Guadalcanal año 1960

Me tocó el año cincuenta y cuatro que elegir no pude, arrepentirse no cabe y del que alejarme no dejo. Pero fue el mío, que por horas no soy santo, ni difunto por días (30 octubre).

Ese cincuenta y cuatro en donde las dificultades estaban cerca de la dicha y el nuevo más que nuevo desconocido horizonte se dejaba acariciar, a costa de no pocos sentimientos unos enterrados y otros dejados atrás.

Esos los que fueron padres del Seiscientos, con el que empieza el declive de los raíles. Es el motivo para que la voluntad de un hombre amigo, me ponga a dar un paso que sino grande, al menos exagerado para mis cortas piernas. Hombre de gran intranquilidad, espíritu renovado y que a Guadalcanal la tiene en los adentros. Del que no tengo nada que decir ya que sus obras lo avalan. Obras que de espejo se trata, plasmando hechos o relatos que de no ser, perdidos fueran.

Pero como de vivencias se trata, dejaré la píldora e iré al grano.

Trascurrido al menos cinco de aquellos supuestos felices años, que recordar no puedo, o al menos no con nitidez suficiente como para compartir. Me centro en lo que marcado tengo y lo más pegado al guión que se me exige.

Se trata de esas primaveras en donde las tardes se eternizan y en el piso no caben mi madre, mis hermanas y yo, con la consecuencia de tener que conseguir una chica, mejor una tata que en verdad es lo que era, con más talla que diferencia de edad. Era lo suficiente como para medio respetarla, bajo la siempre amenaza del chivatazo.

Siendo en nuestro caso nuestra prima hermana, que nombrar no quiero. Ella era la encargada de pasearnos para que folgásemos algunas horas.

El tema empezaba en el patinete del piso, donde estaba nuestra piscina particular de agua calentita y pretil de zinc. (Energía limpia) y después de no pocas trifulcas para secarse el último y el primero en ponerse la limpia ropita.

Que a mí ya me decía con solo ver el atuendo, si el paseo era hacia la derecha o hacia la izquierda, según salíamos de la puerta de casa. Cosa que me enfurruñaba y bastante si era hacia El Palacio, izquierda y no es que no me gustase que allí estaba el tobogán, que casi el cielo tocaba, frustrándome el no poder deslizarme, ya que la competencia era desleal, llegando a no ser admitido ni en la fila de espera.

Un día ante el asombro de todos me arrancaron del cuarto, quinto o no sé el escalón que era, lo más cerca del triunfar que estuve. Justificándome a sí mismo el desagravio, con no fuese ahogarme en el charcón perenne que al pie se encontraba, ahoyado con los frenazos de los pudientes.

Dicho esto aclaro que vivía y vivo en Concepción dos, por lo que en la dirección que salíamos, el atuendo era mejorado o no y que si salíamos para El Coso derecha era tanto o más excitante, como cómodo y desprendido.

Nuestra historia se desarrolla hacia la derecha, como dije menos acosado por las apariencias y más suelto en la vigilancia. El barro me podía llegar a las orejas, siendo las represarías no excesivas, pero eran.

Llegado al inmenso parque que hasta tenía un campo de fútbol y ya suelto del mosquetón, dos eran mis prioridades, el regajo y la cima, que paso a destripar.

Visto con ojos más que de recuerdos, de sesenta y tres centímetro si acaso, referido a la altura que ni decir tiene.

Aquel regajo que de la esquina de esa caseta brotaba y que no recuerdo haberlo saltado sin que poco menos terminar pasándolo a nado. El que desaparecía como si del Guadiana se tratase, en la cuenca de la carretera, zona que sabía tener prohibida.

Ese fue el protagonista de las mayorías de mis tardes. Jugando a Capitán de Navío, navío que diseñaba y forjaba en el astillero del granero de mi casa, con precarias herramientas pero efectivas y conocedor de que mi madre no aprobaba. Sobre todo a la hora de barrer.

Con la esperanza de que al salir del cole y con humos casi apagados, pasase desapercibida la mutilación de aquellas escobas con palos de caña, y que mis carnes no la saboreasen, que no siempre era.

Y vuelvo al regajo aclarando. Acequia que encauzaba el exagerado caudal del venero que nos ocupa, dividiendo el Parque en dos.

La Nave, “Que Nave” de la parte más gruesa y con su vela de papel o una hoja de álamo que más fácil de reponer era, y esa cubierta cargada de chinos como mercancía o lastre, que le daba un cierto aire de grandeza cuando alcanzaba su línea de flotación.

Todas aquellas satisfacciones no estaban libres de angustias, ya que cada atranque o varado, me afectaba según la orilla, siendo mi orilla la de las gracias y la opuesta la de pedir favores o echarme a correr.

Carrera para coger la escalera de la caseta y bajar la otra, manera más fácil y rápida de cambiar de orilla, sin riesgo de acabar nadando. Evitando así cerrar la tarde en seco y yo mojado.

Cuando en orilla de carrera varado quedaba y si además con el agravante de ser final del crucero, no veas el julepe de correr y la incertidumbre de que cuando llegase varado aún quedara.

Cansado de navegar bien por destripado o por naufragio del Navío. Que siendo este último caso, todos los avatares volvían al principio. En el astillero y cómo sortear los agravios de la escoba. Que mucha suerte tenía, si aún encontrase aquella que mutilé en el trace anterior. Aunque mi nuevo navío fuese algo menos estable. Por la delgadez de su bodega.

Pero antes de cerrar la tarde si aún me mantenía seco. Siempre había tiempo para varios intentos que obsesionado me tenía, por conseguir subirme a lo que llamaba cima, que no era más que el tablado de mampostería de la Banda de Música, animadora de eventos y ferias. Un poyete amplio y cuadrado en el centro de los paseos y sobre todo altísimo, sin escalera y pateado por multitud de chiquillos jugando al dueño del montón. Siendo mis intentos tan constantes como frustrados, que a lo más llegaba a quedarme colgado, cosa que de nada me servía, y de pedir ayuda ni mijita, dudo que me la diese, seria por temor a la caída.

Cansado y pesaroso sin la alegría que da, ir cara a la cuadra, aunque con la sonrisa en los labios de llegar entero y con mi navío entre las manos.

Paso a relatar que de relatar se trata, pues a pesar de esconderme para evitar la maternal regañina, siempre con ella contaba llegase como llegase, siendo yo el que luego regruñía, mientras la jefa de casa, me refregaba con esa lija que por manopla usaba. No digo yo que quedara listo de churretes, hasta de tatuaje si de ello se tratara, en la cara, las manos y sobretodo las rodillas. Lo más desagradable de las cosas que recuerdo y sin posibilidad de escaquearse. No existen satisfacciones sin su precio a pagar.

Con el pijama puesto y pasado el trance. Aún quedaban cosas importantes por hacer, que a mí me llenaban de alegría.

Una de ellas el canto de pan con su libra de chocolate, chantaje para tener que aguantar algunos refregones más de la cuenta.

Otra era cuando en la casa de mi vecina, lugar obligado de reunión vecinal, café, tertulia y sastrería, en la que nunca vi usar hilo ni dedal.

Pero era cuando realmente empezaba el trueque de las anécdotas, episodios del día pueblerino y que yo perplejo escuchaba, tan solo interrumpido por el sonar del barril del dado, que sorpresivamente esperaba, por la posibilidad de sacar o mandar alguna ficha al corral. Siendo lo que más me excitaba, teniendo que ser sujetado, evitando así que el juego terminase en tabla. En esas largas tardes mientras la penumbra de la noche nos abrazaba y apurando al punto de no distinguir las fichas del parchís y con la partida casi acabada se levantaba la anfitriona y dándole un pellizco a la pared, llegaba la luz. Que no siempre se quedaba. Una luz amarillenta más o menos parecida a la que cabía por el ventanuco del portiquillo que a la calle daba.

Llegado a este recuerdo no puedo pasar, sin homenajear saltándome mí protocolo. Dándole vida a la señora que en esa salita siempre hallaba. Engurruñada en el sillón de la mesa camilla. BE (Isabel) le llamaba, era una pasa con velo y toca negra. Una vez dentro de la salita, se tardaba un buen rato en saber si allí ella estaba, le hablaba pero no me escuchaba, aunque hacía un gesto como de conocerme y en alguna ocasión le vi comer, trocitos de panceta con pan que remojaba, bueno yo creo que en lugar de comer más bien chupaba, llamándome la atención su bigote y la barba de su perilla, que podía juntar con la nariz en algunos de aquellos chupetones.

Dejando este recuerdo como para recordar, y seguro que alguien de los que lo lean, recordarla pueda.

Tengo que apuntar, que los atardeceres de parchís conmigo contaban, solo o de equipo con mi madre, ya que aquellas tardes de novela aburridas, largas y radiadas, ya empezaban a hacer competencia. Pues en los caso donde la radio se imponía al parchís yo allí sobraba, tirándome a la calle con la panda.

Y a mí eso me trasformaba de Capitán de Navío por Matador de toros o de toro si era lo que me tocaba. Siendo mí primo que más que líder, en edad nos sobrepasaba, por lo cual él era el encargado de organizar la corrida. Dando oficios al resto como torero, banderillero, picador, su caballo y toro, con su turno de aparición en escena y rotando.

Curiosamente podíamos ver, como el matador al siguiente era matado, el banderillero banderilleado y el caballo montando en el picador.

De tocarme ser toro era fácil que cuando al rancho me llamaban, con voz no discutible, me llevase cuatro banderillas puestas y con algún bajonazo.

Y en silencio sin sonar ni tan solo el pinganillo del llamar del portón, y subiendo la escalera de almohadilla. Evitando así el despertar del que todas las noches andando se tiraba, para hacerme el canto de pan que con chocolate a mi tanto me gustaba.

Con las manos lavadas sin la manopla, sentado en la mesa camilla, mamá nos daba nuestro tazón de leche calentita, empapada en pan hasta que la leche desaparecía. Peleándome siempre por añadirle dos o tres terrones más de azúcar, artículo que se escaseaba.

Siendo muchas las noches, que dormido delante del tazo quedaba y mi madre con paciencia poco a poco me lo engollipaba, única forma de que me lo tomara, en esa penumbra soñolienta que parecía que sin cenar me acostaba.

Hoy tengo claro que la intensidad de las sensaciones no cambia, cambian las cosas y sus formas. Me doy cuenta de que somos tiempo consumido, que los espacios se reducen, los problemas no existen o pasan a ser tragedias, la escala del sentimiento nos persigue, en ese porcentaje que nos pertenece, a cada cual el suyo hasta el fin.

Emilio Rivero Camero

Emilio Rivero, usando su prosa muy particular, nos ha deleitado con sus recuerdos infantiles, con esos castillos inexpugnables difícil de alcanzar por la altura de las escaleras y esas cimas y ríos en el Paseo de El Coso, de tan difícil acceso. Horas de astilleros preparando las naves que surcarían el indomable río que manaba en la Caseta de Hierro y que iba a perderse en la lejana y prohibida zona de la fuente que tenía una imagen de la Virgen de Guaditoca. Gracias.

El Ayuntamiento intenta la disminución del paro de diferentes maneras y así vemos que el 15 de enero de 1960, se aprueba continuar para este año con el Impuesto para la Prevención del Paro, según Decreto de 22 de junio de 1943.

Por oficio del Ayuntamiento de 3 de febrero, sabemos el nombre que le dieron a las nuevas escuelas: Grupo 1º: Ntra. Sra. de Guaditoca  y grupo 2º; Pedro Ortega Valencia.

Del escrito del Ayuntamiento dirigido al Delegado Administrativo de Educación Nacional de Sevilla, se recogen los siguientes datos: Nº total de escuelas de niños: 9. Nº total de escuelas de niñas: 6. Nº total de escuelas de párvulos: 1. Maestros que ocupan casa en propiedad de este municipio: ninguno. Maestros que ocupan casas alquiladas: Eulalia del Castillo Domínguez. Relación de Maestros que perciben indemnización de casa-habitación: Francisco Ortiz Mantrana, José Titos Alfaro, Francisco Oliva Calderón, Alfonso González Macias, Andrés Mirón Martín, Enrique Corona Gallardo, Juan Bonilla Ponce, Pedro Ávila Amarillas, José Fernández Abad, y las maestras: Mª Paz Rodríguez Pantoja, Emilia Rivero Rivero, A. Isabel García Sáez, Ángeles Gonzalo Antiñolo, Luisa Gallego Vázquez y Francisca Palacios Martínez. Se han construido cuatro aulas escolares por el sistema de subvención, con aportación del Ayuntamiento. Dos aulas escolares por dicha Junta Provincial, con la aportación de áridos y terrenos por cuenta del Ayuntamiento. Dos aulas (micro-escuelas) construidas por dicha Junta Provincial, con la aportación de áridos y terrenos por cuenta del Ayuntamiento. Nº viviendas construidas por la Junta Provincial: ninguna hasta la fecha por ningún sistema.

En el ABC de Sevilla del 19 de marzo de 1960, se anuncia que José Mª Osuna será el pregonero de la Semana Santa de Guadalcanal. Por el Ayuntamiento de Guadalcanal ha sido designado pregonero de los famosos desfiles procesionales de la Semana Santa de dicha villa el médico y escritor don José María Osuna. El acto, que será presidido por las autoridades locales y Juntas de gobierno de las diversas hermandades, se celebrará, solemnemente, en la mañana del Domingo de Pasión, día 3 de abril.

Tal como anunciaba el periódico, el día 3 de abril en el cine Moderno de Guadalcanal, se realizó el pregón, al que asistieron todas las autoridades, además de los vecinos de Guadalcanal, que llenaron el cine.

Así inició el Pregón José Mª Osuna:

Una gentil invitación de la primera autoridad de esta Villa; una cordial llamada de amigos entrañables, muy gustosamente aceptada y atendida, me sitúan ahora ante vosotros en una postura insólita. Porque aquí estoy yo –verdadero ignorante- para hablaros de unos acontecímientos, de unas actividades a vosotros, precisamente a vosotros que sois principales actores y protagonistas de tales acontecimientos. Postura en verdad osada y muy semejante a la de aquel pobre maestro Ciruela que sin saber leer puso una escuela.

Pero no temáis. Mis palabras que en esta mañana de Domingo de Pasión, en esta luminosa mañana, pretenden adelantarse coro heraldo y pregonero de vuestra fiesta más acendrado y popular, no va a ser, no podrían serlo, una especie de riguroso Catálogo artístico o histórico, lleno de referencias eruditas acerca de vuestra Semana Santa, ni siquiera el consabido programa oficial con el horario de entrado y salida de Cofradías, sino que ellas van a procurar modestamente, pero con toda sinceridad  poner sobre el cuadro de vuestros desfiles de penitencia la llamarada lírica…

En la Revista de Semana Santa de este año 1960, aparece unas poesías escrita por Mª Victoria Chamizo, una de las cinco hijas de Luis Chamizo que decía así:

Oración a María

¡Dulce nombre de María! al invocarte yo siento terribles remordimientos de todas las faltas mías.  Madre que no merecemos los débiles pecadores que te llenamos de espinas cuando nos ofreces flores.  
Flor de perfume sagrado, estrella de la mañana, consuelo de pecadores, virgen, madre y soberana.  Refugio de soledades donde siempre reina paz, eres madres sin igual que sin piedad ultrajamos, y solo haces perdonar.
Dulce, hermosa, inmaculada, bálsamo de las heridas del alma, que arrepentida, te llama desesperada.    Vuelve tu dulce mirada a las muchas faltas mías, y bríndame la alegría de sentirme perdonada.  

El 24 de abril, se realizó la elección de Compromisarios que tenían que participar en las elecciones de Procuradores en Cortes. Fue elegido por ocho votos a su favor, el alcalde, Antonio Rivero Yanes.

Toma posesión el 11 de agosto el nuevo secretario, cuyo nombramiento apareció en el Boletín Oficial del Estado, Joaquín Gessa y Loaysa.

 Se da cuenta de la recepción de 80 nichos construidos en el Cementerio Municipal, por el maestro albañil, Isidoro Barragán Pérez.

Se acuerda la entrega de un pergamino al primer pregonero de nuestra Semana Santa, José Mª Osuna Jiménez, en agradecimiento de las palabras pronunciadas en este primer pregón realizado en Guadalcanal.

Se da lectura de escrito de la Diputación sobre las condiciones y aportaciones que deben hacer los Ayuntamientos para la construcción de edificios escolares. Además de ceder el solar, deberán aportar por cada unidad escolar: arena, 25 m³; grava, 30 m³ y cal, 1 m³.

El Alcalde informó de haber enviado telegrama de felicitación al Gobernador Civil de la provincia, Hermenegildo Altozano Moraleda, por haberle sido concedida la Gran Cruz del Mérito Civil.

Son informados del escrito del Gobierno Civil, sobre la gestión realizada con los Organismos competentes, para el rápido arreglo de la carretera que une Guadalcanal con Constantina y Azuaga, así como que se reanudarán las obras de construcción del cuartel de la Guardia Civil.

Comunicado de la Diputación Provincial en el que informa haber ordenado la redacción del proyecto del nuevo Matadero Municipal.

Se acuerda una gratificación de 6.000 pesetas, para el funcionario de este Ayuntamiento, Rafael Ibáñez Rincón, por los trabajos de sustitución del puesto de Secretario.

El 13 de octubre, según Decreto de convocatoria de elecciones municipales, se estudia los concejales que deben ser sustituidos, siendo los siguientes: Antonio Limones de la Hera, Antonio Rivero Yanes, Jaime Rivero Rivero, Fernando Gómez Espinosa y José Palacios Yanes.

Por el acta del Ayuntamiento del 15 de noviembre, tenemos noticias del escrito del Gobernador Civil donde comunica haber quedado desierta la subasta para la pavimentación de la calle Santa Clara, dichos servicios adjudican la obra a este Ayuntamiento, que se encargará de su gestión.

Se acuerda mantener el Impuesto para la prevención del Paro Obrero, para el próximo año 1961.

Se aprueba incluir en el Plan de construcciones para el próximo año, el proyecto del Matadero y la instalación de cámara frigorífica en el Mercado de Abastos.

Según acordado el pasado mes de septiembre, se solicita a la Junta Provincial de Construcciones Escolares, la edificación de dos escuelas y dos viviendas para maestros, dentro del Plan para 1961.

El Alcalde informa que ya se ha realizado el replanteo de los terrenos donde se van a construir otras dos escuelas en el Paseo de El Coso.

Se dio lectura a escrito de Ángel Rius Palacios y otros vecinos de la localidad de las calles Calvo Sotelo y Queipo de Llano, solicitando al Ayuntamiento que adquiera el solar existente en calle General Mola, 1, por derribo de la finca urbana  propiedad de Víctor Jaurrieta Garralda, con el fin de que se dé más anchura a las calles y mejorar la circulación.

El 27 de noviembre el diario ABC informa, que por circunstancias favorables de propagación en las frecuencias de trabajo de TV., se vienen recibiendo con bastante nitidez señales de la emisora de Navacerrada de TV. Española, que posiblemente mejorarán con la entrada del invierno. Esto ha de permitir a los televidentes sevillanos seguir los programas con regularidad hasta la puesta en funcionamiento del equipo emisor de Guadalcanal, previsto oficiosamente para el próximo mes de febrero. Queremos advertir a los posibles usuarios que la instalación de un televisor, para que sea correcta, ha de estar avalada por una garantía de conocimientos de orden técnico y profesional. Finaliza el año con una sesión extraordinaria el 17 de diciembre de 1960, donde por unanimidad, queda aprobado el Presupuesto Ordinario para el año 1961, por un importe total de 1.532.937 pesetas.

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