Ante el monumento del poeta Adelardo López de Ayala, mi ilustre paisano

Agustín Capitán Álvarez

¿Por qué cuanto tú escribes lo respeta

como divino y santo el tiempo, el hombre?

No me respondas, no; ya sé tu nombre:

Eres algo divino, eres poeta.

Y de tu lira el celestial encanto

hiere del alma humana el sentimiento,

y el mar, la tierra, el hombre, el firmamento

escuchan con fervor tu eterno canto.

Cuando de todo muere la memoria

en los obscuros brazos del olvido,

tu fama vive en la inmortal historia;

Y la divina luz de tu poesía,

al corazón del hombre, entristecido,

devuelve la ilusión y la alegría.

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