Datos biográficos adicionales sobre Lucas Torre Franco-Romero (Guadalcanal 1878-Toledo 1932). Mitad militar, mitad literato

José Mª Álvarez Blanco

Revista Guadalcanal año 2017

En la Revista de Feria de 1995, publiqué una reseña de este militar y escritor guadalcanalense, sobrino e hijastro de Micrófilo. Hoy aporto datos complementarios una vez que la posterior digitalización de prensa me ha permitido acceder a información de la que no pude disponer hace veintidós años. Me apresuro a rectificar que el lugar de su fallecimiento no fue Madrid, como indiqué en la anterior publicación, sino que realmente fue Toledo, como acreditan al menos dos periódicos diferentes[i].

En mi anterior publicación reflejaba esa dualidad de ocupaciones a las que se dedicó con igual intensidad a lo largo de su vida, y la confirmo hoy tras haber leído una gran cantidad de sus textos referentes a ambas pasiones. Tanto en una actividad como en la otra mostró como característica importante de su personalidad una intensa dedicación. así como una gran independencia de criterio, que le llevó a mantener apasionadamente sus opiniones, lo que incluso le condujo en los últimos días de su vida a sufrir, como veremos más adelante, un Consejo de Guerra, por un artículo contra la Reforma militar de Manuel Azaña, de cuya condena le libró su muerte. Pertenecía a esa clase de personas admirables, que pagaba con gusto el peaje de la incomprensión de gente a veces de un grupo y otras de signo opuesto.

En el campo literario le sucedió lo mismo, pero ello no le privó de ser amigo de gente relevante de la historia de la literatura de su tiempo, como el prestigioso hispanista francés Raymond Foulché-Delbosc fundador en 1894 de la Revue Hispanique, editada en París, cuyo último número salió en 1933. En dicha revista nuestro culto paisano publicó tres trabajos[ii] incluyendo la novela picaresca a la que me refiero en el párrafo siguiente. Entre sus amigos españoles se contaban los miembros de la Real Academia de la Historia que le nombraron miembro correspondiente de la Institución, y entre otros el filólogo Julio Cejador y Frauca, y el eminente bibliógrafo, filólogo y erudito extremeño Antonio Rodríguez Moñino.

            En mi trabajo de 1995 en esta Revista cité algunos títulos de su producción literaria e histórica, pero no daba cuenta de su hallazgo en 1914, cuando era capitán y contaba 36 años, en una estantería de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, y por el que es muy citado en el mundo académico por los especialistas en la novela picaresca. Se trata de un manuscrito de la novela de dicho género que lleva el nombre “Diálogo intitulado el Capón” escrita hacia 1597 por Francisco Narváez de Velilla, que publicó en 1916 en la revista parisina antes citada. La primera noticia la dio, el mismo año 1914, Julio Cejador en la introducción de su edición al Lazarillo de Tormes para la colección Clásicos Castellanos. Merece la pena reproducir las palabras del hispanista estadounidense Howard Mancing, en su trabajo “El Diálogo del 7 y la tradición picaresca”[iii], cuyocomienzo decía textualmente lo siguiente:

.    <<En 1914 Julio Cejador publica en la serie Clásicos Castellanos su edición de Lazarillo de Tormes. En los últimos párrafos de la introducción anuncia que “el erudito capitán de Infantería D. Lucas de Torre ha dado con una novelilla del corte del Lazarillo en la Biblioteca de la Academia de la Historia. Intitúlase Diálogo del Capón, compuesto por el incógnito. Encimadice bachiller Narváez”. Cejador comenta brevemente el estilo, los personajes y el ambiente toledano de la obra, reproduce dos trozos del Diálogo, donde se cita a Lazarillo de Tormes, y se pregunta si Sebastián de Horozco o Juan de Luna, pudo ser el autor

La frase “el erudito capitán” hizo fortuna, y en el mundillo literario Lucas Torre fue ya siempre citado de esta forma, aunque en 1925 alcanzó por antigüedad el grado de Comandante, ostentando el cual moriría en la primavera de 1932.

De esta novela picaresca, cuya existencia se conocía pero que se daba por perdida, se encontró años más tarde otro manuscrito en la Biblioteca Nacional[iv]. Numerosos hispanistas especialistas en la Novela Picaresca, publicaron entre 1916 y 1993 muchos y variados estudios sobre la importancia de esta novela, en el contexto del género picaresco. Como muestra los interesados pueden consultar, además del texto de H. Mancing antes citado, los trabajos de los profesores, Eugenio Asensio y Ana Vian Herrero[v], y otros muchos accesibles desde Internet.

            Sin embargo, esta obra tan conocida por los especialistas no llegó a las librerías hasta 1993, gracias al conocido editor madrileño Jesús García Sánchez quien la publicó en su Editorial Visor, dentro de su colección Biblioteca Filológica Hispana. El texto va precedido de un interesante estudio de 44 páginas de los editores los profesores Víctor Infantes y Marcial Rubio Arquez. Al parecer al llamado gran público, tan ocupado en las redes sociales, y atento a los best seller y al boom de la novela negra, no parece interesarle la picaresca. Lo afirmo porque esta única edición está hoy descatalogada y no se ha vuelto a editar, aunque cabría preguntarse si lo que sucede es que tal vez lo picaresco como argumento ha quedado obsoleto, quedando los pícaros, para el público general, como unos simples pobres diablos carente de interés frente a los corruptos tan lamentablemente actuales.

            Para concluir, estas líneas dedicadas al Lucas Torre literato quisiera señalar lo curioso que resulta que Guadalcanal, que como es sabido aparece en Rinconete y Cortadillo, en el Guzmán de Alfarache y en el Marcos de Obregón, haya sido la cuna de quien encontró la narración de las andanzas del Capón por Toledo, que junto con las citadas forma parte importante del corpus picaresco.

            Creo interesante señalar las diversas formas en las que nuestro paisano firmaba sus escritos: a) Los tres textos de literatura publicados en Revue Hispanique  y otros textos de asunto literario aparecieron con el nombre Lucas de Torre; b) Sus artículos en La Correspondencia Militar, van firmados con el seudónimo-anagrama imperfecto Cesar Lutero, que todo sus lectores sabían que correspondía a él; y c) Otras obras de contenido histórico y literario llevan la firma de su nombre completo con dos variantes Lucas Torre y Franco-Romero, Lucas Torre Franco-Romero. Cuando firmó con su primer apellido siempre empleó Torre en singular, apareciendo el plural Torres cuando es citado erróneamente por terceros.  

            En mi reseña biográfica de 1995 de este erudito militar, cité los diversos destinos que tuvo en su vida castrense, así como sus obras de tema exclusivamente relacionado con las armas, que hoy repito. En 1918 aparece Comentarios y Protestas, apuntes sobre el proyecto de reorganización Militar (que recopila solo una parte de los artículos que publicó en el periódico diario La Correspondencia Militar, concretamente 17 y una Conclusión) y de 1921 son Geografía Militar de Europa (que fue texto en la Academia de Infantería) y Croquis para el estudio de la Geografía Militar de Europa (complemento del anterior), de los cuales hay un ejemplar en la Biblioteca Nacional.

            Las distinciones que obtuvo en su carrera fueron las siguientes: en 1919 le fue concedido el título de Caballero de Alfonso XII. En 1921 el distintivo del Profesorado, por su labor en la Academia de Infantería, y en 1922 la Cruz de San Hermenegildo. Otro aspecto de su devenir profesional fue su intervención como abogado defensor en dos Consejos de Guerra[vi]. En el año 1911 se produjeron en nuestro país dramáticas alteraciones del orden público con varios muertos, tanto ciudadanos airados como fuerzas del orden. Me refiero a los llamados sucesos de Canillas de Aceituno (Málaga) el 9 de abril, trágico Domingo de Ramos, y los de Cullera (Valencia) el 1 de agosto del mismo año, de los que hay detallada información accesible en Internet, y a los que remito a los lectores interesados. En ambos casos les tocó actuar como abogado defensor, dándose la circunstancia de que en el primero de los casos tuvo como compañero en el equipo de defensa al paisano Luis Castelló Pantoja, que entonces al igual que Lucas Torre ostentaba el grado de capitán y que durante  la contienda civil cuando ya había alcanzado el grado de general fue nombrado Ministro de la Guerra por la II República. Como es sabido fue condenado a muerte al acabar la lucha fratricida y fue indultado por el General Franco. La amplia documentación publicada en textos relacionados con este general me exime de abundar en más datos al respecto de este miembro de la familia Castelló, con partícipes en los dos bandos enfrentados.

Con posterioridad a 1918 siguió publicando textos críticos en La Correspondencia Militar bajo el epígrafe Comentarios y Protestas, siempre con el seudónimo César Lutero. En concreto he localizado 12, todos de 1931. El que le valió el Consejo de Guerra, antes citado se titula La Espada y la Vaina, fue publicado el 8 de agosto de 1931 en la página 4 del número 17057 de La Correspondencia militar. No había transcurrido un mes cuando el Diario ABC, el 4 de marzo de 1932, en su página 32, publicaba la noticia siguiente: “Consejo de Guerra contra un Comandante y un capitán retirados por injurias al ministro de la Guerra”. El capitán se llamaba César Paradelo, y la imputación era por un artículo titulado “Comentarios sobre la moral del Ejército” firmado en el mismo número de La Correspondencia Militar, en el mismo número que aparecía “La Espada y la Vaina”. Dos días más tarde se publicó la Sentencia recogida en las páginas 51-52 del Diario ABC del día 6 de marzo de 1932. El capitán Paradelo fue absuelto, y el Comandante Torre Franco-Romero fue condenado a dos meses y un día de arresto, que le quedó reducido a solo un mes al beneficiarse de un indulto reciente. Dada la longitud de las descripciones los lectores interesados pueden acceder a los textos descargándose los archivos en formato pdf de los periódicos citados.

Entre la publicación de la sentencia condenatoria del Comandante Lucas Torre y su fallecimiento en Toledo a los 56 años, no llegó a transcurrir un mes, pues ocurrió el 5 de mayo de 1932, como acreditan varias fuentes y la esquela que se adjunta, publicada en el diario ABC.

No he podido averiguar si recurrió el fallo condenatorio, pero parece probable que no llegara a entrar en una prisión militar. Tampoco he logrado saber la causa de su muerte, aunque la ausencia de datos abona la hipótesis de que fuera a consecuencia de una enfermedad súbita.

Me ha llamado la atención el desconocimiento que en Guadalcanal se tiene de este hijo de la villa, igual que la ausencia de noticias sobre él, en los años posteriores a 1939, incluyendo la Academia de la Historia que ha tenido la ocasión de recordarlo en su reciente y polémico Diccionario Biográfico Español, y no lo ha hecho. Sin embargo, si le recordó cuando falleció, como puede verse en el periódico ABC del 12 de mayo de 1932, página  32, bajo el epígrafe” “En la Academia de la Historia” donde aparecía la siguiente noticia:

≪También se comunicó el fallecimiento en Toledo del académico correspondiente Don Lucas de Torre. El Duque de Alba pronunció unas palabras necrológicas de recuerdo para la figura del finado≫

Desde un punto de vista humano la vida de este personaje tan culto es fascinante y totalmente opuesta a la del figurón narcisista que fue Adelardo López de Ayala. Lo que si fue común a ambos fue la muerte antes de los 60 años.  


[i] Diario ABC, edición de Madrid, del 14 de Mayo de 1932, página 35, primera columna. La Correspondencia Nº Año I, Nº 34, 7 de mayo de 1932, página 1, 2ª columna. En la Revista de Feria de 2010 ya corregí el error del lugar de nacimiento, en mi edición del texto de “Mujeres soldados” páginas 73-76, véase 2º párrafo de mi nota nº V. Asimismo en dicha amplia nota daba cuenta por primera vez de la condena por la publicación de su artículo “La espada y la vaina”

[ii]Diálogo intitulado “El Capón”, Revue Hispanique, Tomo XXXVIII Nº 93, Octubre de 1916. pp. 243-321; 2º) “Curiosidades Literarias.”Revue Hispanique” Tomo XL, Nº 97, 1917; pp. 56-79; 3º)“Curiosidades Bibliográficas”, Revue Hispanique, Tomo LXXXI (último), pp.85-106. Al final de este trabajo la Redacción de la Revista insertó la siguiente nota: “Notre très regretté collaborateur, M.  Lucas de Torre y Franco-Romero est mort le 5 mai 1932 à l’àge de cinquante-trois ans. Nous remercions ses amis, Mlle María Brey Mariño, archiviste-bibliothécarie, et M. Antonio Rodríguez Moñino des soins qu’ils ont bien voulu apporter  á la correction typographique des épreuves et à la comparaison de chaque notice bibliographique avec sa source. LA REDACTION.

[iii] Howard Mancing. El Diálogo El Capón y la tradición picaresca. Actas del VI Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas (1977), pp. 494-497.

[iv] Víctor Infantes y Marcial Rubio Arqués, “El otro manuscrito del Diálogo intitulado el Capón”, Cuadernos de Filología Hispánica nº 13, pp.303-305, Servicio de Publicaciones de la Universidad Complutense de Madrid, 1995

[v] Eugenio Asencio, “Dos obras dialogadas con influencias del Lazarillo de Tormes: Colloquios de Collazo, y el anónimo Diálogo del Capón“, Cuadernos Hispanoamericanos, 94, Nº 280-82, (1973), 385-388; [N. del Autor de este texto: Posteriormente se aclaró la autoría que corresponde a Francisco Narváez de Velilla]  Ana Vian Herrero, “El Diálogo intitulado El Capón tras la huella de Celestina: Una vez más una cuestión de género” Celestinesca 18,2 (Otoño 1984).

[vi] ABC, 7 de enero de 1912, página 7 y La Voz de Menorca. Diario Republicano, viernes 10 de Mayo de 1912, página 1.

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