Encomienda de Guadalcanal

Fachada de la Casa de la Encomienda

     Aurora Ruiz Mateos.  RG año 1994

Las primeras noticias de la casa de la Encomienda de Guadalcanal, figuran en el documento de 1313, que es la entrega de la Encomienda Mayor de León por don Arias Gómez, su comendador, al Maestre Diego Muñiz, por falta de salud, recibiendo a cambio las encomiendas de Coriel y de Guadalcanal. En él se compromete a nin labrar nin fortalecer el cortijo de Guadalcanal, sin licencia del maestre. Por la primera historia de la Orden de Santiago sabemos que el maestre don Lorenzo Suárez de Figueroa, hizo entre otras la casa de bastimentos de Guadalcanal…

En 1406 Gonzalo Domínguez vende a dicho maestre unas casas con su corral que tienen linderos los palacios de la Orden y dos partes a la calle pública.

Es en 1494 cuando por primera vez se habla del castillo y después de esto visitaron la persona de don Fadrique Enríquez, comendador de la dicha Guadalcanal y la casa con su castillo.

Nada sabemos de la distribución del castillo en esta fecha, solamente que tiene en su interior una huerta con naranjos y árboles, que está en buenas condiciones, a excepción de una parte de la cerca que mandan reparar y que a la espalda del mismo hay un prostíbulo. Prostíbulo que mandan situar fuera de la villa bajo pena, si no lo hiciesen prontamente, de cien azotes a las meretrices y al encargado de la casa 2000 maravedíes, la una tercia parte para el reparo del dicho castillo y la otra tercia parte para la fábrica de las iglesias de dicha villa y la otra tercia parte para los alcaldes que ejecutasen dicha pena.

En 1498 si hay una distribución de las partes del castillo, si bien no se puede hacer un esquema de dibujo debido a que hay habitaciones que la descripción sitúa de una manera muy precisa.

Pero tanto por estas descripciones como por las sucesivas que son reformas que se verifican hasta 1549, sabemos que, una vez atravesada la muralla, había un gran corral y pasando éste y a través de un zaguán, se llegaba al patio, que tenía dos corredores bajos, uno de cuatro arcos y otro de dos, y un pozo.

En torno al patio se distribuían las distintas dependencias, siendo la zona noble de dos plantas, ubicadas en el parte este y creemos que también en la del sur; en la zona este estaban las habitaciones más importantes, una de ellas con pinturas en las paredes y otra con ciertas armas pintadas en los pilares. Esta última tenía salida directa a la huerta, que tenía su noria y alberca. La zona de servicios, bodegas, bastimentos, caballerizas, etc. estaban en el ala oeste y en el trascorral, con excepción de una bodega que estaba en el corral delantero.

En 1549 se están haciendo obras que cambian la distribución interior de la ciudadela. En el corral delantero se hace un palacio, de nueva planta, cuya ejecución se termina totalmente en 1604, lo que fue casa principal se transforma en el corral con los servicios, quedando en éste, como elemento claramente reconocible de aquella, el corredor de cuatro arcos.

Interviene en la realización del palacio Pedro Merino, en quien está rematada la obra de la caballeriza y cuartos nuevos, pero no sabemos en qué parte, dado que el documento que lo cita lo hace únicamente en relación con la compra de unos materiales, procedentes del derribo de una caballeriza y un pajar de la antigua casa, y que el edificio se hace en distintas fases, y no se conservan los libros de todas las visitas realizadas.

El molino de aceite lo citan por primera vez los libros en 1604 y se instala donde antes estaban los hornos, en esta misma fecha amplían el granero que suponemos lo hacen tomando las alcobas situadas junto al bastimento del pan. El trascorral situado detrás del corral de pozo, o parte de él, puesto que no sabemos sus dimensiones, se destina a sembrar cebada.

El muro del castillo estaba todo almenado y tenía saeteras en la zona norte, donde estaba situada la puerta principal. Tuvo otras dos puertas, una en la zona sur y otra en el oeste. Las únicas torres que citan los documentos son una coracha y un torreón, en la zona de la huerta, que tiene un almendro en su interior en 1575. Existe un pasadizo que no se sabe de dónde sale ni a dónde va. Entre la muralla y las distintas partes del palacio hay un espacio que las rodea y comunica las zonas norte, sur y oeste. Los documentos no dicen nada de la zona este, que, al ser la huerta, podía estar pegada al muro. De dicho espacio sabemos que, en la zona oeste, era un callejón y en el norte, por estar la puerta principal era más amplio.

En la zona norte, tanto la muralla como el palacio tuvieron una espléndida portada. En 1549, la puerta de la muralla era un simple vano, nos figuramos que de cantería, mientras que la del palacio era una portada de cantería buena, hecha al romano, con unas columnas despegadas sobre sus pedestales, con friso y cornisa, con unos candeleros y remates encimas de sus columnas, y en medio unas armas del Marqués de Aguilar.

En 1604 la puerta de la muralla se cierra y se abre otra, hacia la zona este con respecto a la anterior, muy grande y lujosa y a los lados tienen unas figuras de saluajes, labrados en piedra de cantería, con sus maças que están como por guardar de la casa y encima está un escudo dorado con las armas de Castilla y Portugal. La puerta de acceso al palacio es la misma que 1549.

La cantería también se utilizó en las basas, fustes y capiteles de los corredores del patio, mientras que los arcos eran de ladrillo. De este último material era la escalera principal. En el resto del edificio se empleó la mampostería y el ladrillo.

Las maderas empleadas en las techumbres de las zonas nobles del palacio son: en el anterior a 1549 el roble, en el palacio nuevo el castaño, y en sólo tres dependencias el pino. La forma de las mismas en el primero es desconocida. En el segundo la armadura de la pieza grande de la planta alta del ala oeste la parte más antigua, es de tijera; el resto son alfarjes y en ocasiones simples jácenas sobre las que descansan las vigas de menor escuadría, que en algunas ocasiones son sustituidas por ladrillo. Las salas se cubren casi siempre con alfarjes, sin que se pueda establecer una regla general.  

El castillo sufrió una reforma entre 1604 y 1690. En el muro de su entrada principal se abrió un corredor de dieciséis arcos pequeños. Dicho corredor se comunicaba con la capilla mayor de la iglesia de Santa María mediante una terraza. A él se accedía por una escalera, situada en el espacio comprendido entre la muralla y la fachada del palacio.

Consta documentalmente que se conservó todo el castillo hasta 1690. Iniciado el deterioro, el Consejo de las Órdenes dispuso demoler el interior por ser dificultoso e inútil su reparo. Los materiales se vendieron en pública subasta y con su producto se compró otra vivienda principal en la calle Granillos.

En 1766 sólo queda la muralla con la arquería que debía dar ligereza y realce a la plaza mayor. En su interior se sembraba forraje.

En toda la documentación, la referencia para situar el castillo es la iglesia de Santa María iglesia que está unida a la muralla, como demuestran los documentos 9 y 12, pero en el exterior de ella. Si hubiese estado en su interior, la documentación habría descrito su estructura y decoración.

La casa de la calle Granillos edificada tenía enfrente una bodega con las tinajas traídas del castillo.

La estructura se modifica y en el cambio que expresa la descripción de 1756 es funcional, la bodega, situada en la planta alta, es convertida en pajar, bien por problemas de peso o de comodidad, para no tener que subir el vino; la sala y la alcoba situadas a la derecha del zaguán, en la planta baja en bodega, y se han tapado cuatro arcos del corredor alto, al que dan el pajar y la bodega, junto al granero, y se utiliza dicho espacio como carbonera.

El patio estaba empedrado y había un pozo debajo de uno de los corredores. Los pilares de éstos eran de ladrillo, a excepción de los dos de la planta baja, frente a la entrada principal, que eran de mármol, siendo también de este material el pilar que soportaba las dos vigas que reciben las maderas de la cubrición del granero sotanado. La escalera principal era de ladrillo, con un pasamano de cantería.

De la segunda casa de la encomienda se conserva el edificio que ha sido restaurado por la actual propietaria, María Cárdenas. Está situada en la confluencia de la actual calle Andrés Mirón, con la calle Milagros.

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