
Autora: Lola Franco Con frecuencia, no sé si poca o mucha, me enfado con el mundo… Tanto, que casi no soy capaz de escuchar el sonido del agua que mana de una fuente o el canto de los pájaros. Me enfado, porque aún es muy capaz, el mundo o quien lo habita, de permitir que pase el tiempo, impasible, por las calles vacías del alma y del olvido, sin pararse siquiera a escuchar los gritos silenciosos que brotan de unos ojos tristes, donde el mar juega batallas de espuma y de sal, cada mañana. Capaz de recorrer la geografía de los sueños rotos sin aferrar la mano que, por encima del miedo y del dolor, se alza cada día buscando una razón. Y muy capaz también, al fin y al cabo, de silenciar la voz que, sin sospechas ni temores, sigue cantándole al sol, a ese sol que no distingue caminos, luces ni colores. Con frecuencia, el mundo, nuestro mundo, parece no querer saber ni tan siquiera quién lo habita, ni por qué… |