Diego Hurtado de Mendoza y finalmente en 1421 el rey Juan II le otorgó el señorío de Rioseco, según reza “Por los muchos e buenos e leales e notables e señalados servicios que fecisteis al Rey Don Juan mi abuelo e al Rey Don Henrique mi padre e mi señor, e abedes fecho e fazes a mi”.

Tal vez la faceta menos conocida de este insigne adelantado de su época que al menos sobrevivió a cinco reyes pero de la mar y a pesar de su cargo, no sabemos si la conocía o sabia algo, fue la de escritor, ya en su juventud llegó a alcanzar cierta fama como trovador, era conocido por su inspiración en el estilo provenzal y su gran ingenio y facilidad lingüística, ello le hacía salir de situaciones embarazosas con unos versos, cabe destacar la alegoría que escribió sobre la famosa bofetada titulada “Vergel del pensamiento” y de la que Menéndez y Pelayo dijo: “Quizás no merezcan recordarse de él más que estos dos versos modo de proverbio, que nos dan el sentido de su leyenda y parecen el mote de su triunfante empresa de amor: “Porfía mata venado, que no montero cansado”, de su faceta de escritor y poeta y de sus obras, que su esposa Dña. Juana nunca tuvo en consideración, al menos se tienen noticias de otras dos obras : “Testamento” y “Criada de amor”.


Finalmente falleció dejando un importante legado el año 1429 y fue enterrado junto a su mujer en el Monasterio de Santa Clara de Palencia, del que retorno la financiación de su construcción junto a su mujer en 1395, obra que había comenzado Enrique II de Castilla y su esposa, la reina Juana Manuel de Castilla.

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