Andrés Mirón es poeta veterano y de sorpresas. Recibo su último libro, Rimado de Topacio, IX premio Esquicio de Poesía, que otorga la Sociedad de Cultura Valle Inclán, de El Ferrol. El jurado está compuesto por José Hierro, Julia Uceda, Ángel García López y Joaquín Sánchez Vallés. El libro -como todos los de este poeta de Guadalcanal, sevillano como Bécquer-, es una auténtica delicia. Andrés Mirón empieza ya a ser un clásico. ¡Qué de colores, qué de ensueños en esos endecasílabos musicales y nostálgicos! Los poemas de Mirón están llenos de registros. Tienen siempre sabor a fruta madura, a jardín romántico, a casa enamorada. “El arpa que tenías, mutilada, /aún recorre los campos de mi asombro…”
Siempre hay un verano detrás de otro verano. El ayer se sucede como la luz entre sus versos. “Si al menos, los jazmines alumbraran / como entonces, las cales de los patios…” Qué encanto en ese poema al retrato ovalado, “descaecido el lazo de moaré y la esmeralda dando al pecho dulzor”, de la abuela. A uno, la evocación de ese óvalo, a ese tesoro de arcón y desván, le trae el recuerdo de esas casas perdidas, casas de esplendor, que la carcoma y los años se llevaron con el viento…
Está la pincelada de esa Mara minifaldera del viernes por la noche, flor de risa, flor de tiempo, que vive su vida a quemarropa. “Piensa que somos lo que nos sucede. / Y se toma un postrero coca-cola…”.
Encantadores los encuentros del poeta con esa Mara de sus sueños. Mara con un libro. Mara compungida. Mara es la memoria. Mara dulce aurora. Y esa carta de amor, tan becqueriana, llena de dulce helor -vocablo del poeta- de la ausencia y el desengaño. Se mueven los naranjos, vuelan las palomas y el poeta, para ver, esplende rosas en la brisa..
.
Buen día el equinoccio de Primavera para imprimir este rimado, este siempre mejor contar de Andrés Mirón. ¡Qué frescor el de esos versos transparentes y limoneros! Tan vivos.- José ASENJO SEDANO.