El lenguaje y la escritura en la psicología del ser humano dentro del marco de la poesía de Luis Chamizo

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Amelia Peco Roncero

ACTAS DE LOS III ENCUENTROS DE ESTUDIOS COMARCALES VEGAS ALTAS, LA SERENA y LA SIBERIA

Magacela – La Coronada, 16 y 17 de abril de 2010.

Resumen:

La belleza de un lenguaje que se ha perdido pero que sigue vivo en la poesía de Luis Chamizo, como una de las formas más hondas de expresar los sentimientos humanos.

Luis Chamizo lo hace a través de esas gentes que se dejaron la vida trabajando la tierra y nada o muy poco queremos saber de ellos. Seres humanos que recibieron del contacto de la tierra, esa sabiduría que no se encuentra en los libros ni en las universidades, dejándonos un legado de humildad, respeto y dignidad.

El lenguaje y la escritura en la psicología del ser humano.

Luis Chamizo Triguero (1894 -1945). Poeta y dramaturgo extremeño que cantó a su tierra y a los más desfavorecidos en un lenguaje que él denominó Castúo, (habla extremeña).

Antes de comenzar a hablar de Luis Chamizo y puesto que su poesía está marcada por las circunstancias sociales de un periodo que transcurre entre los siglos XIX y XX, vamos a dar unas breves pinceladas, a modo de recordatorio, sobre el proceso histórico de Extremadura, dado el valor que adquiere para un intelectual, el tiempo histórico en el que escribe y se va desarrollando su obra.

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1. PINCELADAS HISTÓRICAS

Para las regiones fronterizas y marginales -como Extremadura- el período de maduración histórico fue especialmente largo y esforzado, ya que su situación y su paisaje impidieron la cohesión étnica de sus habitantes y la tranquilidad suficiente para crear una cultura y una mentalidad propias.

Siempre expuestos a agresiones exteriores y al dominio de pueblos foráneos, obligados a cambiar frecuentemente las ideas básicas sobre Dios y el mundo, las gentes extremeñas hubieron de acomodarse durante siglos a construir siempre sobre ruinas y a pensar en verdades relativas.

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Por eso, cuando el cristianismo medieval y el feudalismo ofrecieron un cimiento cultural firme sobre el que vivir -a partir del siglo XIII- los extremeños se abrazaron a ambos con entusiasmo, intentando conservarlos como esencia de su cultura y de su historia.

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El Renacimiento apenas influyó en sus gentes y la mentalidad medieval fue una losa pesada y coactiva de difícil remoción.

Llega la Edad Contemporánea, marcada por la pobreza y el atraso, pobreza y atraso que se verían aumentados por las terribles consecuencias de la guerra de la Independencia.

La historia regional durante los siglos XIX y XX ha sido una continua crisis social nacida a partir de aquella devastadora guerra y concluida con otra contienda civil mucho más destructiva y sangrienta que hundieron a Extremadura en un marcado subdesarrollo.

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Pero poco a poco, Extremadura ve nacer una esperanza nueva con la implantación pacífica de la democracia, y con ella, una autonomía regional.

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Es evidente que los hechos acaecidos a lo largo del tiempo, van configurando el mapa social y personal de los seres humanos no sólo en su forma de estar en el mundo, sino también en el modo de expresar sus ideas, tanto verbalmente como a través de la escritura.

Luis Chamizo supo reflejar en su literatura, -concretamente en su libro El Miajón de los Castúos-, como vivía gran parte de la sociedad Extremeña, dentro de los periodos citados anteriormente.

2. EL LENGUAJE

“El lenguaje en general es importante, no sólo porque distingue a los seres humanos del resto de los animales de la Tierra, sino porque, directa o indirectamente, posibilita la organización elaborada de la sociedad civilizada… y el lenguaje en general es interesante ya que, aunque todos conocemos y utilizamos una lengua determinada, son pocas las personas que entienden lo que conocen.

Tomar conciencia propia de lo que se conoce inconscientemente implica un estado especial de entusiasmo”. -George A. Miller (1991, pág. 2)

Cada pueblo tiene una forma específica de expresar las necesidades que le surgen dentro del entorno en el cual desarrolla su vida a nivel social y político.

Pero al mismo tiempo, necesita transmitir lo que piensa y siente desde el plano personal y emotivo. En este punto lo cognitivo, -que es, como ya sabemos, la información almacenada mediante la experiencia o el aprendizaje ya sea a posteriori o a priori, es de vital importancia.

Por otro lado, estaría la forma en la que desarrollamos lo aprendido, tanto en nuestra vida personal, como social y política.

Sin duda, el lenguaje, forma parte de algo que va más allá de establecer unas relaciones entre los individuos que forman una sociedad.

“Para muchos de nosotros el lenguaje, dice David W. Carroll en su libro Psicología del Lenguaje, pasa de ser un mero medio para alcanzar un fin y se

convierte en fin en sí mismo: Empezamos a disfrutar del léxico y los juegos de palabras, así que escribimos poesía o relatos breves, jugamos con las palabras

en anagramas o crucigramas, leemos novelas en las ociosas tardes de verano…

La herramienta del lenguaje, que resulta vital para comunicar nuestras necesidades y deseos básicos, se convierte además en una fuente de placer y entretenimiento.

De ahí la importancia en cuanto a la forma en la que lo utilizamos en nuestra vida diaria”.

Noam Chomsky nos dice en su ensayo, “El Lenguaje y el Entendimiento”: En todos los casos, excepto en los más elementales, lo que hace una persona depende en gran medida de lo que esta persona sabe, cree o espera.

“El lenguaje está asociado a un tipo específico de organización mental, no simplemente con un nivel más alto de inteligencia. A sí mismo, las lenguas varían poco en su estructura profunda, por más que puedan darse grandes variaciones en las manifestaciones superficiales”.

En el siguiente ensayo: “Forma y Sentido en las Lenguas Naturales” dice: Cuando estudiamos el lenguaje humano, nos acercamos a lo que algunos podrían llamar “la Esencia Humana”.

En este punto, hagamos una breve incursión sobre nuestro poeta Luis Chamizo, cuando reconocía en la palabra “Miajón” a la entraña identificativa del ser extremeño. Aquí entraríamos en el terreno de esa riqueza semántica del “castúo” o habla extremeña, ya que dentro de dicha palabra y todo lo que deriva de ella hay un mundo lleno de emociones y sentimientos para aquellos que conocemos la connotación especial que tiene para nosotros. En cambio, para los que no conozcan el habla extremeña y se acerquen al diccionario para saber el significado de “miajón” se quedarían sencillamente con el significado denotativo. También están por otra parte la musicalidad que nos ofrece la pronunciación de cada vocablo de este lenguaje tan especial como es el extremeño.

A la hora de pronunciar esa “j” final la convertimos en una “h” espirada desde la garganta, -que, dicho sea de paso- tiene cierta similitud fonética con algunos vocablos árabes-, y la convertimos así en una especie de aliento que saliera del fondo de nuestra entraña.

Quizá por eso Luis Chamizo la comparaba con la “entraña”, -valga la redundancia-, del ser extremeño.

Y es de esa riqueza de significados de donde quiero partir, para abogar por un habla que corre peligro de perderse si los extremeños no la protegemos como uno de nuestros mayores legados culturales.

Alonso Zamora Vicente en su estudio “El habla de Mérida y sus cercanías” nos dice sobre la palabra castúo: “hombre de pura cepa, indígena.

Si vamos al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española leemos: castúo, a. (De castudo, de. de casta). 1. adj. Ext. Mantenedor de la casta de labradores que cultivaron por sí mismos sus propias tierras. 2. adj. extremeño (_ natural de Extremadura). U. t. c. s. 3. m. Modalidad de habla de Extremadura.

Luís Chamizo al acuñar dicho término para referirse a una obra escrita en habla extremeña, (El Miajón de los Castúos, 1921), estaba dando una connotación singular al pueblo extremeño, matizando así una forma de ser y estar en el mundo, al mismo tiempo que un habla.

En los archivos de las diferentes Hablas de Extremadura, elaborados por los profesores Sofía Serrano Trenado y Francisco López Blanco con la colaboración de José Antonio González Salgado, se recogen grabaciones de más de treinta localidades, donde la forma de expresión es diferente.

En el nuevo atlas de las lenguas en peligro del Mundo de la Unesco de 2009 está recogido como un dialecto parecido al asturleonés. Al mismo tiempo, hay ciertos autores que, por su parecido con el cántabro, lo consideren una misma lengua.

Como sabemos, en nuestra península, el castellano fue separándose sustancialmente del latín a lo largo de la Alta Edad Madia. Influido por el sustrato prerromano existente, recibió la llegada del pueblo visigodo, aliado de los romanos en contra de los pueblos bárbaros, sin que en el ámbito idiomático le afectase excesivamente. Pero apenas en los albores del castellano se produjo en nuestra Península un hecho histórico de enorme trascendencia para nuestro idioma, cuando en el siglo VIII los ejércitos procedentes del Norte de África penetran desde Andalucía al resto del territorio peninsular. Emparejada con esta invasión militar se produjo otra de origen léxico que marcaría la evolución de una lengua castellana que iniciaba su independencia del latín.

El pueblo extremeño ha ido desarrollado a lo largo del tiempo una forma de expresión y con ella, una psicología propia que han ido dando forma tanto a su carácter personal como colectivo. Tal vez fuera porque Extremadura estuvo sumida en el aislamiento y el subdesarrollo durante un periodo demasiado largo, o bien porque el afán creador del ser humano le lleva a producir aquello que necesita si no lo tiene, -ya sean dioses, herramientas, o formas de expresión-, como es en el caso que nos ocupa.

La trayectoria histórica nos demuestra que el lenguaje de cada pueblo del mundo, forma parte del patrimonio esencial de su ser y de su cultura, por tanto, el aislamiento nunca puede ser sinónimo de incultura, ya que en cada reducto donde haya seres humanos viviendo dentro de unas estructuras sociales, hay un desarrollo y unas características que lo singularizan, aunque, por supuesto, haya un desconocimiento en otros aspectos de la vida en general, y del lenguaje y la escritura en particular, que no dejan de ser, a fin de cuentas, ciertos condicionamientos compartidos en la mayor parte de los casos, ya que la tierra es grande y diversa y no podemos alcanzarlo todo, aunque sí tengamos conocimiento de ello.

También hay que decir, que el hombre del siglo XXI tiende a que cada vez haya menos singularidades, ya que le mueve el afán de globalizar tanto las culturas como las economías.

Desde mi punto de vista, puede que estemos corriendo el riesgo, -al igual que muchas especies animales-, de estar en peligro de extinción en cuanto a las características culturales que hay en cada rincón del mundo.

El habla extremeña es pura musicalidad. Y referente a su semántica, es un tesoro semiescondido que algunos extremeños, deseamos que aflore de ese rico magma que forma nuestra esencia humana, con la finalidad de entregarlo a las generaciones presentes y futuras, ya que estoy convencida de que todo conocimiento que nos ofrece el pasado, da un peso específico a nuestro momento presente, tanto a nivel social como personal.

Nos dice Luis Chamizo en el poema “Consejos del Tío Perico”:

No me jimples, no me jimples, mocosina;
no t´ enfusques ni me frates al respeto,
no reguñas, Carnación, ni esparrataques los ojos
cuando yo te dé un consejo […].

Estos versos vienen a colación de ese tesoro escondido en cuanto a la semántica de las palabras, porque cuando leí en su día “El Ruido y la Furia” de William Faulkner, en la traducción de Ana Antón-Pacheco, me encontré con la palabra “jimplar”, se pueden figurar que aquella palabra en la obra de Faulkner me sorprendió bastante. Es verdad que las traducciones no tienen nada que ver, a veces, con lo que el autor puso o quiso decir, pero no deja de ser curioso, como digo, encontrarse con términos que los extremeños reconocemos como nuestros, en cuanto a la forma de hablar.

En algún libro de Gabriel García Márquez me he encontrado a veces con términos del habla “extremeña”. En el caso de dicho autor se supone que no hay traductor puesto que la lengua que compartimos los hispano-hablantes es el castellano.

También es cierto, que cuando desconocemos el origen de una palabra no podemos afirmar quien se la prestó a quien, a menos que nos adentremos en el mundo de las etimologías, y este no es el caso que nos ocupa en esta conferencia, que lo que pretende es recordar la obra de un poeta, que quiso ensalzar ciertos valores humanos, tal y como se ha hecho a lo largo de la historia con los héroes de las grandes epopeyas de la literatura y, aunque los personajes de los que nos habla Chamizo en el “Miajón de los Castúos” no hayan pasado a formar parte de dichas epopeyas, es innegable que formaron parte de la cultura y el desarrollo de una región.

Luis Chamizo, a través de su poesía, nos deja claro como el lenguaje forma parte del alma de un pueblo. Supo expresar hilando palabra tras palabra el sentir y las vivencias, tanto personales como sociales, de aquellas gentes que vivía en comunión con la tierra y con la sabiduría que esta les ofrecía, mediante el lenguaje del terruño, –como él decía.

La expresión hablada del extremeño forma parte de las raíces profundas de un pueblo. Y no olvidemos que el árbol, si se hace grande, es porque sus raíces están bien afianzadas a la tierra.

Las diferencias lingüísticas tienen una riqueza específica para cada pueblo en particular, dado el universo de conceptos que hallamos en las diferentes formas de expresión. Por lo tanto, creo que dichas divergencias son uno de los legados más trascendentales que tenemos para entregarnos unos a otros.

Y termino este punto, con la opinión de José Ortega Munilla en su prólogo El Miajón de los Castúos, (1921) “Los idiomas van modificándose según los grados geográficos. Apenas viajéis unas horas hallaréis las diferencias. Quien se meta en el tren expreso de Andalucía para ver la primera luz matutina en Despeñaperros, ya encuentra en el modo de vocear en el mozo de la estación o los vianderos acentos distintos de los de Castilla la Nueva. Y así va el vocablo cambiando de sonoridad y tal vez de sentido. Nada tan curioso como este estudio de la palabra a través de los kilómetros de una expedición.

Diríase que no es el hombre el que habla, sino la tierra, el medio ambiente, la tradición, las costumbres, el paisaje. Así el que intentara reducir todas las formas idiomáticas a un solo concepto, erraría gravemente, porque ni el amor, ni el odio, ni el negocio, ni la amistad, ni la polémica, ni la concordia, se expresan de igual suerte en Valladolid que en Sevilla. Y ello no es sino la prueba de que la naturaleza se impone y de ella surge todo, quieran o no quieran los doctos”.

3. LA ESCRITURA COMO NECESIDAD SOCIAL Y PSICOLÓGICA

Y así como no tenemos noción del nacimiento de las lenguas, sí conocemos los inicios de la escritura, por tanto, me van a permitir que hagamos un viaje a los primeros vestigios de la literatura-poética en honor a nuestro poeta Luis Chamizo ya que él también nos dejó en su libro “El Miajón de los Castúos un legado cultural escrito.

Nos vamos a remontar al noveno milenio antes de Cristo hasta llegar al pueblo Sumerio, fundadores de un nuevo tipo de vida o, al menos, fueron los sujetos que primero la practicaron, pueblo este envuelto todavía en el misterio de su origen geográfico, étnico e idiomático. El descubrimiento más significativo de los sumerios sería la invención de la escritura.

Como sabemos, en las altas regiones húmedas del Próximo Oriente se fue detectando una lenta modificación en la vida de sus habitantes. Los factores económicos, que desempeñaron un papel de capital importancia en aquel proceso, se vieron alterados a diferentes y nuevos enfoques socioeconómicos, así como a condicionamientos geográficos.

De una economía depredadora se pasó paulatinamente a una economía de producción basada en la agricultura y la ganadería.

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Esta nueva forma económica, que significó profundos cambios sociales, no fue provocada por ningún estímulo exterior, sino que evolucionó y se desarrolló dentro de los marcos en los que el hombre se hallaba inmerso y cuya consecuencia más significativa sería arrumbar los regímenes de vida y comportamientos sociales de las etapas prehistóricas precedentes.

Estos acontecimientos fomentaron el aumento de riqueza y en determinadas zonas (cuyo clima y feracidad natural eran apropiados) motivaron primero el nacimiento de nuevas agrupaciones urbanas (aldeas) que luego evolucionaron a poblados, y que se pueden detectar, ya, hacia mediados del quinto milenio antes de Cristo.

Aquella nueva forma de vida, muy alejada de la aldea o del campamento seminómada anteriores, vincularía al hombre a la tierra, lo volvería sedentario y, con ello, le obligaría a crearse unos nuevos mecanismos de estructura social y ordenación económica.

La arqueología ha recuperado para la historia diferentes culturas desarrolladas en las zonas de Mesopotamia y que arrancando del neolítico manifiestan esas evoluciones hasta la etapa de la era del Bronce Antiguo. Jarmo, Hassuna, Samara, Eridu, Tell-Halaf, Gawra, El Obeid, Uruk, Djemdet, Nasr, suponen sucesivos progresos de toda índole y configuran una línea protohistórica determinada.

Pero como decíamos al comienzo de este enunciado, serían los sumerios los fundadores de este nuevo tipo de vida, o al menos los sujetos que primero la practicaron. El descubrimiento más significativo de aquellas gentes sería la invención de la escritura que, nacida probablemente de las necesidades puramente mercantiles y pragmáticas, pronto se convertiría en uno de los mayores instrumentos revolucionarios del hombre.

Se remonta hacia al año 3500 a.C. bajo la forma de una tablilla de barro cocido descubierta en Kich (Iraq) que contiene la más antigua forma de escritura, con pictogramas y símbolos.

La historia externa de Mesopotamia está marcada por la sucesión de pueblos y potencias belicosas que, con diferentes mecanismos políticos y sociales, dentro de una civilización hidráulica, irían poniendo las bases de la cultura en general y de la literatura en particular.

Los Sumerios habían logrado inventar un código de signos escriturarios (muy complicado, desde luego) capaz de recoger las necesidades económico-administrativas de su sistema político; pero también supieron aplicarlo a sus necesidades religiosas. Reconocida su eficacia pragmática, aplicaron tal sistema escriturario a todo tipo de manifestaciones espirituales, técnicas o científicas.

Como ha señalado H. Schomökel, desde la inscripción conmemorativa hasta la obra literaria como tal, fue necesario recorrer un largo camino, pero es innegable (y así lo ha demostrado la arqueología) que los sumerios lo supieron recorrer.

Los sumerios, debido a una serie de pueblos que les sucedieron en el ámbito geográfico mesopotámico, terminaron por desaparecer de la Historia, pero su técnica escrituraria (y naturalmente, sus creaciones literarias) sobrevivieron, siendo asimiladas por los acadios, luego por los babilonios y, finalmente, ya en el primer milenio a.C., por los asirios, quienes, con afán enciclopédico, queriendo dar sentido permanente e imborrable a todo el saber de los pueblos anteriores, reunieron en magnas bibliotecas infinidad de textos de toda índole.

Estos pueblos copian, traducen, retocan los textos sumerios, aunque no puede evaluarse, hoy por hoy, el nivel exacto y el alcance de tales actividades, con dicho interés contribuyeron no sólo a perpetuar lo sumerio, sino a salvarlo para la posteridad.

La complejidad de toda la producción escrita en idioma sumerio es evidente, hasta tal punto que, como señaló hace ya tiempo B. Meisser, es imposible realizar siquiera un esbozo de las literaturas sumeria y babilonia, sobre todo, -parte de la variedad de temas tratados y la imposibilidad de tratar los mismos- por el estado tan fragmentario en que han llegado y están llegando a nosotros las tablillas cuneiformes.

El material escrito sumerio, incluido originales y copias, realizadas tras la desaparición de este pueblo, es enorme. Y de todo ese ingente material únicamente el diez por ciento, más o menos, en opinión autorizada de S. N. Kramer, puede ser considerado como texto literario. Y así, sin conocer el nombre de los autores, los mitos, himnos, lamentaciones, proverbios, relatos épicos, cartas, anales, listas reales, textos jurídicos y religiosos se presentan como un fabuloso legado cultural, dejado por los pueblos mesopotámicos a la humanidad.

3.1. Poema de Gilgamesh

No podía dejar de dar unas pinceladas sobre este primer Poema épico de la historia, ya que el fin de esta conferencia, como decía anteriormente, es hacer un homenaje a nuestro poeta Luis Chamizo y al legado escrito que nos dejó sobre un estilo de vida, y de una forma de hablar de la cual aún perduran palabras suficientes para considerarla, si no como lengua, sí como un dialecto por aquello de que los dialectos, como dice Fernando Lázaro Carreter en su libro Lengua Española, son estructuras genéticas, por el hecho de venir de una lengua madre.

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De ahí el motivo de ensalzar la obra de Chamizo como un legado cultural relevante, ya que somos indudablemente herederos de Gilgamesh, Ulises, Alejandro Magno, Valdivia, Hernán Cortés… y porque seguimos comportándonos con los patrones ancestrales que nos marcaron aquellos primeros humanos de los que tenemos noticias escritas, en cuanto a la forma de ser y estar en el mundo.

El “Poema de Gilgamesh” constituye tanto por su cronología como por su contenido argumental y fuerza poética, la primera de las epopeyas clásicas.

Es evidente que el Poema, tal como hoy lo conocemos en su versión ninivita, no tuvo una unidad argumental en un principio, sino que fue el resultado de diferentes yuxtaposiciones de poemas sumerios, perfectamente diferenciados, que recogían dos ciclos de carácter épico: el de Enkidu, personaje fabulado, totalmente literario, y el de Gilgamesh, legendario rey de Uruk y de muy probable existencia histórica.

Tablilla cuneiforme

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El protagonista del poema acaba siendo Gilgamesh, que lucha por cambiar su indefectible destino (intento que se verá abocado por el más estrepitosos de los fracasos), se modulan cuestiones intemporales y de categoría universal en conexión con la naturaleza humana: el amor, la amistad, el dolor, el miedo, la aventura, la guerra, la religión, el hombre y la naturaleza, la fama y la gloria, la muerte, la resignación…

Por primera vez quedan fijados en la sucesión de los poemas, ahora estructurados en un todo unitario, arquetipos de conducta que poco a poco, por tradición primero oral (H. Limet) y luego escrita, a través de los siglos alcanzará su forma definitiva.

Eminentes historiadores y biblistas están de acuerdo en afirmar, que el Poema llegó a conocimiento de los griegos de la época micénica (los contactos comerciales Amelia serían el vehículo), siendo sus reflejos muy evidentes en la épica homérica y en los textos hesiódicos (K. Gressth, A.Ungnaad, J. Fortes).

Estas pinceladas en cuanto al Poema de Gilgamesh.

Y ahora volvamos a Chamizo.

Cuando uno se adentra en su obra, ve con claridad que hay algo más que una forma de expresión escrita, notoriamente original.

Me refiero, al mensaje profundo que circula dentro de cada poema.

A veces, es difícil saber lo que el escritor pretende decirnos o denunciar, y por ello, deja a nuestro libre albedrío las diferentes interpretaciones que cada uno queramos o podamos hacer.

Cada vez que leo “El Miajón de los Castúos” se vienen a mi mente imágenes de aquellas madres amamantado a sus hijos, dándoles a veces, el único alimento del que disponían: la leche que salía de su propia entraña. Veo también a esos hombres y mujeres recogiendo las espigas “saltonas” -como me decía mi abuelo- y que eran aquellas espigas que se les caían a los segadores de los haces. No tenían más remedio que recogerlas para poder hacerse algún pan o bien para elaborar una suculentas puchas, gachas o poleas que, -como dice el refrán, tres nombres tienen las condenas-, y que son como ya sabemos, una especie de puré, -en aquellos años-, en vez de hacerse con harina de trigo, la mayor parte de la población las hacían con aquella harina llamada almorta, y de la cual se tiene constancia, de que se utilizaba hace cuatro mil años en la India, y de sus efectos nocivos.

“-Permítanme este inciso-Galeno hindú Susruta preconizaba por primera vez en el siglo IV a.C. que “Cuando hay un temblor al caminar, se cojea, y la organización de las articulaciones se afloja, se le conoce como Kalayakhanja”.

También se tiene constancia del mal en occidente por medio de Hipócrates (460-355 a.C.) cuando decía que la ingestión de ciertas semillas de leguminosas puede causar parálisis al consumirlas.

En el año 595 otro galeno, Ain-i-Akbari, en su obra Abul Fazal dice lo siguiente: “Kisari es el nombre de un garbanzo o lenteja, que comen los pobres, pero no es sana”.

No sería hasta 1990 cuando una serie de científicos desarrollaron ciertas variedades sin neurotoxinas”.

Hemos recordado este dato, -ya que, tanto en Extremadura como en otros lugares del mundo, la extrema pobreza ha hecho que los seres humanos, en muchos casos, se alimentaran de lo que hayan tenido a su alcance, aunque dicho alimento, pudiera ser nocivo para la salud.

Cuando leo El Miajón de los Castúos, me pregunto qué es lo que nos está diciendo Chamizo, cuando nos habla del sacrificio que supone la supervivencia humana en condiciones de extrema pobreza. Les quiero dejar a ustedes también con dicha pregunta, para que cuando se acerque al “Miajón” evalúen, el mensaje profundo que encierra su obra.

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Vaina de almorta

Por mi parte, y después de haber analizado El Miajón de los Castúos, estoy convencida de que Luis Chamizo quiere quem, por encima de todo, el ser humano tenga siempre presente su propia dignidad aún por encima de las carencias que pueda padecer. Es por ello que ensalza el valor y la bravura de aquellos que se atrevieron a partir de su tierra para salir de la indigencia en la que vivían.

Chamizo nos habla de la honradez como símbolo de la propia dignidad del individuo, punto este de vital importancia en el El Miajón de los Castúos”.

Por ello, he querido equiparar el Poema de Gilgamesh con el Miajón de los Castúos, ya que aquellos primeros escritos sientan las bases de ciertos arquetipos para la literatura futura.

Chamizo nos habla en su obra de aquellos héroes, unos triunfantes y otros fracasados, con el fin de que no olvidemos lo que somos y de dónde venimos los extremeños.

Dice nuestro autor: los nietos de los machos que otros días/ triunfaron en América, al igual que Gilgamesh, nuestros héroes parten porque desean cambiar su destino. Los extremeños, motivados por el hambre y la miseria del momento social y político por el que atravesaban, pero lo realmente importante en este caso, es que se atrevieron a partir, aunque no supieran lo que iban a encontrar.

Conquistan un continente. Avasallan. Unos triunfan y otros fracasan. Fueron a su vez conquistados porque se mezclaron con otras razas y culturas, dejándonos así para posteridad, el poso ya pacífico, del hermanamiento por la sangre.

Hay una cosa cierta, y es que no todos los seres humanos se atreven a dar el salto inicial que cambiará sus vidas, ni tienen el valor para lanzarse a la búsqueda de lo desconocido. Probablemente, ese salto forme parte de la inconformidad ante la injusticia, en cuanto a las carencias de todo tipo.

Los condicionamientos puede que sea lo que menos significativo. Lo trascendental es reunir el valor necesario, como decía, para dar el salto inicial, ya sea real o simbólico, pero tener el ímpetu preciso para lanzarse a la aventura que supone la búsqueda, no sólo de la supervivencia, sino de uno mismo.

Recordemos en este punto, los caminos por los cuales ha tenido que pasar y evolucionar a lo largo del tiempo la escritura hasta que se desarrolló el primer alfabeto:

Época de la pictografía: Cuando los Sumerios, Egipcios, Hititas y Chinos consiguieron poner imágenes a los significados.

Época de la ideografía: El hombre siempre ha querido expresar ideas tales como comer, beber o andar. Para ello realizó varios pictogramas que unidos simbolizan una idea.

Etapa del simbolismo (Jeroglífico).

Época de la escritura cuneiforme: La escritura evolucionó en Mesopotamia y Siria de formas pictográficas hacia formas cuneiformes.

Época de transición al alfabeto: La escritura de Sinaí evolucionó hacia una forma muy similar a los caracteres alfabéticos, pero con las formas pictográficas.

Sinaí, 1600 – 1500 a.C.

Latín, 200 a.C.

Árabe, 700 d.C.

Siria, origen del primer alfabeto

Los Ugaríticos (1400-1300 a.C.), consiguieron la primera escritura Alfabética con caracteres cuneiforme, lo cual proporcionó a la humanidad un gran salto hacia la civilización.

De aquí pasamos a los diferentes pueblos como fueron Cananeo (Biblos) 1300-900 a.C.

Moabeo 1000-900 a.C.

Árabe Meridional 900 a.C.- 700 d.C. Zandeo, Lihaneo, Safaita, Sabaeo.

Arameo 900 a.C.- 270 d.C.

Hierático 700 a.C.

Griego 700 a.C.

Jeroglífico 600 a.C.

Nabateo 400 a.C.-100 d.C.

Latín 200 a.C.

Palmirense 44 a.C.-270 d.C.

Siriaco 200 d.C.

Mendaeo 600 d.C.

Árabe 700 d.C.

Todo esto, en cuanto a las distintas formas de escritura que las diferentes culturas han ido componiendo el universo humano.

Es evidentemente que nos hemos ido enriqueciendo unas culturas de otras, y nos reforzamos al adherir lo desconocido a lo que ya tenemos.

4. EL POETA

Luis Chamizo, como vengo repitiendo a lo largo de esta conferencia, quiso ensalzar a las gentes más sencillas del terruño, dejando bien marcado, -sobre el papel y no en tablillas de barro como hiciera el pueblo sumerio-, el orgullo, la dignidad, la bravura y el valor de los extremeños más desfavorecidos, hombres y mujeres sin cultura, pero llenos de una gran sabiduría, sabiduría que adquirían del contacto con la naturaleza y del medio extremo en el que vivían. Hombres y mujeres sin nombre que formaron parte del desarrollo de una región, y que la mayoría de los extremeños del siglo XXI somos herederos legítimos de aquella casta de recios labradores extremeños.

Luis Chamizo nos demuestra mediante ese legado cultural escrito, que amó a su tierra y a sus gentes, y lo expresó a través de ese lenguaje tan peculiar que los extremeños de hoy, casi hemos olvidado.

NACE en Guareña (Badajoz) en 1894, y muere en Madrid en 1945. La profesión de su padre (alfarero) condicionará la vena poética de Chamizo.

Estudia bachiller en Madrid y Sevilla, y será en esta ciudad donde se diploma con el título de perito mercantil, posteriormente se gradúa en Madrid en la carrera de derecho.

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Regresa a Guareña para dedicarse a la representación de conos (tinajas cilíndricas para conservar el vino). Alrededor de 1920 trabaja como pasante en la notaría de don Vitoriano Rosado Munilla en Don Benito (Badajoz). Así mismo colabora en el periódico La Semana de Don Benito.

En plena dictadura de Primo de Rivera durante los años 1924-1925, Luis Chamizo fue alcalde de Guadalcanal. El 16 de mayo de 1924 es nombrado académico correspondiente de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras.

En uno de sus viajes a Madrid conoce al poeta extremeño Manuel Monterrey. Se acerca a la tertulia del Café de Pombo, de Ramón Gómez de la Serna y de Benavente. Sin embargo, él se ensimisma en el verso modernista de Rubén Darío y Amado Nervo.

Por la edad debía de haber sido de la generación del 27, pero, a pesar de estar relacionado con Eugenio Frutos, se aleja de lo nuevo del momento y se dedica con personalidad singular a hacer una poesía regionalista, de la que carecía su tierra natal.

Luis Chamizo se alzará con una poesía épica, lo cual sentó muy mal en algunos ambientes elitistas de la cultura. Sólo ciertas mentes abiertas entendieron su significado, entre ellas se encontraban Antonio Maura y José Munilla.

Chamizo no se encuentra aislado, tiene una idea arraigada, rescatar el valor de la sabiduría del hombre no culto, la cual ya habían iniciado los intelectuales de la Institución Libre de Enseñanza en el siglo XIX, que contaba con la nómina de Giner, Antonio Machado y Álvarez, Joaquín Costa en la primera etapa, y con Antonio Machado, Manuel de Falla, y Juan Ramón Jiménez en la segunda. Sus coetáneos Federico García Lorca y Alberti con verso cuidado y singular también cantan al pueblo y sus costumbres.

La primera poesía que se conoce de Luis Chamizo se titula En el remanso, fechada en 1913. De 1915 es el poema Semana Santa en Guareña.

La producción literaria de Luis Chamizo se agrupa en tres libros publicados en vida del autor:

El Miajón de los Castúos, (Rapsodias extremeñas) 1921. A raíz de este poemario es cuando acuña la definición de castúos, con la intención de denominar una obra escrita en extremeño. Más tarde se populariza dicho término para referirse a todas las hablas extremeñas.

La obra de teatro Las brujas. Poema dramático de ambiente extremeño en tres actos y en verso, se estrena en 1930 en Sevilla y Madrid.

En 1942 publica Extremadura (poemas), con prólogo de José López Prudencio.

Estas obras están escritas en dialecto extremeño. Será José García Nieto quien daría a conocer en 1967 la obra de Luis Chamizo en lengua castellana, bajo el título de Poesías castellanas.

Y ahora, analicemos brevemente la poética del El Miajón de los Castúos Afirmaba Luis Chamizo:

“Los castúos son los castizos mantenedores de una casta de labradores que cultivan por sí sus propias tierras, el Miajón es la entraña identificativa del ser extremeño”.

Y vuelvo a citar la Unesco: estos hombres y mujeres son patrimonio intangible de los pueblos que formaron parte de la historia y del progreso, pero que nada o muy poco se sabe de ellos.

Don Miguel de Unamuno diría que son aquellos hombres y mujeres que forman parte de la intrahistoria.

La primera composición de este poemario se titula Compuerta, -palabra que utiliza como sinónimo de prólogo-, expone en este poema el significado del libro.

Después de una breve descripción a través del campo extremeño, al que caracteriza con las voces alcornoques y dehesas, se dirige a los viajeros por medio del uso anafórico de la palabra vusotros. Les increpa a que se queden en la tierra que pisan, con el fin de conocerla mejor y así, poder amarla. Si nos damos cuenta aquí hay una contradicción, ya que por un lado ensalza a los Conquistadores de otro tiempo, y por otro, no quiere que nadie se vaya de su tierra.

Y les dice:

“Vusotros, los que vais dentro del bicho
que juyendo retumba y traquetea,
¿no sentís al pasá junto por junto
al mesmo corazón de nuestras tierras
argo asín com´ argún juerte deseo
que s´eschanguen del chisme toas las rueas
pa queäros aquí, junt´ a nusotros,
pa endurzá una mijina nuestras penas,
pa rumiá nuestro pan y p´ampaparos
en sal del süor que nus chorrea?”
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El lenguaje y la escritura en la psicología del ser humano…

Las diversas composiciones de esta obra giran en torno a narrar la epopeya de este pueblo que necesita un rapsoda.

El poema Consejos del Tío Perico, gira sobre las directrices para que la moza casadera elija a un castúo honrado como marido. La honradez, circula a lo largo de todo el poemario como algo de vital importancia:

“Quiere un hombre, quiere un hombre d´ estos hombres
ya curtíos por el frío del invierno,
y tostaos por el sol del meyodía,
y bañaos po las aguas de febrero,
y besaos po la luna cuando duermen
en las eras, junt´ al trillo, cara´ l cielo.
Que estos hombres son los machos d´ una raza
de castúos labraores extremeños
que inorantes de la cencias de los sabios
la jondura d´ otra cencia descubrieron
cavilando tras las yuntas
en la paz de los brabechos”.
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En el poema La experiencia, la suegra quiere enseñarle a la recién casada toda una filosofía sobre lo que debe ser la convivencia para que todo marche bien entre los esposos, para que así, cuando les llegue la hora final, no tengan que enfrentarse a su mala conciencia.

Ven p´acá hija mía,
que yo soy ya vieja
y ya di ese paso que tú das agora
y vivi esa vida que llamamos güena,
y estrujé mis ojos pa secame el llanto,
que a juerza del llanto m´entró experiencia.
Mi Juan mesmamente paece un chiquillo
y tú ere mu nueva,
y sus queréis mucho, y tenéis ajorros,
Y estáis mu solitos dambos en la tierra…
¡y este pícaro mundo es tan güeno
con los que así empiezan…!
Con cosina druce sus va engatusando,
sus tapia los ojos,
sus jace promesas,
y luego se ríe,
dispués que sus ceba
y sus eja solos ejando jieles
por el sumïero de vuestra concencia.

En el Por qué de la cosa, el marido defiende la honra de su mujer, la honra de los pobres, para que el niño nazca con casta. Ya que él no quiere que su mujer trabaje de rodillas recogiendo las espigas que quedan atrás en los rastrojos, y al mismo tiempo desconfía de que su mujer pueda robarlas. En este poema Luis Chamizo conjuga la honra y la dignidad, valores que se deben conservar a pesar de la pobreza en la que se pueda vivir.

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“Y asín y tó no quiero qu´ arebusques
las migajas qu´ algunos se le caen,
siquiera mientras lleves ahí metío
nuestro mozo, porqu´ eso es enseñarle
dende chico a doblar el espinazo
y a viví de la sobras de los grandes;
y asín saldrá sin juerzas, sin agallas,
sin brío, sin coraje
pa pescar el jocino y dir al corte
pa llevase a los hombres por delante.
Ya no güerves a di pa los rastrojos.
Ya no juntas más jaces,
Qu´el muchacho no viene pa escurrajas
Y me lo pués torcér con agáchate.
Porque, mira, muje, con esa cosas
¿sabes tú lo que jaces?
Pos le plantas el jierro de los probes
que no lo borra nadie”.

Y hasta aquí este recuerdo a un poeta que escribió a su tierra y sus gentes más humildes, que cantó al hombre no culto, pero lleno de esa sabiduría que no se encuentra ni en los libros ni en las universidades, sino que se encuentra, como Luis Chamizo nos dice en uno de los versos que componen el poema, Consejos del tío Perico:

“Cavilando tras las yuntas
en la pas de los barbechos”

Luis Chamizo nos sigue recordando a los extremeños del siglo XXI en su libro El Miajón de los Castúos, una parte de esa identidad, de la cual, el extremeño, a veces, olvida con cierta facilidad.

Y sin más, termino con otro de los versos de nuestro poeta:

“Porque semos asina, semos pardos,
del coló de la tierra, (…)”.
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5. BIBLIOGRAFÍA

– Marcelino Cardalliaguet Quirant, Historia de Extremadura.

– Antonio Viudas Camarasa, Introducción de El miajón de los Castúos (Rapsodias Extremeñas)

– José Ortega Munilla, Prólogo del Miajón de los Castúos (1921)

– Federico Lara Peinado, Estudio preliminar de, Poema de Gilgamesh.

– Mhd Ali Alsouki, Museo Nacional de Damasco, (Siria).

-Fernando Lázaro Carreter, Legua Española.

-Internet, Biblioteca Popular Extremeña.

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