Por el Arzobispado de Sevilla, y pese a las protestas de numerosos vecinos y a la intervención del Patrimonio Histórico-Artístico, han sido vendidas cuatro iglesias y la casa rectoral. La iglesia de la Concepción, enajenada el pasado mes de mayo, ha sido declarada hace unos días monumento nacional. ¿Qué pasará ahora? […]
Como en una silenciosa desamortización, las propias jerarquías eclesiásticas de Sevilla están vendiendo iglesias, capillas o ermitas, muchas de ellas con valores culturales o históricos para la villa de Guadalcanal. En realidad, este pueblecito serrano de nuestra provincia viene a ser como un símbolo de la destrucción del patrimonio levantado un día por los hijos de un pueblo, creyentes de otros tiempos, que nos legaron en distintas formas de expresión artística un modo de sentir y de pensar.
Pero lo peor es que ni siquiera se está haciendo negocio con estos antiguos bienes eclesiásticos, puesto que se están malbaratando, si consideramos su valor cultural. Azulejos bellísimos del siglo XVI han sido arrancados. Una pila bautismal renacentista sirve ahora de maceta para un cactus sembrado en el patio de un colegio de monjas. Una capilla del siglo XVIII es utilizada como salón de juegos juveniles (máquinas y futbolines), después de haber sido denegada a una cofradía de penitencia para sus imágenes y sus cultos. Un nutrido grupo de vecinos telegrafió a la Delegación Provincial del Patrimonio Artístico, y diversas entidades denunciaron los hechos al Ministerio de Educación y Ciencia. El resultado hasta el momento es de cuatro iglesias vendidas y parte de la casa rectoral, donación efectuada “para perpetua memoria” de la benefactora. Casa solariega de Pedro Ortega Valencia, conquistador en el Pacífico de la isla de Guadalcanal.
El pasado día 7 de julio, la Dirección General del Patrimonio declaraba monumento histórico-artístico nacional la iglesia de la Concepción, recién vendida a un industrial del pueblo.