Un vecino de Guadalcanal, que ponía inyecciones sin poseer el título adecuado, ha sido condenado a la pena de seis meses y un día de prisión menor como autor de un delito de usurpación de funciones. Se trata de I. V. S., de buena conducta informada, pensionista y titular de un establecimiento de bebidas, quien, según la sentencia dictada recientemente por la Sección Primera de lo Criminal de la Audiencia Provincial, sin estar en posesión de titulación alguna que le habilitase para inyectar medicamentos a sus convecinos, y diestro sin embargo, en la simple mecánica de esta actividad, venía dedicándose habitualmente en dicha localidad a realizar estas funciones. Generalmente, percibía por ello una retribución de quince o veinte pesetas en cada caso.
El 18 de mayo de 1980 inyectó un gramo de Farmapén a un convecino que, como consecuencia, sufrió un shock anafilático [sic] grave, del que se repuso tras ser tratado por el médico de Guadalcanal por posible inserción en vaso sanguíneo. En el sumario no quedó acreditado, sin embargo, que el procesado se hubiera atribuido la cualidad de ATS ni de cualquier otro título que le facultase para la ejecución de los actos relatados.
El fiscal calificó los hechos como un delito de intrusismo, previsto y castigado en el artículo 321 del Código Penal, por lo que pidió para el procesado la pena de seis meses y un día de arresto menor, accesorías y costas. La defensa solicitó la absolución de I. V.
El tribunal, en su fallo, lo condenó como autor de un delito de usurpación de funciones a seis meses y un día de prisión menor con las correspondientes accesorías y costas.