Autora: Úrsula Gómez Miguélez
Publicado en la Revista de Guadalcanal 2019 (pág. 24/27)
Autora: Úrsula Gómez. (Mayo 2019)
La Ermita de Nuestra Señora de Guaditoca fue levantada en el siglo XVII, en sustitución del primitivo templo medieval. De planta rectangular y de una sola nave compartimentada en tres tramos por medio de pilastras, se encuentra cubierta por bóveda de medio cañón con arcos fajones y lunetos y con bóveda semiesférica en la capilla mayor. Posteriormente, en 1718, se le adosó el camarín. Sin embargo, el tema que pretendo tratar en este artículo es para tomar conciencia sobre el mal estado de conservación de las pinturas murales que cubre la nave y el presbiterio del Santuario de Nuestra Patrona.
Hablo de unas pinturas murales de las que ya destacó su valor artístico e histórico Salvador Hernández González en sus “Apuntes histórico-artístico sobre la Ermita de nuestra Señora de Guaditoca”[1], que podemos encontrar en la revista de “Feria y Fiestas 2013 de Guadalcanal” y que dice así:
…En el ornato interior del templo desempeñan un papel fundamental las pinturas murales, obra como se dijo del maestro de Llerena Juan Brieva a comienzos del siglo XVIII. Distribuidas por toda la superficie de las bóvedas del templo con el habitual sentido de “horror vacui” propio de la estética barroca, la riqueza del programa iconográfico planteado en estas cubiertas compensa la mediana calidad de su factura, al tiempo que reclama un estudio monográfico que desentrañe sus claves ideológicas y su filiación artística, que se ha puesto en relación con un programa de tipología similar desarrollado en la ermita de Nuestra Señora del Ara en la cercana población pacense de Fuente del Arco. Entretanto, apuntaremos aquí la presencia de escenas del Antiguo Testamento como el Juicio de Salomón, elementos profanos como las Cuatro Estaciones, alegorías de las Virtudes y una galería hagiográfica en la que se alternan apóstoles y diversos santos.
Como bien nos hace saber Salvador Hernández, y ya en su día dejó constancia Muñoz Torrado en su libro sobre el Santuario, las pinturas fueron realizadas por el maestro Juan Brieva de Llerena, ayudado por un hijo. Las únicas obras que nos constan en las que también interviniera Brieva son la cúpula del Santuario de la Virgen de la Piedad en Almendralejo[1] y parte de la decoración pictórica de la vecina Ermita de Ntra. Sra. del Ara en Fuente del Arco, ésta última en el año 1736, según se recoge en una de las cartelas que componen las pinturas de la bóveda.
¿Y por qué me centro en estas pinturas murales? Pues por un claro motivo, las que acabo de relacionar han tenido recientes intervenciones de conservación y restauración. En cambio, en el caso de la Ermita de Ntra. Sra. de Guaditoca las pinturas murales existentes, tanto en la bóveda que cubre la nave como en el coro y en la bóveda de la capilla mayor, actualmente sufren un deterioro visible debido a diversas causas, entre ellas el estado de conservación del inmueble, siendo un factor determinante la presencia de humedades; necesitando una urgente intervención si no se quiere seguir perdiendo las sucesivas capas pictóricas y, con ello, su valor.
Dicho esto, no sólo creo que es importante realizar ciertos trabajos de conservación, sino que igual de importante es dar a conocer el Patrimonio Cultural que poseemos, puesto que éste carece de valor si no se acerca a las personas. El patrimonio permanece a lo largo de los años y representa la cultura, tradición e historia del lugar en el que se encuentra y, en este caso, hablamos de la historia de nuestro pueblo, Guadalcanal, y su gente.
Pongo como ejemplo, el gran trabajo que están realizando en la ya mencionada Ermita de Ntra. Sra. del Ara, tanto la difusión a través de los medios de comunicación extremeños, como el horario de apertura y las visitas guiadas que se realizan, incluyendo su reciente declaración como Bien de Interés Cultural. Claro ejemplo de puesta en valor del Patrimonio y que podríamos extrapolar a la Ermita de Ntra. Sra. de Guaditoca, pues dentro del patrimonio arquitectónico que posee el pueblo de Guadalcanal, es el edificio de mayor riqueza en pinturas murales.
Por último, les invito a que en sus próximas visitas a la ermita contemplen por un momento las escenas que se desarrollan a lo largo de las bóvedas del templo y que nos transportan de lo terrenal a lo celestial, saquen sus propias conclusiones en cuanto al valor pictórico que posee y si merece la pena luchar por su puesta en valor a través de la conservación, divulgación y difusión.
[1] Zarandieta Arenas, Francisco. Cúpula del Santuario de Nuestra Señora de la Piedad. Almendralejo. Una rica simbología mariana. Web personal del cronista.
[1] Hernández González, Salvador. Apuntes histórico-artísticos sobre la Ermita de Ntra. Sra. de Guaditoca. Revista Ferias y Fiestas 2013 de Guadalcanal. (pág. 23-25)
