Santa María de Tentudía

Monasterio de Tentudía

                Por Antonio Gordón Bernabé – RG año 1988

Corría el siglo XIII acercándose a su mitad, cuando aconteció uno de los sucesos más memorables que recuerdan los siglos en el sur de Extremadura. El milagro de Tentudía acaecido al Gran Maestre de la Orden de Santiago Pelay Pérez Correa. Antes de describirlo, pasemos a situarnos en la historia y en esa época.

Este Maestre, de origen portugués, cuando era comendador de Portugal, participó en la conquista de Guadalcanal con el Maestre Rodrigo Iñiguez, al que sustituyó a su muerte en 1242. Bajo su dirección cayeron Usagre, Llerena y otros pueblos, mandando poblar de cristianos a Guadalcanal al fuero de Usagre.

En el Capítulo General que la Orden hubo en Mérida en 1254, el Gran Maestre creó la provincia de San Marcos de León, fijando la residencia del Maestrazgo en el castillo viejo de Llerena, fundando un priorato y un provisorato en el que estaba incluida la Vicaría de Tentudía y Reina, que así se llamaba, y componiendo las encomiendas de la Orden. Vemos más tarde, en 1395, como el Maestre Lorenzo Suárez de Figueroa dispuso que el vicario de Guadalcanal fuese lugarteniente del de Tudía.

Era Pelay Correa caudillo de San Fernando y por sus hechos de armas ha sido llamado el Cid extremeño. Tras batir a los moros del Aljarafe, prosiguió sierra arriba y dioles la definitiva batalla de Tentudía y puso la santa cruz en lo más alto. Un cronicón de la Orden dice:

Mostró Dios su poder y bondad más en Extremadura que en otra parte, con aquel tan extraordinario milagro que hizo en tiempo del Maestre de Santiago D. Pelay Pérez Correa, el cual haciendo guerra a los moros por la parte de Llerena, hubo con ellos una batalla, junto a la Calera; y peleando muchas horas sin conocerse la victoria, pues desde los primeros momentos la lucha se presentó desigual y el resultado incierto, habiendo ya muy poco tiempo de sol y siendo día de Nuestra Señora, con deseo de vencer aquella batalla, suplicó a Dios fuese servido de hacer que el sol se detuviese, como en otro tiempo había hecho con Josué; y poniendo a Ntra. Sra. por intercesora, dijo aquellas palabras “Santa María detén tu día”. Dícese en los memoriales antiguos de la Orden, que milagrosamente se detuvo el sol por espacio de tiempo muy notable.

Alfonso X el Sabio en su Cántiga 325 dice: Et daquesta razón vos contarei un gran miragre…que fer hua vez en Tudía. En la 347: Desto direi un miragre que en Tudía aveo.

En otras memorias se halla lo que sigue: El Maestre con 270 caballeros marchó a Aznalfarache, de allí a Gélvez y a Triana, atacándola. Desde allí hacía salidas contra los moros de Sierra Morena y en una faltándole día a la pelea porque la noche apriesa desplegaba sus sombras y ayudaba a enemigos a escaparse, cual otro Josué, hizo detener su curso al sol invocando a Ntra. Sra. con aquellas célebres palabras:Santa María detén tu día; a que concediendo la piedad divina, duró la luz sobrenaturalmente hasta que acabó de triunfar, en tanto que en oración, San Fernando lo auxilió mejor con clamores al cielo que pudiera con las más bizarras tropas; y a que añaden otros de haber al impulso de su voz dado una seca peña fuente de agua que satisfizo la sed de su gente que parecía abrasada.

La historia cuenta que esto sucedió el día 8 de septiembre de 1247 contra las tropas de Almafot y que la invocación la hizo el Maestre puesto de rodillas al sitio que hoy llaman el Humilladero, y en la cumbre más alta, mandó levantar un monasterio.

La tradición popular le atribuye dos batallas milagrosas más. La de la Virgen Zapatera, por la lezna con que arregló la brida del caballo, donde hoy está Santa María de Nava, cerca de Guadalcanal, y la de la Virgen de la Granada de Llerena, apareciéndose la Virgen a un clérigo del Maestre con una granada en la mano, que por eso lo tienen por conquistador y fundador de su parroquia de este nombre.

Después de esto marchó a Sevilla para ayudar a San Fernando en el cerco de la ciudad y poniendo su campamento en Aznalfarache.

En la Baja Extremadura, en el término de Calera de León, próximo a Monesterio, lindando con la provincia de Huelva, se alza la sierra de Tudía con una altura de 1104 m. con espesos matorrales de jaras y romero, con encinas y robles centenarios. Yo estuve allí en la primavera de 1970 y desde su altura se ve como un rebaño de montes de las sierras de Guadalcanal, de Cazalla, de Extremadura y de Huelva. También desde Guadalcanal, en los días claros y desde un punto alto, puede divisarse hacia el poniente, la sierra de Tudía.

Se penetra en el templo por un atrio; está formado por cuatro bóvedas de crucería sostenidas por tres arcos de medio punto y ábside con arco apuntado y ventana rasgada. A los lados del ábside hay dos capillas de cúpulas octogonales. En la de Santiago se ven dos sepulcros, cada uno tiene dos estatuas yacentes, dos de granito de dos maestres de Santiago y en mármol una dama y un caballero. En un muro que da al altar mayor, hay un sepulcro y sobre sus azulejos una inscripción gótica con estas palabras: Aquí Iaze el Gran Maestre de Santiago Pelay Pérez Correa.

Abundan por el templo la azulejería y en los retablos como el altar mayor y otros dos dedicados a Santiago y San Agustín. La firma es del italiano Niculoso Pisano, año 1518, que fue un famoso azulejero de Sevilla. El templo se comunica con el monasterio, que está en estado ruinoso, por una puerta que se abre en el lado derecho. El claustro es de dos plantas, de ladrillos y sus arcidas son mudejáricas. En el interior hay una cámara octogonal. Es de tipo de fortaleza medieval.

Murió el Maestre el 10 de febrero de 1275 mandándose enterrar allí. También mandó se leyese en el colegio de Tentudía, Gramática, Artes y Teología y puso frailes de la Orden.

Hubo dos calles en Guadalcanal, relacionadas con éstos: el nombre de Pérez Correa, la hoy llamada Gran Maestre, y Tentudía, la actual Dr. Antonio Porras.

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