Hospital de Nuestra Señora de los Milagros

Fachada Hospital de los Milagros

Javier Serrano Pinteño. RG año 1997

Edificio con portada de principios del siglo XVI compuesta por vano de arco carpanel con arquivoltas decoradas y una hornacina sobre el alfiz que la enmarca.

Se conjetura que su fundación pudo ser a finales del siglo XV. A finales del XVIII aún estaba en funcionamiento.

En él estuvo instituida la llamada Escuela de Cristo y también radicó la Hermandad de la Veracruz.

En este Hospital ocurrió un hecho que llenó de gran escándalo el pueblo de Guadalcanal. Este suceso está recogido en un documento que se conserva en el Archivo del Palacio Arzobispal de Sevilla.

Corría el mes de marzo de 1575, Pedro Martín de la Rinconada, vecino de Guadalcanal y Mayordomo del Hospital de Ntra. Señora de los Milagros, presenta querella criminal ante el prior de la provincia de León de la Orden de Santiago, contra Miguel Rueda, Alguacil de la Gobernación de Llerena y un mulato llamado Domingo, criado suyo. Los hechos fueron los siguientes:

“… el dicho alguacil y las demás personas, con temor de Dios Nuestro Señor y en desacato de la imagen de Ntra. Señora de los Milagros que está en dicha iglesia, el viernes próximo pasado diez y ocho de este mes de marzo, entró en dicha iglesia y la quebrantó, de la cual sacó y se llevó preso a Hernán González Caballero, vecino de esta villa, por cuyo efecto dio con la imagen de Ntra. Señora del altar abajo, en tal manera que le quebró dos de sus dedos de las manos y le hizo una señal en la cabeza que baja por el rostro y además de esto, partió y pisó el Niños Jesús y le quito a la dicha imagen la tocadura y le rompió una ropa de tafetán y le hicieron otros malos tratamientos, todo en desacato de la dicha imagen y a su iglesia, de lo cual   por la gran devoción que en la dicha villa y en otras partes se le tiene a la dicha imagen e iglesia, de la villa y vecinos de ella se alborotaron y hubo   sobre ello gran escándalo y alboroto. Por todo lo expuesto el Mayordomo pide que Miguel Rueda sea castigado para que sirva de ejemplo.

El caso se le asigna al Teniente Vicario de Guadalcanal, Pedro Calderón. Este se encarga de interrogar a los testigos presentados para el caso a los que hace responder a seis preguntas, las mismas para todos, gracias a los cuales conocemos algo más sobre el suceso, la imagen y el Hospital.

En el interrogatorio nos enteramos que el tal Hernando González huía de la justicia, representada por el dicho aguacil de la gobernación y Domingo, su criado mulato, refugiándose en la iglesia del Hospital en busca de inmunidad eclesiástica, la cual viola el alguacil al entrar en la iglesia a prenderlo. Hernando González, en vista de esto se refugia en la capilla de la Virgen, junto a su altar, donde espera que el aguacil no se atreva a entrar, pero se equivoca, éste entra con poca reverencia y respeto hacia ese lugar sagrado, agarrando al delincuente, que se resiste asiéndose a la imagen de la Virgen. El aguacil y el mulato tiran de él y entre los tres sacan a la Imagen de su altar estrellándola contra el suelo. El Niño Jesús se golpeó contra una cruz que había en el altar. Según los testimonios, los destrozos que sufrió la Virgen fueron los siguientes:

-Hendidura en el rostro.

-Quebrada y quitada la cabeza por los hombros.

-Rotura de una ropa de tafetán negro guarnecida de terciopelo del mismo color, que se tasó en 12 ducados.

Por estos testimonios también sabemos que la devoción a esta imagen era muy grande, que se le atribuían muchos milagros, y que ello contribuyó grandemente a la fama del Hospital, que se convirtió en importante lugar de devoción tanto en Guadalcanal como en su comarca. Decían que por este suceso se ha enturbiado en parte la dicha devoción y nunca más se ha dicho misa en la dicha capilla. La devoción a esta imagen llegó a América donde emigraron muchos guadalcanalenses y muchas personas que están y han venido de las Indias, los cuales por devoción que tienen a la dicha Virgen la han hecho donación de muchas cosas, así de cálices, lámparas y candeleros de plata y muchas ropas de mucho valor…

Escuchados los testigos, visto y examinado el proceso, los autos y méritos presentados por las partes, el Provisor de la Provincia de León, el licenciado Diego de Valcazar, da su veredicto. Aunque en un principio pudiéramos pensar en la declaración de culpabilidad del reo y en un castigo ejemplar, la resolución es la que sigue:

“Fallo por la culpa, que resuelta contra el dicho Miguel Rueda, usando de misericordia dejando a pie el rigor, lo debo condenar y condeno a 6000 maravedíes, los cuales aplico para el reparo de los daños de la imagen y ropa que tenía al tiempo que la derribó del altar, y por el desacato que cometió contra Ntra. Señora y su Santo Templo, mando que se haga una procesión de toda la Clerecía de la dicha villa, en un día de fiesta, que salga de dicho Hospital y vaya a la iglesia Mayor, en la que vaya el dicho Miguel de Rueda en cuerpo destocado con un hacha de cera que pese 4 libras en la mano, ardiendo, y oiga en la dicha Iglesia una misa cantada a la cual esté de pie sin humillarse arrimado a la primera grada del altar Mayor en medio de la capilla hasta el Preste diga Santo, que se hincará de rodillas hasta haber consumido y acabado la misa y ofrezca el hacha al cura para la iglesia y le bese la mano y dé de limosna 4 reales y tome testimonio de cómo así lo cumplió y lo traiga a esta Audiencia. Condeno de más en las costas de este proceso legítimamente hechas, cuya tasación en mí reservo.

Esta sentencia fue dada por Diego de Valcazar, Provisor de la Provincia de León, en la Prisión del Prior, a 24 de marzo de 1576. Ante el escribano Alonso Esteban. Por tanto, un año llevó la resolución del pleito.       

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