10.NOV.1911.- ABC – DESCUBRIMIENTO DE UN CRIMEN. ASESINOS Y ENTERRADORES.

Sevilla, 9. 10 de la noche. Con motivo de la detención en Cañada Rosal (Huelva) del autor de un crimen, y en vista de la declaración prestada por el detenido confesándose también coautor de otro hecho sangriento ejecutado hace tiempo en el pueblo de Guadalcanal, de esta provincia, el juez de dicha población, D. Mariano Arriba, ha logrado descubrir a los autores del crimen confesado por el detenido en Cañada Rosal.

Son éstos el sepulturero y su mujer que ya se encuentran á la disposición del Juzgado de Cazalla.
Según referencia, la víctima de este crimen fue llevada con engaños a la casa del sepulturero, donde estaban reunidos otro enterrador, la mujer del sepulturero, un vendedor ambulante de quincalla y el detenido en Cañada.

Bebieron largo rato todos en gran confraternidad, y cuando ya el vino había surtido sus efectos, el sepulturero, súbitamente, hundió un cuchillo en el corazón del sentenciado por aquella canalla.
La muerte fué instantánea. Después de ocultar entre todos las huellas del delito, la víctima fué enterrada en el cementerio, quedándose el sepulturero como recuerdo del macabro suceso con la falange de un dedo del asesinado. Ese hueso es el amuleto encontrado en Cañada Rosal en poder de uno de los criminales.

Luego notaron los vecinos de Guadalcanal que este enterrador gastaba en una proporción superior á su exiguo sueldo que hacía préstamos y que compraba alguna que otra modesta finca.
Por aquella época, también se recuerda que en el pueblo hubo varios robos de relativa importancia.
Julián Sáez, que así se llama el criminal enterrador, es nieto del célebre Tío Martín, poseedor de un huerto en Casariche, que se utilizaba como el del Francés, de Peñaflor, y descubierto en tiempos de Zugasti. El hecho ha impresionado hondamente.

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